Cuando tenemos esperanza, tenemos motivos válidos para vivir o darle sentido a nuestra existencia; por ello, quien en su vida va encontrando novedad a cada día y a cada cosa que va haciendo, puede vivir con optimismo y seguridad.
No se necesitan salidas falsas que provocan alegrías o ilusiones que a manera de espejismos den falsos estímulos.
A los cristianos nos motiva el hecho de que la presencia de Dios está latente en toda realidad que vivimos, de tal modo que Dios se interesa por todo lo que hacemos y está en todo aquello que realizamos; quien lo pierde de vista es el hombre, por eso es necesario estar atentos, velar (Marcos 13,33-37).
- Oportunidad es lo que nos da cada día que pasa para reconciliarnos con nosotros mismos, con los demás y con Dios.
Vale la pena vivir la paz interiormente y vivir en paz con los que nos rodean, pero sobre todo con Dios, quien es el dador de la paz.
- Espíritu de lucha es el que debemos tener sin admitir treguas porque cada jornada tenemos que cosechar logros que nos ayuden a dar pasos más seguros en nuestra vida cristiana.
No es válido presentarse ante Dios al terminar el día con las manos vacías.
- "Velen" es la exhortación de Jesús para estar en disposición siempre de recibir al Señor, sobre todo para no alejarnos de Él cuando lo tenemos por nuestra vida de gracia. El tiempo de Adviento, especialmente nos invita a estar siempre preparados.
- Sin pesimismos pero con mucho realismo es válido pensar en nuestro destino final, que pasa por la muerte, para resucitar a una vida nueva. Este trance y este tránsito se prepara, no es automático, por ello urge revisar y evaluar qué podemos presentarle al Señor aquí y ahora, como frutos agradables a Él.
Una oración: por los enfermos sin esperanza.
