La Palabra de Dios


Del libro: Animo, un momento de Reflexión, del Pbro. Faustino Armendáriz J.

La Palabra de Dios siempre encontrará rechazos. EL libro de los Hechos de los Apóstoles nos narra las dificultades que los apóstoles tuvieron para llevar a aquellas comunidades la Palabra de Dios. También los Evangelios nos muestran el rechazo a la Palabra de Dios hecha carne, Jesús, de parte de muchos hombres, algunos de ellos calificados como "buenos" por aquella sociedad; incluso muchos de sus discípulos lo dejaron cuando entendieron lo que Él trataba de enseñarles.

Ahora también podemos constatar este rechazo, sobre todo porque la Palabra de Dios incomoda al hombre, lo saca de sus esquemas, cuestiona su forma de vivir y cuando penetra en su corazón, hace cambiar su forma de vida.

La Palabra de Dios cuando se acoge en el corazón es como una semilla en tierra fértil y con el tiempo germinará y dará su fruto; ella nunca dejará indiferente al hombre que la acoge en su corazón, ella siempre será dinámica y provocará un cambio en su vida.

Jesús en su vida con los Apóstoles trató de enseñarles cómo era Dios Padre y lo que Él quería de nosotros; lo hizo con sus palabras, con su ejemplo, con su vida. Pero, aún así Felipe le dice un día: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta" (Leer Juan 14,6-14). Entonces Jesús le reprocha como seguramente lo haría con nosotros que después de oír en el templo su Palabra, después de algunas experiencias de Dios, todavía preguntamos como Felipe.

No basta conocer mucha doctrina de teología o leer muchos libros de religión, todo ello requiere además una relación de amistad con Jesús, una relación que implique un diálogo amistoso que poco a poco nos llevará a conocerlo y por Él conoceremos al Padre.

Si no conocemos a Jesús es porque cerramos nuestro corazón y la Palabra de Dios no puede germinar en un corazón cerrado; es como una tierra estéril. Con esa actitud de rechazo nunca podremos percibir las obras que Jesús hace en nosotros, ellas nos muestran sus maravillas, su poder y su grandeza. Para percibir eso tendemos que tener un corazón como el de María y afrontar los riesgos que implica el "vivir la Palabra de Dios" como lo hicieron los apóstoles que enfrentaron persecuciones, rechazos, cárcel, y la mayoría de ellos el martirio o llegar hasta el Calvario con Jesús como lo hizo María.


Pbro. Faustino Armendáriz J.
Hermosillo, Sonora, Julio 4 del 91.

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