Bendita María, quiero conocerte como a Jesús
acércate suavemente y háblame de Él.
Cuéntame de esos años cuando viviste junto a mi Dios,
cuando en tus brazos le acunabas tiernamente
cuando pequeño y cercano era mi Dios.
Quiero llamarte Madre, como hacía siempre mi Jesús,
y sentirte parte mía aquí como una luz.
Cuentame si en este tiempo quisiste que yo me acercara a ti.
Y si realmente eres mi Madre como Él lo dijo en la cruz
ven y arrúllame, como hacías con Jesús.