La Red Global del Trueque ya está en Uruguay

Un mercado con rostro humano

La modalidad del trueque se impone en forma creciente como modelo de intercambio entre las personas en varias sitios del globo. También en nuestro país, acaba de crearse un nodo de la RGT, donde los "prosumidores" no utilizan dinero, cambian bienes o servicios sin buscar el lucro sino la satisfacción, y comparten además, un compromiso ético.

Desde setiembre de 1998 existe también en nuestro país un nodo de la Red Global del Trueque (RGT), una organización comunitaria que se inició en Quilmes, provincia de Buenos Aires, hace apenas cuatro años.

Todo comenzó con la voluntad de intercambiar, de buscar otras formas diferentes a las que ofrece el mercado formal para acceder a los satisfactores de las necesidades, por parte de algunos de sus actuales miembros. Una búsqueda en Internet hasta encontrar la red argentina, y un posterior contacto con la misma para conformar también en Uruguay un nodo perteneciente al circuito, fue suficiente para echar a andar la experiencia en nuestro país. En la vecina orilla, existen más de cincuenta nodos o clubes del trueque, y lo integran miles de personas a lo largo y ancho del país.

Dentro de la RGT todo se intercambia, menos el dinero. El dinero, la moneda corriente, no existe. La mercancía de cambio utilizada es el crédito, una unidad de medida que es posible utilizar solo dentro de la red, un bono para facilitar los intercambios, aunque el trueque propiamente dicho, o sea, el cambio de un bien o servicio por otro equivalente, también está previsto. En otros países de Europa o del norte de América, también comienzan a aparecer modalidades que se apartan del mercado tradicional, y optan por este tipo de monedas sociales, denominadas "dinero comunitario", aunque el nombre es lo que menos importa.

Cada integrante que ingresa al nodo Sur en Montevideo, recibe 500 créditos tan sólo por ser integrante de la red. Estos créditos son "para ser utilizados exclusivamente en la Red Global del Trueque, con el único fin de facilitar los trueques multirecíprocos con otros miembros de la red", según lo establece el compromiso que debe firmar cada uno de sus integrantes. No está permitido negociar con los créditos. Pero sobre todo, existe un compromiso ético, un deseo de desprenderse de las rígidas y frías relaciones de dinero entre las personas.

Dentro de la RGT todos son "prosumidores", un término creado para volver a relacionar la condición de todo miembro dentro de una sociedad. Según los conceptos emergentes de la economía de mercado reinante, todos somos "consumidores", pero el concepto "prosumidor", surge de la conjunción de "consumidor" y "productor", como forma de superar la disociación que separó ambas capacidades.

El nodo Sur

"El club del trueque es una red de autoayuda y asistencia mutua entre las personas, sin fines de lucro ni en lo personal ni como organización", señaló a manos Alvaro Antoniello, coordinador del nodo montevideano y uno de los artífices de la iniciativa. "Esta experiencia –sostuvo-, tomando en cuenta las necesidades y potencialidades de cada individuo, procura un espacio común donde las personas puedan relacionarse, tratando de salir de la tiranía del mercado".

Según los cerca de cien miembros con que ya cuenta el nodo en apenas cinco meses, se trabaja por fortalecer lo solidario y la revalorización del individuo como tal y como productor y consumidor de bienes y servicios, como miembro activo de la sociedad, porque "aquí prevalece lo solidario, el revalorizarse a sí mismo", comentan. Aunque desdeñan la palabra "alternativa", confían en que Uruguay verá el desarrollo de la modalidad con la misma fuerza ya consolidada en el vecino país. No obstante la Argentina no es el único país donde esta modalidad comienza a transitar. También desde la ciudad de Porto Alegre se iniciaron contactos, entre otras ciudades latinoamericanas que pronto incorporarán el sistema de trueque complementario del mercado formal.

"Porque de todos modos, aunque la palabra no nos guste, es una alternativa posible", agregó Antoniello, quien reconoció además "una inteligencia propia que emerge del grupo", tal como sucede en Internet, una red electrónica de intercambio de información que escapó del dominio de sus creadores para no pertenecer a nadie en particular, y al mismo tiempo, ser pertenencia de todos.

Diversidad, creatividad y responsabilidad

Si bien en Montevideo la experiencia todavía es incipiente, "la red aspira a ofrecer una amplia gama de productos y servicios, estimulando además la capacidad creativa de cada uno de sus miembros". Ni de este nodo Sur, ni de cualquier otro club en otros países, se prescinde de una persona, ni se pide experiencia laboral, ni la tan mentada buena presencia. El criterio de ingreso es meramente voluntario, y se desdeña cualquier modalidad de discriminación, aunque también está prevista la creación de Círculos de Calidad, organismos dentro de la organización que controlarán los niveles de calidad en los productos y servicios que ofrezcan los prosumidores.

A pesar del escaso tiempo transcurrido desde su creación, la red uruguaya ya cuenta con una serie de servicios y productos que se intercambian con mayor frecuencia mediante el uso de los créditos. Desde profesionales universitarios como sociólogos, psicólogos, enfermeras o veterinarios, hasta periodistas, diseñadores, electricistas, sanitarios, carpinteros, y pintores. Hay quienes realizan tratamientos con acupuntura o trámites varios ante organismos públicos, búsquedas en Internet, fletes, y quienes se ofrecen para cualquier tarea que no requiera una especialidad mínima.

Entre los productos que se encuentran, es posible adquirir desde plantas ornamentales hasta pan casero. Pero sus miembros aspiran a que este año el sistema adquiera un desarrollo mayor, abarcando más áreas de la producción y los servicios, incluso mediante la incorporación de empresas o la formación de grupos de trabajo para brindar un servicio o producir en conjunto. Para Antoniello, "se trata de una economía de mercado con rostro humano, donde cada prosumidor es responsable de lo que hace, porque no hay cuadros dirigentes sino una dirección conjunta de todos los integrantes del club".

El crédito como moneda social

La unidad de cambio que se utiliza dentro de la RGT es el crédito. Se trata de una medida cuyo único objetivo radica en facilitar el intercambio de equivalencias entre los prosumidores.

Estos créditos no se acumulan, no se transforman en riqueza, y ni siquiera tiene sentido atesorarlos, ya que la única riqueza de cada integrante del nodo es la oferta que realiza y la posibilidad de intercambiar con otros miembros.

Inicialmente, como no puede ser de otra manera, los créditos tienen su analogía en los valores representados por el dinero. Un prosumidor que brinda un servicio dentro de la red, cobrará un equivalente en créditos por su trabajo, según la suma que habitualmente cobraría en pesos.

Sin embargo, la propias características de la modalidad van tejiendo un comportamiento solidario, donde en definitiva, tal como lo establecen los integrantes del nodo Sur, "todos ganan, porque no se procura que tu pierdas, para que yo gane".

"La posesión de créditos es sólo una posibilidad de acceder a bienes y servicios pero no son una mercancía en sí", aclaran. Los créditos no se negocian ni existe la intermediación financiera dentro de la red.

En la Argentina, donde la modalidad del trueque adquirió dimensiones nacionales y sus actividades llegan a congregar a miles de personas, no faltan las discusiones en torno a la forma de determinar el precio en créditos de un bien o servicio, prescindiendo de alguna manera de su correlativo en metálico. También se verificaron casos en los cuales la oferta de determinado producto está muy por debajo de la demanda existente dentro de la red, lo cual implica la posibilidad siempre latente de una "inflación en créditos", y del consiguiente alejamiento del precio en créditos respecto a su equivalente en pesos con una tendencia al alza.

En estos casos, la práctica misma, la construcción de la experiencia, provoca que se observe la conducta de un prosumidor que eleva sus precios en créditos por ser acaso el único que dispone de un producto dado. De todos modos, siempre está presente el compromiso ético asumido al momento de integrar la RGT, y la responsabilidad compartida. Si un prosumidor no actúa correctamente dentro de su nodo, no pierde un "cliente", pierde a todos los integrantes del mismo.