"...pero si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros." Jesús le dijo: "¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!." Marcos 9,14-29.
En un pueblito, se produjo una larga sequía que amenazaba con dejar en la ruina a sus habitantes, debido a que subsistían con el fruto del trabajo del campo.
La mayoría eran creyentes y fueron a ver al Párroco y le dijeron: "Padre, si Dios es tan poderoso, pidámosle que envíe la lluvia necesaria.
"Está bien, le pediremos al Señor, pero deberá haber una condición indispensable".
"Díganos cuál es, respondieron todos".
"Hay que pedírselo con fe, con mucha fe", contestó el sacerdote.
"Así lo haremos y también vendremos a Misa todos los días", afirmaron todos.
Así lo hicieron, pero las semanas transcurrían y la esperada lluvia no se hacia presente.
Un día fueron todos a reclamarle al Párroco y le dijeron: "Padre, usted nos dijo que si le pedíamos con fe a Dios que enviara la lluvia, El iba a acceder a nuestras peticiones. Pero ya van varias semanas y no obtenemos respuesta alguna".
"¿Han ustedes pedido con fe verdadera?"
"Sí, por supuesto", respondieron al unísono.
"Entonces, si dicen haber pedido con fe verdadera... ¿Por qué durante todos estos días ni uno sólo de ustedes ha traído su paraguas?"...
Nosotros muchas veces le pedimos a Dios, rezamos, hacemos sacrificios, mandas, ofrecimientos, pero como en el Evangelio, dudamos de que Dios pueda hacer algo a nuestro favor.
Esperamos que El nos solucione todos nuestros problemas y necesidades.
Hagamos nuestro el canto:
Creo, aunque todo se oculte a mi fe, Señor.
Creo, aunque todos me dijeran que no.
Porque he basado mi fe en un Dios que no cambia, en un Dios que es amor...
Creo, Padre eterno, y te pido que aumentes mi fe.
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Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: "Sí uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos". Marcos9,30-37.
Vivimos en una sociedad que nos motiva a la competencia, al sobresalir, el ser más que los demás, al querer implantar alguna nueva marca en los libros de records: Si alguno soportó más tiempo en tal o cual posición, en una mano, o en un pie, a ver quién come más en menos tiempo, quién gana más mundiales en las competencias deportivas, quién dura más sin bañarse.
La vida es breve, pero la abreviamos mucho más con los vicios y actividades inútiles.
Hay otros records, que son más difíciles de medir, como:
Resistir hablar mal del prójimo, o quién hace más felices a las personas, o quién realiza más trabajos en favor de quienes no pueden valerse de si mismos, quién sonríe más veces, o quién es más coherente, entre lo que dice y hace.
Un pensamiento de Gabriela Mistral dice:
Toda la naturaleza es un anhelo de servicio, sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú.
Donde hay un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú, se tú el que apartó la piedra del camino.
El odio entre los corazones.
Las dificultades del problema.
Hay la alegría de ser sano y de ser justo.
Pero hay sobre todo, la hermosa e inmensa alegría de servir.
Qué triste sería el mundo, si todo en él estuviera hecho... si no hubiera rosal que plantar, una empresa que emprender.
No sólo se hace mérito de los grandes trabajos; hay pequeños servicios: adornar una mesa, ordenar unos libros...
El servir no es faena de los seres superiores.
Dios que da el fruto y la luz, sirve. Tiene los ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada día:
¿Serviste hoy?
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"Cuiden de practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellas: de lo contrario no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos". Mateo 6,1-6.16-18.
Todos los momentos de nuestra vida exigen de cada uno, pero, aún más del creyente, posturas definidas, esto es opciones concretas y decisiones maduras y seguras y esto sólo se dará en la medida que los creyentes tengan conciencia de su situación en relación consigo mismo, con la comunidad en que vive y con Dios, es decir en el plano individual, en lo comunitario o social y en el de la fe.
La Cuaresma que hoy iniciamos apunta en esta dirección.
La Cuaresma cristiana se compone de cuarenta días de oración, conversión, escucha de la Palabra de Dios y práctica de las obras de caridad en forma más intensa que de ordinario.
No es un tiempo independiente, sino de preparación a la Pascua, a la que está íntimamente unida y de la que recibe su sentido.
Durante la Cuaresma la comunidad cristiana, sea familia, parroquia, diócesis o Iglesia católica, debe de recordar, celebrar y experimentar el camino pascual de Cristo, es decir imitar su fidelidad a Dios y plasmar esa decisión en las actitudes ya mencionadas:
Oración: camino de diálogo y apertura a Dios, como Jesucristo en el desierto;
Conversión: cambio radical que no nos lleva a ser buenos, sino seres nuevos;
Escucha de la Palabra de Dios: meditación de los textos bíblicos que la Iglesia propone;
Obras de caridad: que abarcan la vida entera del cristiano y se manifiestan como servicio y ayuda concreta a nuestros semejantes, hijos de Dios.
Que estas actitudes que nos proponen y recalcan a partir de hoy nos acompañen a lo largo de nuestra Cuaresma para dirigirnos a la Pascua.
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Decía a todos: "Si alguno quiere venir detrás de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz de cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará". Lucas 9,22-25.
Apegarse a la vida, personas y cosas es lo más común y natural de nosotros los seres humanos.
Muchos afirmamos que para eso se nos dieron o bien: "ya que las tenemos... ¡debemos aprovecharlas! ya que la vida es solamente una y hay que vivirla bien, pues quién sabe si haya otra mejor que esta".
Y así nuestra postura ante las cosas decidirá nuestra apertura a otros valores.
Duele a muchos dejarlas; para otros, dejarlas es heroísmo; cuando se nos quitan... lo consideramos violencia; y si abusamos de ellas… nos parece hedonismo o materialismo, egoísmo o apego desmedido.
Hoy el señor Jesús nos invita a renunciar a uno mismo y a todo aquello que sea un obstáculo para ser felices y ganar la vida verdadera.
Muchos actualmente buscan esto que Jesús nos ofrece: en las drogas, en las cosas materiales, en el triunfo, en la fama, en el poder, en lo político, entre los aplausos, cortando listones o inaugurando eventos.
Cuaresma es el momento de aceptar a Jesús, su vida y oferta de salvación y realización.
Pero tenemos que imitarlo; sólo así, entregando nuestra vida como la de El, salvaremos la nuestra; el valor supremo de la persona no está en poseer o tener, sino en darse a los demás y no encerrarse.
La Cuaresma nos da la oportunidad de entender la vida humana y orientarnos hacia la Pascua; y a comprender como creyentes el amor de Dios que se realiza en la persona de Jesús.
El se entrega para salvarnos, es decir, viéndolo, descubrimos en él el misterio que lo rodea: "Dios Salvador".
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"... Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, pues de otro modo, los odres revientan, el vino se derrama, y los odres se echan a perder, sino que el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así ambos se conservan". Mateo 9,14-15.
Siempre se nos está interpelando a una renovación profunda de nuestra vida, persona, actitudes, mente y corazón, pero de manera especial en este tiempo cuaresmal que ternos iniciado.
El camino hacia la Pascua de Jesús es claro; la ruta del cristiano no consiste únicamente en ser buena persona, ni siquiera en ser capaz de evitar el mal.
Ya no se trata de convertirse o ser mejores o buenos.
La única actitud cristiana posible es volverse seguidor de Jesús, esto es; convertirse en hombres nuevos, sentirse vivificados de la nueva vida de Cristo, aprender que la entrega es la manera de ser uno mismo ante Dios y "yo mismo" ante los demás hermanos.
Ver, mirar, contemplar e intuir es la actitud del cristiano que vive la Pascua.
Este es el tiempo de profundas renovaciones, de buscar lo nuevo y cuanto se le acerca, lo plenamente humano, lo bello, lo santo...
Hoy se nos propone adoptar "lo nuevo", como criterio de juicio en nuestras acciones y actitudes.
Nuestra vida hay que cuidarla y renovarla, sin irnos a los extremos.
Este Tiempo de Cuaresma nos irá preparando como a Jesús para difundir la noticia más agradable: la cercanía de Dios en su propia persona, la llegada de un tiempo de perdón y la invitación a la conversión con que los seres humanos podemos ser herederos y habitantes de una nueva tierra con actitudes nuevas, diversas de las personas que la habitamos.
Que el Señor nos conceda su Espíritu para lograrlo.
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Los fariseos y sus escribas murmuraban diciendo a los discípulos: "¿Cómo es que comen y beben con los publicanos y pecadores?" Les respondió Jesús: "No son los sanos lo que necesitan de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a la conversión a justos sino a pecadores". Lucas 5,27-32.
Qué bien nos caen las palabras de Jesús en el Evangelio, pues todos somos pecadores y necesitamos de que El nos cure de nuestros sufrimientos, dolores, enfermedades o pecados.
En el Evangelio, Jesús nos muestra cómo es Dios frente a los piadosos y los ilustrados críticos que no soportan verlo en compañía de gente que ellos, los "buenos", consideran mala.
Por eso Jesús frecuentemente les habla del amor del Padre, y cómo este amor es preferencial, aunque no excluyente, para los que se dejan amar por Dios, su Padre.
En la Cuaresma todos debemos aprender el camino del perdón de Dios, manifestado en Jesús, y en su actitud compasiva hacia los pecadores, para que nosotros también nos conmovamos y podamos buscarlo y ofrecerlo.
No caigamos en la crítica de Cristo que porque es misericordioso, pues nosotros solos nos excluimos de la salvación, del perdón y de la alegría de redimirnos.
Dios siempre acepta a quien esta dispuesto de regresar hacia Él, únicamente hay que buscarlo y abrirse a la gratuidad de su perdón.
Cuaresma es otra oportunidad que tenemos para descubrir el amor de Dios Padre en el Sacramento de la confesión; dejando a un lado nuestros temores, recibamos su misericordia.
Sólo el amor de Dios dice la última palabra, y sólo él puede desenmarañar tanto las inquietudes como las decisiones oscuras del corazón humano y hoy puede ser esto.
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"Acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta el tiempo propicio". Lucas 4,1-13.
Jesús señala a sus seguidores la pauta concreta que hemos de seguir: la decisión por Dios define a cada creyente, puesto que Dios es el único adorable, las tentaciones de Jesús no son un mal rato que el maligno le hizo pasar en el desierto, sino ocasión para mostrar su adhesión a Dios.
Al superarlas Cristo señaló que el tener, el poder y el valer pueden generar muerte, cuando se realizan en franca oposición a la Palabra de Dios.
Nuestras vidas constantemente están sometidas a la tentación del cansancio y de la frustración, a causa de nuestras limitaciones, pero en Jesús descubrimos que es posible pasar esos momentos de crisis, y de prueba, si nos apoyamos siempre en Dios.
Podemos ser decididos y coherentes como Cristo: si confiamos en la Palabra de Dios; si hacemos lo que nos pide esta Palabra; si evitamos ser "Rambos", super-hombres, o super-héroes.
Se nos invita a no crearnos ídolos", pues no son necesarios, sino que basta una sólida escala de valores, en cuya cima está la adhesión a Dios, el único a quien sí se debe buscar con cuerpo, alma y corazón.
La Cuaresma es el tiempo propicio para encontrarnos y fortalecer nuestra fe en el desierto, a través del encuentro con el Señor en la Oración.
No olvidemos que la meta que tenemos en este tiempo es Dios y su palabra, hacia la cual deben de tender todas nuestras aspiraciones.
Que la decisión de Cristo ante el maligno nos mueva a enfrentarlo para vencer las tentaciones modernas de la abundancia, de la idolatría del poder y del éxito fugaz.
Tratemos de responder como cristianos auténticos.
El final de la Pascua nos lo dirá si así lo hicimos, si amamos más.
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Hermanos, Jesús nos ha dicho: "Todo lo que pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá". Con espíritu filial, oremos diciendo:
Señor, haz crecer en nosotros lo que tú mismo has sembrado.
Señor, que no busquemos privilegios y discriminaciones provenientes de las diferencias de riquezas, profesiones y de culturas, sino que aprendamos a escuchar a todos con atención y en el respeto a las personas.
Ayúdanos, que tengamos el valor de perdonar las faltas recibidas, de ser los primeros en tomar la iniciativa, suscitando con nuestro amor, un modo nuevo de acoger a quien ha fallado.
Señor, no nos abandones a nosotros mismos: ¡ve tú delante de nosotros y ábrenos el camino de la vida!
Señor, que los responsables del mundo superen todo particularismo mezquino y construyan un universo a la medida del hombre, creado a imagen del Dios único y eterno.
Señor, que nuestros hermanos a quienes los visita la sombra de la muerte, no sean abatidos por la duda, sino que su corazón se reanime gracias al aliento de Dios que llama a todos a compartir su vida.
Señor, te buscamos, pues sólo en ti hallaremos la esperanza, pues sabemos que eres tú el Amor.
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