Inyectaron en mis venas extracto de azucenas y en mi boca narcótico sabor, metal corroído el ácido y el humo han sido los únicos testigos del amor y dependencia a la que tu droga me condena. Alcanzo a recordar que quize olvidar tu nombre en esta noche de ronda - muy mía, muy suicida he probado de todo sin saber que advertía que la vida no se da por el capricho de los hombres. No alzaran vuelo ahora queridos amigos, demonios! sujetandose del hilo comprado con mi desdicha yo volveré por venganza, cada noche, cada segundo... como el fantasma de culpa - esta culpa, no es mía! Los veré pasar largas noches de amarguras las mismas que conocí callando la desesperación y el miedo andarán por zarzales hasta llegar a la tumba conocerán en carne despierta, lo profundo del infierno. Y es que el odio no tiene limites para ser miserable y en la batalla por el amor todo es permitido y si no puedo bailar contigo en el medio de la calle bailaremos juntos en la conciencia de un pueblo maldito. Las paredes emanaran desgracia cada vez que llueva y cada vez que la radio se encienda despertara su hastío sobre adoquines posara la oscuridad como un testigo y el pensamiento suicida sobre sus cabezas como la hiedra. Soledad valrose@caribe.net Regresar a Pagina Principal |
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