Una más estricta adhesión a los
cánones clásicos del neoempirismo analítico puede
hallarse en los escritos de Johnn L. Austin (1911-1960). Austin afirma
que el punto de partida de la investigación debe ser el lenguaje
común, pero no niega que contenga equívocos o confusiones,
aunque individuales, y considera que no puede constituir la última
palabra para la filosofía. En realidad, muchas de sus notaaciones
más acertadas no son meramente linguísitcas. Así la
frase “yo se” la considera él, no como una descripción sino
como un empeño.