* ÁNGEL DE MI PESADILLA *
1era parte: Un juego con la realidad agregada
Despierto al sentir los suaves rayos del sol, invadir la habitación. Volteo hacia tu lado del cuarto, Estas durmiendo, veo tu espalda cubierta, la recorro con la mirada, queriendo pasar del contacto visual al contacto físico, sonrío. El termino de una guerra que parecía no tener fin, nos ha cambiado, veo pequeños cambios en ti, o seré yo él que ha cambiado? la forma de verte, de desearte?, sin embargo la pregunta que más me atormenta es: por qué te acercas a mi, para luego huir?? Tienes miedo de mi, de ti. Mis pensamientos se pierden, hasta que veo moverte un poco, logrando que mi atención esté de nuevo centrada en ti. Una imperceptible sonrisa se forma en mi rostro. Creo que así es, el que ha cambiado soy yo, te quiero, te deseo. Lamentablemente sólo puedo soñar contigo, sólo puedo tenerte en mis sueños... Sueños. Soñar contigo siempre es la mejor parte de dormir. Lánguidamente permito a mi mano resbalarse bajo mis sábanas para masajear mi miembro endurecido de los confines de mis ligeros pantalones. Cada mañana es así. Después de una noche de sueños increíblemente eróticos, me vengo siempre antes de empezar el día. Me pregunto: ¿haces lo mismo? Mi brazo envuelve mi cabeza. Puedo oírte mover al otro lado del cuarto. Sé que intentas pretender que no sabes lo que estoy haciendo. También sé que no funciona. ¿Cómo puedes ignorar los suaves gemidos que vienen de mi cama, el suave y lento movimiento de las mantas, movidas por mi mano? ¿Cómo puedes ignorar mis murmullos por la noche, cuándo te llamo? Cierro los ojos, mientras me entretengo con visiones de ti al lado de mí, encima de mí, de bajo de mí. Mi respiración se entrecorta y siento que mi miembro crece contra el asimiento de mis dedos. Hay un silencio súbito del lado del cuarto. Estás mirándome ahora, puedo sentir tus ojos como si quemaran. Por accidente, doy patadas alejando las sábanas, desnudando mi cuerpo a la luz de la mañana. Mi miembro sube. Lo miró debajo mí, magnetizado por la vista de mi mano que me envuelve. Puedo oír tu respiración entrecortada y mis ojos se resbalan hacia tu dirección. Tu mirada se confunde por la visión que tienes delante de ti; sigues mis golpes lentos, firmes como si su vida dependiera de ellos. Incluso cuando vuelvo mi cabeza, tu sigues mirándome fija y abiertamente. Tu respiración es áspera en la otra silenciosa parte el cuarto. Parece que hubieras corrido una gran distancia. Puedo ver que me observas, mientras arqueo mis caderas para empujarme más allá en el círculo firme de mis dedos. Tenerte mirándome abiertamente es tanto más excitante que tus medio-miradas tímidas en el pasado. Es mejor que cualquier sueño erótico, porque estas participando. Tu cara está carmesí y puedo ver tu realce debido a tu propia excitación. ¿Eres bastante valiente para que te unas a mí? Como una alucinación, miro como tu mano se desvía a tu regazo. Tus dedos luchan un poco con tus pantalones de pijama hasta que te liberas. Tu delgado miembro está de pie orgulloso y vacilante, tímidamente imitas mis movimientos. Verte me despierta a un tono de fiebre. Puedo oírte gemir. Por último tus ojos me han dejado cuando te ahogas en las sensaciones. Tu cabeza se tira hacia atrás, tu garganta arqueada por el éxtasis. Tu mano da tirones aproximadamente a tu carne hinchada, hasta que tus caderas se arquean. Lloras mi nombre cuando te vienes, cintas de seda como un tiroteo de fluido por la distancia se derrama por el suelo. Ya no puedo esperar; Te sigo en el olvido, me estremezco en el orgasmo. Me derrumbo hacia atrás contra la cama, mi cara yace en mi almohada. El sonido de tus sollozos me llega débilmente. Levanto mi cabeza apresuradamente, miro como tienes tu miembro relajado en tus pantalones y te llenas de vergüenza cuando comprendes que estoy mirándote. Sin molestarte para componerte sales arremetidamente fuera del cuarto, dejándome atrás. Suspiro y salgo de la cama, limpió la evidencia de nuestra mutua pasión lejana. Con lentos movimientos me visto y voy hacia donde estas con los otros, creyéndote seguro de mí. Eres mío, Quatre.
2da parte: La sombra en el fondo
Ahora no te entiendo. Sigues huyendo de mí, a pesar de que ya me demostraste lo que en parte significo para ti. Lo único que me reconforta es que no te hayas cambiado de habitación, de poder disfrutar de tu suave respiración mientras duermes, de poder observarte. Desde ese día las cosas han cambiado un poco. Mis sueños siguen, pero ya no despierto con ganas de... no quiero alejarte más, ahora eres distante conmigo, tus sonrisas son raramente dirigidas a mí. Todos se han dado cuenta del cambio de tu carácter hacia mí. Me rehuyes de manera desesperada... y yo... yo no hago nada por acercarme. No hemos hablado de lo que pasó esa mañana, creo que no estas listo o que no quieres estarlo. Sé que sientes algo por mí, pero no puedo soportar tenerte tan lejos y tan cerca a la vez... ya no. Por eso he tomado la decisión de irme, irme para que puedas aclarar lo que sientes. Me duele alejarme de ti, pero creo que es lo mejor para ambos, sé que si me quedo corres el riesgo de que ya no pueda contenerme más. De saciar mi necesidad y acabarías siendo mi víctima... y no quiero hacerte daño.
3era parte: Confío, busco y no te encuentro
Estamos sólo los dos en la sala. La cena fue como siempre ruidosa con la animada charla de Duo, los gruñidos de Heero y los constantes comentarios de Wufei. Te estuve observando mientras hablabas con Duo, no puedo creer que hallas cambiado tanto por mí, porque a pesar de que hables y sonrías como siempre, tienes la tristeza reflejada en tus ojos... de la cual nadie parece percatarse, sólo yo. Cuando terminó la cena pasamos a la sala, como cada noche. Él primero en subir a descansar fue Wufei. Wufei es el único que tiene la "suerte" de dormir sólo, como dice Heero, pero sospecho que no envidia mucho eso, es mas creo que disfruta la compañía y constante palabrería de Duo. Poco después ellos abandonaron la estancia. Ahora sólo espero que tu te vayas, como siempre que te quedas sólo conmigo. Pero no te mueves sólo comienzas a leer el primer libro que alcanzas. Las pláticas antes entabladas entre nosotros son un recuerdo. Estamos sin una palabra de por medio, tu con tu libro y yo mirando la nada. Aún no te he dicho de mi ida y en realidad no quería decírtelo pero verte ahí... quiero ver tu reacción...
- Quatre - llamo tu atención, levantas la vista de tu libro y me miras- me voy.
Te me quedas viendo, sólo puedo responderte la mirada. Nos quedamos observando mutua y fijamente por largos minutos. No puedo saber lo que pasa por tu mente... la incertidumbre me invade, pero bajas la mirada... aún no tengo tu respuesta. Me vas a decir algo Quatre? Sigo viéndote por breves minutos... no, no me vas a decir nada... siento algo húmedo que se desliza desde mis ojos, por mi mejilla derecha y cae al suelo, me llevo la mano a la mejilla... qué es esto? una lágrima?... sonrío, cuánto me has cambiado. No despego la mirada de ti, aún pareces perdido. Me limpio el rastro de esa lágrima perdida y caigo en cuenta de que es inútil quedarme ahí. viéndote. confundiéndote más. Me paro, aun te miro, me grabo (aún más) la expresión que tienes. tal vez sea la última vez que te vea. Con pasos seguros voy hacia la puerta, lento, creo que con la leve esperanza de que me detengas. Nada. Sigo mi camino hacia, hasta ahora, nuestra habitación compartida. Mi decisión esta tomada, me voy. Empaco mis pocas cosas. No pasé por la sala, no quise verte, Seguí mi camino. Abordé el primer transbordador que salía. después me enteré que era rumbo a L5... supongo que después buscaré a Catherine, al circo. No quiero olvidarte. Me hiciste sentir, pero pensar en ti me hace daño.
4ta parte: Extraña oscuridad enferma
Pasa el tiempo. A pesar de todo, pasa rápido e insensible a mi, a mi sufrimiento. Pero en cada semana, en cada día siento como se va forjando en mi un gran vacío; un abismo en el que se pierde todo: sentimientos, soledad, el deseo de querer ver a Catherine, hasta el amor que sentía por ti ah ido desapareciendo gradualmente; únicamente se mantiene latente una necesidad. Esa necesidad de tenerte entre mis brazos, de poseerte... de... de arruinarte. Es algo que me carcome, que me hace sentir lo más bajo, pero no puedo evitarla. Es mas, sentirla es lo único que evita que acabe con esta vacía y estúpida vida. Unas gotas caen en mi rostro como una suave caricia, despertándome otra vez a la realidad. Mis ojos se ensombrecen pensando en la decisión que he tomado. Me levanto lentamente de la banca donde he permanecido tantas horas perdido, no consciente de lo que sucedía a mi alrededor, tratando de hallar un camino. Ahora no hay vuelta atrás. Tomaré el primer transbordador a L4, iré hacia ti y eliminaré esa fastidiosa necesidad. Después ya nada me atará a esta existencia.