POESIA
EGIPCIA
Oh,
quien fuese su espejo,
Para
ser siempre el blanco de su mirada
Oh,
quien fuese su vestido,
Para
estar siempre envolviéndola
Oh,
quien fuese el agua que lava su cuerpo
Oh,
quien fuese bálsamo perfumado para ungirla
Oh,
quien fuese la banda de lino que ciñe sus pechos
Oh,
quien fuese el colar que acaricia su cuello
Oh,
quien fuese la sandalia que ella pisa.
Hace
siete dias que no veo a mi amada
La
enfermedad me ha atacado,
El
corazon me oprime
Su
recuerdo, paraliza mis miembros
Voy
dando tumbos, con fiebre entristecida
Navego
hacia el ensueño de Isis
De
vez en cuando, ni tan siquiera recuerdo mi nombre
Mi
amada, es para mi, mejor que cualquier remedio
Es
mas para mi que el recetario
Mi
secreto, es el remedio casero de Hathor
Al
sonido de su voz
Mi
corazon late al compas de su melodía
Cuando
la beso
Ra
en su esplendor son sus pechos
Cedros
del libano sus muslos
Huyen
de mi los demonios,
Dejándome
sereno.
Pero
ella se fue hace siete dias.