La revista Sistemas Familiares formula periódicamente una "Invitación a plantear preguntas relevantes para la práctica clínica que son respondidas por especialistas en el tema". En la edición correspondiente al Año 16 Nº 2, de Julio del 2000 se remitió la siguiente pregunta acerca del TraumaPsicológico al Lic. Eduardo H. Cazabat.
La pregunta de este número
a) ¿Cuál es el concepto moderno del trauma psicológico? b) ¿Qué características particulares presenta su abordaje psicoterapéutico? c) ¿Cómo se articula todo esto con un abordaje sistémico-relacional? ¿Qué necesitan conocer los terapeutas sistémicos para operar más eficazmente?
Responde el Lic. Eduardo H. Cazabat
Respuesta: a) El trauma es una realidad permanentemente presente a lo largo de la historia de la humanidad, al punto de que ciertos autores consideran la reacción frente al trauma, el Trastorno por Estrés Post Traumático, como una reacción anormal a hechos normales. Aunque las reacciones psicológicas frente a hechos traumáticos han sido observadas desde hace ya más de un siglo, recién en las últimas dos décadas, sustentado en los movimientos pacifistas y en los movimientos contra la violencia doméstica y sexual, ha crecido el interés en el estudio del Trauma Psicológico, sus consecuencias y su tratamiento. Una prueba de ello es que no fue sino hasta 1980 que se estableció el diagnóstico del Trastorno por Estrés Post Traumático (PTSD) en el sistema del DSM (Diagnostic and Statistical Manual de la American Psychiatric Association)
Los efectos psicológicos del trauma se expresan como cambios en la respuesta biológica al estrés, produciendo alteraciones profundas en los mecanismos hormonales relacionados con éste, y en el procesamiento de la memoria. De esta manera, el hecho traumático interrumpe la línea histórica normal de la vida de la víctima, produciendo profundas alteraciones a nivel biológico, emocional, cognitivo y relacional. Es así que la víctima sufre síntomas de reexperimentación del hecho traumático (flashbacks, pesadillas, etc.), de evitación de los estímulos asociados al trauma, de embotamiento psíquico y emocional (sentimientos de desapego, anhedonia, amnesia total o parcial del hecho traumático, etc.) y de hiperactivación (hyperarousal) (hipervigilancia, dificultades para dormir, respuesta de sobresalto, irritabilidad, etc.)
Estos síntomas, que muchas veces son de aparición tardía (hasta años después de ocurrido el hecho traumático), suelen ser mal interpretados, y diagnosticados como depresión, trastornos psicóticos, simulación, etc.
b) Uno de los metamodelos más aceptados en el campo de la Traumatología Psicológica es el Modelo Trifásico de Judith Herman. Este metamodelo es perfectamente aplicable a cualquier enfoque sistémico
La primera fase del tratamiento (Restablecimiento de la Seguridad) está orientada a que el paciente no sólo esté, sino también se sienta a salvo. En esta etapa el paciente debe volver a tener control interno y externo, es decir, garantizar su seguridad, tanto como aprender a manejar los síntomas que interfieren en su vida y conllevan el riesgo de retraumatización.
En la segunda fase, (Rememoración y Duelo) el tratamiento se orienta a que el paciente pueda reconstruir la historia traumática. A causa de su naturaleza, las memorias traumáticas rara vez se presentan linealmente. Los fragmentos, a veces incoherentes, las sensaciones físicas y emocionales, deben transformarse en una narración permitiendo de esta manera la integración bajo la forma de la Memoria Explícita o Narrativa.
Finalmente la tercera fase (Reconexión) apunta a reconectar al paciente con la vida, con el presente y el futuro, redefiniéndose a sí mismo en el contexto de relaciones y actividades significativas.
Por otro lado, más recientemente, a partir de 1994, cuando el Dr. Charles Figley lleva a cabo la investigación denominada "Los ingredientes activos en el tratamiento del trauma", han crecido en importancia nuevos tratamientos no tradicionales y controversiales, que dan respuesta rápida y efectiva a los síntomas más intrusivos del trauma. Estos tratamientos, tales como TIR (Traumatic Incident Reduction, Reducción de Incidente Traumático), TFT (Thought Field Therapy, Terapia del Campo del Pensamiento), EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing, Desensibilizacion y Reprocesamiento por Movimientos Oculares), entre otros, cuentan todavía con poca evidencia experimental, aunque la experiencia clínica creciente indica un alto grado de efectividad. Estos abordajes son fácilmente integrables en contextos psicoterapéuticos más amplios, potenciando mutuamente los resultados
c) El Trauma no es solamente un hecho individual, intrapsíquico. El trauma golpea a todo el sistema involucrado, sea éste la familia, los compañeros de trabajo, la escuela, etc. Es más, no sólo quien sufre el hecho traumático está expuesto a la reacción traumática, sino también las personas más allegadas sufren en carne propia las consecuencias del trauma, en lo que se llama el Trauma Secundario o Trauma Vicario. Por lo tanto, el abordaje psicoterapéutico del Trauma exige una mirada sistémica.
Evitar la crítica y promover la aceptación de la víctima es una de las primeras premisas que todo terapeuta debe tener en mente. Al mismo tiempo, ciertas intervenciones sistémicas, como la connotación positiva, la prescripción del síntoma, la prescripción paradojal, tareas de exposición, etc. deben ser cuidadosamente evaluadas en sus posibles consecuencias, antes de ser puestas en práctica. El terapeuta debe también trabajar para evitar que con el correr del tiempo, la víctima tienda a organizar su vida en torno de sus síntomas y de su identidad de víctima. Finalmente, debe considerarse la necesidad de un espacio terapéutico individual para la víctima, en el cual pueda realizar el proceso de integración de las memorias traumáticas, al mismo tiempo que se preserva a la familia de la exposición al material más doloroso