Carta a Hans Peter.

Por:María Laura Sotomayor Dávila

Hans Peter, hijo de mi vida:

Se me pidió que platicara lo que nos pasó a ti y a mí, a tu padre y al resto, de lo que era en ese entonces la familia.

No sé porqué me sorprendió y menos sé porqué me ha costado tanto empezar a hacerlo. Tal vez por ese motivo me decidí a escribirte una carta.

Mi vida, cuando supe que estaba embarazada sentí que cumplía el deseo con el que había nacido y por lo que había venido a este mundo.
El tenerte, conocerte, quererte, cuidarte, vivir para tí se hacía realidad.
Tuve un embarazo difícil en cuanto a malestares, pero rodeado de mucho cariño, ilusión y protección. Tu abuelo estaba loco de contento, tu abuela más parca, como siempre, tus tíos con sus bromas; tus tíos Miriam y Jorge, me regalaron tu moisés un 18 de agosto, día de mi santo; está divino. Todos dieron por hecho un éxito más, una etapa lograda como siempre positivamente, con lucha, con trabajo pero todo lo que me había propuesto lo había alcanzado.

Una tarde de lunes fui con tu padre a comer a Cardini, durante la comida tembló y tú sabes el terror que les tengo. De ahí nos fuimos al consultorio de tu tío, el doctor, nos encontramos con que se había caído una placa enorme de mármol del edificio. Cuando me auscultó el doctor noté que oía y oía tu corazoncito, me dejó en un cuartito al lado y me pidió que me quedara en observación. Tu padre se fue, pues tenía que cerrar la oficina. El caso es que me quedé sola, asustada, pero la verdad creyendo que todo saldría como yo lo había planeado.
Mi pendiente era cancelar una cena que teníamos con tus tíos Jorge y Miriam. Alguien les avisó.

Sólo recuerdo con nitidez lo siguiente:
Llegué del brazo (único) de Félix, nuestro chofer al que yo quise tanto; una doctora judía me conectó a un aparato deonde te oía y sacaba un electrocardiograma fetal, resultado: sufrimiento fetal. ESTABAS SUFRIENDO.
Pero yo seguía segura, todo saldría bien. Se me anunció que sería intervenida inmediatamente, que te sacarían.
Cuando te ví, que fue sólo un momento, te ví llorando, eras como yo había imaginado, muy mío...
No te volví a ver, no volví a oír tu llanto, no volví a ver tus pàtitias, tu cabecita, tus manitas estiradas pidiendo ayuda, cariño, amor, protección.
No te protegí ni cuando estabas en mi vientre, sufrías desde ahí.

¿Dios qué pasó?
¿Dios por qué?
¿Dios por qué él y no yo?
¿Dios por qué tanto sufrimiento desde antes de nacer?
¿Dios por qué tanto sufrimiento después de nacer?
¿Dios por qué?

Sé que los médicos hicieron lo que pudieron, sé que tuviste 2 paros respiratorios y que del tercero yaq no quisieron sacarte por temor a una lesión cerebral, sé que todo el mundo sufrío por tí y contigo, sé que fuiste bautizado con el nombre que yo quería Hans Peter, como tu padre, sé que dejaste un vacío enorme, sé que cuando ví tu nombre en tu tumba sólo sentí una enorme impotencia por no poderte dar esa ternura que no me cabía, que me hacía explotar, sentía ese miedo de que siguieras sufriendo chiquito, solito, con ese frío espantoso que yo sentía, que tú sentías.

Hijo de mi vida, sentí que te arrebataron de mí, que no te pude dar NADA, NADA; con eso he vivido estos casi 27 años que tienes de haber nacido.

Tu padre me dijo una vez que tal vez tú no te quisiste quedar con nosotros por ser tan inmaduros. Nunca lo creí.
La gente en su afán de dar consuelo me hacía una serie de comentarios que sólo lograban hacer daño tal vez por eso, aunque no es disculpa, durante muchos años nadie hablaba de tí, ni yo. Pero un santo día empecé a hacerlo y lo hice y lo hago con el mismo orgullo, el mismo amor y la misma ternura que siento por tus hermanos, a los cuales sé que cuidas. Te busco todas las noches en el cielo y cuando logro verte en esa estrella luminosa me siento más tranquila, como si ya hubieses llegado a casa.

Ahora también sé que no podría jamás escribir lo que por tí sientí, siento y sentiré. Únicamente sé que no te puedo tener cerca y que todavía, todavía duele mucho, pero mi niño, te adoro, eres mi estrella y también sé que te volveré a ver y podré darte lo que aquí sólo te mando decir.

Tu madre María Laura.

Volver a la página principal