El uso de la tecnología en la educación crecerá
mucho en los próximos años. La educación
del futuro será más a distancia, asincrónica,
aprovechando recursos como, correo electrónico, grupos
de discusión, netscape, vídeo etc.
El uso de la tecnología brinda muchas ventajas, pero también
incluye riesgos y desventajas. El fin de esta reflexión
es responder la siguiente pregunta:
¿Quien va a capacitar a los usuarios para usar la tecnología
en un sentido adecuado?
El alumno puede dar otro uso a la tecnología que un uso educativo. El alumno puede pasar horas enfrente de la computadora, participando en grupos de discusión con temas, que no están discutidos abiertamente en la sociedad. La alumna puede substituir la comunicación humana con una comunicación artificial, por medio de internet, también en casos en que una comunicación personal sería posible y la mejor opción.
Los alumnos pueden pasar horas buscando un tipo de información
y imágenes en el world wide web, que normalmente no son
ofrecidos tan abiertamente (pornografía,...).
Este uso no solo es posible, es probable. Recordamos las posibilidades
del uso de videograbadoras o de la televisión por cable.
Frecuentemente los usuarios jóvenes pasan muchas horas
frente a la televisión, mirando una película violenta
tras otra. Las preferencias de los usuarios han creado una oferta,
que está saturada con violencia, crueldad etc.
Es un reto evitar que lo mismo pase con la nueva tecnología
educativa.
Presentaré tres escenarios de riesgos:
En una clase presencial los alumnos y la maestra están
en el mismo lugar y pueden interactuar directamente.
Depende de la dinámica de la clase si los alumnos tratan
de evitar exactamente lo que ha planeado el maestro. Frecuentemente
los alumnos evitan el contacto con la materia, solo memorizando
información. Tratan de pasarla bien, de divertirse, de
cumplir con los requisitos que exige el maestro.
Pero la clase presencial tiene una ventaja, la realidad es tocable,
el maestro puede observar e interpretar lo que está pasando
enfrente de sus ojos, por lo menos tiene la posibilidad de investigar
el tipo de aprendizaje de sus alumnos.
En una clase satelital, a distancia, las cosas se complican. El
alumno no está presente. La investigación del maestro,
qué aprendizaje surge en los estudiantes, se basa en datos
de una realidad lejana. La verificación de tareas, que
fueron enviadas por mensajería, no aclara la realidad,
porque el alumno puede enviar cualquier cosa, copiada o hecho
de mano de otras personas. La interacción con otros medios
de comunicación (SIR, Internet) no aclara mucho, porque
son limitadas y también pueden ser enviadas por otras personas.
En la universidad virtual ya no se puede identificar autores de
productos que envía el alumno. Es mucho más difícil
evaluar el alumno con la metodología que es usada comúnmente
(exámenes, tareas). La falta del contacto real con los
alumnos es una barrera grande. Sin un cambio en la metodología
de enseñanza-aprendizaje, es probable que el alumno no
aprenda.
La capacitación tendría las siguientes enfoques
para usar eficientemente la tecnología sin perdida de tiempo
y desperdicio de recursos:
(según Mandinach, Sandholtz, et al.)
a) Estado de sobrevivencia
b) Estado de dominio
c) Estado de impacto
d) Estado de innovación
El uso de la tecnología requiere de parte del maestro:
La tecnología no esta funcionando sin fallas o problemas,
el uso requiere muchos conocimientos y constante actualización.
A veces el camino nos lleva de un error al otro.
En maestros y alumnos va a surgir mucha frustración, porque
a veces fallan los equipos o servicios, a veces no hay suficientes
maquinas para el uso de los alumnos.
La tecnología es útil y puede ser un recurso enorme
para facilitar un aprendizaje profundo, siempre y cuando el maestro
tiene la apertura de aprender el uso en conjunto con los alumnos.
Esta tecnología sirve para la transmisión de información
o para la comunicación entre maestros y alumnos; alumnos
y alumnos y maestros y maestros.
Los elementos mencionados pueden definirse en las siguientes características:
En el aprendizaje de esta tecnología es indispensable desarrollar
una forma humana del uso. La tecnología es fría,
no transmite calor humano. En la formulación de los mensajes
y en general en el uso hay que substituir esta deficiencia. Hay
que hacer patente que están interactuando seres humanos.
El uso de la tecnología educativa implica aprendizaje constante
de la misma. En cada momento el usurario hace más firme
sus conocimientos, sabe atender más fallas y usar más
funciones de los programas que utiliza. A medida que toma experiencia
crece la tolerancia a la frustración: el usurario aprende
que todos sistemas tecnológicos tienen fallas y que hay
que aprender a vivir con ellas.
Esos aprendizajes dependen del uso de la tecnología, que
el maestro promueve dentro y fuera de su clase. Si el uso que
permite o exige es abierto y deja espacio a la curiosidad y soluciones
múltiples, el alumno va a adquirir y desarrollar las habilidades
descritas. Si el uso es limitado, quiere decir que el maestro
exige una cierta solución o acción de los alumnos,
el aprendizaje es muy limitado y puede causar frustraciones en
los alumnos.
Hartwig Stein, 1996