Dicha situación permitió observar la poca información que se tenia sobre el VIH-SIDA, los prejuicios existentes y sobre todo la discriminación que se le hace al enfermo, máxime si estos son de estratos sociales bajos. Este acontecimiento nos motivo para iniciar una formación refente a la enfermedad y sus alcances; Además de exhortar a la comunidad a adquirir un compromiso a favor de los portadores del VIH-SIDA y de sus familiares".
De allí en adelante se iniciaría a través de las predicaciones y reuniones con los distintos grupos parroquiales, en la casa cural se efectuaría otras reuniones con seropositivos cada ocho días para ofrecerles apoyo psicológico y espiritual. Nació así la necesidad de reunir también a los familiares, para que compartiesen sus experiencias y se integrasen al proceso de acompañamiento y se capacitaran con los métodos de atención para el paciente.
Esto ultimo se realizo a través de la Comisión Nacional de Sida, la que además preparo un grupo de personas voluntarias que deseaban prestar sus servicios a personas en estado terminal, quienes habían sido rechazados por sus familiares y amigos. De esta manera fue adquiriendo miembros, un grupo bíblico que tenia seis años de establecido y decidieron dedicarse únicamente a trabajar con enfermos portadores VIH-SIDA y sus familiares.
De grupo bíblico a "Pastoral de Esperanza", de esta forma nació una organización voluntaria y sistemática, para servir a los enfermos, esta fue la primera experiencia en este campo de la Iglesia costarricense.
La "Pastoral de la Esperanza" organiza reuniones que e caracterizaban por tener un ambiente participativo y abierto, a través de contacto con los enfermos y las experiencias vividas han diseñado sus objetivos y metas. La más importante de esta ha sido la atención especializada y el apoyo grupal.
Una de las experiencias más ricas, fue proveer una casa, fuera de la parroquia la cual fungió como alberque para enfermos en estado termina de aquí en adelante se estableció una verdadera unión con los pacientes y la Pastora. Los pacientes que se encontraban en mejores condiciones se en cargaban de atender a los demás compañeros, de manera que viviera un sentido pleno de solidaridad.
Considerando la necesidad de los enfermos, se alquilo una casa para poder atenderlos mejor, unificado así CECODERS y la Pastoral de la Esperanza adquiriendo lo que tanto anhelaban, poder tener un lugar donde atender a sus pacientes. Sin embargo, los problemas surgieron cuando algunos vecinos reaccionaron contra el grupo; sentían temor a la enfermedad y generaron un ambiente negativo en el resto de la comunidad. Por esta razón, se debió terminar con la experiencia, para entonces habían muerto algunos enfermos.
Durante mucho tiempo, se trato de satisfacer la necesidad del albergue, alquilando cuartos que aunque no fueran muy cómodos como se quería o como corresponde a la dignidad humana, eran lo que se podía dar, en ese momento se mantuvo el pago a una serie de personas preparadas y con experiencia, para que atendieran otros enfermos y le dieran el cariño y le amor que tanto necesitaban.
En la busque da de un lugar apropiado y dando a conocer este deseo, surgió un acontecimiento inesperado; los padres Eladio Sancho y Armando Alfaro buscaban un terreno para construir las posadas de Belén, para esto Monseñor le ofreció un terreno ubicado detrás del Seminario Mayor, propiedad de la Arquidiócesis. El terreno no era suficiente para la obra que ellos pretendían por lo que ambos sacerdotes comentaron la idea a Monseñor Román Arrieta de construir un albergue para enfermos de SIDA y este la miro con mucho agrado, inmediatamente el padre Alfaro lo comento con el padre Orlando Navarro y en una observación con Monseñor lo dio por un hecho, la noticia alegro como es obvio a todas las personas cercanas a la Pastoral.