10° DOMINGO ORDINARIO.
ANTIFONA DE ENTRADA.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quien
temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quien
me hará temblar?
Cuando me asaltan mis enemigos, tropiezan y caen.
Sal 26, 1-2
Esforcemonos por conocer
al Señor; tan cierta como la aurora es su aparición y su
juicio surge como la luz; bajara sobre nosotros como lluvia temprana,
como lluvia de primavera que empapa la tierra.
"¿Que voy a hacer contigo Efraín? ¿Que voy a hacer
contigo Juda? Tu amor es como nube mañanera, como roció matinal
que se evapora.
Por eso los he azotado por medio de los profetas y les he dado muerte
con mis palabras. Porque yo quiero amor y no sacrificios, conocimiento
de Dios mas que holocaustos".
Palabra de Dios.
R. Dios salva a aquel que cumple su voluntad.
Habla el Dios de los dioses, el Señor,
y convoca a cuantos moran en la tierra
del oriente al poniente:
"No voy a reclamarte sacrificios,
pues ante mi están siempre tus ofrendas. R.
Si yo estuviera hambriento,
nunca iría a decirtelo a ti, pes todo es mío.
¿O a caso yo como carne de toros
y bebo sangre de cabritos? R.
Mejor ofrece a Dios tu gratitud
y cumple tus promesas al Altísimo,
pues yo te librare cuando me invoques
y tu me darás gloria agradecido"
R.
Hermanos: Abraham, esperando contra toda esperanza, creo que había de ser Padre de muchos pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido: Así de numerosa será tu descendencia.
Y su no se debilito a pesar de que a la edad de casi cien años, su cuerpo ya no tenia vigor, y ademas, Sara, su esposa, no podía tener hijos. Ante la firme promesa de Dios no dudo ni tuvo desconfianza, antes bien su fe se fortaleció y dio con ello gloria a Dios, convencido de que el es poderoso para cumplir lo que promete. Por eso, Dios le acredito esta fe como justicia.
Ahora bien, no solo por el esta escrito que "se le acredito", sino también
por nosotros, a quienes se nos acreditara, si creemos en aquel que resucito
de entre los muertos, en nuestro Señor Jesucristo, que fue entregado
a la muerte por nuestros pecados y resucito para nuestra justificación.
Palabra de Dios.
EVANGELIO.
No he venido a llamar a los justos, sino a
los pecadores.
Lectura del santo evangelio según san Mateo.
9, 9-13.
En aquel tiempo, Jesús vio a hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: "Sigueme". El se levanto y lo siguió.
Después cuando estaba a la mesa en la casa de Mateo, muchos publicanos
y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos.
Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: "¿Porque
tu maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús los oyó
y les dijo: "No son los sanos los que necesitan de medico, sino los enfermos.
Vayan pues y aprendan los que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios.
Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Palabra del Señor.
ANTIFONA DE LA COMUNIÓN.
Dios es amor y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
1 Jn 4, 16
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