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Es evidente que, hoy en día, una chica que quiera dedicarse al mundo del cine, no está limitada a soñar exclusivamente con ser actriz. Uno de los datos más interesantes es que la nueva compañía DreamWorks (Spielberg y cía.) encargó sus producciones más importantes a una directora, Mimi Leder. Y esto que afortunadamente hoy en día no sorprende a nadie, hace muy poquitos años no habría sido nada normal. El problema está en que, si bien es cierto que cada vez hay mayor presencia femenina en los platós, las personas que están arriba del todo, los que ponen el dinero y deciden qué tipo de película hay que poner de moda, los Spielberg y cía. que he mencionado antes, son siempre hombres.
De todas formas, pronto no será necesario hacer páginas Web enumerando las mujeres que han escalado puestos muy importantes, porque habrá infinidad de ellas. De momento el 'impacto' no ha hecho más que empezar, representado por Mimi Deep Impact Leder, y por Gale Anne Hurd, productora de éxitos como Terminator 2 o Dante's Peak.

Hay cosas difíciles de cambiar, porque ese presidente negro de Deep Impact, sería todavía más de ciencia-ficción si fuese mujer, pero bueno, todo es posible.
Y como supongo que estamos de acuerdo en que un punto de vista femenino puede aportar muchas novedades, esperemos que pronto las tomas de decisiones importantes les pertenezcan a ellas, para variar, y pueda llegar así un soplo de aire fresco a la política, economía, y también la industria (y arte) cinematográfica.
Alguien podría decir que en este sitio sólo se habla de mujeres que hacen exactamente lo mismo que ya han hecho otros hombres antes que ellas; bien, pues más o menos de eso se trata, de que ellas por fin pueden divertirse haciendo las mismas tonterías (u otras diferentes) que hacemos nosotros. En realidad aquí hablamos de mujeres que no admiten que se les diga cómo deben ser sus películas. Que no admiten la imposición de participar en el desfile sólo como cantineras, y no como soldados. Y si Emma Thompson decide escribir la adaptación de una novela tan (aparentemente) inocente y femenina como Sentido y Sensibilidad, y le dan un Oscar, pues ¡fenomenonal!. Oye, faltaría más.

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