TEMAS DE DIVULGACION


(18 DE ABRIL DE 1996)


LOS AFRODISIACOS


por el Dr. Jorge Di Iorio


Todo hace pensar que, poco después de haber sido expulsados del Paraíso,

nuestros antepasados, Adán y Eva, comezaron a sufrir la disminución de su

vigor sexual.


Las primeras referencias históricas referentes al efecto estimulante de

ciertos vegetales sobre el apetito sexual se remontan a las más antiguas

escrituras que posee la humanidad.


Ya en la Biblia (Antiguo Testamento - Genesis 30: 14 y 15), la mandrágora

hace su primera aparición como planta afrodisíaca, cuando Rubens, hijo de

Leia, la ofrece a su madre.


Raquel sin embargo, se queda con ella y finalmente no está bien aclarado en

las escrituras si fue ella o Jacob, quién la consumió. El hecho es que esa

noche durmieron juntos y concibieron su quinto hijo.


Aristóteles (500 A.C.) menciona el efecto afrodisíaco de las cantáridas

(insectos) e innumerables son las asociaciones de vegetales y productos

animales con efectos estimulantes sobre el deseo sexual, en el folclore

popular.


Desde el punto de vista científico, sin embargo, la confusión es total,

comenzando por el orígen de la palabra, todo hace entender que tendría sus

raíces en la denominación dada por los griegos a la Diosa del Amor,

Afrodita, más tarde asimilada a la Venus de los romanos, que habría nacido

de la espuma del mar (Aphros).


Desde el descubrimento de América muchas sustancias de orígen vegetal

fueron encontradas en el Nuevo Mundo, y se siguen descubriendo actualmente,

principalmente en la floresta amazónica, rico e inagotable manantial del

planeta, hasta la llegada del hombre.


Muchas de estas sustancias fueron incorporadas a la medicina como por

ejemplo la morfina, la atropina, la reserpina, el curare y la nicotina

entre otras, a partir de los relatos del uso popular.


Hoy generalmente son producidas en forma sintética en laboratorios, sin

necesidad de recurrir al obsoleto prototipo natural.


Visitando el Brasil en 1824, el naturalista alemán Martius descubrió que

los indígenas utilizaban la selva como farmacia.


Los hechiceros poseían hierbas medicinales para aumentar el deseo y la

actividad sexual de su tribu o para disminuirlo (efecto anafrodisíaco) como

"brujería" contra sus enemigos, con el objetivo de reducir la procreación

de sus adversarios.


Las observaciones antiguas eran primitivas, confudiendo rituales mágicos

con observaciones empíricas.


Si la raíz de una planta se asemejaba a los genitales, ésta tendría efecto

afrodisíaco; si se asemejaba a una serpiente, tendría utilidad contra los

ataques de los ofídios, etc. Era la doctrina de las semejanzas.


A partir del Renacimiento comienza a predominar el conocimiento científico

en la mente humana, separándose más nítidamente la medicina de la religión,

de la magia y de la brujería.


Investigaciones posteriores apoyadas por la bioquímica y la farmacología

comenzaron a aclarar y dar valor científico a ciertas observaciones del

conocimiento popular, dando lugar a la aparición y permanencia, de una

amplia gama de medicamentos, algunos usados hasta hoy, como ciertos

antihipertensivos, anticoagulantes y otros.


En el campo de los estimulantes del apetito sexual, debemos decir que,

científicamente, un afrodisíaco debería ser un medicamento que provocase

aumento del deseo y desempeño sexual, que sea seguro (desprovisto de

efectos colaterales), selectivo (que actúe solo sobre el deseo y desempeño

sexual) y cuyo efecto esté relacionado con la dosis empleada.


La sustancia que más se aproxima a esta definición es la Yohimbina, usada

con este fin desde hace varios siglos.


Está presente en la naturaleza en la corteza de árboles africanos y plantas

amazónicas, de donde el saber popular descubrió sus efectos. En 1958 fue

sintetizada en el laboratorio y hoy forma parte de varios medicamentos

encontrados en el mercado.


Su uso en el ser humano debe ser ser sin embargo, indicado y controlado por

el especialista, ya que no está desprovista de efectos colaterales.


Puede eventualmente, provocar nerviosismo, temblores, aumentos de la

presión arterial y convulsiones, entre otros.


El ajuste de la dosis debe ser individual (diferente para cada paciente).


La asociación del fármaco con otros estimulantes del sistema nervioso como

la estricnina, hace esta combinación es especialmente peligrosa y se

prohibe su asociación con el alcohol.


No existe científicamente valor terapeútico en la estricnina, sustancia

ampliamente utilizada como veneno de ratas.


Efectos afrodisíacos fueron propuestos para la cocaína, que no pasan de la

peligrosa estimulación general del sistema nervioso central con riesgo de

dependencia y muerte, frecuentes por sobredosis.


El saber popular


La nuez moscada es utilizada como estimulante en las prisiones donde suele

consumirse rallada. Su uso puede producir efecto estimulante, pero a dosis

próximas al envenenamiento..


Efectos afrodisíacos fueron adjudicados también al alcohol.


Cuando es consumido en pequeñas cantidades previo al acto sexual, suele

producir un efecto de desinhibición, principalmente en aquellos individuos

mas retraídos, liberando así la fantasía, una de las llaves del buen

relacionamiento sexual.


Cuando es consumido en grandes cuantidades, sin embargo, al efecto

desinhibidor sobre la conducta, se suma una inhibición sobre la erección,

lo que torna su uso un arma de doble fio.


Es asimismo conocida la opinión popular de que la pimienta, la cebolla y

otros condimientos tienen efectos similares, lo que generalmente ocurre es

que, sustancias contenidas en los mismos, producen una vasodilatación y

calor en la urétra (canal por donde se elimina la orina), sensaciones que

pueden ser semejantes al despertar del deseo sexual.


El aumento del estado de alerta, la atención y el interés, son ingredientes

necesarios para la actividad sexual.


A este nivel actuan ciertas sustancias como la cafeína, presente en el café

, el té y el ginseng, y no específicamente a nivel sexual.


Ciertos medicamentos llamados psicotónicos ó eutónicos, como el ácido

glutámico, el ácido aspártico y la colina están presentes en diferentes

proporciones en conocidos medicamentos del mercado, generalmente asociados

a vitaminas (especialmente la vitamina E), pueden tener efectos sobre el

metabolismo orgánico en general, y mejorar secundariamente, en el desempeño

sexual, principalmente en el paciente estresado.


En realidad se discute si su efecto real es en algo superior al de un

placebo. Esto es, el producido si damos al paciente un simple comprimido de

almidón o cualquier otra sustancia sin efecto farmacológico alguno,

convenciéndole de que se trata de un medicamento y dejando actuar a su

autosugestión.


En estos momentos, en Brasil están actualmente en estudio tres plantas más

con presunto efecto afrodisíaco: la catuaba, la damiana y la marapuana,

pero hasta el momento no hay demostración científica de un resultado

efectivo (dosis segura sin efectos colaterales).


El efecto que algunos consideran como afrodisíaco, generalmente no pasa de

un peligroso estímulo del sistema nervioso central que, como en el caso de

la cocaína o la estricnina, puede causar una convulsión fatal.


Frecuentemente, el efecto estimulante, si lo hay, está próximo a la dosis

tóxica letal.


Tenemos hoy varios tipos de medicamentos con los que es posible modificar a

nuestra voluntad los instintos del hombre, así, podemos actuar sobre el

sueño con hipnóticos (facilitan el dormir) o estimulantes de la vigilia (es

el caso de las anfetaminas que evitan el sueño).


Para el apetito tenemos los orexígenos, que lo estimulan y los anorexígenos

que lo inhiben.


La mayoría de ellos son considerados psicofármacos, y son vendidos con

receta verde (controlados).


Nada indica que el instinto sexual debe permanecer mucho tiempo mas inmune

a los medicamentos, pero ¿será esto aconsejable?


Recordando la definición cientifica ya expuesta de los afrodisíacos,

deciamos que debía ser un medicamento que provocara un estímulo del deseo y

desempeño sexual, seguro, selectivo y con efecto relacionado al tamaño de

la dosis y desprovisto de efectos colaterales importantes.


Ese medicamento no existe, y cabe perguntarse, si existiera, ¿tendría

beneficios sociales más allá de una satisfacción ocasional?


Debemos hacer un advertencia especial para el uso de los preparados

hormonales, las testosterona, hormona masculina por excelencia, es la

principal responsable en el hombre y la mujer (en la que se encuentra en

muy menor cantidad) del deseo sexual.


No es un afrodisíaco por ser una sustancia natural del organismo, y no es

un medicamento, aunque a veces la utilicemos como tal, principalmente para

la reposición cuando constatamos que se encuentra baja en el organismo

(previo exámen de laboratorio).


Podriamos decir que es el "afrodisíaco" natural.


Todo paciente con disminución del apetito sexual debe ser investigado por

el especialista.


Puede este encontrar una disminución del tamaño testicular (frecuente luego

de paperas o infección genital complicada), una distribución anormal del

pelo o de la grasa corporal.


El exámen hormonal (exámen de sangre) será realizado y si fuera necesario

se administrará medicación a base de hormonas (testosterona) y otras

sustancias.


Ante pacientes estresados o portadores de ciertas enfermedades, puede

existir un aumento de la prolactina sanguínea, hormona que disminuye el

deseo sexual, y que debe ser tratada con medicación específica.


Siempre se debe evitar la automedicación. Más peligrosa aún es la conducta

de aquéllos (enfermeros, farmaceúticos, etc.) que presriben preparados

hormonales sin tener idoneidad para hacerlo.


Se corre así el riesgo de "frenar" la producción de hormonas por el

testículo, con hipertrofia o atrofia a veces irreversible, o peor aún,

despertar un cáncer de próstata quizás incipiente o estacionario.


Toda administración de medicación hormonal debe ser siempre y

obligatoriamente precedida de un minucioso exámen genital, prostático,

cardiovascular y general, además del dosaje hormonal.


Solo así evitaremos daños, a veces irreparables sobre personas a las que

quizás pretendimos ayudar.


La medicina es un poco más difícil de lo que parece, y su práctica solo es

aconsejable para quienes saben como realizarla.