Comprensión de Términos Usados en Preguntas Sobre la Conducta Sexual

 

Fuente: Tertulia 05-09-98

San Francisco, septiembre de 1998

Diane Binson y Joseph A. Catinia, de la Universidad de California en San Francisco, condujeron una encuesta telefónica para determinar el grado de comprensión, entre las personas participantes, de la forma en que se plantean preguntas diseñadas para medir la conducta sexual. Se hizo una muestra de 1,553 personas de 18 a 49 años de edad en una encuesta nacional y otra de 6,163 personas en el mismo grupo etario en una encuesta de ciudades consideradas de alto riesgo (CAR). El equipo hizo preguntas para determinar si las personas tenían dificultad en comprender los términos "coito vaginal" y "coito anal". También dieron definiciones de los términos al inicio de la entrevista.

En ambas muestras, alrededor del 4% de las personas entrevistadas respondió que no comprendía "coito vaginal", mientras que el 5% dijo que se le dificultaba comprender "coito anal". De las personas que no comprendían los términos, alrededor del 13% en ambas encuestas dijo que la palabra "coito" era difícil de entender.

En la muestra nacional, era más probable que quienes no comprendían los términos fueran hombres, personas viudas, divorciadas o separadas, afroamericanas o hispanas. Adicionalmente, las preguntas les resultaban más difíciles a las personas más jóvenes y a aquéllas con menos de 12 años de escolaridad. En la muestra CAR, la educación, el estado marital y la etnicidad fueron los principales predictores de dificultad lingüística. Casi el 25% de las personas con menos de 12 años de escolaridad reportó dificultades. En la misma muestra, era más probable que las personas con dificultad de comprensión reportaran de manera inexacta sus hábitos sexuales en lugar de admitir que estaban teniendo dificultad para comprender las preguntas.

En relación con los esfuerzos de prevención del VIH/SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual, Binson y Catinia comentan que "ciertos estratos poblacionales parecen ser menos sexualmente activos de lo que en realidad son y por esto podrían no ser el enfoque de programas de intervención, aunque su conducta real lo ameritaría".

(Traducción de Laura E. Asturias)