En Drácula, Príncipe de las Tinieblas de Terence Fisher, y también en las adaptaciones de la novela realizadas por Coppola y John Badham, se puede ver una escena en la que Drácula se hace un corte para que su chica pueda saciar su sed de sangre. Pues bien, en Near Dark, Jenny Wright se corta la muñeca, y esta vez es el chico-víctima-aprendiz-de-vampiro el que de rodillas delante de ella, tiene que chupar. ¿Verdad que es maravilloso?
Near Dark es un auténtico western de vampiros. Tenemos esa escena en la que la policía ha rodeado el motel donde se han refugiado los protagonistas. Empiezan a dejar la casa como un colador, sin saber que lo que está incordiando a los de dentro no son las balas, ¡sino los rayos de sol que entran por los agujeros de la pared!
Y por supuesto, está la escena del bar. El mal rollo que te produce esta escena sólo es comparable al de algunos momentos de Henry Retrato de un Asesino. Y al ver a Bill Paxton divertirse fingiendo que le estrangulan, se hace evidente que a la directora las víctimas le importan un pimiento, y los malos le caen muy bien. Pero ojo, esto es una peli de terror, no es una pretenciosa salvajada como Asesinos Natos de Oliver Stone, que va de crítico anti-tele-basura y hace una apología de la violencia. |
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