LA MISA DEL DÍA 6 DE  JUNIO DE 1999

10° DOMINGO ORDINARIO.



ANTIFONA DE ENTRADA.
 
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quien temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quien me hará temblar?
Cuando me asaltan mis enemigos, tropiezan y caen.
                                                                                                                Sal 26, 1-2



PRIMERA LECTURA.
Yo quiero amor y no sacrificios
Lectura del libro del profeta Óseas.  6, 3-6

Esforcemonos por conocer al Señor; tan cierta como la aurora es su aparición y su juicio surge como la luz;  bajara sobre nosotros como lluvia temprana,
como lluvia de primavera que empapa la tierra.

"¿Que voy a hacer contigo Efraín? ¿Que voy a hacer contigo Juda? Tu amor es como nube mañanera, como roció matinal que se evapora.
Por eso los he azotado por medio de los profetas y les he dado muerte con mis palabras. Porque yo quiero amor y no sacrificios, conocimiento de Dios mas que holocaustos".
Palabra de Dios.



SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 49

R. Dios salva a aquel que cumple su voluntad.

Habla el Dios de los dioses, el Señor,
y convoca a cuantos moran en la tierra
del oriente al poniente:
"No voy a reclamarte sacrificios,
pues ante mi están siempre tus ofrendas. R.

Si yo estuviera hambriento,
nunca iría a decirtelo a ti, pes todo es mío.
¿O a caso yo como carne de toros
y bebo sangre de cabritos? R.

Mejor ofrece a Dios tu gratitud
y cumple tus promesas al Altísimo,
pues yo te librare cuando me invoques
y tu me darás gloria agradecido" R.



SEGUNDA LECTURA.
Su fe se robusteció y dio con ello gloria a Dios.
Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los romanos. 1, 17-23.

Hermanos: Abraham, esperando contra toda esperanza, creo que había de ser Padre de muchos pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido: Así de numerosa será tu descendencia.

Y su no se debilito a pesar de que a la edad de casi cien años, su cuerpo ya no tenia vigor, y ademas, Sara, su esposa, no podía tener hijos. Ante la firme promesa de Dios no dudo ni tuvo desconfianza, antes bien su fe se fortaleció y dio con ello gloria a Dios, convencido de que el  es poderoso para cumplir lo que promete. Por eso, Dios le acredito esta fe como justicia.

Ahora bien, no solo por el esta escrito que "se le acredito", sino también por nosotros, a quienes se nos acreditara, si creemos en aquel que resucito de entre los muertos, en nuestro Señor Jesucristo, que fue entregado a la muerte por nuestros pecados y resucito para nuestra justificación.
Palabra de Dios.



R. Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado
para anunciar a los pobres la buena nueva
y proclamar la liberación de los cautivos.
R. Aleluya, aleluya.


EVANGELIO.
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
Lectura del santo evangelio según san Mateo.
9, 9-13.

En aquel tiempo, Jesús vio a hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: "Sigueme". El se levanto y lo siguió.

Después cuando estaba a la mesa en la casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: "¿Porque tu maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús los oyó y les dijo: "No son los sanos los que necesitan de medico, sino los enfermos. Vayan pues y aprendan los que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Palabra del Señor.


ANTIFONA DE LA COMUNIÓN.

    Dios es amor y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.

                                                                                                                    1 Jn 4, 16



 
 
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