La energía liberada durante el acto sexual tiene tal poder creador que, sabiamente empleada, intensifica las facultades mentales de los amantes, fortalece su salud física y espiritual y les mantiene jóvenes y equilibrados. La moral occidental y la religión reprimen el sexo puro, pero los secretos atesorados durante milenios por ciertas tradiciones sagradas comienzan a ser desvelados y la magia sexual cada día interesa más en la sociedad actual. ¿Qué es lo que debemos conocer para a entrarnos en un mundo de sensaciones que nos puede conducir hacia la felicidad total?

Desde que practico el Kung Fu sexual y los consejos de Mantak Chia, he obtenido grandes beneficios en mi vida. Además de haber aprendido a controlar mi eyaculación durante más de diez minutos, cosa que antes me era imposible, mi salud ha mejorado notablemente, y estoy experimentando con mi pareja sensaciones muy placenteras, para mí totalmente desconocidas. Ejercitarse en las técnicas sexuales taoistas no es difícil, requiere tan sólo constancia». Quien así habla es José Luis Sánchez, hombre de negocios de 37 años que un día, por azar, compró en una librería esotérica las obras de Mantak Chia, maestro tailandés versado en las secretas técnicas orientales, quien ha conseguido transmitir los secretos de la magia sexual taoísta al gran público.

LA ENERGIA MÁS PODEROSA El Kung Fu sexual enseñado por Chia es un antiguo método taoísta para aumentar la longevidad y la salud y un medio de transformación espiritual que consiste fundamentalmente en cultivar, acumular y dirigir la energía sexual, así como en armonizar la relación entre los sexos. Su secreto es sencillo -asegura Chia-. Hay que ejercitar el control de ciertos músculos, tendones y tejidos fibrosos debajo del ab domen y permitir que la presión genital se extienda por todo el cuerpo. De ese modo se contiene el fluido seminal a voluntad, y al mismo tiempo se provoca una variedad infinita de placeres de tal intensidad que a veces conduce al despertar espiritual y al desarrollo de poderes extrasensoriales.

Según Chia, si esta y otras técnicas de la magia sexual taoísta se han mantenido ocultas durante siglos y ahora se revelan es porque «urge al ser humano a aprender a experimentar este tipo de orgasmo, ya que nuestra especie necesita una gran infusión de energía vital que la haga más armoniosa». «Gastamos a diario entre un 25% y un 40% de nuestra energía total en la producción de energía sexual -afirma-, y por mucho que la procreación sea uno de los mayores milagros de la vida, la naturaleza no derrocharía tanto esfuerzo únicamente para que el ser humano pudiera engendrar unos cuantos hijos. Tal vez el anhelo de satisfacción y placer sexual, nuestro deseo más profundo, sea nuestro camino más seguro hacia lo sagrado».

La idea de que las funciones sexuales tienen un fin más elevado que la simple reproducción y conservación de la especie no es nueva, ni exclusiva de Oriente. Desde Sumeria hasta Egipto, pasando por Grecia o Roma, tanto hebreos como celtas, incluso mayas y aztecas, han celebrado el poder creador de la energía sexual con numerosos y variados ritos de fertilidad. Los hierofantes egipcios, hindúes o sumerios transmitieron los secretos de la magia sexual a los escultores y pintores que trabajaban en los templos. De esa forma el pueblo podía conocer e imitar las mismas posiciones reducidas en las obras de arte, lo que permitía a los sacerdotes utilizar la energía creadora liberada en todas las cópulas para conseguir sus fines mágicos, ya fueran éstos vencer al enemigo o una cosecha abundante.

EFECTOS FÍSICOS Y PSÍQUICOS Los efectos sobre la salud son conocidos desde tiempos remotos. Los médicos taoístas recetaban hacer el amor en determinadas posiciones como método curativo. Y es que la energía que obtenemos del sexo se incorpora a nuestro sistema hormonal y nervioso en cuestión de segundos, mucho antes que la energía que obtenemos del alimento o incluso del sol. De hecho, basta pensar en el sexo para alterar instantáneamente nuestro estado psicológico y sensaciones corporales. Freud ya lo intuyó: el eros es la energía interna que nos nutre; por ello, las neurosis mentales pueden ser curadas cultivando la sexualidad, y la unión sexual sin prejuicios remodela la mente y nos libera de viejos traumas y hábitos insanos. Gurdjieff, el maestro ocultista caucasiano, también señaló que la energía sexual mal dirigida puede «ensuciar con venenos nuestras emociones y pensamientos». De ahí que sea necesario sublimarla en un trabajo creativo o cultivarla en una práctica sexual adecuada: «Feliz aquél que sepa utilizar su exhioehary o energía sexual, pues a través de ella el hombre puede perfeccionarse a sí mismo», escribió.

UNIR LOS OPUESTOS

Sabemos que la atracción entre los sexos es una ley universal, fuente de toda vida, pero aún es un misterio por qué la naturaleza creó seres que se reprodujeran sexualmente y no todos por mitosis, como algunas células. El célebre mito de Platón hace referencia a una raza primordial de andróginos que pecó de orgullo y quiso suplantar a los dioses, por lo que éstos les escindieron, convirtiéndoles en individuos de sexos diferentes. Desde entonces, persiste entre hombres y mujeres la nostalgia del estado anterior y buscan la unión como remedio a su añoranza. Quizá el mito tenga alguna base real, pues la figura del andrógino está representada universalmente en numerosas leyendas sobre la creación del mundo.

Para el psiquiatra y discípulo de Gurdjieff, J.G. Bennet, esta división interna, simbolizada por el mito platónico -y que para algunos refleja la división entre la mitad espiritual y material del hombre- debería ser el principal motor de nuestra evolución y autorrenovación. El acto sexual, sea entre personas de un mismo o distinto sexo, debería unir lo que está separado, borrar las distinciones y hacer a los amantes trascender su identidad individual para sentirse partes de un todo mayor. Pero, paradójicamente, las diferencias orgásmicas entre hombre y mujer crean en no pocas ocasiones, aun en contra de la voluntad de los bien intencionados amantes, un verdadero abismo entre ambos.

Ello se debe a que nuestra sociedad ha elegido ignorar los conocimientos de las grandes tradiciones espirituales sobre la energía sexual y su papel en la transformación personal y evolución espiritual. Nuestras vidas se ven muy afectadas por esta pérdida de autoconocimiento sexual.

La diosa Kali, unida en éxtasis con Mahakali, el gran señor del tiempo, personifica el proceso incesante de creación y destrucción, según las doctrinas tántricas.

La naturaleza diversa de los orgasmos masculino y femenino tiene importantes aplicaciones, según el taoísmo, en dos tipos de actividades sexuales muy controvertidas: la masturbación y la homosexualidad. Así, mientras que la mujer puede masturbarse tantas veces quiera sin dañar su energía, después de los treinta años el hombre debería disminuir esta práctica, o realizarla con retención seminal, para no debilitarse física y sexualmente. Por otra parte, la mezcla de yin con yin que se produce en las relaciones lésbicas es bastante inocua para el equilibrio de energías. Sin embargo, la mezcla de yang con yang es, según los taoístas, antagónica. Por lo que recomiendan a los varones homosexuales que se limiten a prácticas orales o masturbatorias absteniéndose de unir sus esencias seminales. Pero nada más lejos del taoísmo que condenar la homosexualidad, dado que el yin y el yang están presentes en todo hombre y toda mujer. Ahora bien, para practicar el sexo como actividad transformadora, los taoístas aconsejan que el miembro de la pareja homosexual que represente al varón equilibre sus energías yang a través de la respiración consciente o tomando baños de sol en sus genitales.

ILUMINACIONES SEXUALES ESPONTANEAS

Pero todo no está perdido, como ha señalado George Feuerstein, autor de libros sobre sexualidad sagrada cuyos conflictos sexuales le llevaron a profundizar y experimentar en sí mismo las técnicas propuestas por disciplinas como el tantrismo o el taoísmo: «Aunque nuestra civilización ha perdido la antigua convicción de que el sexo forma parte del misterio existencial y puede ser una ventana a la realidad sagrada, de vez en cuando las personas son conscientes de la magia del sexo y viven momentos de hechizo... sensaciones de armonía entre los cuerpos. Cuando se canaliza con propiedad la energía sexual, aunque sea espontáneamente, las vibraciones del cuerpo-mente aumentan a tal punto que uno sintoniza con frecuencias de niveles de existencia superiores. En esos momentos pueden ocurrir y ocurren iluminaciones espirituales». Éste fue el caso de Margo Anand, autora de La senda del éxtasis, un libro de técnicas tántricas para amantes occidentales cuya primera experiencia sexual culminante tuvo lugar, según su propio relato cuando ella tenía dieciocho años mantenía una relación primaria y frenética con un joven artista. Una noche, mientras hacían el amor, le dijo de pronto a su pareja: «Robert... vamos a probar algo nuevo. Paramos y nos relajamos Robert seguía dentro de mí. Yo estaba encima Emocionada Permanecimos así durante algunos minutos, relajados y a la vez experimentando la excitación del estímulo sexual en el cuerpo. Enseguida noté una especie de cálida e intensa energía que se extendía por mi zona pelviana. Cuando la excitación empezó a apagarse, volvimos al sistema habitual, y luego, justo antes del momento culminante, paramos de nuevo, nos relajamos y nos quedamos inmóviles. Entonces sucedió algo totalmente inesperado. Parecía que los dos flotáramos en un espacio sin límites, cálido y luminoso. Desaparecieron las fronteras entre nuestros cuerpos, y con ellas las diferencias entre hombre y mujer. Eramos uno. Aquella experiencia eternizó el momento. No había necesidad de orgasmo. Estábamos en éxtasis».

Sin saberlo, Margo había descubierto una de las técnicas tántricas y taoístas llamada «orgasmo valle». Esta experiencia hizo comprender a la joven que las relaciones sexuales rutinarias «sólo nos dan un 10% del placer potencial que podríamos alcanzar».

Durante los quince años siguientes Margo se dedicó a estudiar las grandes tradiciones del éxtasis sexual hasta desarrollar una vía que ha denominado «Sexo sublime», y cuya principal premisa es que el arte del éxtasis sexual empieza en la autoaceptación.

FENÓMENOS PARAPSICOLÓGICOS

 A veces, pueden darse episodios paranormales entre amantes compenetrados. Feuerstein ha recogido el testimonio de un hombre de 34 años a quien una vivencia especial le hizo dejar de ser escéptico y adoptar una perspectiva vital metafísica:

 No había tenido muchas relaciones sexuales cuando conocí a una mujer también bastante inexperta. Hacía dos años que manteníamos relaciones y el amor entre nosotros era cada vez más profundo. Por razones laborales nos veíamos sólo los fines de semana. Hicimos una excursión y nos alojamos en un acogedor hotel. Por mientras hacíamos el amor y la besaba con ternura, sentí que éramos un sólo cuerpo y que nuestros espíritus se unían. Mis sentidos físicos se derrumbaron y en esos momentos noté que me inundaba una gran energía. De pronto, ante mis ojos, vi una especie de nube blanca que la envolvía también a ella. La sensación duró unos segundos. Deje de besarla y la miré, sin saber qué decir. Entonces ella me dijo que nunca la habían besado así y que acababa de sentirse llena de energía, aunque no había visto la forma blanca que vi yo»

Las grandes tradiciones iniciáticas como el tantrismo o taoísmo sabían muy bien que cuando se produce una unión elevada entre hombre y mujer. Se libera una energía que puede ser utilizada por sus virtudes mágicas y curativas. Y no se trata de una fuerza invisible, sino de una energía totalmente comprobable de forma empírica y que también se manifiesta a veces de forma espontánea, como le sucedió a un médico oriental, paciente de Rudoiph von Urban, sexólogo de California cuya larga práctica ha estado dedicada en su mayor parte a los problemas conyugales. El paciente contó al doctor que, durante la primera semana de su matrimonio con una bella muchacha siria, había vivido una extraña experiencia. Su esposa y él yacían juntos en un sofá desnudos y acariciándose, pero sin consumar la unión. La habitación estaba a oscuras, y cuando se separaron y se pusieron de pie, el joven médico quedó asombrado al ver a su esposa rodeada de una corona de luz mística de color azul verdoso. Tendió la mano hacia ella pero, al aproximarse, explotó entre ambos una chispa eléctrica que les produjo dolor.

 Con este extraño punto de partida, el doctor Urban dirigió posteriormente un estudio del fenómeno rigurosamente controlado. Los datos resultantes proporcionaron material para definir las diferencias en potencial bioeléctrico existentes en el cuerpo masculino y femenino, y el intercambio de estos dos tipos de electricidad durante la unión sexual.

RETENCIÓN MÁGICA DEL SEMEN

 Utilizar esta energía sexual para provocar la unión mística de los principios masculino y femenino (yang y yín para el taoísmo, o Shivo y Shakti para el tantrismo), que todo hombre lleva en su interior, es el fin último de estas antiguas disciplinas yóguicas, verdaderas guardianas de los secretos de la magia sexual. Ambas tienen numerosos puntos en común. En la «vía solitaria» taoísta, o de la «mano derecha» tántrica, el hombre o la mujer pueden integrar los contrarios en su interior en una técnica meditativa individual que no necesita ningún tipo de práctica sexual. Existe también la «vía dual» en el taoísmo, o la senda de la «mano izquierda» en el tantrismo, en las que se llega al mismo fin con la ayuda de un compañero/a y la ejercitación en diversas prácticas sexuales.

Otro punto en el que coinciden ambas doctrinas es en la necesidad de retener el semen durante la práctica sexual, o al menos intentar retrasar en todo lo posible la llegada de la eyaculación. Según los taoístas, la pérdida reiterada de esta sustancia preciosa, rica en proteínas y aminoácidos, puede provocar una vejez prematura, y en todo caso el debilitamiento físico, mientras que su almacenamiento y posterior reconducción hacia partes vitales del cuerpo -los chakras para el tantrismo, coincidentes con los puntos energéticos denominados tantien por los taoístas- puede producir desde el rejuvenecimiento y una gran vitalidad sexual, incluso en hombres que ya han cumplido los 65 años, hasta la iluminación o la inmortalidad. Es por ello que en ambas disciplinas se aconseja al hombre eyacular sólo de vez en cuando y en determinadas estaciones del año, la primavera, más que en invierno o en verano, mientras que la mujer sí puede llegar a tantos orgasmos como desee, porque ella reabsorbe sus fluidos sexuales y los aprovecha vital y energéticamente. Aunque eso sí, existe ciertos ejercicios taoístas para que la mujer llegue a dominar la retención voluntaria del flujo menstrual, lo que le reporta más vitalidad y es, según las practicantes avezadas, el mejor tratamiento cosmético.

Taoísmo y tantrismo tienen también sus diferencias. Para Mantak Chia, este último se diferencia en la profusión de símbolos, rituales e imágenes divinas que utiliza, frente a la sencillez de los taoístas. Pero, además, según el orientalista y profesor de yoga Ramiro A. Calle, practicante desde hace muchos años de los principios tántricos, «el tantra confiere al sexo un carácter mucho más metafísico e iniciático que el yoga taoísta, más preocupado por el disfrute sin apego y la búsqueda de medios para mejorar el tono vital y prolongar la juventud .

Calle explica en su libro La vía de amor y la erótica mística el tantrismo está basado en la idea de que en el espíritu del cuerpo humano están los caminos al cosmos, y la sexualidad se utiliza precisamente como una vía iniciática para que la mente se una al principio cósmico». «Ahora bien, se ha magnificado demasiado el tantra -asegura-, aunque en realidad es un yoga incompleto que necesita apoyarse en otras técnicas. Existen tres controles indispensables que el hombre debe aprender antes de ponerse a practicar el tantra: el de la mente y los pensamientos -vital sobre todo para la práctica en solitario, ya que abstenerse de las acciones sin abstenerse de los deseos libidinosos no sirve de gran cosa-- el control de la respiración, que durante la unión sexual debe ser a veces imperceptible, llegando en ocasiones a suspenderse y, por último, la retención seminal, imprescindible para alargar la unión y que se produzca entre la pareja la energía electromagnética. Hay que advertir que realizar una retención seminal total podría dañar la próstata si se hace de forma inadecuada, y por ello este paso sólo debe emprenderse tras una larga práctica en ejercicios taoístas o tántricos».

Fue la búsqueda del Elixir de la Vida lo que llevó a los antiguos taoístas a investigar las relaciones entre vida, respiración y sexualidad. Los maestros del Tao o Camino, cuya figura más representativa es Lao Tse, eran expertos en manipular la energía del cuerpo. Su premisa más importante es que en la dimensión del Tao eterno hay una armonía primordial entre lo femenino y lo masculino, cuyos respectivos principios son yin y yang.

La muerte es, para Lao Tse, consecuencia inevitable de la división de ambos principios. Para recuperar ese equilibrio primigenio dentro de sí mismo el practicante taoísta debe regular el aliento vital o chi (el prana budista). Con ese fin absorbe, durante la cópula, la energía psicosexual de la pareja, el hombre el yin y la mujer el yang. La energía así incrementada asciende a la cabeza y allí se almacena; o crea el llamado «embrión inmortal» en la cavidad abdominal. El cultivo de esta simiente produce un campo espiritual al cual se asocia una irradiación dorada. Por último él «feto inmortal» madura y se exterioriza, siendo liberado por la coronilla. En La flor de oro, texto taoísta tardío, traducido por Richard Wilhel y divulgado por Gustav Jung, se habla de estas técnicas.

Pero la enseñanza taoísta de la inmortalidad física no implica que el hombre no vaya a morir, sino que antes de morir tendrá la oportunidad de cultivar un cuerpo espiritual «sólido», también conocido como el Cuerpo Solar, o el Cuerpo de cristal El cuerpo físico será de gran ayuda para conseguirlo; sin él el Tao no puede alcanzarse, pero con él la verdad no puede ser percibido. Por eso el practicante de taoísmo Cuida su cuerpo como si fuera un diamante y lo abandona al llegar a su destino para conocer la verdad. La «permanencia en el propio cuerpo» impide que el adepto se entregue totalmente a cualquier gurú, ser divino o autoridad religiosa. Nadie más que uno mismo puede realizar su propia labor espiritual. Pero todo ello es tan difícil que pocos son los adeptos del tao sexual que cobran estatura de inmortales.

LAS MISTERIOSAS ENSEÑANZAS DE RANDOLPH

 La magia sexual va unida a la larga historia de la humanidad, incluso en la Biblia se cultiva un erotismo sagrado, como se vislumbra en el Cantar de los Cantares. Aunque la tradición cristiana relacionó el sexo con el pecado y el diablo y la Iglesia trató de sepultar los rituales paganos a golpe de fuego y espada, no se logró impedir que los conocimientos de las tradiciones sagradas se extendieran por Europa. En nuestros días proliferan en Occidente grupos esotéricos como los gnósticos (seguidores de SamWeor), o la asociación erótico-mágica Myriam (activa especialmente en el norte de Italia), practicantes todos ellos de una suerte de «tantrismo a medida», cuyo fin último es la iluminación del adepto, incluso la inmortalidad. Pero, en general, el empleo de la magia sexual en Occidente se ha aplicado con fines más prosaicos y de más dudosa efectividad que las disciplinas orientales, como el influir sobre otras personas o el entorno para la obtención de cualquier deseo, o la consecución de bienes materiales.

De este tipo es la magia sexual divulgada por P. B. Randolph, un mulato de figura imponente nacido en Virgina (EE UU), miembro de la Fraternidad de luxor (organización de la que posiblemente obtuvo sus conocimientos esotéricos) y fundador de la Fraternidad de Eulis que, a finales del siglo XIX, escandalizó a neoespiritualistas y teósofos con sus propuestas para aprovechar de forma mágica la energía liberada durante el acto sexual.

Sus teorías fueron enseñadas en el París de los años 30 por una enigmática rusa, María Naglowska, perseguida por la policía a causa de las desenfrenadas y concurridas reuniones eróticas que celebraba en su casa. Durante las «orgiásticas ceremonias», María, para sorpresa de los asistentes, se mantenía al margen de todo y, transformada en suma sacerdotisa, se dedicaba a captar la energía sexual que emanaba de los presentes. Para Randolph, la energía mental de los practicantes de magia sexual se halla en su paroxismo en el momento de la eyaculación y, en determinadas condiciones, puede emplearse esta corriente para influir sobre el exterior y obtener los efectos deseados. La unión sexual se considera aquí con una plegaria en la que hombre y mujer imaginan el mismo, acto o desean lo mismo, antes durante y después del coito. Para que sé materialize, los orgasmos de ambos haya de coincidir, pero el fin principal del acto no debe ser el placer sino la unión de sus almas y la consecución mágica de sus fines. La Fraternidad de Eulis decía también comunicarse, a través de la exaltación sexual, con seres invisibles que les iniciaban en los misterios del espíritu y les mostraban cómo penetrar en los planos mentales.

FLUIR CON ESPONTANEIDAD

 Si alguna vez ha existido un mago que haya explotado la magia sexual en beneficio propio éste no fue otro que el célebre y controvertido Aleister Crowley, de quien se dice que aprendió sus conocimientos en la India, así como de miembros aventajados del OTO (Orden de los Templarios de Oriente), sociedad oculta que actuó en Austria y Alemania a principios del siglo XX y de cuya sección británica Crowiey llegó a ser cabeza suprema. Le gustaba realizar rituales sexuales tanto con hombres como con mujeres que tuvieran aptitudes mediúmnicas, para que fueran poseídos durante el acto sexual por entidades que podrían comunicarle valiosas informaciones. Fue así como entró en contacto con Aiwas, su «ángel guardián», que le dictó El libro de la ley.

Hoy día, y sobre todo en Estados Unidos, hay adeptos del OTO, como L.T. Cuiling, que han revelado en sus libros todos los detalles de la magia sexual empleada por esta orden y que hablan de Crowiey con respeto. Pero el tétrico fin de este oscuro mago hace pensar que la senda de la magia sexual puede volverse una trampa. Como ocurre con las drogas, la conciencia puede dejarse distraer por el medio empleado y disiparse, de modo que olvide su propósito. La energía sexual sólo debería ser empleada por aquéllos que han alcanzado una integración entre su cuerpo, mente y espíritu. Los individuos que sufran desequilibrios psíquicos pueden correr riesgos, ya que producen más energía de la que pueden manejar.

No existe una forma correcta o incorrecta de tratar la energía sexual. Sólo sabremos si es válida en tanto que contribuya al bienestar personal. Tanto si somos célibes como si hacemos el amor o practicamos la autosatisfacción a diario, nuestra actitud y estado mental durante el orgasmo influirá más en la energía personal que el hecho de tenerlo o no. Debemos, pues, caminar por el filo de la espontaneidad, despojados de apego y pensamientos y motivaciones egoístas.

Como dijo Lao Tse: «El que sigue el Tao no quiere llenarse del todo. Porque el que no está lleno del todo, puede renovarse antes de estar agotado».