HTML> OH.html Estilo de vida juvenil y emocionalidad “producida” en adicciones

La emocionalidad “producida”

Dr. Hugo Adolfo Míguez.

Publicado en “Modernidad, Tecnología y Síntomas Contemporáneos”

AASM – marzo 2008

Introducción.  La indagación sobre los cambios epidemiológicos del consumo de alcohol (1)   y su asociación con otras sustancias psicoactivas (2) sustentaron la exploración de variables relacionadas con los estilos de vida juvenil y el “pattern” sociocultural (3) del uso de sustancias. Para este fin se utilizaron los cuestionarios epidemiológicos del Programa de Epidemiología Psiquiatrica (4) del CONICET, aplicadas por  el Observatorio sobre Uso de Sustancias Adictivas de la Subsecretaría de Atención a las Adicciones de la Provincia de Buenos Aires (5). 

Materiales y métodos. La encuesta, de carácter voluntario y anónima, fue respondida por 1688 estudiantes de entre 16 y 20 años.  El área cubierta comprendió  30 distritos provinciales  que, desde 2006,  conformaron un área programática de la Subsecretaría que incluye un total de 90.000 jóvenes bonaerenses. Se recogieron las prácticas, actitudes y creencias  en torno al alcohol y otras drogas en el último año de colegios públicos en la Provincia de Buenos Aires.  A fines de este análisis fueron seleccionadas y reorganizadas las variables como indicadores del tipo de vínculo predominante (tiempo libre), de referencias existenciales prioritarias (individuales o sociales), de la comunicación e interlocutores y de la toma de decisiones  frente a la presión grupal. Esta selección fue analizada por un lado con el sistema de representaciones (imaginario) indicativo de la tolerancia al abuso de alcohol y, por otro, con la prevalencia del consumo efectivo de  marihuana y cocaína .

Resultados.  Los datos de las sondas epidemiológicas en estudiantes señalaron distintos estilos de vida juvenil. La mitad de ellos aproximadamente  priorizó las actividades de baja exposición social con vínculos intermediados por “monitores” y metas “virtuales”. La otra mitad se mostró orientada hacia una vinculación social directa que incluyó: deportes, encuentros bailables u otras reuniones.

La prioridad que dieron los jóvenes a  temas de índole social y solidaria (Desempleo, problemática de adicciones, igualdad de oportunidades) alcanzó a un tercio de ellos mientras que, la mayor parte, se decidió por otros más vinculados a intereses individuales e inmediatos (“pasarla bien”, “comprarse lo que le gusta”, “tener dinero”). En las chicas, la brecha entre los intereses individuales  y los sociales o solidarios fue algo menor que en los varones.

En situaciones de conflicto los interlocutores elegidos por los jóvenes se dividieron entre adultos y pares. Uno de cada diez estudiantes no refirió interlocutores para  hablar sus problemas. Este subgrupo “solitario” fue algo mayor en los varones.

El 91,3% probó alguna vez cerveza, el 79,3% vino y el 80,6% destilados. Una evaluación menos general indicó que la mitad de los estudiantes (50,1%: 45,9%- 55,0%) manifestó consumo frecuente de cerveza (una vez a la semana o más) en el último año

La representación del abuso de alcohol en los jóvenes fue estudiada por vía de preguntas sobre un  pattern ideal de disponibilidad de alcohol en una fiesta juvenil en la casa. Estas caracterizaciones situaron  a la mitad de las fiestas de estudiantes de último año secundario con una disponibilidad, estimada por persona, superior a 100cc de alcohol absoluto cualquiera fuera la bebida alcohólica (vino, vodka o cerveza). No hubo diferencias significativas en estas representaciones de acuerdo al tipo de vinculación predominante (directa o virtual).  La proporción de representaciones de abuso relacionada con orientaciones hacia temas individuales o sociales mantuvo la relación de siete a tres respectivamente, aún cuando la orientación individual concentró algo más los casos de representaciones de abuso. La asociación de estas representaciones de abuso con la comunicación que tenían los estudiantes, cuando se encontraban en problemas, mostró un aumento no significativo (en el caso de vinos y destilados) cuando no había nadie como interlocutor.

La toma de decisión frente a la presión de pares, tomando como ejemplo el  alcohol, fue evaluada en una situación hipotética. Uno de cada veinte jóvenes estimó correcto ceder al consumo (“Tomar”) en una situación de presión amistosa, con una proporción aumentada en los varones.

El 18,4% de los estudiantes reconoció el consumo alguna vez en la vida de marihuana. El  4,4% el de cocaína. Un corte precisando los datos para una frecuencia de una vez al mes o más, en el ultimo año, alcanzó al 9,1% (6,1% - 13,1%) con marihuana y al 2,6% (1,4% – 5,2%)  de ellos con cocaína.

No hubo diferencias significativas entre actividades de “monitor” o personales en el uso de marihuana: En cambio hubo una mayor proporción de casos con uso de cocaína en las actividades con vinculación más directa con los otros (deportes, bailes, reuniones). El uso de marihuana, alguna vez en la vida, se diferenció de manera significativa según la prioridad que los jóvenes dieron a los temas relevantes para su edad. La mayor proporción de reconocimientos del uso de marihuana se asoció con definiciones más ligadas a actitudes individuales y presentistas y, también, con una comunicación mas centrada en los pares.  No fue este el caso con el uso de cocaína.  Por último tanto el uso de marihuana como el de cocaína se asociaron significativamente con la mayor vulnerabilidad a la presión grupal para el consumo de alcohol.

Consideraciones sobre la emocionalidad “producida”

El desarrollo de espacios de reunión juveniles para la ingestión alcohólica antes de la fiesta, conocidos socialmente como “previa” o “pre-boliche”, ha sido referido como una instancia para alcanzar un estado emocional que según algunos estudios se resume “en la tríada diversión-desinhibición-descontrol” (6) . Esta emocionalidad “producida”([1] ) parte de un vínculo social que requiere la acción de una sustancia como facilitador para “ajustar” el estado de ánimo, la percepción o el comportamiento  a una presentación social predeterminada. Esta “producción emocional” habilita la expresión de otras subjetividades y neutraliza, a la vez, aquellas consideradas disfuncionales con el requerimiento del encuentro.  La manipulación por vía psicoactiva de la expresión emocional implica modificar la emoción como “guión social” (7) y, más que una relación entre individuos, muestra su vinculación con representaciones colectivas normatizadoras del alcohol (y de otras sustancias) como alternativa a situaciones que podrían llevar a una emocionalidad desadaptativa. De esta forma se establece entonces, un modelo de convivencia con el conflicto basado en el enmascaramiento de sus efectos.

Desde esta posición se puede considerar el inicio de la ingestión abusiva de alcohol más como una forma de alcanzar una “onda vital” para el encaje social que un mecanismo de ensimismamiento depresivo. Sin embargo, si esta es parte de su explicación,  la misma no termina de dar cuenta acerca de por qué se requiere del auxilio de la química en un encuentro de intercambio placentero. Salvo que se trate, en realidad,  del enfrentamiento y sobrevivencia a un mundo donde la competencia extrema juega sus premios y castigos entre las ansias de una presentación exitosa y el temor fóbico a ser condenado a la humillación o el ridículo.

Representaciones que alcanzan a más de la mitad de los encuentros juveniles con un nivel de intoxicación alcohólica importante indican no solo la extensión de esta “producción” sino también la imperiosidad del guión social establecido. La vulnerabilidad frente a la presión grupal para el uso de alcohol y de las drogas ilícitas,  mostró en los estudiantes correspondencias con estilos de vida que tienen como eje la exaltación individual y la limitación a la experiencia presente. Los grupos con diferente modalidad de interacción social, intermediada a través del “monitor” o de contacto directo con los otros tuvieron en cualquiera de los casos representaciones de tolerancia al abuso de alcohol y prácticas de consumo de sustancias ilícitas.

Bibliografía

 

(1). Míguez, H. (2007)Alcoholización juvenil en la Argentina: del consumo cotidiano al “binge drinking” Cuadernos Actualizaciones en Alcohología.

Cuadernos Ed. Brain Center-CEDA. N°1. 5-7.

 

(2). Míguez,H. (2006).Emergencia hospitalaria y uso de sustancias psicoactivas. Vertex. Rev. Arg. De Psiquiat. Vol XVII:92-95

 

(3).Heath, D. (1981) Factores etiopatológicos. AIEPA. Santiago. Chile.

 

(4). Míguez, H. (2002) Estrategias de Epidemiología Comunitaria. Programa de Epidemiología Comunitaria. CONICET. Buenos Aires.

 

(5). SADA. Observatorio. http://www.sada.gba.gov.ar/observatorio.htm

 

(6). Arizaga, M.C. (2005) Imaginarios sociales y prácticas de consumo de alcohol en adolescentes de escuelas de nivel medio. Observatorio Argentino de Drogas. Sedronar

 

(7). Le Deux, J. (1999) El cerebro emocional. Buenos Aires. Planeta


Tabla resumen: estudiantes último año PBA-2007.                                                                                               

Variables y dimensiones 

%

Limites de confianza 95%

 

Sexo

 

Representaciones de abuso en fiestas con:

 

Prevalencia de vida consumo

(*) p>0,01

Varón

Mujer

vino

vodka

cerveza

Marihuana

Cocaina

1

Tipos de Vínculos

Directa

49,6

42,2

58,1

 

51,2

48,1

 

51,3

52,2

53,2

 

51,6

59,1(*)

Indirecta o virtual

47,4

39,9

57,0

 

46,0

48,7

 

46,3

45,8

44,8

 

45,5

35,1

Ninguna

3,1%

2,3%

4,0%

 

2,9%

3,2%

 

2,6

2,1

2,1

 

2,7

5,6

Total

100,0%

1634

 

 

 

100,0%

685

100,0%

949

 

100,0

795

100,0

859

100,0

1010

 

100,0

298

100,0

71

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2

Prioridades

existenciales

Individuales

63,5

58,1

69,3

 

66,8

61,1

 

67,3

67,6

67,8

 

71,4(*)

66,6%

Sociales

33,6

29,4

38,2

 

29,8

36,3

 

29,8

29,8

29,4

 

25,8

27,5

No sabe

3,0%

2,2%

4,0%

 

3,5%

2,6%

 

2,9

2,5

2,8

 

2,8

5,8

Total

100,0%

1616

 

 

 

100,0%

683

100,0%

933

 

100,0

793

100,0

854

100,0

1006

 

100,0

286

100,0

69

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3

Interlocutores

Nadie

9,6%

8,2%

11,1%

 

13,9%

6,4%

 

12,4

10,6

9,7

 

12,5(*)

14,9

Adultos

43,6

38,3

50,2

 

45,0

42,6

 

39,2

38,1

39,9

 

30,9

35,2

Pares

46,8

43,1

50,9

 

40,9

51,1

 

48,3

51,3

50,5

 

56,5

50,0

Total

100,0%

1598

 

 

 

100,0%

674

100,0%

924

 

100,0

790

100,0

853

100,0

1002

 

100,0

297

100,0

74

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

4

Decisiones frente a la presión social

 

1  Tomar

 

4,3%

3,4%

5,5%

 

5,9%

3,2%

 

6,3

6,3

5,0

 

8,4%(*)

18,7%(*)

2 Otras respuestas

 

95,6%

91,3%

100.3%

 

94,1%

96,8%

 

93,7

93,7

95,1

 

91,6%

81,3

Total

100,0%

1681

 

 

 

100,0%

715

100,0%

966

 

100,0

826

100,0

891

100,0

1048

 

100,0%

309

100,0%

75

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Conicet/SADA



[1] “Producirse”: término utilizado por los jóvenes para referir al empleo de la cosmética y el vestuario necesario para modificar su aspecto personal.