Los creadores de
«Dolly» desarrollan otra oveja que produce
proteínas humanas
Madrid. Abraham Alonso
Una oveja clónica que incorpora genes humanos con el
fin de producir, en la leche, proteínas de
aplicación médica ha sido creada por científicos
escoceses del Instituto Roslin, en colaboración con
la compañía PPL Therapeutics. «Polly» es la
primera oveja transgénica desarrollada con técnicas
de clonación y representa un paso crucial en la
futura comercialización de proteínas terapéuticas
y de órganos para xenotrasplantes.
«Polly», tal y como avanzó la revista ABC Cultural
el día 7 del pasado mes de marzo, es la consecuencia
de los experimentos efectuados sobre clonación que,
en definitiva, trataban de conseguir la producción
de animales transgénicos capaces de segregar
proteínas en la leche o en la sangre con fines
terapéuticos .
Según afirmaba entonces el investigador Alan
Colman, director de investigación de la empresa PPL
Therapeutics, que financia las investigaciones del
Instituto Roslin, «la clonación es sólo el método
para conseguir a escala estos animales que son
capaces de producir fármacos». En esta ocasión, el
propio Colman confirma a Financial Times que «se
trata de producir un gran número de cabezas de
ganado que expresen altas concentraciones de valiosas
proteínas terapéuticas».
La técnica utilizada por los investigadores
consiste en añadir un gen humano al núcleo que
contiene el material genético de una célula de
oveja. Esta célula se fusiona a una célula
embrionaria de oveja cuyo núcleo ha sido retirado.
El embrión resultante es entonces trasplantado a una
oveja adulta, donde se desarrollará hasta
convertirse en un cordero.
La clonación garantiza que todos los corderos
serán hembras y permite que todo un rebaño sea
creado en una única generación. Los científicos
estiman que las proteínas producidas por «Polly»,
que ahora cuenta tan sólo con dos semanas de vida,
comenzarán a probarse en el año 1999.
Uno de los mayores atractivos de la utilización
de esta tecnología es que, teóricamente, se evita
el posible riesgo de transmisión de virus y de otros
agentes patógenos. El proceso, por su parte, podría
ser menos costoso que los actuales sistemas a base de
fermentación con microorganismos, en los que se
utilizan células de bacteria o levadura alteradas
genéticamente. Además, «Polly» y otras cuatro
ovejas, «hermanas» casi idénticas de la anterior y
que nacieron de distintas madres, han sido
manipuladas genéticamente para producir
fibrinógeno, factor VII y factor IX, todos ellos
productos coagulantes de la sangre, así como
proteína C activa, que previene la coagulación. Dos
de estas cinco ovejas llevan consigo genes
marcadores, fácilmente localizables por los
científicos en el animal. «Tres de ellas, sin
embargo, poseen un gen humano de importante valor
terapéutico, aunque no vamos a indicar cuál es»,
señaló Ron James, responsable de PPL Therapeutics.
En opinión de los especialistas del Instituto
Roslin, el próximo paso en las investigaciones es,
previsiblemente, conseguir una mayor precisión en la
introducción de los genes en el núcleo celular, lo
que aumentaría la cantidad de proteínas en la leche
y ayudaría a que la técnica fuera aplicada a vacas,
cuya producción de leche es considerablemente mayor
que la de las ovejas.
Repercusiones económicas
De esta forma, los científicos podrían
reemplazar genes y no sólo añadirlos, lo que
permitiría crear granjas de cerdos cuyos órganos
sean trasplantados a las personas. Los investigadores
deben deshacerse de los genes que dotan al órgano de
una estructura como la de cerdo frente al sistema
inmune humano, ya que, a no ser que el órgano sea
aceptado como humano por el sistema inmune, este lo
rechazará. Sin embargo, este tipo de xenotrasplante
aún tendrá que esperar unos años para que sea un
éxito.
Por otra parte, aunque la compañía escocesa
producía ya la proteína «alfa-1-antitripsina» en
ovejas transgénicas, destinada a combatir la
fibrosis quística, estos experimentos suponen el
primer intento de convertir a diversos tipos de
mamíferos, ovinos y vacunos principalmente, en
«fábricas» vivas de proteínas terapéuticas y de
órganos para xenotrasplantes, con sus inevitables
repercusiones económicas, que están más próximas
de lo que parece. Así, la PPL Therapeutics cuenta
con los derechos de la tecnología desarrollada por
el Instituto Roslin sobre animales transgénicos
capaces de producir proteínas terapéuticas en la
leche. Las consecuencias económicas de este nuevo
experimento son suculentas, ya que en Wall Street se
calcula que el mercado de proteínas terapéuticas
puede llegar a aumentar su actual volumen de negocio
de 7.000 millones de dólares anuales a 18.500
millones dentro de tres años.