¿Desanimado?
Un
día, volvía en auto del trabajo y me detuve para ver un partido del equipo
local de béisbol que se jugaba en un parque cerca de casa. Al sentarme detrás
del banco en la primera línea entre bases, le pregunté a uno de los chicos cómo
iban.
-Vamos
catorce a cero -respondió con una sonrisa.
-¿De
veras? -dije-. Debo reconocer que no pareces muy desanimado.
-¿Desanimado?
-me preguntó el chico con expresión de sorpresa-. ¿Por qué iba a estar
desanimado? Todavía no hemos bateado.
Jack Canfíeld