ARIZKUN

Casas en el pueblo
Escena del carnaval

Arizkun está situado a la orilla izquierda del río Bidasoa en terreno ondulado y fértil. Limita con Amaiur, Elizondo, Erratzu y Azpilkueta. El lugar consta de seis barrios: Pertalas, Ordoki, San Blas, Aincialde, Bozate y Bergara. La principal industria es la fabricación de productos metálicos estructurales. Antiguamente contó con una importante calera que se encontraba en el barrio de Bergara. Hay además dos sociedades de explotación agropecuaria. Su población en 1986 era de 702 habitantes de hecho y 743 de derecho.

Aunque en 1280 todavía se registra una pecha de la corona por la escasa cuantía de dos sueldos y dos cuarteles de mijo, todos los pobladores eran ya hidalgos en 1366. En los dos siglos posteriores hubo un considerable ascenso demográfico. El valle se opuso en 1677 a que Joaquín Francisco de Arizcun, barón de Beorlegui, se titulara señor del lugar.

Contaba en 1849 con una fábrica de aguardiente, algunos telares de lienzos caseros y dos molinos harineros, perteneciente uno al común del pueblo y el otro al palacio de Ursúa. Subsistía el convento de monjas franciscanos recoletas que había fundado en el siglo XVIII el secretario de Hacienda Juan Bautista de Iturralde, natural del lugar, quien llamó a ocupar las plazas de religiosas y sus vacantes a sus parientas más cercanas, dotando el establecimiento con 50.000 reales anuales. En Bozate, barrio de Arizkun, se centra el grupo étnico agote, objeto, antiguamente, de una odiosa discriminación. De Arizkun -incluidos sus barrios- fueron, además de Iturralde, Juan de Goyeneche y otros vástagos del mismo linaje, Juan Martín de Gamio, el canónigo Indaburu, su hermano Sebastián Indaburu, el hacendista Juan Matías de Arozarena y el sacerdote Francisco Laphitz.

La Iglesia de San Juan Bautista, fue realizada en piedra con planta de cruz latina cubierta con bóveda de cañón salvo el crucero que lo hace con arista. Posee pórtico ligero, adosado al lado meridional, en donde se localiza el ingreso al interior del templo, y una torre campanario cuadrangular, muy esbelta, en el mismo lado. La iglesia fue construida merced al mecenazgo del ya mencionado Juan Bautista Iturralde. En el interior destaca el retablo mayor, configurado en tres calles de dos pisos y ático con columnas salom6nicas decoradas con motivos vegetales. En el primer piso ocupa el centro una preciosa imagen (primera mitad del siglo XVIII) de la Virgen con el Niño, sobre peana de angelotes, a la que dan escolta, en las calles laterales, las figuras de San Francisco Javier y de San Fermín. En el segundo piso, el espacio central es ocupado por el titular de la iglesia, al que acompañan, en los laterales, San Luis Gonzaga y San Isidro Labrador. En el ático figura el Calvario.

También destaca el Convento de Nuestra Señora de los Angeles. Fundado en 1737 por los marqueses de Murillo, Juan Bautista Iturralde y Manuela Munarriz, su esposa, para monjas franciscanos recoletas, y levantado en el solar del antiguo palacio de los fundadores que hubo que destruir para construir el templo. Sorprende la imponente fachada dieciochesca, realizada en piedra, con los dos accesos - a la iglesia, y al convento - enmarcados por lujosas portadas decoradaas con profusión de tallas y relieves. La portada del convento culmina con una imagen de Santa Clara en su correspondiente hornacina, y la de la iglesia -mucho más movida- ofrece una disposición en forma de retablo de tres calles y varios pisos, con las armas de los fundadores y la imagen de Nuestra Señora encima de la puerta, a la que franquean sendos nichos coronados por las figuras de los arcángeles Gabriel y Rafael. En el interior el estilo es acorde con la fecha de realización de la obra, tanto en la fábrica del templo y de las dependencias monásticas anejas como en el mobiliario con el que se decora. La iglesia con planta de cruz latina se cubre con bóveda de cañón salvo en el crucero que lo hace con cúpula sobre pechinas. El coro situado a los pies, en alto, de gran profundidad, se abre a la nave por celosías de madera. Se comunica con el convento a través de una puerta abierta en el lado de la epístola. De los cinco retablos que decoran el templo destaca el de la capilla mayor por su grandiosidad y belleza. Es obra clasicista de tres calles, articuladas por columnas corintias, y coronamiento. El centro es ocupado por un lienzo con Cristo, Nuestra Señora y San Francisco de Asís, acompañado en los laterales por las imágenes de Santo Domingo y Santa Clara. En el ático hay un lienzo con la escena de la coronación de María. Los restantes altares, de talla, se dedican a la inmaculada y San Juan Bautista (lado epístola) San José con el Niño y San Miguel Arcángel, en el lado del evangelio. Curioso órgano neoclásico, reformado en 1897 por A. Amezúa. Contiene un singular registro, "flauta basca" (único caso en Navarra), con un sonido pastoso y recio, lo mismo que su "trompeta batalla".

 

Además de las buenas casas de arquitectura popular, destacan el palacio gótico de Ursúa, de estructura de torre con matacanes, la torre de Vergara, construcción maciza con ventanas geminadas del último gótico, y el palacio de cabo de armería de Lizarazu.

 

Nevada a fines de febrero de 2004


Fiestas patronales de Arizkun

Las mismas tienen lugar del 24 al 28 de junio. Las hogueras de la víspera de San Juan atraen numerosos visitantes a Arizkun, para cumplir con el rito ancestral de pedir la expulsión de los malos espíritus y purificar el cuerpo saltando sobre las llamas y pronunciando la tradicional conseja del Sarna fuera, txarrak kanpora, onak barnera (sarna fuera, lo malo lejos lo bueno dentro), como se ha hecho durante siglos. El espectáculo es grandioso en la localidad baztandarra, con volteo general de campanas mientras se saltan las hogueras encendidas a las puertas de las casas en las calles Txuputo y Tximindo.

Texto de Lander Santamaría

 

 

 


Maiatzeko Erregiña

El Maiatzeko Erregiña o la Reina de Mayo solía celebrarse los domingos de ese mes. A la niña elegida, la reina, la colocaban en una silla y después de adornarla y acicalarla con gusto la paseaban por el pueblo deteniéndose a cantar algunas canciones alusivas. Esta fiesta de Arizkun, que dejó de celebrarse hacia 1933, fue recuperada en 1984 por iniciativa de Elkartasuna Dantzari Taldea.

Texto de Francisco Arrarás en "Danzas e indumenaria de Navarra"