9 de Febrero, Lunes

Santa Apolonia


1 Reyes 8,1-7.9-13 <<>> Marcos 6,53-56

Y donde quiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados. Marcos 6,53-56.

Nunca está de más volver a recordar a los enfermos, decirles de nuevo una palabra de aliento.

Cuando la enfermedad es breve no suelen faltar en la cabecera parientes y amigos.

Si el mal se alarga, las visitas van haciéndose poco espaciadas, ahí comienza la soledad.

Hay muchos progresos de la ciencia actual, de la técnica hospitalaria.

Pero esos logros no lo son todo.

Ni llenan por sí mismos las necesidades más profundas del hombre: esa necesidad de cercanía y afecto que todos los seres humanos sentimos, y que los enfermos sienten como nadie.

Un enfermo crónico no es rentable, y sin embargo no hay nada más profundamente humano.

La relación de afecto con quien carece de salud es algo que no debe faltar en ninguna comunidad sana y rica de valores profundos.

Pero es de lo más evangélico y cristiano, porque Cristo, a la hora de poner unos cuantos ejemplos típicos de necesitados a los qué atender, dijo: "estuve enfermo y me visitaron... conmigo lo hicieron" (Mateo  25).

Hay cosas que escapan de lo que las instancias públicas pueden ofrecernos.

Son cosas que están en el corazón y nacen de él, que no se pueden incluir en los programas políticos, ni medir en gráficos, ni planificar en términos de previsión social.

Entre ellas, el amor humanitario que a menudo va más allá de las obligaciones de justicia.

O, simple y llanamente lo que los cristianos llamamos caridad que nos obliga, por ejemplo, a considerar al enfermo no sólo como un ciudadano con derechos, sino como un hermano.


Reflexión en silencio y comentarios

Del Salmo: Levántate, Señor, y ven con el arca.
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10 de Febrero, Martes

Santa Escolástica


1 Reyes 8,22-23.27-30 <<>> Marcos 7,1-13

"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí, en vano me rinden culto ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres". Marcos 7,6-7.

Todos llevamos dentro una parte buena y otra mala, son dos leyes que como dice San Pablo luchan entre sí en nuestro interior.

Normalmente las defecciones, los desmanes, las conductas desviadas no son el final de un ordenado proceso lógico, sino el resultado confuso de ese revoltijo que llevamos dentro.

Pero si el bien no es totalmente ajeno a ningún ser humano, en muchos, la mayor parte es buena.

Cuando se pone en juego esa parte buena, por mediocre que sea, resulta beneficiosa.

Y la Palabra de Dios, el Evangelio de Jesús, el testimonio sincero de muchos creyentes son los grandes estímulos en los que actúa la propia fuerza de Dios.

Nos hace falta estar atentos, a pesar de los ruidos, modas superficiales y fáciles desconciertos a Jesús que es la verdad.

Con el Evangelio vamos por buen camino.

No es una fórmula mágica.

No se excluyen las dificultades y tanteos e incluso los errores, pero nuestro alcance tiene una meta concreta y una luz que es Jesús.

Todas nuestras grandes ideas y las más nobles preocupaciones hallan en el Evangelio un sentido.

En él se funda la solidaridad humana, porque somos hijos de un mismo Padre.

Nuestra auténtica libertad consiste no en resbalarnos por lo más fácil, sino en hacer lo que mejor nos conviene.

El trabajo, la vejez, la enfermedad, la familia, la fiesta… la vida entera tiene un sentido en la vida y obra de Jesús, en su palabra esclarecedora.

Necesitamos vivir el Evangelio no sólo de los labios para afuera, sino con el corazón.


Reflexión en silencio y comentarios

Del Salmo 83: Qué agradable, Señor, es tu morada.
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11 de Febrero, Miércoles

Nuestra Señora de Lourdes


1 Reyes 10,1-10 <<>> Marcos 7,14-23

"Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre, porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas…". Marcos 7,20-21.

Hoy celebramos la jornada mundial de los enfermos.

María experimentó en carne propia el sufrimiento.

La muerte de su Hijo la hundió en el dolor más intenso que haya podido experimentar un ser humano, excepto Jesús.

Su corazón es traspasado tanto por el sufrimiento que le provoca la muerte de su Hijo como por el dolor constante de toda la humanidad.

Porque cuando el cuerpo herido de Jesús descansa en sus brazos, Maria sostiene el dolor del mundo entero.

De esta manera ella se convierte en la Madre de todos aquellos que sufren, por los que Jesús ha ofrecido su vida y muerte.

Al contemplar a María que sostiene el cuerpo sin vida de su Hijo, descubrimos entonces nuestra vocación a abrir los brazos para sostener a aquellos que sufren y ayudarlos a descubrir, que en comunión con Jesús, pueden vivir su dolor sin perder la paz.

Sepamos que nuestra vocación no es hacer desaparecer el sufrimiento humano, sino revelar que a través de Jesús el sufrimiento humano se convierte en un camino de glorificación de Dios.

No somos enviados al mundo para erradicar totalmente la angustia de los demás, sino para compartirla y así proclamar, en nuestra propia carne, la victoria definitiva del amor.

Para ser verdaderamente cristiano debo acercarme a Maria.

Jesús me la ha regalado como Madre.

Maria los llama hoy especialmente a ustedes (enfermos) a esta vida, acerquémonos a Ella y aprendamos de Ella a vivir en este mundo afligido por el dolor como testigos que llevan a los demás la paz de su Hijo.

María nos invita a regresar a donde más deseamos estar: en el corazón de Dios que, es el corazón del mundo.


Reflexión en silencio y comentarios

Del Salmo 83: Qué agradable, Señor, es tu morada.
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12 de Febrero, Jueves

San Julián


1 Reyes 11,4-13 <<>> Marcos 7,24-30

"Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu Hija". Marcos 7,29.

Esta Mujer que no era del "Pueblo escogido" recibe una buena y gran noticia.

Entre nosotros suceden cosas que no son noticias, y son maravillosas: que un hombre y una mujer se amen, que un enfermo se cure, o no se cure pero acepte la enfermedad, mientras dura, sin desesperanza y hasta con alegría; que la mujer, madre, nos espere al mediodía entre los vapores de una comida quizá sencilla, pero sabrosa, que salga el sol por las mañanas.

Tiene que pasar algo excepcional y curioso para que merezca las páginas de un periódico o el favor de los espacios radiofónicos o televisivos.

Que alguien diga que hay que amar al otro como a uno mismo, que hay que perdonar, que la venganza es ruin y no entra en los planes de Dios, o que Dios escoge a los sencillos, eso no es noticia, pero es verdad, maravillosa verdad.

Me dirijo especialmente a quienes jamás son noticia, a quienes no aparecen jamás en ningún medio de comunicación.

Muchos de ellos, la mayoría aparecerán en las páginas de un periódico hasta que sus nombres se impriman en una esquela mortuoria.

Me dirijo a los más sencillos, a los enfermos o a los ancianos sin nombre, a los más pobres, a los niños y mujeres maltratadas: si se esfuerzan por vivir en ese Reino que Jesús predica.

Están en plena actualidad.

En la Buena Noticia con mayúscula.

Aunque nadie los conozca, aunque jamás hayan ocupado un titular del periódico, aunque no se incite a nadie en pensar en ustedes, están plenamente al día.

Quien cree y vive en la Buena noticia está en la verdad más profunda del hombre.

Está en la actualidad de Dios... que nunca pasa.


Reflexión en silencio y comentarios

Del Salmo 105: Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mi.
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13 de Febrero, Viernes

Beata Cristina de Espoleto


1 Reyes 11,29-32 <<>> Marcos 7,31-37

Jesús le mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto mas se los prohibía, tanto más ellos lo publicaban. Marcos 7,31-37.

Palabras, palabras, palabras.

Nuestra sociedad está llena de palabras: en los carteles, en la pantalla de la televisión, cine, en los periódicos y los libros.

Palabras susurradas, gritadas y cantadas.

Palabras que se mueven, bailan y cambian de tamaño y de color.

Palabras que dicen "pruébame, huéleme, cómeme, bébeme, duerme conmigo"... pero sobre todo "cómprame".

Con tantas palabras a nuestro alrededor, tendremos que decir muy rápido: son solamente palabras.

Es de este modo como las palabras han perdido mucho su poder.

Sin embargo la palabra tiene el poder creador.

Cuando Dios habla, Dios crea; cuando dice "hágase la luz" (Génesis 1,3), la luz es.

Dios habla, hay luz.

Para Dios hablar y crear son la misma cosa.

Debemos volver apropiarnos de este poder creador de la palabra.

Lo que decimos es muy importante.

Cuando decimos "te quiero', y lo decimos desde el corazón, podemos darle una vida nueva a otra persona, una nueva esperanza, una nueva fuerza y valentía.

Cuando decimos: "Te odio", podemos destruir a otra persona.

Cuidemos nuestras palabras.

Quisiéramos escuchar que nos digan "Hoy estuve pensando en ti", o "te extrañé", "Me gustaría que estuvieses aquí".

No siempre es fácil decir estas palabras, pero cuando lo hacemos, nuestros lazos se estrechan.

Decir a alguien: "te quiero", de cualquier manera que se lo diga, es siempre una buena noticia.

Las palabras de amor y de afirmación son como pan.

Las necesitamos cada día, una y otra vez.

Nos mantienen vivo adentro.

Cuidemos nuestras palabras, que sean del corazón.


Reflexión en silencio y comentarios

Del Salmo 80: Dichoso el que teme al Señor.
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14 de Febrero, Sábado

Santos Cirilo y Metodio


1 Reyes 12,26-32;13,33-34 <<>> Marcos 8,1-10

Llama Jesús a sus discípulos y les dice: "Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer", Marcos 8,1-10.

Cuando Jesús dice en el Evangelio que es el Pan de Vida, quizá nos suena como algo que no se entienda.

Vivimos en un mundo curioso en que la mitad de la humanidad no come pan porque no lo tiene y la otra mitad no lo come por no engordar.

El pan fue alimento básico en tiempos lejanos, asegurar el pan era tanto como asegurar la vida.

Los hebreos comieron en el desierto el pan del cielo, el maná caído de arriba, el pan de vida o de muerte.

Jesús es ese pan de vida que no perece, y se nos da en abundancia.

El no anda con pequeñeces: Dice de si mismo que es el pan de vida que quita toda el hambre.

Se presenta como salvador radical del hombre.

Hoy, la figura de Jesús de Nazaret mueve una gran corriente de simpatía, incluso entre los no creyentes.

Con frecuencia leemos u oímos hablar de El como de un personaje singular, noble, puro, tocado por el sentido de la igualdad y la justicia, lleno de atractivo para las gentes de nuestro tiempo.

Algo es algo... y resulta positivo que las gentes se sientan fascinadas por el retrato humano de Jesús.

Pero él mismo va más lejos.

Según el testimonio de un discípulo inmediato, afirma de si mismo: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mi no pasará hambre y el que cree en mi no pasará nunca sed".

Se presenta como enviado y revelador de Dios.

Como alguien de cuya aceptación depende la suerte definitiva.

Así lo entienden también millones y millones de cristianos a lo largo y a lo ancho del mundo, que creen que Jesús vive.

Que creen en El como en el pan de una vida que no acaba.


Reflexión en silencio y comentarios

Del Salmo 105: Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.
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15 de Febrero
VI Domingo Ordinario

Santos Claudio, Faustino y Jovita


Jeremías 17,5-8 <<>> 1 Corintios 15,12.16-20 <<>> Lucas 6,17.20-26

Toda la gente procuraba tocarIe, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos. Lucas 6,19.

Hace años se leía en la prensa que la Madre Teresa de Calcuta se reponía de una dolencia en un hospital.

El corazón de la Madre Teresa se enfermó, no tenía cura.

Decía un slogan publicitario: "Si tienes buen corazón, dónalo".

La Madre Teresa tenía tan buen corazón que lo donó del todo y ya no tenía una vieja bomba con la que ganar para sobresaltos.

No fundó una congregación religiosa más, sus Misioneras de la caridad, además de los tres votos tradicionales, hacen un cuarto voto: entregarse de por vida y exclusivamente a los más pobres sin aceptar recompensa.

Se llaman hermanas y no madres.

Por lo demás, que nadie busque en esta maravillosa mujer, la obra que deja tras de sí, el complejo sistema de ideas y principios de una intrincada filosofía.

El ideario de una monja católica no puede ser más simple.

Se resume en un par de ideas del Evangelio vividas con radicalidad.

Pero en el mundo hay muchas personas desconocidas que se parecen a la Madre Teresa de Calcuta.

Cristianos y no cristianos que dedican su tiempo, sus ratos libres o su vida entera a los pobres.

Quizás con menos energía, con menos personalidad, con menos sencillez, pero con el mismo amor, lo que pueden y lo que saben.

Hay decenas de miles de misioneros y misioneras, campesinos, estudiantes, religiosas y religiosos, profesionistas, padres y madres de familia que aman, viven, sonríen, acompañan, echan una mano, reconcilian, consuelan… y muchos se acercan a ellos para ser curados.

No recibirán el Premio Nóbel de la paz, ni saldrán todos en la prensa, pero, como sin darse cuenta, engrosan cada día el caudal de bondad que riega el mundo.


Reflexión en silencio y comentarios

Del Salmo 1: Dichoso el hombre que confía en el Señor.
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ORACION FINAL COMUNITARIA


Del 9 al 15 de Febrero

Hermanos, oremos a Dios que se ha revelado al hombre para llamarlo a colaborar con él en su plan de salvación, y digámosle:

DICHOSO EL HOMBRE QUE CONFÍA EN EL SEÑOR

Señor, salvación nuestra, haz que tu Espíritu sea la fuerza de nuestra fe, la perseverancia de nuestra fidelidad y el aliento de nuestra vida. Y que el Evangelio de tu Hijo dé en nosotros un fruto que dure para siempre.

DICHOSO EL HOMBRE QUE CONFÍA EN EL SEÑOR

Señor, que los sacerdotes y religiosos, con su vocación, sean un ejemplo y un sostén en el fatigoso y difícil camino de la liberación del hombre de todo mal.

DICHOSO EL HOMBRE QUE CONFÍA EN EL SEÑOR

Señor y Padre nuestro, en medio de las pruebas de este nuestro tiempo clamamos a ti: nuestra fe es insegura, y nuestra respuesta a tu llamada es vacilante. Compadécete de nosotros y sedúcenos con tu misericordia. Haz que podamos contemplar tu gracia y experimentar cuán bueno es ir hacia ti hoy y todos los días de nuestra vida.

DICHOSO EL HOMBRE QUE CONFÍA EN EL SEÑOR

Señor, te damos gracias, porque no nos abandonas al poder de las tinieblas ni permites que el mal nos aprisione ni aceptas que nos ciegue el maligno.

DICHOSO EL HOMBRE QUE CONFÍA EN EL SEÑOR

Señor, que no estemos esperando una "revelación" excepcional de Dios, sino que sepamos leer su presencia en los acontecimientos, en las personas que encontramos y en las situaciones en las que estamos inmersos cada día.

DICHOSO EL HOMBRE QUE CONFÍA EN EL SEÑOR


Se pueden agregar otras peticiones.

OREMOS: Fortalece, Padre, nuestra voluntad, para que sepamos afrontar los sacrificios necesarios para responder a tu llamada. Por Jesucristo nuestro Señor. AMEN.
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