¡Quieto, Corazón! ¡Quieto, Corazón!
Que los jazmines no despiertan,
el álamo, retoño blando
quiere ser el estribo
de mi impulso de poeta.
¡Quieto, corazón!
Observa un rato
el poniente,
improvisa cronológicas esferas
para que en ellas
deambule ausente
el sabor de las ideas.
¡Quieto, corazón!
Mantén tu músculo laxo
que los tendones desperecen
su cuerpo elástico
y abandonen vaguedades
en el lecho de mis manos
¡Quieto, corazón!
Que tengo una musa herida
en la habitación del letargo
entorpecida por dolencias
de amores que siguen
sangrando minutos de arena.
¡Quieto! -dije- corazón...
ya no vuelvas a intentarlo
pues,
el morfema es un germen
y mi pensamiento, marea.
Zulma Páez, 2005
Regresar a Pagina Principal
|