Gissa y Taylor
retomaron su camino-
- Vámonos Ike, creo que confundiste las cosas y no hay nada que hacer -le
comentó Andy-
- Sí, sólo espero que Tayles no nos odie por haberlo importunado, se veía muy
molesto -expresó Josh-
- Ustedes no entienden nada… ¡no entienden! - gritó Isaac y
automáticamente se llevó las manos a las bolsas de la chamarra, encontró ahí lo que buscaba…
la daga de plata, la tomó entre sus manos y echó a correr hacia Gissa y Tay.
Andy quiso salir
tras él, pero Josh lo convenció de irse-
- ¿Cómo vamos a dejarlo abandonado aquí? -replicó Andy-
- Son problemas entre hermanos, nosotros tuvimos la culpa por traer a Isaac, que se arreglen
ellos, sólo espero que Taylor no se enfade demasiado, vámonos, mañana hablamos para preguntar
que sucedió -Y se retiraron.
Ike vio a la pareja a pocos metros de distancia y sin siquiera
pensarlo, cegado por sus impulsos se lanzó contra ellos, sólo que no alcanzó a llegar, Gissa se
volvió al sentir la presencia de Isaac y le bastó con una mirada para detenerlo en el acto
- Te
lo advertí y fui muy clara al respecto… ¡ya no quiero más interrupciones! -Gissa murmuró unas
cuantas palabras y Ike cayó al piso quejándose dolorosamente-
- ¡Noooooooooooooo! ¡Detente Gissa!
¡déjalo! -Gritó Taylor, corriendo al lado de su hermano, se arrodilló junto a él-
- ¡Anda ya
Taylor!, esto me está sacando de quicio -ordenó ella-
- ¡No!, no voy a dejarlo así, cumple tu
parte del trato y yo cumpliré la mía…
- Él se repondrá pero no lo quiero en medio de esto
¿entendiste?
Taylor trataba de reconfortar a Ike, entonces algo llamó poderosamente su atención
y trató de ocultar su asombro lo mejor que pudo, ahí, entre la camisa de Isaac se asomaba un
medallón, ¿sería el mismo del que le hablaron Zac y Jill?, si era así y lograba quitarselo tal
vez los dolores cederían, así que con muchisima cautela decidió hacerlo, sólo esperaba que Gissa
no se diera cuenta
- ¿¡Qué demonios esperas!? -preguntaba ella con impaciencia-
- Na-nada pero
quiero asegurarme de que él va estar bien -le respondió mientras intentaba forzar el broche de
la cadena, pero no se abría-
- ¡Ya Taylor! No estoy para juegos, cuanto más rápido terminemos
nuestro asunto, él dejará de sufrir, así que ¡andando! -replicó furiosa.
Tay jalaba la medalla
disimuladamente y muy nervioso cuando vio que ella se acercaba-
- ¡Diablos! -murmuró con
desesperación, su mano derecha aún estaba enredada en la medalla y ella lo jalaba del brazo
izquierdo, ya no había nada que hacer.
De pronto Gissa se sobresaltó y lo soltó, fijó su atención en un punto entre los árboles, estaba completamente tensa, absorta, como pantera esperando saltar sobre su presa, Tay aprovechó el momento para atender a Ike y al removerlo vio en el suelo la daga de plata, la observó algo extrañado ¿para que quería su hermano algo así?, volteó a ver a Gissa, quien caminaba inspeccionando a su alrededor.
Aprovechando su distracción, Tay intentó recoger el arma, pero apenas la tocó tuvo una visión que lo dejó frío: en fracciones de segundo, se vio a sí mismo, muerto en medio de un charco de sangre con la daga enterrada en su estómago; palideció, la dejó caer al instante, se incorporó y la empujó con el pie ocultándola debajo de Isaac, su respiración era agitada de nuevo.
- Me parece que vamos a tener más invitados
-dijo Gissa finalmente, sonriendo maliciosa y mirando de reojo a Taylor - Esos estúpidos… ¿por
qué insisten en hacer las cosas difíciles?, ¿no les advertiste Taylor?, ¿no les dijiste lo que
podría hacerles si seguían estorbando?
- ¿Eh?… no te entiendo… -contestó desconcertado-
- ¡Ay por
favor!… ¡bien lo sabes!¡Jill y Zac están aquí!, los puedo sentir… pero de nada va a servirles…
debí haber acabado con ellos desde un principio; no voy a tolerarlos más… esto es todo, ¡se
acabó!… lo siento Taylor, sé que te lo prometí pero no me queda otra salida -se volvió a mirarlo
compasiva, él sabía lo que aquellas palabras significaban, un nuevo sentimiento de angustia
nació en su pecho.
Taylor sentía que ya no aguantaría tanta presión, tanto pesar. Todo lo que estaba viviendo era excesivo, sabía que él no tenía salvación, pero la idea de ver morir a sus seres queridos era demasiado. Repentinamente Zac y Jill aparecieron justo frente a ellos habían corrido mucho y estaban agotados pero sintieron alivio al ver a Taylor aparentemente bien. Gissa volvió a ponerse a la defensiva y en su actitud retadora de siempre. Jill se encaró con ella, ambas se observaron de pies a cabeza, Jill jamás la había visto tan enojada, el odio que había en sus ojos la intimidó por un momento.
- ¿¡TAYLOR!?,¿estas bien? -preguntaron Zac y Jill al
unisono, él asintió con la cabeza, el verlos ahí le hacía tener una pequeña esperanza y a la vez
temía que Gissa los lastimara tal como se lo había dicho.
Jill sintió un vuelco en el estómago
al ver a Isaac en el piso-
- ¡Por Dios Ike!… si te atreviste a hacerle algo… -se dirigió
amenazante a Gissa, quien se limitaba a mirarlos a todos con rencor-
- ¿Qué?… ¿qué piensas hacer
intento de bruja mediocre? -preguntó despectiva- estoy harta de todos ustedes… no han hecho más
que darme problemas y ya me cansé, voy a matarlos a todos, no debí ser tan compasiva, él no se
lo merece… él… Christian… él no tuvo piedad conmigo, yo… yo nunca le importé -dijo Gissa entre
sollozos y un poco violenta- y a ti tampoco Taylor, tú tampoco me amaste ¿verdad?, ¿por qué?…
¿por ella? -y sorpresivamente jaló a Jill por los cabellos y de un tirón la derribó, Jill
trataba de safarse sin conseguirlo- ¿es a ella a quien quieres Tay?… o ¿quizá Jennifer?…
¿deberíamos visitar a Jenny y traerla con nosotros? , ¿te gustaría amorcito?
- ¡Noo!. Gissa es
suficiente, sueltala… va-vamos a terminar con lo nuestro ¿q-quieres? -respondió Tay nervioso-
- Claro… después de que acabe con esta entrometida -Acto seguido, Gissa alzó a Jill por encima
de sus hombros con una facilidad asombrosa, parecía que levantaba una ligera pluma, y sin
dudarlo la arrojó lejos de sí contra las lápidas con una fuerza descomunal. Gissa avanzó hacia
ella determinante, Jill, atontada por el golpe se removía en el suelo, no se había percatado
que Gissa pretendía volver a atacarla-
- ¡¡¡Gissa por Dios!!! Déjala, ella no tiene importancia -
Intervino Tay más intranquilo cada vez-
- Jajajaja ¿tienes miedo de que la mate?, ¿te asusta eso?-Zac y Taylor se miraban entre sí preocupados,
ella era capaz de todo y Jill su única
oportunidad.
El ambiente se tornó más frío, Gissa observaba a Jill fijamente mientras susurraba
algunas palabras en un lenguaje que ellos no entendían. Súbitamente el cuerpo de Jill se tensó
y después comenzó a convulsionarse, mientras dejaba escapar un grito de dolor, Gissa se burlaba
a carcajadas, la velocidad de las convulsiones aumentaba a cada segundo, se agitaba sin control.
Parecía una muñeca de trapo azotada por unas manos invisibles. Jill gemía lastimosamente quería
detenerse, le pedía a su cuerpo que parara pero no podía. Era como si la estuvieran destrozando
por dentro, sus sentidos se estaban nublando, tenía que luchar para no desmayarse. No podía
rendirse, no podía dejarlos solos. Taylor se mordía los labios de impotencia, quería ayudar a
Jill pero sin poner en riesgo a sus hermanos y no sabía como; miró de reojo a Isaac él seguía
inconsiente pensó que de alguna manera estaba mejor así, no tendría que presenciar todo lo que
estaba por ocurrir. Inesperadamente Zac se lanzó contra Gissa haciendola caer al piso. Tay lo
miró impávido, ella se incorporó al instante, furiosa se dirigió hacia él.
- ¡¡¡Zaaaaaaacccccccc!
!! -gritó Taylor alterado-
- ¡¡¡ESTÚPIDO!!! ¿cómo te atreves?… así que quieres morir primero,
pues bien, voy a darte gusto -dijo Gissa colérica, Zac comprendió entonces el resultado de su
acción y se asustó, sintió pánico al verla de cara a él… esa no era la Gissa que él conocía.
Sus ojos negros habían desaparecido, ahora de sus pupilas se desprendía una intensa luz amarilla
, hería verlos de frente, su rostro irradiaba maldad y resentimiento, su pálida piel le daba el
aspecto de un cadaver. Estaba enloquecida. Zac se levantó y dio unos cuantos pasos atrás ella
esbozó una ligera sonrisa irónica. Él estaba demasiado impresionado para reaccionar, no podía
moverse, su mente estaba en blanco y sólo podía sentir el terror que le ocasionaba saberse
acorralado… ese fulgor en los ojos de Gissa presagiaba la muerte… su muerte.
- Adios Zachary…
voy a sacarte el corazón -dijo Gissa en un murmullo, sin dejar de penetrarlo con su mirada.
Ella levantó su mano, unas afiladas uñas como cuchillos surcaron el aire, Zac respiró hondo
ante lo inevitable, tembló… pero antes de que pudiera tocarlo Taylor se interpuso entre ellos.
- ¡Nooooooo!, ¡no lo lastimes! -dijo sujetándole firmemente la mano, después se volvió a
mirarlo- … ¡¡¡Corre Zac!!!, ¡¡¡corre!!! -él continuaba estático en tanto que Taylor forcejeaba
con Gissa-¡¡¡Vete de aquí!!!, ¡¡¡Por Dios, vete!!! -suplicó cansado.
Zac salió del shock de
golpe, miró a su alrededor y comprobó que no era una pesadilla, todo era real… la obscuridad
del cementerio, el frío que helaba sus huesos, Isaac y Jill tendidos en la tierra, Taylor
defendiéndolo de ella… sus piernas flaquearon, retrocedió un poco, y oyó la voz de Tay
insistente…
¡¡¡MÁRCHATE ZAC!!! -Instintivamente dio la vuelta y echó a correr.
Gissa apartó a
Taylor de un manotazo, él sólo rogaba que su hermano pudiera ponerse a salvo-
- No vas a poder
protegerlo -le dijo despiadada. Y clavó la vista en el camino que el menor de los Hanson había
tomado, extendió sus brazos al frente y principió un movimiento como si tuviera una cuerda en
sus manos- Ven, ven lindo Zacky todavía no te puedes ir, jajajajajajajaja -
Zac huía a toda
velocidad pero de pronto algo lo hizo detenerse y entonces notó que una fuerza lo jalaba hacia
atrás, intentó resistirse pero el tirón era cada vez más fuerte, sus pies patinaron en la tierra
hasta tumbarlo; trató de asirse al tronco de un árbol pero sólo rasguñó la corteza y cuando
pudo darse cuenta, estaba siendo arrastrado como la vez anterior, el pavor lo invadió de nuevo
¿qué iba a pasar? ¿a donde lo llevaban ahora?
- …Oh Dios… ayúdanos -oró débilmente, mientras el
dolor de las piedras y ramas en el suelo rasgando su piel se intensificaba.
Jill se removió
lentamente, aún estaba lastimada, echó un vistazo a su alrededor y vio a Ike tendido a su lado,
con dificultad se deslizó hasta él, tomó una de sus manos, estaba tibia, se incorporó un poco
para verlo mejor, lucía algo demacrado pero su respiración era estable, se arrodilló junto a él
y le acarició el pelo con ternura, abrió un par de botones de la camisa de Isaac y encontró el
medallón, sonrió esperanzada, se lo quitó de inmediato y lo guardó entre su ropa.
- Vas a estar
bien, te lo prometo -le dijo mientras depositaba un suave beso en su mejilla y le mecía los
cabellos. De pronto un grito la sacó de sus pensamientos…
- Mira quien viene de vuelta -comentó
Gissa sarcástica. Tay sintió desfallecer cuando en medio de la polvareda que se acercába a
velocidad miró a Zac completamente maltrecho, sucio, lleno de rasguños, golpes y sangre, el
cabello enmarañado y polvoso -
- ¡¡¡Maldita!!! ¿¡qué le hiciste!? -gritó Taylor exasperado,
pues pensaba que por lo menos él ya estaba en otro sitio-
- Todavía nada, pero ya verás. Ven
Zachary, levántate aún no terminamos -y dicho ésto el cuerpo de Zac levitó en el aire, Gissa se
agachó y recogió un par de ramitas secas -esto te va a gustar Taylor, por cada palito que rompa,
un hueso de tu hermanito se quebrará ¿te agrada la idea?, ¿por donde empezamos, por las piernas?
-dijo doblando el palito, Zac se quejó y se retorció adolorido, Gissa curvó más la rama y una
voz la detuvo-
- ¡Basta ya! Déjalos tranquilos -dijo Jill decidida, aún caminaba con cierta
dificultad pero se veía bastante repuesta-
- Vaya, vaya ¿así que vas a seguir dando lata?, te
voy a enseñar de una vez por todas lo que es ser una bruja de verdad -la amenazó-
- Estoy lista
para enfrentarte -contestó envalentonada-
Y de pronto la tierra se cimbró sacudiéndolos, un zumbido ensordecedor, muy agudo, se hizo presente, todos cubrieron sus oídos pues el ruido resultaba insoportable. Gissa miraba a Jill pensando que era ella quien lo ocasionaba, pero ella no sabía de donde provenía. Sus rostros eran una interrogación y su sorpresa se fue al límite cuando las tapas de algunas tumbas comenzaron a levantarse, a moverse de su sitio, al estar descubiertas primero emanaron una luz blanca que iluminaba el lugar, después una especie de sombra de color rojo se desprendió de cada una de ellas, se quedaron volando en circulos sobre ellos. Y entonces ella apareció. Gissa no podía creer lo que veía y su desconcierto era muy evidente, simplemente no encontraba qué decir.
- ¡¡¡Katherina!!! -exclamó Jill sorprendida
- Así que volvemos a encontrarnos ¿no? -dijo la chica encarándose con Gissa, que tardó algunos
segundos en contestar, lucía extremadamente incrédula -
- No sabía que los muertos pudieran regresar donde los vivos -respondió recuperando su aplomo y
fulminandola con la mirada-
- Pero si tú estás aquí…
- ¡¡¡Yo no estoy muerta!!! -replicó molesta- ya no lo estaré, después de que por fin Christian y
yo…
- Ay por favor ¿todavía sigues mendigando su amor?… que patética eres, pensé que sólo buscabas
venganza pero ya veo que aún anhelas que él te ame -dijo señalando a Taylor, quien empezó a
sentirse mareado, que su vista se nublaba, un extraño sopor recorría su cuerpo y lo alejaba de
la realidad, ahora todo lo veía difuso como en un sueño-
- Eso no es cierto… yo… ¿como es que estás aquí?, ¿qué?, ¿hiciste un pacto con el diablo? -
preguntó con cinismo-
- Vine por ti, porque ya no puedo permitir que sigas haciendole daño a Christian. Lo has
perseguido por la eternidad hasta el cansancio, enloqueciéndolo, seduciéndolo, acosándolo y no
volverá a pasar, vas a ocupar tu lugar en el purgatorio, donde deberías estar -dijo serena-
- Jajajajajaja ¿que te hace pensar que así será?. Esta es mi noche y volveré a la vida pase lo
que pase, ¿que puedes hacen en mi contra?
- Mucho más de lo que crees… nunca pudiste ganarme Gissa, a pesar de todo lo que hiciste, jamás
lograste borrar mi imagen, porque aún después de muerta, ¡él me sigue amando a mi!
- Estúpida -dijo Gissa entre dientes, conteniendo su rabia-
- ¿Qué se siente ser despreciada por el hombre que que quieres?… ¡vamos Gissa! ¡dímelo! ¿que se
siente tener que suplicarle por un poquito de cariño?, ¿por un beso?, ¿por una caricia? -
Katherina continuaba provocándola-
- ¡¡¡Ya callate, callate!!! -explotó Gissa- ¡no voy a permitir que me humilles una vez más,
ahora yo tengo el control y ni tú ni nadie me va a impedir hacer el amor con Christian
- ¿El amor?, ¿acaso crees que él va a hacerlo por amor?, ¡que ingenua eres! Lo único que tendrás
será sexo, y eso, porque lo estás obligando, vas poder tener su cuerpo porque su mente estará
a mil kilómetros lejos de aquí! -Gissa luchaba para no dejar escapar sus lágrimas de rabia y
frustración, su gesto se endurecía gradualmente, haciendose más sombrío cada vez- ¿Te quedaste
sin palabras? -interrogó Katherina- poco a poco Gissa fue bajando la guardia, su semblante
reflejaba odio y sufrimiento al mismo tiempo, sus labios temblaban ligeramente-
- … El me quiere -dijo con la voz quebrada- Christ… Taylor me ama, él me lo dijo, él…
- Nadie te ha querido nunca -la interrumpió Katherina-
- ¡¡¡El sí!!! -gritó sintiendose acorralada, volteó hacia Tay y lo agarró por la cabeza
mirándolo fijo a los ojos- díselo, cuentale lo que sientes por mi -ordenó Gissa. Taylor seguía
sumamente extraño, se sentía fuera de sí, invadido, como si su alma abandonara su cuerpo por
momentos y alguien más lo ocupara, estaba agotado, tenía fiebre, trató de encontrar las palabras
exactas para responder, pero sólo pudo musitar-
- No… no te amo, nu… nunca lo he hecho, Katherina es la única que… -no pudo terminar, de una
bofetada Gissa lo hizo rodar por el suelo, quedando boca a bajo, lleno de polvo y con un hilito
de sangre manando de su boca-
- ¡¡¡Nooooooo!!! ¡tú tienes que quererme, tienes que hacerlo! - Tay irguió la cabeza, su mente
daba vueltas, no se sentía él mismo. Algo insólito estaba sucediendo en él. Katherina estalló
en una carcajada y Gissa ardía en cólera, lo primero que pensó fue en acabarlo, pero recordó que
aún lo necesitaba-
Durante la discusión, Jill había logrado llegar hasta donde se encontraba Zac quien lentamente
fue recobrando el sentido. Gissa enardecida se volvió hacia ellos, buscando desquitarse. Jill se
plantó frente a ella cubriendo con su cuerpo a Zac-
- Voy a destruirlos, uno por uno, voy a torturalos tanto que me van a suplicar que termine
pronto -expresó Gissa, Jill se agachó de improviso y rápidamente dibujó un triángulo en la
tierra alredor suyo y de Zac-
- Con el poder que me brinda le magia de mis ancestros, yo te conjuro Gissa para que no puedas
atravesar estas líneas, si lo hicieras el fuego del infierno que persigue tu alma se hará
presente para consumir tus entrañas -declaró Jill señalandola-
- No me asustas, bruja de quinta… -Gissa se encaminó decidida hacia los chicos, pero al
acercarse demasiado, unas altas llamas surgieron de las líneas trazadas, formando una barrera de
fuego que los protegía. Jill estaba asombrada, no creía que hubiera dado resultado, sonrió
incrédula en tanto que Gissa no daba crédito a lo sucedido. Ahí estarían seguros.
Isaac abrió los ojos lentamente, el dolor en su pecho había cesado, instantáneamente recordó lo que estaba sucediendo y el estar en el cementerio no dejaba lugar a dudas, se levantó despacio y a lo lejos observó a Jill y Zac en medio de una cerca de llamas, Taylor se veía muy afectado con mucho esfuerzo lograba mantenerse en pie, también estaba otra mujer a la que no conocía y Gissa los amenzaba a todos, tenía que hacer algo, nadie le prestaba atención ahora, así que era el momento perfecto para actuar, recogió del suelo la daga y se lanzó sobre Gissa atacándola por sorpresa y colocándole el cuchillo en el cuello.
- ¡Pe- pero ¿que demonios? -maldijo Gissa desconcertada-
- No te muevas, te juro que si lo haces te corto el cuello y no estoy bromeando, quiero que nos
dejes en paz y te largues de nuestra vida -dijo Isaac osadamente-
- Jajajajajajajajajajajajaja -se burló ella- ¿así que ahora quieres jugar al heroe?, ay mi
querido Isaac, no puedo creer que ahora quieras matarme y yo que había considerado tal vez
dejarte con vida, después de todo tú nunca me hiciste daño
- ¡¡¡Porque te amaba!!! -confesó Ike apretando con muchísima fuerza el mango de la daga. Jill y
Zac se angustiaron demasiado cuando vieron lo que ocurría, sabían que Ike no podría siquiera
hacerle un rasguño- pero eso ahora ya no importa, te burlaste de mi y de mis sentimientos, ¡me
usaste para dañar a Taylor! -continuó cada vez más ofuscado-
- Hubiera preferido que no te levantaras, pero prometo asesinarte rápido y sin dolor -manifestó
sincera. Y entonces trató de lesionarlo a través del medallón, sin embargo no dio resultado y
ella quedó algo consternada-
- ¡¡¡Vete al diablo con tu compasión y déjanos en paz!!! -gritó Isaac. Taylor se acercó a ellos,
todavía no se sentía bien-
- Ike, vete, vete… ella sólo me quiere a mi, llévatelos a todos y cuidalos por favor, va-vayanse…
Gissa… Katherina, está muerta… Dios, tú la mataste… era el amor de mi vida -deliraba Taylor.
Gissa al escucharlo, volvió a golpearlo. Tay no alcanzaba a comprender lo que pasaba dentro de
su cuerpo, porque esas palabras escapaban de su boca, el no había querido decir eso. Isaac
estalló en cólera al ver que Gissa le pegaba a su hermano y sin pensarlo hundió la punta de la
daga en su cuello. Gissa se retorció un poco y se alejó de él con los ojos desorbitados llenos
de resentimiento, llevo su mano hasta la herida de donde manaba un chorro de sangre. Ike se
asustó y dejó caer el arma al piso, no podía dejar de mirar como la sangre escurría manchando la
pálida piel de Gissa. Jill y Zac aún estaban consternados, presintiendo lo peor, era obvio que
una herida como esa no iba a terminar con una bruja como Gissa. Ella retiró los dedos de su
cuello y ante la atónita mirada de Isaac dejó de sangrar.
- ¡¡¡Vas a arrepentirte de esto!!! -gruño Gissa con fuerza, su aspecto era aterrador, sus ojos
despedían malignidad y bello rostro estaba completamente deformado por un gesto de crueldad. Ike
corrió la misma suerte que Zac, no podía reaccionar, la mirada de Gissa lo tenía paralizado de
terror- ella lo jaló del cuello de la camisa y después lo arrojó contra un árbol, Ike recibió
el golpe en la espalda y soltó un ligero gemido, de repente unas ramas como enredaderas
comenzaron a trepar por las piernas y los brazos de Isaac dejándolo atado y más indefenso.
Cogió una rama delgada y larga y empezó a dar azotes al aire. Ike gritó de dolor porque cada
golpe que ella daba a la nada, lo recibía él como si fuera un látigo, cada golpe le hacía una
llaga sobre la piel. Jill miró a Zac alarmada y buscó a Katherina con la vista ¿por qué no les
ayudaba?
- ¡Por Dios, has algo! - le pidió Zac, ella hizo un movimiento afirmativo con la cabeza-
- V-voy a ayudarlo pero quiero que tú te quedes aquí, no quiero que te expongas ¿me oiste? -
Jill atravesó las llamas sin que estas le provocaran el menor daño.
De improviso Katherina se
apareció a su lado- ¿Por qué no lo defendiste?, yo cuidaba de Zac y tú podías… -le reclamó
suavemente-
- Esta es tu lucha, eres tú quien debe terminar con ella, yo sólo estoy aquí para llevármela una
vez que esté muerta, ¿ves todos esos espíritus que flotan sobre nosotros? -Jill levantó la vista
y vió a las sombras rojas que continuaban haciendo círculos en el cielo- son las almas de sus
víctimas y vinieron conmigo también en busca de la venganza, esa que tú puedes darnos, así que
vé Jill acabala de una vez- Y dicho esto desapareció.
Jill miró a Ike, entre su ropa desgarrada,
se veían las heridas hechas por Gissa, quien continuaba castigándolo sin piedad, con cada azote
el cuerpo de Ike temblaba y se estremecía. Y en aquel momento Gissa se percató de algo
importante y dejó de maltratarlo. Se acercó a él y de un tirón acabó por romper la camisa de
Isaac, le tomó la cara con una mano mientras lo cuestionaba-
- ¿Donde está el medallón que te di?, te dije que no podías quitartelo… ¡maldita sea! ¿¡Donde lo
dejaste!? - exclamó frenética. Él estaba tan débil que sólo murmuraba sílabas sin sentido-
- ¿Esto es lo que quieres? -dijo Jill atrayendo la atención de Gissa-
- Eso es mío… ¡dámelo! -reclamó-
- Tú no eres su legitima dueña y lo sabes, ¡se lo robaste a Katherina!
- ¡Callate estúpida y devuelmelo!
- No lo haré, quitamelo si puedes -la desafío Jill. Gissa esbozó su diabólica sonrisa y con una
mano tomo a Isaac por el cuello-
- Si no me lo das ahora, él se muere -Jill se detuvo en seco, no contaba con eso- será muy fácil
tronarle el pescuezo jajajajaja. Entrégamelo -le ordenó-
- E-Esta bien - Jill quería ganar algo de tiempo, en lo que decidía qué hacer, por lo menos ella
había dejado de herir a Isaac. Se acercó temerosa y con mucha cautela, cuando estuvo a unos 30
cms de ella, Gissa la abofeteó Jill logró mantener el equilibrió pero quedó muy sacada de onda-
- Eso fue para que aprendas a no desafiarme idiota, yo mando aquí… ahora dame esa medalla.
Jill
trató de conservar la calma y volvió a acercarse. Gissa tomó de nuevo su rama y la azotó ahora
en dirección a Jill, ella se quejó y vio brotar la sangre de sus heridas, Gissa la torturaba
implacable, una y otra vez, Jill sentía como su piel se cortaba y su carne quedaba expuesta, era
un ardor insoportable; quería protegerse pero la sensación de los golpes no le dejaba pensar.
Zac quiso salir a apoyarla pero las llamas no se lo permitieron, Taylor se arrastraba con
dificultad por la tierra, hasta que llegó a los pies de Gissa.
- ¡¡¡BASTA!!!, ¡Mátame ya!… ¡acaba con esto por favor!, ¡por favor! -suplicaba Taylor envuelto
en lágrimas, se abrazaba a Gissa, quien no hacía más que mirarlo con una cruel indiferencia-
¡Déjalos ya!… te lo suplico, no más por favor… -
- ¡No Taylor!, no intervengas -dijo y lo aventó de nueva cuenta-
- Taylor estaba cansado, débil, desesperado; a su lado estaba la daga que Isaac traía, en un
destello recordó la visión que tuvo cuando la tocó antes, se estremeció, eso que vió ¿sería una
señal de lo que debía hacer?, decidido la levantó, esta vez no hubo espejismo alguno, la empuño
fuerte en sus manos, se puso de pie y atrajo la atención de Gissa-
- Gissa!!! ¡¡¡Para!!! ¡Détente o yo mismo voy a matarme! -gritó resuelto, poniéndose la daga en
el estómago. Gissa se quedó impávida por un segundo, Jill lo miró angustiada, jadeaba cansada
- No seas estúpido, de esa manera no vas a conseguir nada, si haces eso, nos morimos todos,
porque no voy a dejar a ninguno de tu familia con vida ¿me oyes?, aún tengo tiempo para acabar
con todos, con tus padres, con tus otros hermanos y no sólo voy a matarlos, los torturaré hasta
que desfallezcan de dolor
- ¡Pues entonces nos morimos todos!, de cualquier manera no nos vas a dejar tranquilos,
ni aunque yo muera los vas a dejar, no lo harás, no puedo confiar en ti -Jill pensó que lo
estaba diciendo para distraer a Gissa y darle tiempo a ella, pero lo vio tan convencido, que
comprendió que no estaba fingiendo-
- ¡Taylor por favor no lo hagas! -gritó Jill angustiada -Por Dios… escúchame, no te sacrifiques-
lloraba apesadumbrada, podía ver en la mirada de Tay la resignación a morir-
- No te atrevas Christian… Taylor o te juro que mi venganza será terrible, mucho peor que esto
que estás viviendo - manifestó Gissa tratando de aparentar seguridad, pero lo cierto es que sí
estaba preocupada-
- Ya basta por favor, ya no quiero, me siento mal, estoy harto, harto, ya quiero acabar con
esto, ya no puedo más, ya no puedo…
- Tay, por favor no hagas tonterías… -insistió Jill-
- ¡Hermano, no nos dejes, sé fuerte!- gritó Zac con el llanto desbodándose por su rostro-
- Perdón, perdón a todos, pero esto es demasiado, lo mejor es que ya se termine -Tay seguía
sintiendose raro, invadido por dentro, ya no sabía si él era él en realidad, de lo único que
estaba convencido era que ya no quería seguir ahí. Sus hermosos ojos azules estaban cubiertos
por un velo de dolor, las lágrimas empañaban su vista, ya no quería luchar, lo que pasara le
daba igual, era tanto sufrimiento, una culpa muy grande para él solo, ya no le importaba nada,
estaba derrotado, triste, simplemente quería dejar de sentir. Y sin pensarlo un segundo más
Taylor hundió la daga en su cuerpo ante la atónita mirada de todos…