TRES POETAS SON MIS FAVORITOS...
ENTRE UNA ESTELA INMENSA...
PERO ESOS TRES... SIEMPRE DESPIERTAN EN MI
ALGO INTENSO
AQUÍ OS DEJO LOS POEMAS QUE ME RASGAN EL ALMA PARA BIEN... O PARA MAL
 
 

MIGUEL HERNÁNDEZ ...  el  PASTOR DE CORAZONES

Se nos fue el 28 de marzo de 1942, moría en la cárcel de Alicante, con los primeros soles de la primavera.  No llegó a cumplir los 32 años. Otro de los condenados... ya sabéis por quien...
Nos dejó algunas obras de teatro, unas pocas prosas y unos centenares de poemas... los suficientes para entrar por la puerta grande de la poesía.
Oíd esto... lo escribió en 1937...

Cada poeta que muere deja en manos de otro, como una herencia, un instrumento que viene rodado desde la eternidad de la nada a nuestro corazón esparcido.
Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplando a través de sus poros e ir conduciendo sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas...
¿Su delito?... ser la voz del pueblo, solo tuvo un arma... y la utilizó:  su palabra, su poesía.
Un poeta que calzaba alpargatas, cuidaba cabras, trepaba a los árboles y leía a los clásicos... que vivió, amó, escribió, luchó... y por ello.... murió.
 
 


ELEGÍA  (a Ramón Sijé... su amigo)
 

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por lo altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
 


 
 
 
 
 

 Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.

Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.

Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.

Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.
 
 

CARTA

Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté
escríbeme a la tierra
que yo te escribiré
En un rincón enmudecen
cartas viejas, sobres viejos
con el color de la edad
sobre la escritura puesto
Allí perecen las cartas
llenas de estremecimientos
allí agoniza la tinta
y desfallecen los pliegos
y el papel se agujerea
como un breve cementerio
de las pasiones de antes
de los amores de luego
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté
escríbeme a la tierra
que yo te escribiré.
Cuando te voy a escribir
se emocionan los tinteros
los negros tinteros fríos
se ponen rojos y trémulos
y un claro calor humano
sube desde el fondo negro
Cuando te voy a escribir
te van a escribir mis huesos
te escribo con la imborrable
tinta de mi sentimiento
Allá va mi carta cálida
paloma forjada al fuego
con las dos alas pegadas
y la dirección en medio
Ave que solo persigue
para nido y aire y cielo
carne, manos, ojos tuyos,
y el espacio de tu aliento
Y te quedarás desnuda
dentro de tus sentimientos
sin ropa, para sentirla
del todo contra tu pecho.
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté
escríbeme a la tierra
que yo te escribiré
Ayer se quedó una carta
abandonada y sin dueño
volando sobre los ojos
de alguien que perdió su cuerpo
Cartas que se quedan vivas
hablando para los muertos
papel anhelando, humano
sin ojos que puedan verlo
Mientras los colmillos crecen
cada vez más cerca siento
la leve voz de tu carta
igual que un clamor inmenso
La recibiré dormido
si no es posible despierto
Y mis heridas serán
los derramados tinteros
las bocas estremecidas
de rememorar tus besos
y con su inaudita voz
han de repetir:  TE QUIERO
 

Así era él... y sabéis.... yo.. también LE QUIERO.
 
 
 

PABLO NERUDA ...  la FUERZA DEL VERBO
 

Don Pablo... como le conocemos, aunque realmente era Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto, nacido en Parral, al sur de Santiago de Chile... premio nobel en  1971... nos dejó el 23 de septiembre de 1973... Otro poeta clandestino de la vida... Perseguido, adorado, querido, a veces reconocido... otras... ignorado.  Era capaz de transmitir las emociones más profundas, más íntimas... Capaz de hacernos ver imágenes a través de sus sonetos...
 
 

SONETO   LXIX
 

Tal  vez no es ser sin que tú seas,
sin que vayas cortando el mediodía
como una flor azul, sin que camines
más tarde por la niebla y los ladrillos.

Sin esa luz que llevas en la mano
que tal vez otros no verán dorada
que tal vez nadie supo que crecía
como el origen rojo de la rosa,

sin que seas, en fin, sin que vinieras
brusca, incitante, a conocer mi vida,
ráfaga de rosa, trigo del viento

y desde entonces soy porque tú eres,
y desde entonces eres, soy y somos,
y por amor seré, serás, seremos.
 
 

SONETO  LXVI

No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.

Te quiero solo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.

Tal vez consumirá la luz de Enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.

En esta historia solo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero
porque te quiero, amor, a sangre y fuego
 

SONETO XLIV

Sabrás que no te amo y que te amo
puesto que de dos modos es la vida,
la palabra es un ala del silencio,
el fuego tiene una mitad de frío.

Yo te amo para comenzar a amarte,
para recomenzar el infinito
y para no dejar de amarte nunca:
por eso no te amo todavía.

Te amo y no te amo como si tuviera
en mis manos las llaves de la dicha
y un incierto destino desdichado.

Mi amor tiene dos vidas para amarte.
Por eso te amo cuando no te amo
y por eso te amo cuando te amo.
 
 

PUEDO ESCRIBIR...

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo:  La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir....
 

esto... tendréis que acabarlo vosotros, yo soy incapaz... ese poema... nubla mis ojos cada vez que lo leo o lo escribo... eriza cada poro de la piel de mi alma... y estoy segura lo conocéis todos los poetas muy bien...
 
 
 

GUSTAVO ADOLFO BECQUER ...  UN ENAMORADO DEL AMOR
 

Gustavo... un sevillano de alma sensible y frágil... nos dejó sus rimas y leyendas... nos dejó todos sus sentimientos, escritos de una forma tan sutil, tan tierna... tan dulce... que poca gente es capaz de no vibrar al leerlos.  Nos dejó siendo aún muy joven... en 1869 con solo 33 años... con una vida llena de requiebros, dolencias y pesares... con un corazón tan grande para amar... que aún hoy cuando leo sus poemas... hubiera deseado ser su amante.
Ahí os dejo algunas de sus rimas... que tan bien conocéis todos...
 
 

Este armazón de huesos y pellejo
de pasear una cabeza loca
se halla cansado al fin y no lo extraño
pues aunque es la verdad que no soy viejo,
de la parte de vida que me toca
en la vida del mundo, por mi daño
he hecho un uso tal, que juraría
que he condensado un siglo en cada día.
Así, que aunque ahora muriera,
no podría decir que no he vivido;
que el sayo al parecer nuevo por fuera
conozco que por dentro ha envejecido.
Ha envejecido, sí; ¡pese a mi estrella!
harto lo dice ya mi afán doliente;
que hay dolor que al pasar, su horrible huella
graba en el corazón, si no en la frente.
 


 
 
 

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó el llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún, ¿por qué callé aquel día?
Y ella dirá, ¿por qué no lloré yo?
 


 
 

Hoy la tierra y los cielos me sonríen
hoy llega al fondo de mi alma el sol,
hoy la he visto... la he visto y me ha mirado...
¡ hoy creo en Dios !
 


 
 

Si de nuestros agravios en un libro
se escribiese la historia
y se borrase en nuestras almas cuanto
se borrase en sus hojas,
¡ te quiero tanto aún: dejó en mi pecho
tu amor huellas tan hondas
que sólo con que tú borrases una,
las borraba yo todas !
 


 
 
 

Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes tú adónde va?
 


 
 

Sabe si alguna vez sus labios rojos
quema invisible atmósfera abrasada,
que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada.
 


 
 

Como en un libro abierto
leo de tus pupilas en el fondo
¿a qué fingir el labio
risas que se desmienten con los ojos?
¡ Llora ! No te avergüences
de confesar que me quisiste un poco.
¡ Llora ! Nadie nos mira.
Ya ves; yo soy un hombre... y también lloro.
 


 
 

Así era nuestro querido Becquer... así de desprendido en su manera de amar... y yo por ello también LE QUIERO.
 
 

Estos son mis tres poetas favoritos, con los que comparto mis días, mis horas y mis sentimientos... aunque debo reconocer que algunos poemas de otros poetas... me hacen vibrar del mismo modo... ¿un ejemplo?... leed el poema de Antonio Gala... "Alargaba la mano y le tocaba"...
 

y si no tenéis suficiente... leer los poemas de mis amigos, esos amigos de hoy, esos "Hernández" de nuestros días con los que comparto algunos retazos de mi vida... y que su única debilidad en este mundo que intentan sea negro... es que ellos, al igual que yo... lo ven resplandecer.  ¿Su debilidad?... solo una.... SENTIR.

Finalizo este pequeño homenaje a los poetas con este poema de mi cosecha...
¡  BRINDO POR ELLOS ¡
 

NO CONSEGUIRÉIS DOMAR
LAS INQUIETUDES DE MI ALMA
PUES SON LIBRES COMO SAUCES
Y SUS LÁNGUIDAS RAMAS.

NO CONSEGUIRÉIS DOBLEGAR
ESTE CORAZÓN TEMERARIO
NI PODRÉIS NUNCA SEGAR
SUS LATIDOS SOLITARIOS.

NO CONSEGUIRÉIS BORRAR
ESTOS SENTIMIENTOS ESCRITOS
NI LOS PODRÉIS HACER CALLAR
PUES SON VERDADEROS GRITOS.
 
 

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