El problema que más preocupaba seguía siendo el método del conocimiento científico. En el inicio formal de la modernidad se centra en el conocimiento mismo.
Las corrientes filosóficas que hacen suyo el problema del conocimiento son el racionalismo, cuyos exponentes principales son Descartes y Leibniz, y el empirismo, representado por Locke y Hume.
El término racionalismo hace referencia a cualquier posición u opinión que conceda primacía a la razón. Cuando se precisa "en relación con que" o "en contraposición a que" se otorga tal primacía, entonces aparecen los racionalismos específicos, por ejemplo, el religioso y el intelectualista. El primero sostiene que, tratándose de los conocimentos religiosos, no son la revelación o la fe las que deciden acerca de su verdad, sino que será la razón la que se constituya en árbitro y fundamento. El racionalismo intelectualista da preponderancia a la razón sobre las otras facultades humanas. ha habido reacciones contra este racionalismo; la última es la de Unamuno, quien sostiene que al frío intelectualismo de la razón debe imponerse a la lógica afectiva del corazón.
El racionalismo que aquí es más importante, es el epistemológico, es decir, el relacionado con el origen del conocimiento y tiene una posición contraria al empirismo. Así pues, cuando hablamos de racionalismo nos referimos a la corriente filosófica del siglo XVII, la cual sostiene que nuestros conocimientos válidos y verdaderos acerca de la realidad no proceden de los sentidos, sino de la razón o del propio entendimiento.