Eucaristía quiere decir acción de gracias:
Se le toma como término equivalente a Santa Misa, Comunión y se le llama también así a la Hostia Consagrada.
Para los cristianos católicos es el máximo don de Cristo a la Iglesia. No la abandones, no la quites del horizonte de tu vida cotidiana y familiar.
Se quedó entre nosotros, entregándose como pan y como vino, como comida y bebida para siempre. Busca en tu Biblia 1 Corintios 11,23-26; Juan 6.
La Iglesia la ha celebrado por veinte siglos. La celebramos en el ambiente de una comida, por lo tanto en familia, como hermanos.
La participación en la Santa Misa debe ser:
Consciente: es Cristo mismo vivo el que se hace presente (pan bajado del cielo). Es necesario respetar mucho el momento, sin distraernos ni dejar volar nuestra imaginación.
Piadosa: Tenemos que estar en continua comunicación con Dios. Que esos momentos se los dediquemos totalmente a Dios, no a nuestros problemas, proyectos, inquietudes o personas que están a nuestro lado el con comentario fuera de lugar.
Activa: Hay muchas maneras de participar: cantando, expresando tu alegría alabando al Señor (no avergonzarse), poniendo atención a la Palabra de Dios, respondiendo lo que toca a la asamblea (con fuerza el Amén, etc.).
Comulgar: Pero solamente después de haberse reconciliado o no teniendo pecado mortal (¡inténtalo hoy!).
Recuerda, es el mismo Dios el que te sale al encuentro de cada Eucaristía. ¿Se puede tener más riqueza que el mismo Cristo, cuando lo recibes en tus labios y en tu corazón? "Pan vivo bajado del cielo" (Juan 6,51).
¡Animo!, que la vida de gracia sea tu distintivo, en tu trabajo, tu familia, tus diversiones.
El Señor te espera también en el Sagrario. Visítalo. Aunque sea muy brevemente, pon tu vida en sus manos, en fin, eres suyo.
¡No temas, el Señor está contigo!
Oremos unos por otros.