España: Acoso
Sexual en el Trabajo
M.V., Valencia, 1998
INTRODUCCIÓN
Este documento es la consecuencia de una vivencia de acoso sexual en el
trabajo, por lo cual parte tanto de la experiencia vivida como de la reflexión sobre la
misma. Con él pretendo, no tanto hacer partícipes a los demás de lo que para mí ha
sido esta experiencia personal, como el hacer una aportación positiva para que la
reflexión sobre el problema se enriquezca y termine por dar con soluciones prácticas que
puedan funcionar bien a la hora de resolver éste tipo de casos. Quiero ser breve y
precisa y para ello voy a desplegar mis conclusiones en dos apartados: el primero tratará
de lo que he podido comprobar y que contribuye a crear, mantener y no resolver este
problema concreto (aunque es evidente su relación con otros), y el segundo se ocupará de
sugerencias y propuestas para mejorar la situación e incluso la posibilidad de dar una
solución que pueda ser aplicada en la realidad.
LO QUE SUCEDE
En España no se habla del acoso sexual en el trabajo y sin embargo
existe. Existe también una llamativa tolerancia ante los comentarios jocosos referentes a
este tema. Dadas unas determinadas circunstancias, nadie está libre de ser acosada/o. El
acosador puede ser cualquiera y ni es necesariamente un superior jerárquico ni se le nota
en la cara. Muchas mujeres tienen asumido el hecho de ser acosadas de una u otra forma
como algo que va tan con la vida como la picadura de un mosquito durante el verano.
Algunas de ellas apenas le conceden importancia al tema porque, comparado con lo que a
ellas mismas les pasa o les pasó en su propia casa, la verdad es que parece que no la
tenga, no obstante ser
dos caras del mismo problema.
No es tan extraño haber olvidado completamente el hecho de haber
tenido que soportar casos personales de acoso sexual dado que el recordarlo produciría
dolor y puesto que ya ha pasado, se olvida. Bastante gente parece no tener claro en qué
consiste a pesar de que todo el mundo sabe lo que quiere decir acoso y lo que quiere decir
sexual. (Probablemente, esto tenga relación con el punto anterior). En todo caso y ante
la duda, el diccionario es muy claro y por si fuera poco la palabra está muy de moda en
varios frentes de la sociedad actual.
La reacción de la mayoría de las mujeres cuando han tenido
conocimiento del caso ha sido bastante común y categórica en el sentido de que: "no
hagas nada porque no ganarás nada e incluso aún perderás más, ya verás". He
visto; lo anterior ha sido cierto.
El asunto del acoso sexual en el trabajo afecta en grado extremo a la persona que lo
sufre, en sus relaciones laborales, tanto entre iguales como con los superiores y también
en sus relaciones personales, así como en su salud, en la marcha natural de sus asuntos y
en el desarrollo del propio trabajo.
La red de apoyo entre los
hombres existe y es tan implícita y está tan arraigada que ni se la nombra, razón por
la cual pasa totalmente desapercibida. Los hombres sí que tienen muy claro cuando son
acosados, aunque sea mínimamente y no lo confunden con otras cosas. Hay algunas personas
del entorno laboral que aprovechan la situación temporal de indefensión por la que pasa
la persona acosada, para tratar de echarle encima cualquier otro sambenito que ayudaría a
explicar de maravilla lo que está pasando, siempre según estas mismas personas.
Hay personas que se esfuerzan por ayudarte pero en realidad no pueden.
Lo cierto es que hoy en día en España, lo único que se puede hacer es poner una
denuncia en el juzgado, pero esto sólo en el caso de que el acosador sea un superior
jerárquico. De aquí se deduce que hay muchos casos en los que sería una pérdida de
tiempo denunciar, y de poderse denunciar resulta que lo más probable es que no sea nada
práctico en el sentido de que no resuelve el problema, dada la lentitud de la justicia,
puesto que de lo que se trataría es de separar en la convivencia laboral, lo antes
posible, al acosador de la acosada (eso como mínimo y en principio, aparte de
cualesquiera otras consideraciones o sanciones a que hubiera lugar, dependiendo del caso).
Hay que considerar además el ambiente de cierta violencia más o menos visible que se
crearía en el entorno laboral a partir del momento de la denuncia y de las repercusiones
que, aparte para la denunciante, tendría para el desarrollo del trabajo en sí. Por otra
parte, muchas mujeres no se atreverían a denunciar en el juzgado dado el precedente de
sentencias en las que se culpa a la mujer de que el hombre se haya sentido
irremediablemente obligado a hacer lo que ha hecho. Entonces:
BUSCANDO SOLUCIONES
- Crear una red de autodefensa compuestaa por mujeres y que se movilice como un solo cuerpo
ante los casos de acoso.
- Tratar de implicar a los hombres en ell problema, haciendo que se conciencien y se
comprometan mediante su firma apoyando el manifiesto de los "Hombres contra la
violencia ejercida por hombres sobre las mujeres" y promovida por el "Grupo de
Hombres de Sevilla".
- Hacer otro tanto con las empresas, hacciendo que se comprometan mediante la firma de un
acuerdo que, por ejemplo, se tuviera que renovar anualmente con la finalidad de mantener
la idea en la mente de sus responsables. Esto podría hacerse mediante el Instituto de la
Mujer. Sería también interesante que las empresas hicieran periódicamente campañas de
divulgación sobre el tema en cuestión entre todos los empleados, de tal modo que todo el
mundo esté concienciado, tenga claro cuándo se trata de acoso y sepa dónde acudir y con
qué mecanismos cuenta en caso de que se tope con este problema.
- Parece que es fundamental hacer campaññas de concienciación, a través de los
diferentes medios de comunicación, de la misma forma en que se hacen para dar a conocer
cualquier otro problema social y su solución.
- Dar charlas en colegios e institutos, así como
en asociaciones de vecinos, de consumidores y centros de trabajo donde confluyen muchas
personas y de ambos sexos, etc.
- Ir retirando, de los centros de trabajjo, carteles, chistes y cualesquiera otros signos
sexistas.
- Crear ayudas para hacer investigacionees en profundidad sobre este problema y sus raíces
y consecuencias.
- Crear en las mujeres más conciencia dee que la solidaridad intragénero.
- Hay que señalar que las mujeres sepan lo importante que será, aunque no sea
definitivo, el hecho de que puedan presentar algún tipo de pruebas sobre el acoso que
están sufriendo y deberían estar asesoradas sobre cuál sería la mejor forma de
conseguirlas.
- También sería interesante instruir a llos colectivos de mujeres para que al iniciarse
un caso de acoso sexual supieran de qué recursos personales u otros, podrían valerse con
tal de cortar dicha situación antes de que se agravara, ya que esto sería siempre lo
preferible.
- Crear folletos sencillos y comprensiblles para repartir donde se crea oportuno y desde
luego en los centros de trabajo. Preparar especialmente a colectivos tales como
médicos de cabecera, psicólogos, psiquiatras, policía, y jefes de personal de las
empresas, inspectores de trabajo, asistentes sociales, y otros, para que sepan afrontar el
problema con imparcialidad y sabiendo qué actuaciones concretas estarían en su mano
hacer. Quizá también fuera posible que llevaran un programa de detección y un registro
de casos, para lo cual se habrían creado los formularios pertinentes y las vías de
comunicación propicias.
- Crear un teléfono de asesoramiento y aatención a las personas que sufran el problema.
- Crear centros de atención personalizadda y con personal especializado.
- Crear, para imponer en las empresas poor medio del estatuto de los trabajadores o del
instrumento que fuera más eficaz, un procedimiento civil de arbitrio tal y como lo hay
para resolver otro tipo de conflictos sociales y en el que podrían intervenir mediadores
independientes tanto de la empresa como de los trabajadores y debidamente preparados para
éste cometido y que el tal procedimiento constara además de una serie de medidas
contrastables para dilucidar el fundamento de la denuncia con el máximo de justicia
posible de tal manera que tampoco nadie se viera acusado, siendo inocente.
No quiero excluir de este trabajo el mencionar la posibilidad de que el acoso sexual pueda ser sufrido por un hombre o realizado por una mujer, pero dado que en la gran mayoría de casos está producido por un hombre sobre una mujer, me he referido habitualmente a esta posibilidad.
Monique Thiteux-Altschul
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