Depresión pos parto

Fuente: La Nación 24/03/99

Constanza Gechter

El mandato social dice que el nacimiento de un hijo debe ser el momento más feliz de la vida de una mujer. Sin embargo, después del gran día muchas se sienten tristes. Lo normal es que este sentimiento dure un par de semanas. Pero, en ocasiones, las cosas pueden complicarse

 

El día que nació mi hija fue el más feliz de toda mi vida. Desde entonces todo parece perfecto: tengo un marido fantástico que me quiere mucho, una hermosa bebita... Sin embargo, de repente me siento terriblemente triste; perdí mis energías y me invaden a cada rato unas incontrolables ganas de llorar, sin motivo alguno." Sin duda, éste es un sentimiento que invade a muchísimas madres que acaban de dar a luz. Es que durante el embarazo y en las semanas que siguen al nacimiento del bebe, se puede dar en la madre una gran variedad de emociones que van desde la euforia y alegría total hasta la ansiedad, tristeza y preocupación. E incluso, una combinación de ambos estados.

"Aunque se suele dar vulgarmente a la más corriente tristeza puerperal el nombre de depresión posparto, es importante distinguir entre ambas -dice María Eugenia Depetris, especialista en embarazo, parto y puerperio. Es que al hablar de depresión de modo generalizado se incide negativamente en la madre, porque de esta manera se la estigmatiza; se le brinda una excusa para no acomodarse a la nueva situación. Ni la tristeza puerperal ni la depresión posparto son una etapa más dentro del proceso embarazo, parto y puerperio. Tampoco algo que debe pasarle a todo el mundo, pues hay madres que nunca lo experimentan y eso es absolutamente normal".

De todas maneras, nunca es malo estar preparado para enfrentar a los más comunes baby blues, pues aparentemente atacan a un número considerable de parturientas: si la cosa queda ahí, no hay de qué alarmarse.

La tristeza puerperal es una reacción extremadamente común que experimenta alrededor del 50 por ciento de las mujeres. Ocurre dentro de las primeras jornadas después del parto y puede llegar a extenderse por unos diez días. Esta sensación de decaimiento suele surgir repentinamente alrededor del tercer o cuarto día después de un parto cargado de fortísimas emociones y expectativas. En la tristeza puerperal intervienen una multiplicidad de factores que hacen que la madre se ponga triste y que llore sin motivo aparente, que esté extremadamente sensible, ansiosa, irritable al máximo y que no sepa qué hacer con cosas que habitualmente maneja. Por todo esto se siente muy mal y culpable, cuando, como gusta remarcar la sociedad aumentando el sentimiento de culpa, el nacimiento de un hijo debería ser uno de los momentos más felices de su vida.

Un momento de adaptación

"La tristeza que experimentan las mamás en los primeros días después de tener su bebe no es una entidad psicopatológica como puede serlo una eventual depresión -aclara Depetris-. Se trata de una tristeza común, inherente a un momento de mucha confusión, reacomodamiento, cansancio por la falta de sueño, fatiga, atender a las demandas del recién nacido cuyos códigos cuesta descifrar, y que se daría más en las madres primerizas por falta de experiencia."

Emilio Franchi Roussel, médico psicoterapeuta especializado en psicología prenatal y perinatal agrega que, "esta tristeza es muy frecuente porque se trata de una mudanza: el parto es una circunstancia crítica por ser una transformación en que cambia la mujer, cambia la pareja, la familia, la casa. Eso implica un reacomodamiento que en algunos casos es más difícil de lograr que en otros". Un factor importante que a muchos padres les cuesta admitir es que la imagen fantaseada por la mamá en torno de un bebé similar al de los avisos publicitarios que pocas veces coincide con la realidad del ser morado, hinchado y llorón que es el recién nacido. Esta confrontación fantasía- realidad hace que haya madres que se frustran.

Los dramáticos cambios hormonales que experimenta una mujer que acaba de dar a luz también agregan sus granitos de arena. Los que están en contacto con madres y embarazadas aseguran que en todo este proceso es fundamental que la mamá sepa pedir ayuda. Que relegue las funciones de la casa y que no haga imposibles por querer abarcarlo todo, desde su bebe hasta las tareas del hogar, pasando por una inmediata vuelta al trabajo. "Deben dedicarse a su propio restablecimiento, a su reacomodamiento personal y al desarrollo del vínculo con el bebe", afirman Depetris y Franchi Rousell.

Sin un buen posparto, dicen, la tristeza puede acentuarse y generar una depresión. Ayuda además un buen entorno familiar que brinde la suficiente contención afectiva. Una segunda etapa en todo este proceso de inestabilidad emocional, que ya debería llamar la atención de quienes rodean a la flamante mamá afectada, es la más severa depresión postparto, de esporádica aparición en una minoría de casos.

El límite entre la más corriente tristeza puerperal y esta depresión está marcado por la duración. Por ejemplo, si la primera se extiende más allá de diez días, pero siempre dentro del período del mes y medio marcado por el puerperio. También cuentan la intensidad y la persistencia de los síntomas que se agravan cada vez más. "Lo más evidente es que pasados los diez días no se reacomoda, no vuelve todo a tener sincronía o nueva normalidad", destaca la licenciada Depetris.

Para ejemplificar, lo que comenzó siendo una tristeza termina en un llanto continuo. Aquello que comenzó con un cierto alejamiento del bebe finaliza en rechazo y falta de atención. La madre puede presentar también un repliegue hacia sí misma, desgano total a estar con su hijo, trastornos de la alimentación, insomnio, irritabilidad e insatisfacción permanentes, bajísima autoestima y ciertos temores de llegar a dañar al bebe y a sí misma. En síntesis, un bloqueo afectivo y motriz que requiere ayuda profesional.

En un escrito elaborado por Depetris y Franchi Roussel se mencionan algunos factores según la personalidad y antecedentes psíquicos de la madre que pueden despertar una depresión posparto. Desde un embarazo no deseado, pasando por circunstancias socioeconómicas no favorables, el cambio de la imagen corporal, los temores y las fantasías son algunos de los numerosos factores que pueden incidir en la tristeza de una mamá.

Por su parte, la licenciada María Aurelia González, toma la línea del psicoanálisis y describe la depresión posparto como un duelo narcisista que se da al quebrarse esa sensación de plenitud y de ideal que genera el embarazo. "Es que el embarazo y el parto son momentos de crisis narcisista -dice-. El primero otorga una vivencia de omnipotencia altamente satisfactoria, pues la mujer se siente una especie de creador que no necesita nada; está colmada porque es capaz de dar vida. Por eso, es esperable que después del parto se instale en ella una ligera depresión, ya que la ilusión de plenitud es muy fuerte y es algo de lo cual no queda privada ninguna mujer que viva nueve meses de embarazo." La psicóloga explica que la vivencia de que el hijo que está adentro es parte del propio cuerpo completa algo de lo incompleto que tiene todo ser humano. Y esta fascinante ilusión se quiebra indefectiblemente en el nacimiento. Para ella, lo duro de aceptar es que este niño es otro y no parte de uno.

Consejos para prevenirla

Para prevenir la depresión puerperal se aconseja:

  • Preparación de la futura madre y de la pareja a través de cursos prácticos corporales para una perinatalidad normal y satisfactoria.
  • Información clara y precisa de la concepción, el embarazo, el puerperio, la lactancia y la vida sexual.
  • Una adecuada continencia emocional durante el embarazo, el parto y el puerperio.
  • Controles periódicos y asistencia de profesionales.
  • Permanencia del hijo junto a su madre luego del parto.
  • Asistencia y colaboración en tareas hogareñas.
  • Conocimiento del recién nacido y sus conductas.
  • Dormir y descansar en todo momento que el bebe lo permita, dejando de lado otras responsabilidades.
  • Instrucción y asesoramiento para una lactancia satisfactoria.
    No preocuparse por mantener las apariencias.