Título: Ion Series
Autor: Sunhawk
Traducido por: Darla_La mosca Tete
Categoría: Angst, romance, angst, acción, angst y para terminar angst ^_^
Rating: PG
Parejas: Heero+Duo (1x2), Trowa+Quatre(3x4)
Resumen: ¿Qué significa para Duo esta nueva misión? Dolor, desesperación, sufrimiento, pero sobre todo recordar un pasado que hubiera preferido dejar en el olvido.



* EVASIONES *



"... And in the end you'll just turn me away
Say you forgot to stay that you didn't want to stray
Yes, you'll evade me"

Evasions - Lethanon


Así que, después de todo, no solicité una misión solitaria luego de aquella incómoda primera vez en la que los cinco permanecimos juntos. Las cosas habían mejorado un poco después de la noche en que abandoné la casa. Todavía no sentía que podía hablar con Heero o Wufei sobre cosas personales y mantenía cuidadosamente mi relación con ellos dos a estrictamente negocios, pero ellos ya habían cedido un poco. Quatre y Trowa me aceptaban un poco más y me las arreglé para eventualmente desarrollar algo parecido a la relación que había soñado que todos tendríamos, al menos con Quatre.

Pensaba en él un poco como un hermano menor. Realmente no sé porque, él ciertamente no necesitaba mi protección. El era tan resistente como clavos cuando estaba detrás de los controles de su Gundam, poseía de un casi brillante sentido táctico; pero de alguna manera parecía mantener esa... inocencia etérea. Pienso que era lo que trataba de proteger; es solo que el no había visto algunas de las cosas que yo en el transcurso de mi vida y deseaba mantenerlo alejado de esa clase de horrores.

Los siguientes meses fui empatado, y asignado trabajar, con cualquier combinación posible de nosotros cinco que puedan imaginarse. El peor fue un largo par de semanas donde estaba solo con Heero donde tuvimos que aparentar ser compañeros de cuarto en un colegio de internos. Pensé que me volvería loco compartiendo un cuarto con el tipo, compartiendo comidas, haciendo la tarea juntos y nunca puede conseguir ir más allá de ese exterior frío. Hice mi mejor esfuerzo para ser tan tolerable como me fue posible. Seguía todas las reglas de la escuela como un buen chico, no me metí en cualquier cosa que pudiera ser considerada un riesgo para la misión, dejé mi música en mi Gundam e hice mi mejor esfuerzo para mantener mi boca cerrada. No obstante, de alguna manera, antes de que terminaran las dos semanas parecía que lo había hecho enfadar más allá del punto de congelación, porque él era incluso más frío y más reservado que cuando habíamos empezado.

Y por supuesto, no ayudaba en nada que la mayoría de las noches las pasaba soñando sobre como el hielo se derretía en esos fríos ojos azules. El soñar que finalmente conseguía rodear ese exterior y encontrar al hombre apasionado que vivía dentro.

¡Oh cállense! Estoy muy consciente de que el hielo probablemente está en todas partes hasta en su corazón y si había algo de pasión en ese cuerpo probablemente no iba a despertar con un toque de mi mano. Eran sueños, ¿Ok? Ya lo sé. Esas dos semanas me enseñaron eso, si no me enseñaron nada más.

Incluso la breve misión que tuve con Wufei no fue tan dolorosa. Supongo que fue porque no esperaba algo de él. Pienso que a el le desagradaba tanto como a Heero pero no me molestaba de igual forma. Además, parecía que de alguna manera me había ganado un poco de respecto de su parte por mis habilidades como piloto y finalmente había llegado al punto en que era cortés conmigo, si no es que casi amistoso.

Me dirigía hacia mi más reciente misión con una confusa mezcla de pavor y anticipación. Se suponía que iba a reunirme con Heero y Quatre. Nos íbamos a ocultar en los territorios del borde de una ciudad industrial, en alguna parte del oeste medio. Teníamos una casa pequeña a donde llegar, cerca de dos millas de un almacén abandonado donde podíamos esconder nuestros Gundams. Había rumores que ocurría algo extraño en esa área y estábamos allí para determinar de qué se trataba.

A la vez que estaba deseoso por ver a Quatre otra vez, me las había arreglado para evitar a Heero desde la asignación del colegio de internos y no estaba muy deseoso de estar atrapado en una 'pequeña casa' con Señor Sensitivo. Supongo que debería estar contento de que se trataba de Quatre, como tercer integrante de nuestro pequeño equipo y no Wufei. No pensaría en sobrevivir si era encerrado con los hermanos Grimm por mucho tiempo.

Así que estaba un poco cabizbajo bajé de mi Gundam, después del aterrizaje y de asegurarlo en el almacén. Los otros dos Gundams ya estaban allí; de alguna manera Wing parecía estar reprendiéndome con la misma expresión enojada que su piloto generalmente usa. Resistí el impulso de levantarle el dedo medio. Como si eso hubiera sido muy maduro.

Apenas me estaba formando la pregunta de si alguien iba a recibirme o si iba a tener que descubrir por mi cuenta donde estaba la dichosa casa, cuando escuché la voz de Quatre y él corrió para recibirme.

"Hola, Qat!" lo saludé cuando salté al suelo, encontrándolo a la mitad del camino para devolver su breve abrazo.

"Duo!" reía, "lo lograste, ya estaba empezando a preocuparme. "

Lo sostuve a una distancia del largo de mis brazos y le sonreí, "No hubo ningún problema. Solo precaución."

Entonces alcancé a ver sobre su hombro a nuestro otro socio y tuve que suspirar; Heero ya estaba mirándome con enojo y apenas había llegado. Ésta iba a ser una larga misión.

"Hola, Heero," lo llamé y el vino hacia nosotros cuando hablé.

"Llegaste tarde." Dijo el antipático.

Giré mis ojos. "cinco minutos y medio, Yuy. Dame un respiro."

Él solo continuó dirigiéndome esa mirada de enojo y repentinamente, me sentí inexplicablemente incómodo por mi mano que descansaba sobre el hombro de Quatre y me alejé de ambos, dando la vuelta para recoger mi maleta de viaje.

Sip. Una larga misión.

Echando mis cosas sobre mi hombro; volvió hacia ellos y le sonreí, "Muéstrenme el camino, oh compañeros de crimen."

Quatre se rió y fue a recoger sus cosas. Yo lo seguí, por no apreciar la idea de quedarme parado ahí para tener una competencia de miradas con Señor Mirada-Asesina. Un segundo después, oí sus pasos detrás de mí.

Caminamos hacia la casa, donde obviamente Heero ya se había instalado y nosotros seguimos sus pasos. Fue una caminata algo incómoda y no solo debido al aire frío de la noche. El pleno invierno no es rival para Heero Yuy. Ese hombre podría apagar fuegos con ese helado silencio suyo.

Quatre y yo nos frenamos mucho de hacer conversación durante la caminata; acordando mutuamente que esperaríamos hasta llegar a un lugar en donde podríamos tener un poco de privacidad.

Cuando las especificaciones de la misión dijeron la 'pequeña casa', no estaba bromeando. Un poco desmantelada, la imagen, de un piso con un pequeño patio que estaba principalmente cubierto por suciedad y vecinos que parecía que no habrían pestañeado si hubiéramos llegado montando un elefante. Era las primeras horas de la mañana, y sin embargo no había nadie alrededor para vernos llegar. Mal vecindario; podía decirse inmediatamente y decidía que necesitaría observar de cerca de Quatre. Me imagino que él nunca ha visto este lado de la ciudad antes e incluso probablemente no sabía que significaba el término 'crack-house'.

Cada nervio que poseí me gritaba que solo caminara a la puerta delantera.

Heero nos llevó adentro y Quatre miró alrededor con una exclamación de 'oh'. Sonreí entonces y sin pensar, dije, "Bonito lugar que conseguiste, Heero. Me encanta lo que has hecho con el."

Era simple habladuría; como dije... No había estado alrededor de él por un rato. Se me había olvidado que a los soldados perfectos no se les permite bromear; creo que hay algo en el Manual de Soldado Perfecto sobre eso. Regla # 16, justo después de la que dice que nunca pueden sonreír y antes de la que dice que deben tener el abdomen como el de un dios griego.

Él me dirigió una mirada de enojo, no haciendo caso del comentario e indicando alrededor, "Tenemos electricidad y agua. Los dormitorios están en la parte posterior. Voy a hacer la cena."

Con eso, el giró sobre su talón y a abandonó la habitación.

“Que basurero," murmuró Quatre y yo asentí en acuerdo mientras que nos abríamos paso hacia la parte posterior de la casa. Eché un vistazo al primer cuarto y me acerqué a verlo más de cerca; no vi ninguna maleta, así que entré y dejé mis cosas en una de las camas. El polvo se levantó y sonreí al pensar cómo Quatre iba a manejar esto.

El volvió a mi cuarto pocos minutos más tarde con una mueca, "espera a que veas el cuarto de baño." Se burló.

"Bueno..." le dije que, "estaba pensando en tomar una ducha antes de ir a cenar..."

"Pues adelante," se rió, "Yo estoy pensando en no hacerlo hasta que termine esta misión."

Saqué de unas cuantas cosas de mi maleta y entonces, por pensamiento repentino, me dirigí a la cocina.

"Heero," lo llamé desde el umbral, "¿te importa si tomo un baño antes de cena?"

"Adelante," dijo el sin voltear, "yo ya me bañé."

Bien, eso no tan malo. Aunque claro, él puede haber estado mirando enfadado y no pude verlo porque me estaba dando la espalda.

"Gracias, hombre," llamé. Siempre intentaba tener en mente que debía usar frases cortas y siempre con una estricta cortesía cuando se trata de Heero Yuy. Nunca podía saber cuándo algo que dije o hice iba a hacerlo enfurecer.

El cuarto de baño no era tan malo, en comparación con otros que he visto en el transcurso de mi vida, pero supongo que para los estándares de Quatre, era lo más desagradable del mundo.

Hizo lo que debía hacer rápidamente y utilicé solamente agua tibia, por si acaso y volví a mi habitación cuando estaba listo solo para cepillarme el pelo hacia fuera y vestirme. Es que no había espacio suficiente en el baño, apenas había el suficiente para dar la vuelta.

Me puse unos pantalones flojos pero no me puse la camisa hasta que mi pelo dejara de gotear agua por todas partes, saqué mi pequeño reproductor de MP3 y puse algo de música, cuidando de que tuviera el volumen bajo mientras comencé la ardua tarea de peinar mi cabello mojado.

Había buscado algo de Emerson, Lake y Palmer después de que cierta joven vendedora en una tienda de comestibles me habló de su música y en poco tiempo, me perdí en la familiar actividad de desenredar mi cabello y comencé a cantar suavemente.

“Lend your love to me tonight, don’t ask me who or what is right. I have no strength I cannot fight, just flood my darkness with your light…”

Me incliné sobre la cintura y lancé mi pelo al frente para peinarlo hacia fuera totalmente, deshaciendo los nudos que se forman debajo.

“…Behind this face I am alone, I would give everything I own, to touch you. Just lend your love to me once more, don’t ask me what I came back for... rayos."

Fue entonces cuando vi que la mochila que estaba oculta debajo de la cama frente a la que yo había escogido. Debí haber sabido que Heero no dejaría sus cosas al vista de todos. Me congelé por un momento mientras el señor Lake seguía cantando sin mi. Me levanté, echando mi pelo hacia atrás y me di la vuelta para comenzar a recoger mis cosas... entonces vi a Heero de pie en la entrada del cuarto con la expresión más ilegible que he visto en su rostro. Parpadeé como idiota por un minuto y sentí ardor en mi cara. Después me moví para aplastar reproductor de MP, apagando la música y el repentino silencio era casi ensordecedor.

"Perdón, Heero," murmuré, asiendo mi maleta y echando mis cosas dentro tan rápido como me fuera posible. No me quedaría en este cuarto; uh, uh; de ninguna manera... absolutamente no, "no vi tus cosas."

Él no dijo nada por varios segundos y yo empezaba a preguntarme si una persona podría realmente hacer agujeros en otro con solo la mirada.

"Tu no..." comenzó el y después se detuvo para aclarar su garganta, "La cena esta lista."

Después de eso se desvaneció.

Dejé escapar un suspiro de alivio y saqué mi trasero fuera de ese cuarto tan rápido como mis pequeños pies podían.

Descubrí que solamente había otro dormitorio, en cual había una sola cama y Quatre ya la había ocupado. Genial; parecía que terminaría durmiendo en el sillón durante toda mi estancia.

Busqué un suéter negro en mi maleta y me lo eché encima al mismo tiempo que me dirigía a la cocina, no quería llegar tarde para algo que el Señor Reloj Atómico había programado.

Quatre ya estaba sentado en la pequeña mesa de metal, observando de forma dudosa el guisado que Heero les estaba sirviendo. La cocina era algo insignificante y no pude evitar sonreír a la arcaica estufa que funcionaba con gas. Eran exactamente tres sillas alrededor de la mesa y ninguna de ellas era similar.

Busqué alrededor y llené un tazón con un par de cucharadas del guisado.

Detrás de mí, me pareció oír que Quatre hizo un ruido y volteé a verlo.

"¿Qué tienes, Qat?" le pregunté al darme cuenta que me estaba mirando fijamente.

"Es que nunca antes te había visto con el suelto." me respondió. "No te pareces a ti!"

Acomodé un mechón detrás de mi oído nerviosamente, "Es que... tenía algo de prisa," murmuré y tomé la última silla disponible en la mesa.

Heero estaba comiendo su cena como si fuera su único propósito, sin levantar la vista; uno habría pensado que estaba solo en el cuarto.

Mastiqué lentamente el guisado, una de las primeras cosas que aprendí en la vida; mientras más lento se come más lleno te sientes. Si prolongas una rebanada de pan más de diez minutos, casi podrías engañarte y pensar que has comido dos veces más de lo que es en realidad. Trágatelo y se habrá terminado antes de que te des cuenta y seguirás hambriento.

"Sabe bien, Heero," recordé decir... cortésmente. Él solamente gruñó.

No por primera vez, me pregunté que rayos había en mí que lo molestaba tanto como que no quisiera soporta mirarme la mayoría del tiempo. Suspiré.

"¿Cual es el problema, Duo?" Quatre preguntó graciosamente y deseé poder patearme.

"Uhmmm... solo estaba pensando; que sería agradable si nuestras misiones fueran en Hawaii o California o en algún sitio cálido de vez en cuando" lo evadí; muy ingenioso, pensé.

Quatre hizo una y asintió vehemente, "Odio el frío." murmuró el y se llevó a la boca otra ración del guisado, temblando dramáticamente.

Me reí de él y después pensé observarlo más detenidamente; traía puesto unos pantalones de algodón y una camisa de vestir, "¿No tienes algo más caliente?" le pregunté.

El agachó su cabeza un poco apenado, "No tuve tiempo para empacar nada más; tuve que traer lo que tenía conmigo entonces."

No éramos de tamaños muy diferentes, creo que soy un poco más delgado que él y puede que sea media pulgada más alto que él pero seguramente mi ropa le quedaría bien, "Voy buscarte algo entre mis cosas después de cenar." Le prometí, "Creo que puedes usar de mi talla."

Me lanzó una mirada de agradecimiento y me di cuenta de que debía sentirse realmente incómodo. La casa estaba bastante fría.

Me olvidé por un segundo de la persona que estaba sentada enfrente de nosotros y abrí mi boca para preguntar si Heero tenía algo que pudiera donar para la causa. Él era un poquito más ancho de hombros que yo o Quatre pero... no éramos tan diferentes de talla. Entonces parpadeé al verlo. Él estaba sentado allí vistiendo únicamente pantalones y una playera sin mangas.

"Chin, Heero!" dije sin pensar, "¿No tienes frío?"

Podría jurar que sus mejillas se colorearon un poco y él encogió un hombro sin mirar arriba, "El frío es irrelevante."

Si Trowa o Quatre hubiera dicho eso, me habría reído sonoramente y los habría acusado de que olvidaron empacar ropa de invierno. Pero éste era Señor Siempre Listo, de quien estabamos hablando, así que me guardé mis teorías para mi.

Agaché mi cabeza y salí cojeando por la simple razón de que sabía lo que era correcto y murmuré, "Quieres que busque si tengo algo más caliente que puedas usar?"

Él realmente alejó la mirada de su tazón por un momento pero solo dijo, "Estoy bien así." Hubo una pequeña pausa silenciosa y luego, "Te lo agradece de todos modos."

Casi me atraganté con mi cena. Eché un vistazo hacia el pero ya estaba nuevamente concentrando su atención en su comida. Atrapé a Quatre del otro lado de la mesa parpadeando rápidamente a nuestro compañero estoico y compartimos una sonrisa.

Quatre y yo insistimos en lavar los platos y Heero volvió a su cuarto inmediatamente después de que terminó de comer.

"Creo que estoy progresando, Qat." Le susurré mientras yo lavaba y él secaba los platos, "Sobreviví la cena completa sin que el me gritara!"

Quatre se rió y me empujó en las costillas. "No te confíes; luego te descuidas y pierdes brazo o algo."

Me reí también y le pasé un tazón lavado. "¿Cómo están todos?" No había visto a los otros por un tiempo.

Él dejó que su voz se alzara un poco más de lo normal mientras conversábamos agradablemente sobre sus misiones recientes y donde había estado. Él había estado en el espacio por un tiempo y yo lamentaba mi ausencia ahí. Yo había hecho un pequeño trabajo de infiltración y él se quejó de tener pocas habilidades en esa área. Él me informó su última reunión con Wufei, haciéndome saber así que el estaba bien o al menos lo estaba hace una semana. No había visto a ninguno más recientemente que él y no me fue posible darle la información que sabía que el deseaba secretamente.

"Estoy seguro que Trowa está bien," murmuré suavemente cuando acabamos con los platos, con una sonrisa intencional en mis labios.

Él me miró parpadeando por un segundo y se sonrojó del rojo más oscuro que haya visto en mi vida. Por un momento pensé que iba a desmayarse.

"Duo!" exclamó, obviamente sorprendido, "¿Como supiste... Quiero decir... No..."

Me reí de él y tomé su barbilla para empujarla poder cerrar su boca.

"Porque resplandeces siempre que él entra en la habitación," le dije con una sonrisa perversa.

"No te atrevas a decírselo a nadie!" él estalló de pronto y sus ojos crecieron con terror.

Me sentí mal; realmente no me había dado cuenta que él pensaba que era un secreto tan oscuro, "Lo siento, Quatre," le dije, "No debí haber bromeado al respecto... es solo que yo creí que... ustedes dos deberían estar juntos... yo..."

Repentinamente me sentí apenado, agaché mi cabeza y por fin me quedé callado. Él solo se quedó ahí de pie y siguió observándome.

"¿No crees que soy... una clase de monstruo?" dijo él y moví mi cabeza para mirarlo a los ojos.

"¿Por qué rayos querer a alguien te convierte en un monstruo?" Gruñí, más agresivo de lo que había planeado.

Alivio puro apareció en su rostro y repentinamente me encontré con envuelto con los brazos de Quatre alrededor de mi cuello.

"Estaba tan asustado de que si usted lo descubrían... lo pensé algunas veces... pero no..." ahora era su turno para no encontrar las palabras correctas.

Le devolví el abrazo por un momento, la verdad sea dicha, solo gozando del contacto con otro ser humano pero entonces me separé de el y lo guié hasta sentarnos a la mesa.

"Qat." Le dije que seriamente, "no tenga idea de cómo lo vayan a tomar los demás pero Yo no tengo ningún problema con eso."

Él se mordió los labios por un momento, "Antes de conocer a Trowa," me confesó suavemente, "nunca pensé al respecto de una forma u otra. Solo asumí que no había conocido a la chica adecuada todavía."

Me reí y puse mi mano sobre la suya, "Nunca soñaste que no habías conocido al chico adecuado todavía, eh?"

Él se sonrojó otra vez y su quijada se movió por un minuto pero no dijo nada.

Sabía lo que se estaba muriendo por preguntarme y no sabía como. Lo pensé por un momento, intentando pensar cómo ponerlo en palabras.

"Escucha," le dije y el volumen de mi voz bajó un poco más, "No estoy muy seguro de creer en... eso de homosexual y heterosexual... creo que cuando encuentras esa... persona con la que estas destinada a compartir tu vida; no importa en qué paquete vienen." Fruncí el ceño y miré hacia la nada por un minuto, intentando hacer que las palabras salieran, "yo no pensé que era... quiero decir, siempre pensé que era heterosexual hasta que..."

Eché un vistazo a Quatre y descubrí que estaba sonriéndome como un maniático y tuve un horrible presentimiento de que había dicho demasiado.

"Tu también resplandeces, o algo." me dijo con voz suave y entonces su sonrisa desapareció, "o... solía resplandecer... antes de..." guardó silencio entonces y volteó a verme con la mirada más afligida en sus ojos.

No me ruboricé. Me puse blanco como hoja de papel; estoy seguro de eso porque Quatre parecía asustado y tomó mi brazo.

"Duo?" él susurró, su voz llena de preocupación.

"¿Na... nadie más sabe, verdad?" apenas podía escuchar mi voz.

El solo movió su cabeza de un lado a otro y entonces recordé respirar.

"El me mataría y dispersaría las piezas de mi cuerpo de aquí al cinturón de asteroides," le advertí y logré sacar una pequeña, triste sonrisa de Quatre.

"Al principio pensaba que..." él comenzó y después que se detuvo, mirándome con esos grandes ojos azules, "pero entonces él comenzó a ser tan... perro... contigo..."

Él se sonrojó por haber usado esa palabra casi ofensiva y yo me reí de él.

Sacudí mi cabeza, "No... no hay absolutamente nada más en el corazón de ese hombre para mí más que odio, hecho y derecho. Sin duda alguna."

Su rostro mostró depresión y por un segundo pensé que iba a llorar, yo lo observé confundido. ¿"Qat? Cuál es el problema?"

"Al ver la manera en que él te trata... me aterro de pensar que Trowa pueda reaccionar como él si llega a descubrirlo..."

Él se veía tan vulnerable, mostrando la sombra de mi propio dolor en su cara, que lo empujé hacia mí y lo dejé apoyar su cabeza en mi hombro, frotando mi mano sobre su espalda lentamente de arriba a abajo.

"Trowa no es así," le dijo firmemente, "no puedo saber si él esta interesado o no... pero lo conozco bastante bien como para saber que él nunca actuaría... así."

Él asintió contra mi hombro, "yo tampoco lo creo... pero..."

"Solo porque mi corazón fue lo suficientemente estúpido como para decidir que iba a obsesionarse por el Señor Glacial no significa que tienes que estar asustado," le susurré, personalmente aterrado de que no estuviéramos manteniendo nuestras voces lo bastante bajo.

Él se separó de mi y me vio directamente, "No entiendo cómo lo soportas." Él suspiró, "Me mataría si Trowa me tratara de la misma forma en que Heero te trata."

Yo sonreí, aparentando ser valiente. "Estoy comenzando a pensar en 'baka' como un término afectivo."

Él trató de sofocar su risa con su mano y de esa manera terminé eficientemente ese tema de conversación.

Él se tranquilizó. "Duo... estoy tan feliz de que hayamos platicado; realmente me ayudó."

Le sonreí con agrado. "Lo hizo; verdad?" acordé.

Entonces fui a conseguir mi maleta de donde la había dejado en el cuarto de baño. El suéter que traía puesto era el más caliente que tenía y me lo quité e hice que él se lo pusiera.

"Pero Duo..." él se opuso, luciendo culpable.

"no te preocupes por eso," le aseguré y encontré otra camisa para mi, una de algodón, no tan caliente como la otra pero por lo menos largo tenía mangas largas, "Estoy acostumbrado al frío. No me molesta de la manera que a ti."

Él tomó el suéter, y también un par de pantalones gruesos, y finalmente se fue a su cuarto. Como había esperado, él asumió que yo iría al otro dormitorio con Heero. Esperé hasta estar seguro de que él no volvería a salir de su habitación por la noche, y entonces me acomodé en el sofá, usando mi maleta como almohada.

Sobrevivir una cena sin que me gritara no era suficiente para darme el valor suficiente para intentar y montar un asalto en esa puerta cerrada. Yo no quien tiene tendencias suicidas.

Pero por mañana realmente deseaba que hubiera pensado en empacar una sábana; me estaba congelado ahí.

Soy un madrugador; es un viejo hábito de las calles, así que antes de que Quatre estuviera despierto y listo yo ya teníamos mi maleta escondida y no había indicios de donde había pasado la noche.

Fui a explorar en la cocina, encontré algunas patatas y sobras de carne que Heero no había usado en el guisado comencé a preparar el desayuno.

Quatre llegó primero, traía puesta mi ropa y estaba bostezando, y solo puso la mesa mientras yo terminaba de cocinar.

Heero no salió hasta justo antes de que estuve listo para ponerlo en la mesa; yo estaba bastante seguro que él me estaba evitando.

Le echó un vistazo a Quatre, y luego a mí y frunció el ceño levemente antes de sentarse a la mesa. Algunas veces el simplemente cansaba de intentar descubrir que estaba pasando por su cabeza.

Él traía puestos sus pantalones vaqueros y una playera lisa. Me mordí el labio un poco antes de reunir el valor para ofrecerle una de mis camisas otra vez.

"Heero... Tengo algunas camisas de manga larga si quieres te puedo prestar..."

"Te dije que estoy bien" me dijo seriamente y me olvidé de el encogiendo mis hombros mentalmente. Al demonio con él.

Quatre fruncía el ceño viendo a Heero como si estuviera a punto de atacarlo con ambas manos; atrapé su vista y le di una mirada amenazadora. Todo lo que necesitaba era que Quatre comenzara a regañar a Heero. Entonces terminaría asesinado por intentar salvar el trasero de Quatre.

Terminé de servir el desayuno y cambié la conversación hacia la misión. Ese siempre es un tema seguro con Heero Yuy.

Así que comimos nuestro desayuno y pasamos la siguiente hora revisando los objetivos de la misión y la poca información que había disponible.

No teníamos mucho con que trabajar; un informe de un espía dentro de la organización de Oz que había algo encubierto en esta área. La proverbial aguja en el pajar.

"Bien, no vamos a encontrar nada si solo nos quedamos aquí sentados." Me aventuré a decir por fin.

"Estoy de acuerdo," dijo Quatre, "Tenemos que salir a donde podamos hacer contacto... conocer gente."

La perspectiva de él vagando alrededor de esta vecindad solo casi congeló la sangre en mis venas. Me olvidé de la misión por un minuto y volteé hacia él.

"Escúchame; Qat..." comencé, intentando descubrir cómo decirle esto sin lastimar sus sentimientos; "He estado tratando de hablarte sobre eso..."

Él volteó y me miró con el ceño fruncido.

"Esto no es... la clase de lugares en la que acostumbramos quedarnos." No quería excluirlo diciéndole 'Eres', "La mayoría de la gente que vamos a encontrar aquí son... traficantes y prostitutas y cosas así."

No estoy seguro de cual de los dos se ruborizó más.

"Necesita ser muy cuidadoso por aquí" bajé la vista y miré mis manos, me sentí mal; como si le estuviera diciendo que el no podía hacerlo solo pero no sabía de que otra forma decirlo. "Realmente no deberías salir sin uno de nosotros..."

Entonces miré a Heero. En verdad lo miré con mi cabeza pensando en el escenario de la 'calle '.

"Oh Dios... ustedes dos van a destacar como pulgares enrojecidos," se me salió antes de que tuviera la oportunidad de cerrar mi boca.

Heero lucía enfadado, Quatre lucía confundido.

"Duo... No entiendo, "Quatre dicho.

Heero no dijo nada.

Me levanté y caminé a ver por la ventana, dándole la espalda a ambos, intentando fingir que no estaba hablando con nadie en particular.

"Miren," dije con un suspiro pesado, "yo crecí en lugares como... este. Yo sé... de qué estoy hablando. No hay nada fuera de esta puerta sino depredadores... y presa. Tu eres una o la otra. Eres una amenaza o estás en peligro. Y si eres considerado como una gran amenaza entonces estas en otra clase de peligro."

Me di la vuelta y miré al cara dura de Heero. "Tu eres un depredador. Pareces un maldito policía encubierto."

Volteé con Quatre. "Tu eres presa. Pareces ser una marca fácil."

Demonios; ahora los dos estaban enojados conmigo.

"Perdón... no se de que otra manera explicarlo. Vamos a atraer todas clase de atención cuando salgamos."

Fue el silencio más largo y fue Heero quien me sorprendió al romperlo.

"¿Y tu que eres?"

Parpadeé mientras volteaba a verlo, sorprendido por la pregunta, "Presa con filo," le dije antes de que tuviera la oportunidad de pensar al respecto. "No soy una amenaza sino que entiendo las reglas de la selva."

Él solo se sentó y me miró fijamente. No era necesariamente un mirada de represión pero me hizo sentir como si me estuvieran desnudando hasta los huesos, pesando y midiendo.

"Entonces tu debes ser quien salga a investigar" dijo él y eso me dejó aun más confundido.

No estaba seguro si debería sonreír o fruncir el ceño. La mitad de mí estaba flotando un Pie sobre la tierra por la mera implicación de que él posiblemente, tal vez, confiaba en mi para saber de lo que estaba hablando. Mientras que la otra mitad me preguntaba qué rayos acabo de hacer.

"Heero!" gritó Quatre, "si todo es tan peligroso allí afuera, no puede permitir que vaya solo!"

"Él es... el experto aquí," Heero dijo suavemente y yo estaba tan ocupado en ese momento intentando decir si eso había sido una observación despectiva, que no alcancé a escuchar lo siguiente que dijo Quatre.

"... ¡Maldición! Estás dejando que tus sentimientos personales contra Duo..." estaba realmente enojado.

"Qat!" Lo interrumpí rápidamente, asustado de lo que pudo estar a punto de decir. Bajé mi voz cuando tuve su atención.

"Lo siento..." le dije, "No estoy tratando de decir nada contra tus habilidades. Si fuéramos a una reunión política o... o si se tratara de una situación de negociaciones; tú serías el hombre indicado. Pero... esto es diferente. Esto está fuera de tu experiencia; eso es todo."

Él reflexionó al respecto, me lanzó una mirada de resentimiento y finalmente dijo, "No creo que sea seguro salgas tú solo."

"En realidad voy a atraer menos atención si voy yo solo," le aseguré.

Él dirigió esos ojos azul claro hacia Heero otra vez y me sentí aliviado simplemente por no tenerlos sobre mí.

"Solo quiero dejar en claro que estoy totalmente en contra de esto," hizo una mueca, "¿y que se supone que vamos a hacer nosotros? ¿Sentarnos aquí mientras Duo hace todo el trabajo?"

"Planeo hacer un trabajo de reconocimiento cuando oscurezca cuando la probabilidad de encontrarme con..."

Me reí. No fue mi intención y maldecido sea si no tenía los ojos de ambos sobre mí otra vez.

"Uhmmmm... Heero," agaché mi cabeza, "Después de que oscurece es cuando las cosas comienzan a moverse en una vecindad como esta. Te irá mejor si esperas hasta las tres o cuatro de la mañana."

Recibí el ligero alzamiento de una ceja y un gruñido. Lo que tomé como aceptación de la información.

Decidí detenerme mientras estaba a la cabeza, "Voy a ver si puedo reunir una vestimenta apropiada," y fui a conseguir mi maleta.

No tenía prisa; no tenía caso salir por horas todavía. Aunque supongo podría encontrar algún lugar donde comprar ropas más calientes para ellos dos mientras esperaba a que la vida de la calle comenzara.

Saqué mi ropa y vi lo que tenía, intentando decidir quién iba a ser esta vez; mi personaje Max no era el adecuado para esta clase de situación. Suponía que terminaría actuando como Dodger el vendedor o Helio el puto. Preferiría ser Dodger; porque ni siquiera me gusta Helio. Finalmente concluí que no tenía la ropa correcta para ninguno de los dos. Vi al reloj; casi las diez. Probablemente podría encontrar algún lugar donde comprar algo de ropa y conocer la vecindad un poco antes de que hubiera más movimiento. Busqué entre mis reservas y encontré bastante dinero para comprar lo que necesitaba y un poco más.

"¿Qué estás haciendo?" escuché a Heero detrás de mí y di vuelta para encontrar a mis compañeros observándome con curiosidad. Más bien, Quatre me miraba con curiosidad. Heero solo me miraba.

"Necesitamos algunas cosas," le dije, colocando el dinero en mi bolsillo delantero, "Voy a salir."

"Duo," Quatre se acercó a mí con algo en su mano, "Heero y yo discutimos sobre eso de que salgas solo. Todavía no estoy feliz al respecto y decidimos que al menos debes usar un micro."

Me puse de pie y vi lo qué traía, "¿Tienen equipo de vigilancia?"

"Un poco," admitió Heero y tuve que aguantarme las ganas de preguntarle qué más nos estaba ocultando.

Miré al pequeño micrófono que Quatre puso en mi mano. Era solo un transmisor; así que no podrían hablar conmigo. Era realmente una obra de arte; lo reconocía y sabía que alcanzaría un radio de alrededor de una milla.

Le sonreí a Heero, "Estoy impresionado."

Y claro, solo recibí un gruñido de respuesta.

Lo pensé por un momento, considerando la posibilidad de que me atraparan con esta cosa contra el estrés en el que la misión causando a Quatre.

"De acuerdo," dije finalmente, me quité la camisa, saqué mi estuche de reparación y procedí a deshacer la costura del cuello. Acomodé el pequeño transmisor dentro y lo cosí de nuevo.

"Ya está." Levanté una ceja hacia Quatre mientras volvía a ponerme la camisa, "¿Feliz?"

"No realmente," se quejó, "Pero supongo que es algo." Entonces se volvió hacia Heero, "Pruébalo," le dijo seriamente.

Heero fue a su cuarto sin decir una palabra y le di un momento antes de que comenzar a decir, "Probando... probando... probando..." como si fuera un robot.

Él salió un momento después y asintió una vez, entonces me callé.

De repente se me ocurrió algo, y volteé hacia Quatre, "Ahora escúchame... en la calle escuchas muchas conversaciones que parecen... serias, pero no lo son. La gente te presiona. Te ponen a prueba. No debes asustarte a menos que..." lo pensé por un minuto, "a menos que comience a hablar en japonés. ¿Entendido?"

Él asintió y de alguna manera esto pareció molestarlo aun más. Eso era precisamente la razón por la que se lo comerían vivo fuera de esta pequeña casa; todo lo que sentía estaba escrito en su cara con llameantes letras de seis pies de altura.

"Tengo que enseñarte a jugar póker." murmuré y tomé mi chaqueta dirigiéndome a la salida.

Los dedos de Quatre detuvieron mi brazo, "ten cuidado," dijo.

"No te preocupes," le dije, "Ahora vuelvo."

Entonces salí a la calle y alzando el cuello de mi chaqueta contra el viento. Maldición, odio el frío.

La casa a al este de nosotros estaba cerrada pero uno podía darse cuenta de que alguien hacía uso de ella, "Parece que tenemos ocupantes ilegales en la puerta de al lado," les dije y continué avanzando, dejando que mis ojos observaran todo. Ya que estaba aquí podría pasarles un poco de información.

"Quita esa mirada, Heero," me reí, "Mucha gente de la calle hablan solos... no es nada malo."

"Manténte lejos de la tercera casa de nuestro lado de la calle," le advertí, pensando en el plan de Heero de salir, "Por lo que se ve tienen pitbulls. Si entras en ese patio y no saldrás completo." Estoy seguro de que podían escuchar los ladridos en el fondo. Temblé; había visto peleas de perros antes.

"Criaturas repugnantes," murmuré, "Prefiero un Golden Retriever o un Pastor Alemán cualquier día."

Guardé silencio y me concentré en avanzar; Dios han pasado años. Agaché mis hombros y pegué las manos a mis bolsillos e intenté dejar de caminar como un soldado. Confúndete con ellos, Maxwell; me recordé. Deja de andar a trancos. Después de que algunos minutos recordé sacar mi mano de vez en cuando para limpiar mi nariz. Inofensivo... piensa en lo inofensivo.

"He pasado mucho tiempo con ustedes..." murmuré, pensando en Quatre agachado sobre el receptor allá en la casa, "Esto es más difícil de lo que recordaba."

Busqué en mi memoria, formando una imagen mental de la persona que pretendía ser. Lo recordaba como si hubiera sido ayer; Ganor... su nombre era Ganor. Todos lo llamaban Gimpy porque caminaba de una manera que parecía que cojeaba. Todavía podía escuchar su voz en mi cabeza. Pude imitar su forma de andar durante la siguiente media cuadra.

"Mejor," murmuré, practicando su forma de hablar, "No te atrevas a llamarme Gimpy en mi cara... mi nombre es Ganor. G. A. N. O. R.," dije, de la misma forma que él lo hacía. Siempre pensé que probablemente esa era la única palabra que sabía deletrear.

Ganor caminaba y actuaba como si fuera el dueño de todo pero todos sabían que no era nadie y le prestaba poca atención. La mayoría de la gente pensaba que estaba loco.

"Que raro..." dije a nadie en particular, "Una vieja casa gris, con un antiguo pórtico tiene puerta nueva.”

Continué de esa manera, actuando como Ganor mientras avanzaba hacia el área comercial. Murmurando y comentando, indicando las cosas que destacaban en mi mente como algo extraño, como el coche que parecía demasiado bueno para la casa frente a la que estaba estacionado y la otra única persona que vi el moviéndose tan temprano.

Las casas fueron reemplazadas por edificios varias calles después y comencé a pasar por bares y negocios. Algunos de ellos cerrados; pocos estaban abiertos. Tuve que caminar cinco cuadras hasta que finalmente encontré un almacén donde vendían ropa de segunda mano.

Entré, husmeando y frotando mi nariz, que realmente estaba un poco líquida por el frío.

La vendedora levantó la mirada para darme un vistazo de valoración, considerándome como de ningún interés luego volvió a su revista Playgirl. No me tomó mucho tiempo encontrar donde estaba la mejor ropa y comencé a revolverla en busca de algo que me sirviera de atuendo para la 'tarde'. Había decidido que probablemente me iría mejor como Helio, a pesar de mi desagrado... pero no había visto muchos lugares en donde Dodger podría manejar su comercio.

Tomé un par más suéteres y una chaqueta adicional porque no pensaba que Quatre tuviera una y avancé encorvado hasta la caja.

La vendedora levantó la vista me lanzó una mirada de desprecio.

“Que es esta cosa en la chaqueta, tiene un agujero" gimoteé y ella solamente giró los ojos.

"Por eso es que se llama almacén de segunda mano, cariño. Supéralo."

"No voy a pagar el precio completo por una chaqueta que tiene agujeros."

Ella volvió a su revista, "Entonces déjala, dulzura."

"Vamos, hombre." Gimoteé un poco más y froté mi nariz otra vez, con eso llamé su atención y dejé que mi mano temblara mientras la volvía a poner dentro de mi bolsillo. "No tengo mucho dinero... y necesito ahorrar un poco..."

Ahora tenía toda su atención y su actitud cambió por completo. El dinero que ella ganaba por la ropa era para alguien más. El dinero que ella hacía de vender... otras cosas bajo el mostrador era todo suyo.

“¿Cuál es el problema, dulzura? Pareces un poco desorientado." La condolencia en su voz no era real en lo absoluto.

Agaché mi cabeza y al lado, de la misma manera que recordaba haber visto al verdadero Ganor hacerlo. "Necesita la ropa pero no tengo mucho efectivo..."

"Bueno..." sus ojos nunca dejaron el míos y me forcé a temblar, "Quizás podamos arreglar algo si estás interesado en comprar algo más."

Le di una mirada hambrienta y comenzamos a hacer negocios. Ella tuvo cuidado de no mencionar ninguna cosa por su nombre, pero una pequeña bolsa apareció en el mostrador al lado de mi pila de mercancía legítima. Obtuve un muy buen precio por la ropa.

Salí del almacén con un par de bolsas de plástico llenas de ropa que tendrían que ser lavadas y algo más guardado en el bolsillo de mi chaqueta.

Dejé escapar un suspiro de alivio cuando estaba a un par de cuadras de distancia, "Dios mío," se me salió, olvidándome por un segundo de que Heero probablemente estaba sentado junto con Quatre, "Esto acaba de traer de vuelta una caja llena de mierda que preferiría no recordar nunca."

Deliberadamente volví a la casa utilizando una ruta diferente y continué mi letanía de observaciones mientras avanzaba.

"Hay algo extraño aquí en la quinta calle. Un edificio que parece demasiado nuevo. Algo no está bien sobre él... parece como si alguien intentara hacerlo parecer antiguo."

Ya era mediodía y se podía ver más gente. Me desvié una vez más de la ruta que me había prepuesto tomar porque encontré con un pequeño grupo de malandrines bloqueando la esquina de la calle. 'Malandrines' y ‘en una esquina' usualmente significaba aburridos. No estaba bastantes aburridos para caminar dos cuadras y seguirme.

Estaba poniéndome nervioso estando tan cerca de mi meta y descubrí que estaba hablándole a Quatre mientas me abría paso entre los obstáculos, sorprendido de la rapidez en que volvían mis viejos instintos.

"Un poco de sabiduría callejera, Qat. Nunca vayas a donde no tengas al menos tres vías de escape," fui incitado a decir mientras contemplaba y rechazaba entrar a un callejón para acortar mi ruta.

Llegué a la esquina a solo dos cuadras de distancia de la casa y tuve que decidir entre ir por el norte o sur de la calle. En el norte, el dueño de los pitbull estaba afuera en su patio delantero. El tipo parecía estar tranquilo y no estaba haciendo nada, pero tenía a uno de sus perros con él. En el lado sur había un par de bándalos sentados en el cofre de un coche pasándose entre ellos un cigarrillo, riendo escandalosamente.

"Genial," murmuré, "Malo o peor. Ok... vamos a decidir basándome en las reglas que aprendí siendo niño; nunca antes me han fallado. Regla número dos, Qat... los más callados son los que te dan más problemas."

Así que me quedé con el lado sur y tuve que soportar algunos gritos de los tipos que estaban demasiado rolados como para levantar sus traseros y causarme alguna molestia.

Llegue al porche de la casa con ese punto entre mis hombros picándome como un hijo de una perra y forzándome a no salir corriendo.

Había estado fuera de las calles por mucho tiempo, me había olvidado de la constante tensión, sabía que tendría problemas para dormir esa noche por los monstruos mi infancia me estarían cazando en la obscuridad.

La puerta se abrió frente a mi cara antes de que tuviera oportunidad alcanzarla y Quatre me empujó hacia dentro, tropezándose sobre el mismo intentando hacerme preguntas. Me reí de él, un poco de esa tensión desapareció ahora que estaba bajo techo.

"Déjame poner a remojar esta ropa en la bañera y entonces nos sentamos y platicamos."

Él me dio una mirada de desconcierto y frunció el ceño un poco, "pero Duo... acabas de comprarla..."

"Y probablemente está llena de bichos por el lugar de donde vienen," le dije y sus ojos se abrieron como platos. Pasé por un lado de Heero camino al baño y le sonreí, aún lleno de adrenalina.

"Si tienes un mapa del área, puedo marcar algunas cosas que deberíamos revisar."

"Nos vemos en la cocina," dijo y mi sonrisa se hizo más amplia. ¡No había habido ninguna mirada de odio acompañando esas palabras!

Llené la tina con agua caliente y vertí una generosa cantidad del detergente más fuerte que pude encontrar. Para cuando llegué a la cocina, Ganor había desaparecido por completo y pude sentarse junto con ellos como Duo.

Cuando Heero extendió el mapa, pude ver que él ya había marcado el lugar con los perros y a decir verdad, me sorprendió que haya considerado mis observaciones relevantes como para tomar nota de ellas. Repasé todo lo que había notado y marqué algunas cosas en el mapa. Heero realmente me hizo un par de preguntas y me odié a mi mismo por la cálida sensación que me daba el tener su atención.

Heero decidió que quería investigar la casa con la obvia puerta nueva y el edificio en la quinta calle; posiblemente esa misma noche.

Cuando terminamos de hablar sobre nuestros planes, Quatre saltó sobre mí, "¿Qué fue lo que pasó en el almacén de ropa? ¿Qué hizo que la vendedora cambiara su actitud tan repentinamente?"

Me reí un poco, "Acabas de escuchar tu primera venta de droga, Qat."

"Pero..." él farfulló y yo me reí aun más y le expliqué sobre como era más difícil levantar cargos si el vendedor nunca realmente realiza una oferta verbal. Le mostré las bolsas y me maravillé otra vez de cuan sabio e inocente podía ser al mismo tiempo.

Sentí algo de frialdad en el aire y eché un vistazo hacia Heero para descubrir que me observaba de una manera muy extraña, "¿Qué planeas hacer con eso?" me preguntó con un tono de voz que no había escuchado antes y tuve problemas para entender por que.

"Depende," le dije suavemente,”Si tengo que salir actuar como Dodger... Podría intentar venderlo como parte de mi actuación. Si tengo que ser Ganor otra vez... Dios no lo permita... probablemente solo lo llevaré como elemento. O si no se va por el retrete."

Hubo un cambio sutil en sus facciones pero estaba más allá de mí capacidad el poder entenderlo la mayor parte del tiempo.

Quatre estaba confundido otra vez, "Dodger? ¿Ganor? Duo... no entiendo."

"Mis personajes," le dije, "son identidades falsas."

"¿Ya las tienes inventadas?" me miró con un poco de incredulidad.

"Hace más fácil la personificación cuando necesito ser alguien más en poco tiempo," le expliqué y él solo movió su cabeza de un lado a otro.

"¿Quién vas a pretender ser estar esta noche?" preguntó finalmente.

Agaché mi cabeza y froté la parte posterior de mi cuello, un poco apenado, "Desafortunadamente; después de lo que vi... pienso que voy a tener que ser Helio."

"¿Helio?" Heero preguntó frunciendo el ceño.

"Uhmmm... sí. Heliotrope... Helio. Él es... un puto."

Es hizo que Quatre diera un pequeño salto y luego se ruborizó hasta un rojo brillante. Heero tenía esa expresión ilegible otra vez y yo suspiré. Tenía la impresión de que yo comenzaba a parecerle demasiado extraño.

No hice caso de lo que no podía entender y volví mi atención a Quatre, "No te preocupes, Quatre... No planeo tomar algún... cliente. Solo me da la oportunidad de conversar con mucha gente."

"Pero..." y su color pasó un tono más brillante de rojo, "No arruinarías tu disfraz si... quiero decir, que tal si alguien... "

Me reí ruidosamente. "Solo tienes que darles un precio exagerado y siguen su camino."

Él no parecía convencido y me acerqué a acariciar a su mano. "No te preocupe tanto... hay mucho de donde escoger allí afuera... no hay ninguna razón para molestarse con una flacucha, insignificante rata de calle."

Él parpadeó y su boca se abrió. "¿Estás bromeando? Duo, tu eres..." y entonces su boca se volvió a cerrar. No estoy muy seguro de qué había comenzado a decir pero nuevamente estaba rojo y nunca terminó de decirme.

Finalmente decidía que ya había sido suficiente de la sesión de preguntas y respuestas. "Voy a lavar la ropa." Y salí del cuarto.

Enjuagué la ropa nueva y estoy bastante seguro de que vi algunas cosas muertas irse en remolino al drenaje. Les quité el agua lo mejor que pude y las saqué afuera para que se congelaran hasta secarse.

Con suerte, estarán listos para la tarde.

Cuando volví a la casa, Heero estaba en el sofá trabajando en su computadora portátil y Quatre estaba haciendo el almuerzo.

Pasé a Heero y fui a sentarme en la cocina para hablar con Quatre mientras él trabajaba. No tenía sentido arriesgar mi suerte con Señor Misión; si no tenía cuidado, se me olvidaría y terminaría cruzando cualquier cosa que sea esa línea que solo él podía ver.

Quatre estaba haciendo sopa y emparedados y en general moviéndose cerca de la estufa por su calor más que cualquier otra cosa, eso creo. Él seguía volteando a verme de vez en cuando y finalmente se me salió un suspiro de desesperación.

"Escucha, Quat... si hay algo que quieras preguntarme; solo hazlo."

Él se sonrojó y agachó su cabeza. "Es solo que no entiendo... algunas cosas, supongo." murmuró.

Me aguanté el impulso de decirle que esa era exactamente la razón por la qué no quería que el saliera pero en lugar de eso pregunté, "¿Qué cosas?" deseando que él aprendiera a ser un poco más directo.

"¿Cómo sabía esa mujer..." se detuvo, buscando las palabras mientras revolvía lentamente la sopa.

Cerré los ojos por un segundo y entré nuevamente a la mente de Ganor. Me levanté de la silla y avancé a través del cuarto hacia él, caminando, temblando, husmeando de la misma forma en que Ganor lo hacía.

"¿Cómo crees? La mujer es una pro-fe-sio-nal. Ella conoce su trabajo... conoce los signos."

Él casi golpeó la cacerola sobre el giro alrededor para hacer frente al extranjero que se parecía repentinamente estar en el cuarto con él.

"Maldición; Duo!"

Me reí repugnantemente, al la manera de Ganor, cerré mis ojos y cuando los abrí era Dodger.

Dodger es un bándalo, casi al borde de lo peligroso. Con él todo se trata de ángulos y actitud. Dejé de estar encorvado e incliné mi cabeza a un lado. Aparento ser más grande cuando soy Dodger; solo tienes que pararte derecho e imaginar que ocupas más espacio del real. Avancé hacia él.

"¿Qué ocurre lindo pájarito?" dije y lo miré de arriba debajo de la forma en que lo verían si se atrevía a salir a la calle. Invadí su espacio personal y él retrocedió con ojos asustados.

Lo hice retroceder hasta que dijo en voz quebrada, "¿Duo?" pude detectar en su voz que él no estaba seguro. Lo había asustado de verdad. Perfecto.

Entonces le sonreí al estilo único de Duo Maxwell y me moví un poco para tomar los tazones para sopa de la repisa. "¿Qué ocurre, Quat?"

Él solo me miró parpadeando mientras me volteaba a poner la mesa.

Heero estaba parado en la entrada observándonos. Tenía otra vez esa expresión; aquella que solo puede ser descrita como carente de expresión. No por primera vez, deseaba poder leer su mente.

Entonces Quatre me sorprendió con una pregunta para la cual no estaba preparado, "¿Cuál... cuál de ellos es el verdadero?"

"Algunas veces no estoy seguro," escuché a mi voz decir antes de que me diera cuenta, solo me quedé allí parado mirando fijamente a Heero y pude ver la expresión de sorpresa que apareció en su cara.

Ouch. Ok... quizá estoy llevando este juego demasiado lejos. Me volteé para evitar a ambos y poner la mesa.

Cambiamos de tema después eso y me aseguré de ser solamente Duo Maxwell, el piloto de Gundam.

Cuando recogí la ropa después del almuerzo, dejé un suéter y la chaqueta en la cama de Quatre. Entonces, sintiéndome como un maldito infante que entraba a escondidas a donde no era bien recibido, cuidadosamente acomodé en el pie de la cama el suéter gris oscuro que había escogido para Heero. No tengo idea porqué tengo estos malditos detalles; usualmente no soy el tipo de gente que se acerca a una víbora de cascabel solo por diversión.

Entonces me ocupé de preparar mi 'traje' y tratar de convencerme de sacar a Helio de la caja.

Hay una suposición que la gente hace sobre ti cuando descubren que creciste, no solo en L2 sino como huérfano en las calles. Es una conclusión automática que debiste haber vendido tu cuerpo para sobrevivir. Nop. Lo siento. No siempre es el caso. Sí, algunos niños lo hacían; ¿pero quieren saber la repugnante verdad? Los niños que intentan ser putas no viven por mucho tiempo. Si llegas a sobrevivir el maltrato físico, es probable que te maten las enfermedades que transmiten el tipo de gente que busca revolcarse con un pre-adolescente de todas formas. Soy tan virgen como la nieve recién caída. No soy inocente. Sé como funciona; conozco sus trucos y secretos. He tenido que esconderme en silencio como un ratón dentro de su guarida en la noche con muchachas haciendo su negocio a no más de veinte pies de distancia. Pero sobreviví a esos años intacto. Solo se aseguró de que así fuera; cuidó a todos sus 'niños ratas'. No sé si él tuvo que llegar tan lejos alguna vez, a veces me preguntaba porque él era tan vehemente sobre el tema. No era una opción para ninguno de su cuadrilla de niños. Él se aseguró de que entendiéramos que eso solo nos llevaría a la muerte.

Helio esta basado en una muchacha llamada Azure. Había tomado su nombre comercial del color de sus ojos. Tenía los ojos azules más hermosos. Sospecho que podré ver esos ojos cuando me he olvidado de cómo lucía el resto de ella. Ella no era uno de nosotros los niños, era mayor... probablemente unos quince o dieciséis. Parecía tan vieja y sabia como un antiguo oráculo. Ella era... una obra amarga. La evitaba tanto como me fue posible; ella me hacia sentir incómodo. A veces si la encontrabas de buen humor, podías tener una ojeada de la persona que pudo llegar a ser. Eso me entristecía.

Sinceramente no me gusta Helio. Adivino que es porque me hacer darme cuenta de cuan cerca estuve de haber sido Helio.

Quatre se sentó y me observó mientras hacía agujeros artísticos en la ropa por un rato, mordisqueando sus labios y frenándose, gracias a dios, de hacer más preguntas.

Heero trabajó en su computadora portátil, investigando sobre el edificio en la quinta calle y no encontró nada, lo que sirvió solamente para llamar más nuestra atención.

Entonces ya no pude posponerlo más y fui al cuarto de baño a cambiarme. Ya estaba oscureciendo y la vida nocturna ya estaría empezando.

Comencé mi disfraz con spandex negro. Ni una palabra, no quiero oír una palabra al respecto. Polainas negras y una blusa pegada al cuerpo. Sobre eso me puse unos pantalones vaqueros deslavados que habían sido cortados de forma tan radical que no había una porción donde no se asomara el spandex negro. Una camisa de algodón que hacia juego, desabotonada y amarrada en la cintura y de la misma forma con cortes sobre ella. Mis botas negras y una chaqueta de cuero negra. Me solté el cabello, lo cepillé hasta que brillaba y tomé dos mechones de ambos lados para atarlos detrás de mi cabeza. Me reí porque me hizo pensar en Relena.

Me examiné frente al espejo un poco sorprendido. Rayos. Definitivamente ya no era el chico mal nutrido que recordaba. Había un poco de músculo en la imagen que se reflejaba en el cristal.

Mi transmisor había sido transferido a la camisa que traía puesta y ya no había modo de escapar; era hora de salir.

Hice contacto visual con Helio en el espejo y me gruñí a mi mismo. "Te odio."

En el espejo, Helio me guiñó y solo sonrió.

Salí del cuarto de baño que intentando no ruborizarme y fallando terriblemente cuando encontré la mirada de asombro de Quatre.

"Duo!' exclamó, "¡No puedes salir vestido así!"

Me reí hasta que lágrimas amenazaron con escapar de mis ojos. "Qat... esa es la idea."

Heero salió de su habitación entonces y podía sentir su mirada puesta en mí. No tuve el valor para dar la vuelta y ver la expresión en su rostro; pero tenía la impresión de que iba a ser la misma de siempre.

"Heero?" Quatre gritó, esperando el apoyo de nuestro compañero, pero no fue así.

"¿Seguirás usando el mismo código en caso de que tengas problemas?" preguntó el y la mirada de odio que consiguió de Quatre fue aterradora.

"Sí." Le respondí sin voltear y Quatre se enfadó tanto que se alejó de nosotros y fue a su habitación, cerrando la puerta de golpe.

Finalmente me di la vuelta y avancé a donde Heero estaba colocando el receptor y lo descubrí mirándome con apreciación de hacia arriba a abajo. Eso me molestó por alguna razón. O me avergonzó, no estoy seguro pero una pequeña porción de Helio se asomó a la superficie y levanté mis brazos y me di una vuelta para exhibir la mercancía. "¿Paso la inspección?" Ronroneé y fui recompensado con verlo ruborizarse y voltear la vista a otro lado.

Debatí conmigo mismo lo que eso significaba, sabía que si terminaba en serios problemas estaría solo. No habría mucho que ellos pudieran hacer por mí. Quería asegurarme de que no hicieran algo estúpido como intentar salir a ayudarme. Pero entonces recordé al lado de quien estaba parado y me di cuenta de lo estúpida que era esa idea. Finalmente murmuré, "No seas muy duro con Quatre... es solo que el... se siente fuera de su elemento y eso lo desespera. Está en su naturaleza el preocuparse."

Me retiré antes de que él tuviera la oportunidad de arrancarme la cabeza.

Salí por la puerta trasera y me salté la barda, quitando los fantasmas de la calle y finalmente descubrí lo que eran aquellos sonidos que había estado escuchando desde hace una hora.

“Al parecer nuestro vecino tiene funciones de lucha entre perros esta noche." Murmuré, 'Tengan cuidado... habrá muchos borrachos vagando alrededor de la vecindad por horas."

Entonces me callé, cuando me di cuenta de que solamente estaba hablando con Heero a menos que Quatre hubiera salido de su habitación después de que me fui. No podría mantener el mismo tipo de charla a menos que sintiera que hablaba con el más comprensivo de mis dos compañeros.

Además, necesitaba sacar a Helio de su caja dentro de mi cabeza y probarlo un poco.

Camina más despacio; más tranquilo. Paséate... no andes a trancos. Mirada atenta y observadora; buscando a clientes potenciales. Haz que se mueva el cabello, sonríe... acentúa lo positivo. Como odió esto.

Pasé por la casa con las reparaciones ilógicas y murmuré a mi cuello, "Aun no veo movimiento en el blanco A. No hay indicios de actividad."

Para cuando llegué al distrito del negocio, Helio estaba firme en su lugar y disfrutando su momento; meneando sus caderas y sonriendo como idiota.

¿Les he mencionado antes que Helio me desagrada mucho?

La acera se había transformado en un lugar completamente diferente; las rejillas habían sido abiertas en todos los lugares que habían estado cerrados por la mañana y había gente cogiéndose por todas partes.

Pasé frente a un bar y alguien me gritó. Cuando normalmente lo habría ignorado y seguiría caminado, como Helio, me di la vuelta y le sonreí al tipo, sacudiendo mi cabello y haciendo un guiño. Después de todo estaba aquí para relacionarme y así obtener información.

Sin embargo el tipo no estaba interesado realmente y se alejó al ver mi respuesta. Seguí caminando.

Continué vagando por un rato. Podía identificar a los asiduos por las miradas de valoración que me daban; alguien nuevo en su territorio. Me hicieron varias ofertas y utilicé la táctica del precio elevado para mandarlos a volar; participando en varias conversaciones sobre absolutamente nada.

Pasó una hora antes de que una de las muchachas locales se metiera conmigo; solo para marcar su territorio. En este negocio, necesitas tener un señuelo... algo que te haga destacar de los demás. El mío... quiero decir, el de Helio... era el cabello y los ojos. Violeta es un color muy inusual.

Para esta joven, también era su cabello. El mío era mejor.

El suyo era largo pero no tanto como el mío y rojo llameante mientras que el mío era castaño claro. Generalmente cuando personifico a Helio lo uso con rayos pero esta vez no había contado con los suficientes recursos para hacerlo.

Estuve indeciso por un momento sobre si debía discutir con ella pero decidí que por lo menos intentaría un acercamiento amistoso primero. Me fui directo a la yugular adulando su cabello. Ella se lo tragó. Me lamenté de mi aburrido, color marrón y alabé un poco su color del cabello. Ella se alegró aun más y nos relacionamos.

Tuve que detenerme de sacudir mi cabeza.

No era tan difícil como todo; realmente no competíamos seriamente por los clientes. La clase de tipos que estarían interesados en mí no estaría interesada en ella de todos modos. Creo que ella solo se acercó a mi porque se estaba aburriendo.

Conseguí que hablara un poco conmigo. Las llamadas en clichés “prostituta con un corazón de oro” realmente existen. Usualmente no duran mucho... pero si existen.

Inspeccionándola más cuidadosamente, me di cuenta de que ella era un poco más vieja de lo que parecía al principio y jugué con eso, logrando sacar el instinto maternal en ella con una demostración calculada de un poco de nerviosismo.

"Ahora escúchame, cariño," me dijo ella después de que habíamos hablado por unos minutos, "Tienes que permanecer lejos del 'Perro Rojo'... esa gente es cruel. No les importa nada si dejan cicatrices."

Si tienes una cicatriz en su línea de trabajo, tu valor en la calle decae. La mayoría de los tipos respetaran al menos la cara. Algunos son muy agresivos y muchas veces se dejan llevar pero siempre se mantienen lejos de la cara.

Asentí en comprensión, fingiendo estar atento a cada una de sus palabras, incluso mientras mis ojos exploraban la calle, buscando cosas que estuvieran fuera de lugar. La mayoría de esta clase de vigilancia es por puro instinto.

Ella continuó, advirtiéndome de esta o de aquella persona; anunciándome cuales eran los bares gay, hasta que un carro pasó cerca y ella puso su carnada en el gancho que colgaba en el agua. Se olvidó de mí como si fuera noticia de ayer y se alejó, caminando hasta el coche y haciendo conversación con el hombre detrás del volante.

Seguí mi camino.

Hubo un pequeño altercado después de eso, de un caballero... que se me acercó desde un bar. Antes de que supiera exactamente cuales eran sus intenciones, sus manos se deslizaron entre los cortes de la parte posterior de mis pantalones y amasó mi trasero cubierto de spandex. Como Helio, tuve que sonreír y soportarlo en vez de romperle el maldito brazo.

Finalmente logré escaparme de el como si estuviera jugando, "Si te acercas un poco más voy a tener que empezar a cobrarte, cariño."

Hicimos la jugada del precio y él se enfadó conmigo. Pensé que las cosas se pondrían más difíciles pero finalmente se retractó y se alejó murmurando para si mismo sobre putas caras.

No pude controlar que la palabra, "Mierda," escapara de mis labios después de que el se fue.

Entonces detecté algo que encendió alarmas en mi cabeza. Como ya dije, la mayor parte de este trabajo es instinto y el tipo que iba caminando por la calle atacaba mis instintos. Él era un depredador... pero había algo extraño. Era como un tiburón acechando en el Sahara. Muy peligroso... pero fuera de lugar. La gente se alejaba de el pero muchos ojos lo observaban por toda la calle.

"Bueno... esto es interesante," murmuré al cuello de mi camisa y me atravesé en la trayectoria de aquel individuo.

Él andaba al acecho; solo que no sabía que estaba buscando. Sus ojos se detuvieron en mí y me observó por un momento. Sonreí, expresando con mi lenguaje corporal una invitación muy sutil. Aun no estaba muy seguro de lo que este tipo andaba buscando, no quería dar a entender que era una cosa solo para descubrir que el buscaba algo más.

Él se detuvo y podía ver a la gente alrededor de nosotros considerándome hombre muerto. Mierda. Esperaba que este individuo no tuviera una reputación de violador.

Incliné mi cabeza hacia un lado y lo miré de arriba a abajo. Su ropa eran una poco mejor que lo que generalmente se podía ver de este lado de la ciudad pero aun así pasaba desapercibido. El tipo era enorme; unas seis pulgadas más alto que yo y probablemente el doble de ancho. Atractivo del tipo crew-cut. Y ese pensamiento me abrió los ojos; un militar. Me olía bastante a uno de ellos.

En alguna parte distante de mi mente escuché la voz de Solo decirme, "Corre, idiota."

Dejé mis ojos vagar a través de su impresionante altura e hice contacto visual con una sonrisa. Y lo vi despedirme.

Cuando el siguió su camino, no estaba seguro si estar decepcionado o aliviado. Solo me quedé ahí parado y lo miré alejarse tratando de decidir cual de las dos hasta que en voz baja a mi lado dijo, "Rayos, cariño; en verdad eres nuevo en esto."

Me di la vuelta sorprendido y me encontré con mi conocida pelirroja que estaba parada junto a mí, yo abrí mi boca para hablar pero ella no se esperó.

"¿No puedes distinguir el peligro cuando casi pasa por encima de ti?"

Yo sonreí de una manera típica de Helio. "Pero el era realmente atractivo, ¿o no?"

Ella realmente me dio un golpe en la parte posterior de la cabeza; “¡No importa que sea atractivo!” exclamó y se alejó caminando como si yo fuera obviamente demasiado estúpido como para hablar.

Así que comencé a seguir al Señor Militar aunque no lo pareciera, deteniéndome ocasionalmente para responder a los silbidos y a las ofertas pero siempre observando de cerca a mi objetivo.

Él andaba en busca de algo con un poco más sabor. Ignoraba por completo a los pocos que se tomaban la molestia de acercársele, pero buscaba a los que muy obviamente lo evitaban. Quería por lo menos la ilusión de encontrar un poco de resistencia; la emoción de la conquista y todo el eso. Él buscaba un desafío. Miraba a chicos y chicas con igual interés. Lo seguí casi por una hora y estaba bastante seguro para cuando él finalmente se conectó con una muchacha que parecía bastante desesperada para arriesgarse, de que entendía lo que se necesitaba para llamar a su atención.

Decidí que era todo por esa noche y comencé mi caminata de regreso hacia la casa, la actividad ya comenzaba a disminuir de todos modos; eran casi las dos de la mañana.

A pesar de que estaba cansado, me obligué a pasar por la Calle Quinta y fui recompensado con la vista de iluminación en nuestro segundo edificio potencial.

"El blanco B parece tener un tercer turno," murmuré suavemente, un poco más receloso de hablar solo en la noche. Los locos usualmente vagaban por aquí en la luz del día y se encerraban en sus agujeros cuando oscurecía.

"Hay luces," le indiqué a mis oyentes silenciosos. "Pero solo en los niveles más bajos. Tampoco se encuentran vehículos... cada vez se pone más y más extraño."

Brevemente consideré la idea de entrar y echar un vistazo más de cerca pero decidí que eso no fue lo que me había asignado Heero y que solamente lo haría enfadarse si sobrepasaba sus instrucciones por ninguna otra mejor razón que “Estaba de pasada”.

Aquí fuera, lejos del relativamente seguro 'distrito del negocio', sentía como si pasara a través de un campo minado. Estaba tan firme y erguido como la cuerda de un arco y saltaba con cada sombra. Estaba a unas pocas cuadras de la casa y necesitaba decidir qué ruta iba a tomar.

"En verdad me gustaría que pudieran decirme hace cuando terminaron las peleas de perros," murmuré, pensando cuánto más rápido sería si tan solo tomaba el camino directo a casa. Si rodeaba el área, iba a agregar cuatro o cinco cuadras a mi trayectoria. Me decidí por la ruta directa y aceleré el paso.

Obviamente las peleas habían terminado hace poco y a dos cuadras de mi 'casa' un enorme, ebrio, amante de los perros apareció en mi camino. Por su actitud apostaría que el perro de su elección había perdido.

Me detuve e incliné mi cabeza a un lado, mirándolo con cautela y preparando alguna oración desdeñosa pero este individuo no se molestó con preliminares; solo se abalanzó hacia mí.

"Demonios," murmuré y me moví fuera de su alcance.

Él siguió viniéndoseme encima, forzándome a evadirlo o atacar. Borracho como estuviera, probablemente no abría sentido ningún golpe que le hubiera lanzado, así que me dediqué a moverme... justo hacia los brazos de su compinche que se había ocultado en los arbustos.

Me di cuenta entonces de que el primero no estaba realmente tan borracho como me había parecido al principio. ¿Bueno, que les parece esto? No podía creer que no había visto al segundo hombre.

No se andaban con juegos. El tipo que me detenía de los brazos los estaba torciendo tanto que pensé por un segundo que había roto algo. Hubo un momento de dolor tan intenso en mis hombros mientras los ligamentos se estiraban al límite. El tipo del perro se acercó y me golpeó en el estómago y cuando el aire abandonó mi cuerpo, el tipo de los arbustos me dejó caer al suelo.

Saqué mi cuchillo fuera el momento que me dieron la oportunidad de hacerlo, pero lo mantuve escondido mientras que recuperaba el aliento y mi fuerza. Entonces me levantaron sosteniéndome de mi chaqueta y yo les mostré mi cuchillo.

"Atrás, mierda," le grité y puse la lámina en su garganta incluso antes de que se dieran cuenta que la tenía.

"¡Mierda!" el del perro exclamó y soltó mi chaqueta.

Permanecimos inmóviles y nos miramos fijamente uno al otro por un minuto.

"¿Qué diablos quieren?" Gruñí y el que había salido de los arbustos, el que no tenía un cuchillo debajo de su barbilla, estaba más que contento de hablar conmigo.

"Maldita puta!" él gruñó y repentinamente lo reconocí como el tipo que había agarrado mi trasero.

"Valla, no es está una hermosa coincidencia," dije con tono aburrido y moví mi postura para tenerlos a ambos en el mismo lado.

"Te crees la gran cosa..." el tipo del arbusto estaba diciendo y lo interrumpí al verdadero estilo de Helio.

"Oh, dulzura... Soy la gran cosa. Muy caro y valgo la pena. Pero gente como tu nunca sabrán." Mi voz goteando desprecio.

Podía decir que el tipo del perro solo se había implicado porque estaba aburrido y había querido algo de diversión. Ahora lamentaba su decisión de lanzarse con el tipo del arbusto y lo empujé lejos de mí lo suficientemente fuerte para hacerlo caer al suelo, volviendo mi atención al verdadero problema.

"¿Quieres bailar?" Le pregunté en mi voz más fría, haciendo mecer el cuchillo mientras le hacia señas que se acercara con mi mano libre.

"¿Qué?" dijo él y juro por Dios que el individuo por un segundo realmente pensó que todavía podía tener una oportunidad conmigo.

"Definitivamente no estoy hablando en japonés," le dije con enfado, enviando así otro mensaje a mis compañeros al mismo tiempo. "Dije... ¿vas a pelear?"

Él reflexionó por un momento, mirándome, mirando el cuchillo. Oí al tipo del arbusto ponerse de pies y alejarse de ahí.

"No soy fácil," le dije, esperando apresurar su decisión, "Ni barato. Y definitivamente no soy un dejado."

Sus ojos seguían la navaja en mi mano y finalmente debió haber decidido que sabía utilizarla, porque levantó sus manos y retrocedió. Maniobramos uno alrededor del otro y me dejó seguir mi camino y yo lo dejé seguir por el suyo.

"Voy a tomar la ruta larga para volver," susurré al cuello de mi camisa cuando estaba convencido de que aquel tipo hacia regresado por donde vino. No podía correr el riesgo de que alguien me siguiera así que pasé frente a la casa sin siquiera mirarla. No estaba seguro si el tipo de los arbustos me había seguido de alguna manera sin que lo viera o si encontrármelo más adelante fuera realmente solo una coincidencia. Tardé otra maldita hora para estar absolutamente seguro que me no seguían antes de que me hiciera camino a través de las los patios hasta la puerta trasera.

"Voy a llegar por atrás," dije en un respiro, solo para asegurarme de que no me fueran a dar un tiro en la cabeza, y una vez más, la puerta se abrió para mí cuando llegué.

Me sorprendió encontrarlos a ambos allí, Quatre empujándome hacia el interior mientras que Heero cerraba la puerta con seguro.

"Pensé que ibas a salir." Le dije a Heero antes de detenerme a pensarlo mejor.

"¡No seas ridículo!" dijo Quatre enfadado, sus ojos abiertos de par en par, "¡No podía irse si corrías peligro!"

Lo miré fijamente por un minuto. "Yo no estaba..." había comenzado y recibí mirada asesina por parte de Quatre. Había estado practicando.

"Escuchamos que te habían atacado," dijo Heero, "¿Tienes heridas?"

Sacudí mi cabeza; incapaz pensar que decir a la cara de... ¿enfado con preocupación? Lo que sea que fuera.

"Te golpearon," acusó Quatre. "Lo escuchamos."

"¿Podrían calmarse?" dije sin pensar, "Me descuidé un poco y me atacaron. Solo me dieron un par de golpes. Estoy bien."

Hubo un momento de extraño silencio y decidí romperlo en un esfuerzo de cambiar de tema.

"¿No estás planeando en salir ahora verdad?" Pregunté.

"Es demasiado tarde ahora." Dijo Heero y de alguna forma hizo que pareciera que era por mi culpa. "Amanecerá pronto."

"Yo... lo siento. No sabía que estabas esperando que volviera antes," dije molesto.

Una mirada pasó entre Heero y Quatre y entendí repentinamente que él no había ido a su misión de reconocimiento porque Quatre no lo había dejado. Suspiré pesadamente, imaginándome como habría sido el último par de horas en la casa.

"Miren." Intenté mantener mi voz seria y razonable. "No vamos a lograr nada más esta noche. Porque no vamos a dormir. Creo que encontré algo, podemos revisarlo todos juntos por la mañana."

Heero solo gruñó, se dio la vuelta sobre sus talones y fue a su habitación.

"Ese maldito es el más obstinado hijo de perra..." dijo Quatre entre dientes apretados fuertemente.

"Qat!" exclamé boquiabierto y repentinamente su rostro se despedazó y estaba lanzando sus brazos alrededor de mí.

"¡Duo..." dijo él, "estaba tan asustado! ¡Realmente no creía lo que me dijiste de cómo era ahí afuera! Esa gente es tan..."

Puse mis brazos alrededor de él y lo acerqué a mí, usando su necesidad de tranquilidad para responder a mi propia necesidad de un poco de contacto físico.

"Está bien hermanito." Sonreí aunque no pudiera verme de todos modos, "Estoy bien. Solamente estuvo dentro de mi cabeza como por... quizá diez segundos."

La broma fue completamente ignorada pero el nuevo apodo le hizo alejarse un poco y sonreírme, más tranquilo.

"Vete a dormir," le dije que suavemente, "Ha sido una larga noche. Me voy a bañar. Realmente, en verdad siento que necesito bañarme."

Él asintió y se retiró a su habitación.

Fui al cuarto de baño y miré fijamente a Helio en el espejo por un minuto. "Uno de estos días vas a conseguir que maten, Helio," le dije y él solo sonrió.

Me bañé con el agua más caliente posible y me tallé hasta que me ardiera la piel. Después salí para intentar dormir un poco en mi sofá y casi me caigo de la sorpresa cuando encontré una manta doblada esperándome ahí.

Bueno-Maldición. Tenía que ser de Heero; Quatre no tenía ni idea de que dormía aquí afuera. Me envolví en ella e intenté dejar de sonreír. No, no soy tan estúpido; sabía que no significaba nada. Pero yo solo estaba deseoso de que él... me odiara un poco menos... que para mí significaba el mundo entero. Especialmente después de la noche que había tenido.

Las caras y las voces nadaron en mi cabeza. No podría dejar de pensar en Señor Militar; intentando descubrir que tenía que ver el con todo esto. Reflexionando sobre mis observaciones, pensando en mi estrategia para hacer una conexión con él. Preguntándome si en verdad deseaba hacer una conexión con él. El tipo parecía alguien que bien podría partirme a la mitad sin sudar. ¿Qué tal si lograba que se me propusiera? ¿Entonces qué? ¿Cuán lejos estaba dispuesto a ir por la misión?

 

Recordé la sensación de las manos del tipo de los arbustos en mi trasero y temblé. Me di la vuelta para acostarme de lado y dejé caer mi mano sobre la pila de algodón y spandex en el piso cerca del sofá, toqué el material con mis dedos y traté de seguir ese escenario hasta el final. No. No tan lejos; sabía que no sería capaz de llegar hasta el final.

Deseé entonces que Heero no fuera tan... inaccesible. Realmente me serviría poder hablar con alguien ahora y simplemente no puedo hablar con Quatre sobre esto. Él de por si ya estaba a punto de estallar. Él nunca había conocido gente como las que rondaba allí fuera. Luchar contra pilotos sin rostro en mobile suits es una cosa; éstos eran civiles y se supone que no debían ser una amenaza. No creo que él haya sabido antes que había gente en el mundo que estaban tan cerca de ser animales. Lo había asustado y estaba a punto de volverse loco el que yo volviera allí afuera. Eso y el hecho de que Heero seguía enviándome.

Volví a rodar esta vez sobre mi estómago y terminé golpeando mi ya lastimado abdomen con la esquina del sofá y me quejé de dolor. Maldiciendo, me di la vuelta nuevamente y me acosté boca arriba y miré fijamente hacia arriba en la oscuridad.

Mis hombros me dolían de donde el tipo del arbusto casi me los había arrancado. Otra vez suspiré; a como iba no lograría dormir esta noche.

Al otro lado de la sala, oí la puerta de la habitación de Heero cuando se abrió. Su sombra avanzó silenciosamente hacia mí. Él se detuvo al lado del sofá y por un minuto solo se quedó allí parado. Yo lo miré confundido y esperé a que hablara. ¿Qué diablos?

"Estás herido," dijo y no podría decir si era una pregunta o una declaración.

"¿qué?" pregunté brillantemente.

"Puedo escucharte murmurando y el maldiciendo desde el otro cuarto.' Tenía un toque de acusación.

Pensé en lo que había estado haciendo desde que me había acostado. ¿No había sido tan ruidoso o sí? "Perdóname sí; intentaré hacer menos ruido."

Hubo un largo silencio y luego, su voz que sonaba fría dijo; "Necesito evaluar tu condición."

"Estoy bien," gruñí.

"Yo decidiré eso."

Estaba enfadado. Y muy conciente de que se derivaba del hecho de que yo quería que él viniera aquí y le importara si estaba bien. Lo deseaba tanto que casi podía sentirlo. Quería que se sentara a mi lado y que dijera mi nombre y me preguntara si estaba bien y que en verdaderamente le importara cual era mi respuesta. Ésta... esta forma tan fría, desinteresada de revisar mi situación como si fuera parte de la misión era suficiente para empujarme al borde de... donde sea que me había estado sentando en el borde toda la maldita noche.

Él dio la vuelta solamente para encender la luz y entonces volvió a observarme, 'Dime donde,' dijo, la voz realmente furiosa.

Hice a un lado la manta y me puse de pie, realmente enojado e incluso por un minuto no pude hablar. Él solo pasó sus ojos sobre mí; tranquilamente buscando heridas.

"¿Donde?" preguntó después de un minuto.

Tuve que aspirar profundamente un par de veces antes de poder abrir mi boca sin gritarle, "Recibí un golpe al estómago. Pude haberme lastimado algunos músculos del hombro. Nada más," le dije.

Él caminó hacia mí y era todo lo podía para no alejarme de él. Era probablemente la improbabilidad surrealista de sus manos tocándome lo que me mantenía en mi lugar, inmóvil como piedra, mientras presionaba mi abdomen en búsqueda de lesiones internas. Él me dio la vuelta y para inspeccionar mis hombros, haciendo que levantara mis brazos contra la presión hacia abajo de su mano. Él era eficiente y cuidadoso y la frialdad clínica me rompió de una manera que no había esperado. Mi cólera se desvaneció al levantarse una hola de dolor.

"¿Satisfecho?" dije fríamente, mi espalda vuelta a él.

Como respuesta recibí el estándar, "Hn."

"Entonces déjame solo."

Silenciosamente apagó la luz y se alejó caminado. No me moví hasta que oí que su puerta cerrarse. No me atrevía. Cuando me aseguré de estar completamente solo, enrollé la manta y la lancé al piso, luego me hice bolita en el sofá. Siempre he tenido una inclinación por arrancarme la nariz par escupirme en la cara.

"Las heridas están en mi alma, maldito bastardo," susurré en la obscuridad y silenciosamente lloré hasta quedarme dormido.

La mañana siguiente ya lo había puesto detrás de mí. Soy extraño así; algunas veces cuestiono mi cordura. Estoy considerando donar mi cuerpo a la ciencia cuando haya muerto. Pondrían mi cerebro en exhibición dentro de un tarro etiquetado 'Abby normal'. Seria una exposición interesante; el único cerebro en el universo que es naturalmente negro. Ok... tal vez no lo había superado del todo.

Abrí los ojos para ver a Heero de espalda a través del umbral de la cocina, haciendo el desayuno. Mi manta ya no estaba en el piso y ahora me cubría las piernas. Él estaba usando el suéter que le había comprado. Mi primer pensamiento fue de horror al saber que él se había acercado tanto a mí sin despertarme. El segundo pensamiento fue que él obviamente era un loco sicótico con doble personalidad. Me rindo. Simplemente me rindo; jamás entenderé a ese maldito hijo de una perra aun si vivo para llegar a los mil años. Es que no lo entiendo. No puedo entender como razona. Renuncio.

Me levanté, doblé la manta y la llevé cuidadosamente de nuevo a su sitio. Si la dejaba allí en la sala, entonces tendría que explicárselo a Quatre. Nada más que eso. En serio.

Maté a un poco de tiempo en el cuarto de baño, trenzando mi pelo y poniéndome mis dockers y un suéter de cuello de tortuga. Tal vez Quatre ya podría devolverme mi suéter negro; me estaba congelando. Tenía la impresión de que debería irme haciendo a la idea de que no volvería a sentir calor hasta que esta maldita asignación terminara. Me enjuagué la boca y levé mi cara para descubrí las ojeras y ojos rojos en el espejo. Tuve que sonreír; tal vez esta noche Helio no recibiría muchas ofertas. Se veía horrible.

Permanecía en el cuarto de baño hasta que oí a Quatre levantarse, después salí y lo esperé de modo que no tuviera que entrar en la cocina solo.

Era como la noche anterior nunca hubiera sucedido. Comimos y revisamos mis observaciones y sospechas de mi salida como Helio.

Heero lucía un poco... cabizbajo. Supongo que él tampoco había conseguido mucho sueño ayer por la noche; yo sabía que hasta que tarde seguía de pie, después de todo. Quatre estaba tan curioso sobre todo, que parecía haberse olvidado de que estaba enojado con Heero. Descubrí entonces que dominaba la conversación mientras les contaba mis teorías, hablándoles sobre el Señor Militar. Saqué un poco de papel e hice un bosquejo rápido del tipo, describiendo sus ropas y exponiendo mi plan para acercarme a él. Se hizo un silencio frío en el cuarto.

Levanté la vista de mis dibujos para encontrar dos pares de ojos azules que perforaban los agujeros a través de mí, "¿Qué?" pregunté, inseguro de qué rayos había hecho mal ahora.

"Duo," Quatre dijo en voz baja. "¿No es el él hombre del que la señora te advirtió que no te acercaras?"

Todo lo que pude hacer fue mirarlo fijamente. Él volvió la vista a Heero por un segundo; en busca de apoyo antes de decidir que no la conseguiría.

"¡El tipo obviamente es peligroso!" él exclamó y yo me enfadé. Sentía como si me asaltaran por un lado con el frío desdén de Heero y por el otro con el miedo y la ansiedad de Quatre. Moviéndome de adelante hacia atrás entre ellos, abriéndome a las emociones de Quatre, intentando mantenerlo tranquilo y en paz pero después teniendo que alzar mis barreras en cada encuentro que tenía con Heero. Creo que acabo de sobrecargar mi sistema; dolor, confort, dolor, confort. ¿No es esa una técnica de tortura?

"¡No digas, es peligroso!" Grité, "¡Estoy noventa y cinco por ciento seguro de que es un maldito agente de OZ! ¡Simplemente eso lo coloca en la categoría de peligroso! ¡Ésa es la razón por la que estamos aquí!"

El rostro de Quatre mostró sorpresa y el de Heero se volvió de piedra. Por todo lo alto podría verse que estaba enfadado y parecía que no podía hacer que mi boca se callara.

“¡No sé sobre usted dos... pero yo soy un maldito soldado que está aquí para hacer su trabajo! Pensé que éramos un equipo. Pensé que se suponía que debíamos trabajar juntos. ¡Pero estás a punto de sobreprotegerme hasta la muerte... estás haciendo que haga cosas que no haría ordinariamente, solo para aliviar tu preocupación!" mi boca no quería cerrarse y mi ímpetu me volvió en la dirección de Heero. "¡Y usted! ¡Quisiera saber cual es tu maldito problema! ¡No tratas a ningún otro miembro del equipo en la manera que me tratas a mí! Nunca he fallado una misión. Nunca me he negado a hacer cualquier cosa que me hayas pedido. Estoy enfermo de que me trates como si fuera un...... un baka!"

¿Alguna vez has pateado a un cachorrito? A menos que seas un individuo seriamente torcido lo lamentarás casi inmediatamente. Me arrepentí un poco antes de que las palabras salieran de mi boca. Descubrí entonces que en algún momento me había puesto de pie tan rápido que la silla se cayó y yo estaba parado allí jadeando y echando fuego por los ojos. Alcé mis manos en expresión de 'no soy una amenaza' y me moví hacia atrás, dando vuelta para apoyar mis brazos en la barra y dejé caer mi cabeza mientras que conseguía tranquilizarme.

Si claro, ya lo había superado.

"¿Duo...?" aventuró Quatre y había un mundo de tristeza en su voz. Estaba abriendo mi boca para decirle que lo sentía cuando Heero habló.

Su voz era tranquila y muy reservada. "Él tiene razón."

No pude evitarlo, tenía que voltear a verlo. Él estaba sentado a la mesa, mirando sus manos.

"He estado dejando que mis... emociones afecten mi manejo de esta situación."

Me preguntaba si mis ojos se veían tan anchos y redondos como los de Quatre. Alguien encuentre un calendario; necesito marcar este día.

Hubo un momento congelado en el que ninguno supo que decir después. Pensé decir 'lo siento' pero realmente no era... lo que se necesitaba decir. Quizás no en ese volumen, ni enlazado con tantas malas palabras... pero había hecho que Heero Yuy admitiera que tenía razón sobre algo. Más adelante, entendería lo que había pasado y era que él acababa de admitir que en realidad no le agradaba.

Heero finalmente rompió el silencio. "Has demostrado tener buenos instintos y gran poder de observación... confío en tu... evaluación de objetivos."

Le tomó a Quatre un minuto para entender que significaba que Heero estaba de acuerdo con mi plan de acercarme a nuestro posible soldado de OZ. Él abrió su boca pero entonces sus ojos se volvieron en mi dirección y la cerró.

Me moví para levantar mi silla y me senté a la mesa, respiré profundamente y traté de volver a poner mi mente en la misión.

"No podemos permitirnos perder otra noche" dije a nadie en particular, "La evaluación de objetivo B no puede esperar hasta que termine con mi misión de exploración."

Quatre se esforzaba por enfocarse también y cuando su voz se escuchó, sonaba tranquilo y totalmente objetivo. "No estoy de acuerdo. Las dos misiones no deben coincidir una con la otra. Duo puede necesitar asistencia."

Me volví a Heero. "Usted es el líder de la misión." Le dije, echándosela a él.

Él gruñó y la mirada en su cara mostraba irritación por un momento pero se calmó rápidamente. "No he tenido contacto alguno con el operario en cuestión. No puedo hacer un juicio en tu capacidad de manejarlo." Y él me la echó de vuelta.

Iba a decir algo pero después lo pensé mejor por un momento. Había estado reaccionando con mi estómago las últimas horas. Realmente necesitaba pensar en lo que él acababa de preguntarme. Mis ojos se volvieron hacia abajo a los bosquejos que había hecho. Recordé al hombre elevarse sobre mí. Pensé en lo que habían prometido sus ojos para quienquiera que terminara siendo su acompañante para la noche. Sí... Estaba asustado de él. ¿Pero era simplemente la idea de lo que él planeaba hacerme... hacerle a quienquiera... lo que me ponía nervioso? ¿A la imagen mental de aquel hombre controlándome... fijando mi desnudo trasero a la pared? ¿Por qué eso era me parecía más espantoso que ser atacado con una pistola o un cuchillo?

"¿En una lucha cuerpo a cuerpo?" Dije al fin, "Soy hombre muerto; él me lleva por cientos de libras. Pero creo que puedo prevenir que la situación llegue a ese punto."

Heero asintió rápidamente e imaginé que había ganado puntos por mi honestidad.

Quatre vio que el voto estaba a mi favor sin que se lo dijeran. "¿Tienes algún cosa que me permita ponerme en contacto contigo en caso de que Duo tuviera... problemas?" preguntó a Heero y recibió un movimiento negativo como respuesta.

Entonces se volvió a mí, aun no estaba listo para rendirse, "¿Podría volver más temprano que ayer?"

Lo consideré; "No puedo controlar eso” dijo al fin, "Dependerá de el Se... el objetivo. Ya era muy tarde cuando apareció ayer por la noche."

"Puede que no se presente en absoluto," dijo él entonces, algo de emoción intentaba abrirse paso en su voz. "¿Qué tal si vuelves a la base si no entras en contacto con él antes de... que tal; las 2:00?"

"Eso parece razonable," Heero convino antes de que pudiera hablar. Sentí irritación por un instante pero tuve que recordarme de que él era el líder del equipo.

Quatre me miró cauteloso, algo en su cara que no podría leer por completo, "¿Qué te hace pensar que puedes atraer su atención?" él preguntó repentinamente, "No parecía tener ningún interés ayer por la noche."

Esa si me agarró en curva. "Yo... lo seguí. Lo observé para ver qué lo atraía y qué no."

"¿y?"

Yo suspiré y pasé una mano por mi cabello; él es muy persistente. "Ayer fui muy abierto... él es la clase de persona que anda en busca... de un desafío."

"¿Desafío?" preguntó él y yo me preguntaba, no por primera vez, si Quatre tenía aunque sea un poco de experiencia sexual.

"Él es un intimidador. Él quiere que su..." pensé como llamarlo "compañero le tenga miedo."

Eso me consiguió otra de esas miradas de Quatre e hice todo en mi poder para no darme de golpes contra la mesa.

"¿Puedes hacerlo?" preguntó Heero antes de que Quatre tuviera oportunidad de abrir su boca.

"Ningún problema." Le sonreí. "1.80 metros, 90 kilos, hombros así de grandes... probablemente de OZ; creo que puedo manejar un poco de nerviosismo."

No conseguí una risa. Ni siquiera una sonrisa. Suspiré otra vez.

"Miren." Dije antes de que las cosas empeoraran, "No voy a sentarme aquí y ser profesor de educación sexual; tenemos un plan o no?"

Quatre enrojeció y Heero solamente gruñó.

"Muy bien. Entonces si no les molesta, voy a intentar dormir un poco. Probablemente me desvele." Volteé a ver a Quatre. "¿Te molesta si uso tu cama? Está en la parte posterior de la casa."

"Adelante." Murmuró el y estuve algo satisfecho conmigo mismo porque logré no salir corriendo como si mi trasero se estuviera asando.

La oscuridad de la habitación de Quatre era una comodidad agradable. Era pura dicha poder estirarme en la cama y tener una verdadera manta con la cual cubrirme. Incluso si las sábanas olían un poco... mohosas.

No había estado allí ni dos minutos cuando débilmente tocaron a la puerta que después se abrió para dejar entrar luz y a Quatre al cuarto.

"Duo?" dijo suavemente, ocultando algo en sus manos, "Heero me envió a revisar tus hombros."

"¿Qué?" Pregunté.

Él entró rápidamente y encendió la luz y pude ver que la cosa en sus manos era un tubo del linimento.

"Quatre, estoy bien," le dije con un suspiro.

Él solo me sonrió, mientras se acercaba a mí. "Cállate y quitate el suéter. De todos modos quería hablar contigo."

Le lancé una mirada de odio a medias y me senté con un suspiro exagerado; quitándome mi cuello de tortuga.

Él se sentó en la cama detrás de mí y presionó mis hombros por un minuto. "Tienes toda clase de vasos sanguíneos dañados aquí atrás. ¿Te duele?"

"No mucho," le dije, "solo un poco incómodo."

Oí que se frotaba las manos enérgicamente y tuve que sonreír; solamente Quatre pensaría en calentar esa cosa antes. Entonces comenzó a aplicar el ungüento suavemente en mis músculos doloridos.

"Duo," dijo suavemente después de un minuto o de dos de frotamiento, "realmente lo siento..."

"No," lo interrumpí antes de que fuera más lejos. "Yo soy el que debe estar arrepentido. No tenía ningún derecho de gritarte por preocuparte."

"No debería discutir contigo por cada decisión que tomas."

"No eres... tu." Suspiré, sintiendo como el linimento comenzaba a calentar mi piel, "Siento como si las cosas ha estado... entre caliente y frío por días."

"Dímelo a mi," murmuró.

"Yo soy..." me detuve y dejé escapar un suspiro, sintiendo mis hombros relajarse casi contra mi voluntad, incluso cuando mi estómago comenzaba a hacerse nudos otra vez.

Quería poner mis brazos alrededor de él; alguien que pudiera entender lo que sentía. Lo amo, quería decir; las palabras estaban justo allí en mi boca, ¡Lo amo tanto que me duele... y él me odia y ni siquiera sé por qué! Eso es lo que quería decir. En lugar de eso sonreí y susurré, "Pellízcame, Qat. Maldije a Heero Yuy y sigo vivo!"

Él se rió conmigo y yo puse el dolor de vuelta en el estante donde pertenece. Seguro, podría hablar con Quatre al respecto pero ¿de qué serviría? Solamente lo preocuparía más y podría empujarlo hasta el punto en que intentaría solucionar las cosas hablando con Heero. Esa sería una muy mala idea.

Sus manos trabajaban mis hombros y sentí mi cabeza caer hacia adelante casi contra mi voluntad.

"¿Es verdad como me llamaste?" dijo repentinamente.

"¿Qué?" Regresé la cinta, intentando recordar si lo había llamado de alguna forma... ofensiva durante mi pequeña rabieta.

"¿Hermanito?" Dijo muy bajito, un sonido extraño a su voz.

"Sí, Qat." Le dije firmemente. "Yo... pienso en ti como un hermano menor."

Hubo un momento o dos de silencio. "Sabías que tengo bastantes hermanas para comenzar mi propio país... pero no tengo ningún hermano."

Dejé salir una risa suave, "Bueno... creo que me veré un poco fuera de lugar en la siguiente reunión familiar de los Winner... pero; hay más que una clase de hermanos." No le dije que así fue cómo originalmente nos imaginaba a nosotros cinco, junto; como un grupo de hermanos. Eso obviamente no iba a ocurrir nunca.

"Eso me gustaría," dijo simplemente y él finalmente detuvo el movimiento de sus manos, "¿mejor?"

Rodé mis hombros y tuve que sonreírle. "Sí; mucho mejor. Gracias."

"Entonces a dormir." Se rió y yo levanté mi camisa.

"Qat... en verdad lamento haberte gritado antes; estuvo totalmente fuera de lugar."

Él sonrió, sus ojos centelleaban divertidos. “¿Si no puedes gritarle a tu hermano menor; entonces a quién?"

Me dio algo calido que abrazar en mi corazón cuando me acosté en la cama fría para dormir.

Tuve sueños realmente extraños pero no podía recordar mucho cuando desperté esa tarde. Algo sobre spandex negro y Relena Peacecraft; todo lo que sé es que me levanté riéndome con tal perversidad que me asustó hasta a mí.

Salí del cuarto trasero bostezando y estirándome, y encontré a Heero y Quatre sentados en el sofá pegados a la computadora portátil.

"¿Encontraron algo?" Pregunté mientras entraba a la habitación.

Quatre me sonrió, "Creemos haber encontrado una relación entre el objetivo B y el militar."

Circundé el sofá y me incliné para poder mirar sobre sus hombros. Heero tenía el control del teclado por supuesto y estaba escribiendo comandos en una ventana de DOS. Podía ver que habían hackeado un Sitio Web y Heero estaba jalando ciertos datos. Sus dedos volaban sobre las teclas y, no por primera vez, me preguntaba cuál era su velocidad de mecanografiado. Me acerqué un poco más para leer algo de la información que se desplegaba en la pantalla. Detecté una ligera pausa en el ritmo del tecleado, Heero escribió mal un simple comando y silbó con irritación. Vaciló mientras que borraba y lo escribía de nuevo. Como experimento, me enderecé e hice para atrás; sus manos volvieron a tener la velocidad de antes. No pude reprimir un suspiro; él realmente debe odiarme.

Entré en la cocina y saqué un poco de jugo del refrigerador. Me recargué en la barra mientras bebía, mirando a donde mis compañeros trabajaban. Quatre finalmente había encontrado algo que podía hacer. Usando su conocimiento de legalese y las intrincaciones de la cinta roja, dirigía a Heero a través de capas de camuflaje virtual, en busca de una prueba de que nuestras suposiciones fueran correctas. Me sentí feliz por él; feliz de que hubiera encontrado una manera de contribuir a la misión. En realidad sentí alivio; me había estado preocupando de que la inactividad lo fuera a desesperar y quisiera intentar salir de la casa. Creo que si insistía lo suficiente, Heero lo dejaría.

Pero al mismo tiempo, estaba terriblemente celoso de su capacidad de sentarse y trabajar con Heero así. Yo también quería ser capaz de hacerlo; quería ser capaz de sentarme lado a lado con él, trabajando juntos en un problema. Me preguntaba si alguna vez sabría que era sobre mí que lo volvía tan... loco.

Lavé el vaso y fui a lavarme para mi salida de la tarde. Helio me tiraba besos en el espejo mientras intentaba cepillarme los dientes.

"Deja eso, idiota," murmuré, escupí en el fregadero y me rehusé a verlo otra vez.

Para cambiar mi apariencia, trencé mi pelo, pero mucho más flojo de lo usual. Consideré brevemente la idea de no usar mi funda de brazo pero no me atreví a dejarla. Estoy bastante seguro de que habría podido salvarme sin ella la noche anterior pero entonces hubiera tenido que pelear. El cuchillo había hecho que mis atacantes lo pensaran dos veces y me había permitido terminara la situación sin tener que matar a alguien. Lo que menos necesitaba ahora eran cadáveres que ocultar.

No iría muy lejos en mi rutina de 'vulnerable y asustado' si lograba convencer al Señor Militar simplemente me aseguraría de que no descubriera que era una actuación.

Me retiré a la habitación de Quatre con mi reproductor de MP3 mientras esperaba que oscureciera. Estaba teniendo problemas para convencerme de hacer esto otra vez; el escenario mental apropiado parecía simplemente fuera de mi alcance y sabía que era porque sentía lástima por mi mismo. Utilicé la música para ayudarme con la transformación emocional que requería. Al principio tuve que hacerme enfadar para olvidarme de mi depresión y para sacar mis pensamientos sobre Heero de mi cabeza. Escuché un poco de rock pesado 'música de batalla' hasta que podía escuchar el golpe del metal resonando a través de mí. Cuando estaba bastante enojado al punto de sentirme claustrofóbico, lo cambié a algunas baladas clásicas.

Mi 'defensa de la música inocente’, la llamaba. Canalicé la cólera hasta hallarle un propósito, reenfocándola en lo que se supone que debía estar haciendo. La música de Helio tendría que escucharla dentro de mi cabeza después. De ninguna forma me transformaría en el aquí frente a Heero y Quatre.

Estaba de pie en medio del cuarto con mis ojos cerrados, escuchando 'Goodnight Saigon' cuando Quatre me habló para que fuera a cenar.

Apagué el reproductor antes de que comenzara la siguiente canción y me di la vuelta para verlo.

"¿Qué estas haciendo?" preguntó con curiosidad.

Le sonreí y estaba contento de poder hacerlo otra vez. "Debes tener una canción como tema."

"¿Qué?" él lucía confundido, por supuesto y me reí ligeramente.

"Todo es actitud." Toqué ligeramente un lado de mi cabeza, "Te ayuda... tener un tema de canción sonando en tu cabeza."

Él me sonrió pero yo sabía que no me había entendido. "La cena está lista." fue todo lo que dijo.

"No voy a comer," le informé mientras lo pasaba para ir por mi chaqueta en la sala.

"¿Por qué no?" Él me siguió mientras atravesábamos la casa. "Tampoco comiste en el almuerzo..."

Reprimí el impulso de reírme ruidosamente; él pobre sonaba tan molesto... como sin saltarse dos comidas seguidas fuera una cosa terrible. No tuve el corazón para decirle que probablemente tenía diez años cuando supe que alguna gente comía tres veces al día.

"Porque... parezco muy bien alimentado," fue todo lo que dije.

Lo vi abrir su boca de reojo pero luego la cerró otra vez. Vaya, al menos alguien aquí lo estaba intentando.

Andaba a prisa y lo sabía. Quería salir de la casa antes de que Heero apareciera de donde sea que estuviera; dos segundos con él podían deshacer todo el trabajo que había hecho durante la última hora preparándome para esto. Realmente debí saber mejor que eso; cuando di la vuelta para volver a la parte posterior de la casa, con la idea de salir por la puerta trasera nuevamente, él estaba en mi camino. Simplemente me detuve y miré un punto más allá de su oído derecho e intenté mantener mi música dentro de mi cabeza, esperando que el dijera lo que sea que fuera decir.

"We came in spastic
Like untamed horses
We left in plastic
As numbered corpses
And we learned fast
To travel light
Our arms were heavy
But our bellies were tight.
And we would all go down together
We said we’d all go down together…"

Ok... quizá esa no era la mejor canción para estar escuchando en mi cabeza en ese momento pero era la que tenía y me aferré a ella esperando la pregunta que estaba por hacer. Él nunca ha fallado de alguna manera en darme en donde más duele.

Realmente no teníamos contacto visual, porque yo estaba obstinado en no ver su mirada fija y helada pero por juro por Dios que él fue el primero en ver a otro lado.

"Ten cuidado," dijo en voz tan baja que por poco y no alcancé a escucharla. Lo hubiera visto a los ojos entones, si no fuera porque él ya se había alejado.

Maldición. Otra vez donde más duele... solo que esta vez de una forma que no me esperaba. Todo lo que hice fue un gesto y salir de allí. Él me sorprenderá hasta el día en que finalmente me toque morir y tome el autobús número nueve directo al infierno. Tengo un asiento reservado.

Cambié la canción en mi cabeza tan pronto como estuve en la acera en dirección al temido distrito del negocio. Música de Dance, principalmente; ligera y un poco burbujeante. Cosas suaves; eso es Helio. 'Footloose', la 'Safety Dance', ese tipo de chatarra. Sí... prefiero el material retro; no puedo soportar la música nueva. No tienen algo que decir, todo es 'expresionismo' instrumental. No es sorpresa que todos están escuchando cosas de hace 100 años o más. Para cuando hice el cambio, Helio estaba bailando con la música, meneando sus caderas. Realmente odio dejarlo salir.

Realmente hacía frío esta noche. Con tantos cortes en la tela, sería lo mismo si anduviera desnudo; el spandex no tiene ninguna propiedad de aislamiento. Casi estaba temblando al momento en que llegué a mi destino.

Me encontré rápidamente con la Pelirroja; ella parecía haberse olvidado de que yo era demasiado estúpido como para hablarme y me presentó a un par de sus amigos. Estuve hablar con ellos por un rato. Había una cierta seguridad en los grupos, especialmente cuando yo no estaba realmente interesado en que alguien me comprara.

Mantuve vigilancia en caso de ver a mi amigo de los arbustos de la otra noche pero no lo vi a él lo o al de los perros por ningún lado.

La Pelirroja se encontró a alguien y se fue, el grupo pronto se separó así que nuevamente estaba caminando en los alrededores.

La noche tomó un giro encantador cuando comenzó a nevar. Maldición; como si no hubiera estado bastante frío ya. Ahora me estaba congelando y mojando. Parecía que todo empezó a apagarse entonces; la gente comenzó a desaparecer, haciendo conexiones rápidas y largándose en buscar de un techo. Me quedé andando en la parte principal con las otras desesperadas. Genial. Estaba empezando a considerar volver a la casa cuando lo vi venir.

Él usaba uno de esos abrigos largos y oscuros. Del tipo que te llegan hasta las rodillas y hace que algunos luzcan geniales y otros parezcan estúpido. En el se veía genial; dando trancos en la nieve que soplaba como si fuera un espectro oscuro. No tuve que fingir el temblor y me encogí para protegerme del frío y pretendí no haberlo visto. Esperé hasta que él estuviera casi a mí nivel y después me di la vuelta y deliberadamente choqué contra él. Por supuesto, estaba actuando como si no tuviera idea de que estaba ahí y aunque estaba preparado para el impactó, reboté en él como si hubiera golpeado una pared de ladrillos y caí en mi trasero sobre la nieve que se acumulaba rápidamente.

Dejé que mis ojos viajaran a través de él hasta mirar fijamente su rostro que veía hacia abajo. Dejé que mis ojos crecieran y mi boca se abriera y luego chillé mis disculpas. Realmente no era muy difícil poner un poco de miedo en mi voz; haber chocado con el tipo me había hecho recordar cuan sólido y fuerte era él. Mi pequeña navaja de repente parecía terriblemente inadecuada.

Él me sonrió levemente y estiró una mano para ayudarme a ponerme de pie. Mis ojos pasaron varias veces de su cara y a la mano como si estuviera asustado de tomarla. Cuando finalmente alcé mi mano, la hice que temblara.

La sonrisa se volvió un poco salvaje y sabía que lo tenía.

"Deberías fijarte por donde caminas," dijo con un tono de burla en su voz.

Él no soltó mi mano después de que me había levantado. Tardé algunos segundos que aclarando mi garganta y ruborizándome y finalmente me disculpé de nuevo.

"Te mojaste," él ronroneó y utilizó la mano que nos unía para darme la vuelta; limpiando la nieve en mi trasero con su mano libre.

En mi cabeza, Solo gritaba con fuerzas, "¡Corre, maldito idiota! ¡Corre como diablo y no mires atrás!"

El temblor que invadió mi cuerpo esta vez era genuino.

Intenté liberar mi mano de un tirón y dije, "Estoy... bien," intentando sonar defensivo.

Mi mano permaneció justo donde estaba y él repentinamente se inclinó sobre mí. "¿Estoy equivocado en tus motivos para estar aquí afuera, en una noche como esta?"

Sacudí mi cabeza y le dejé creer que me había sorprendido para voltear a verlo. Dejé que mis ojos se encontraran con los suyos y lo vi apreciar su color con otras de esas sonrisas engañosas. Sabía que podía asustarme, ahora quería congraciarse lo suficiente para que aceptara ir con él.

"No estás vestido para este clima," observó. "Tengo en lugar donde podrías calentarte..." dejó la invitación en el aire alzando una ceja.

Tragué mi saliva e hice mi mejor intento por parecer alguien que se estaba poniendo serio. "Yo... tego un precio," dije, sonando petulante e inexperto.

Él me sonrió, de su gran altura. "No tengo dudas, pequeña mascota."

Él preguntó el precio.

Sin pensar, le dije el mismo que había estado utilizando para alejar a los demás.

Él nunca dudó, su sonrisa se ensanchó y después él desabotonó el abrigo y me hizo señas de que me acercara a él para que pudiera envolverlo alrededor de mí.

"Nunca compro sin probar la mercancía," susurró cerca de mi oído, una vez que me tenía debajo de su brazo. "¿me dejarías probarte?"

Lo había visto besar a la muchacha con que se había ido la noche anterior pero no lo esperaba. Me congelé y el puso su mano en mi barbilla para levantarla y antes de que pudiera pensar qué hacer, él me estaba besando.

Fue gentil y cálido y... cuidadoso. Él invadió mi boca con una lengua apacible y exploradora. Mis rodillas se sentían débiles. Sabía que esto era el terciopelo que envolvía el acero; esto se suponía que debía ser el gancho para convencerme de ir con él cuando las cosas se volverían en algo... diferente. Lo dejé creer que me había engañado.

"Oh..." dijo él en mi oído cuando se separó de mis labios, "Creo que si lo vales."

Él nos dirigió pero no, observé, en la dirección por la que había venido.

"¿A donde...?" dejé que mi voz sonara algo fuerte primero y luego aclaré mi garganta y continué en un tono más bajo. "¿A dónde vamos?"

"Tengo un lugar donde no hace frío," él me tranquilizó y tuve que admitir que el tipo era muy bueno. Si hubiera conocido a este hombre en cualquier otra circunstancia no hubiera dudado en estrechar su mano y conversar con él.

En verdad, en verdad me hubiera gustado ver a la muchacha que... con quien se había ido ayer por alguna parte pero no pude encontrarla. Y en verdad la busqué.

"Uhmmm..." robé un vistazo hacia él. "¿Cómo debo llamarlo?" Pregunté e hice un mal trabajo en mi intento de sonar tímido. Más bien salió como falsa valentía, por su puesto.

Él se rió entre dientes y sus ojos cuando me vieron, brillaban de manera extraña. "No lo he decidido todavía." Él tenía su brazo alrededor de mí, sosteniéndome dentro de su abrigo. "¿Cómo debería llamarte?"

Abrí mi boca para responderle pero repentinamente me detuvo con un dedo en mis labios.

"No... pensándolo bien; creo que yo te diré como te llamaré."

Levanté los hombros y atreví otra mirada hacia arriba.

"Pajarito..." suspiró. "Lindo pajarito... Creo que te diré mi Gorrioncito." Se inclinó para mordisquear ligeramente la parte superior de mi oído y temblé, esta vez sin planearlo. Él se rió débilmente.

Solo me paté en mi memoria y gritó, "Y va a desplumarte como un estúpido pajarito si no sales de allí antes de que sea demasiado tarde!"

Intenté actuar como si repentinamente recordara que tenía un trabajo de hacer y dejé que mi brazo se deslizara alrededor de él, dejando mi cadera chocara contra él mientras caminábamos.

"¿Porqué nos dirigimos a la quinta calle?" Fruncí el ceño, mientras entregaba el mensaje a mis oyentes. "Allí no hay nada…"

Él sonrió y su brazo me apretó alrededor de mis hombros. "Mi... Compañía... es dueña de un edificio."

Mi corazón dio un saltó. ¿Podría ser tan afortunado? El único edificio comercial por aquí era el objetivo B. Caminamos en silencio por un momento.

"Me gustan tus botas," dije al fin, como si intentara llenar el incomodo silencio. “¿Dónde las conseguiste? Las mías son de un almacén de segunda mano en la Cuarta..."

Él rió ligeramente y me miró hacia abajo, sus ojos terriblemente divertidos. Mantuve mi interés inocente. Él finalmente sonrió y dijo, "Vienen... de la compañía."

Oh, esto era bueno; la verdad dentro de la mentira. Para empezar; él creía que yo era estúpido, y eso era algo bueno. Luego, él había admitido tanto como que era militar.

¿Podría esto ponerse mejor? Sí... Podría sobrevivir nuestro encuentro con mi trasero intacto.

Era todo lo que podía hacer para no cantar de emoción cuando me condujo directamente al objetivo B. Me soltó un momento mientras sacaba una llave. Le eché varios vistazos sobre mi hombro, como si pensara en retirarme. Sus ojos se habían... vuelto más brillantes conforme no acercábamos al lugar. Él me condujo adentro.

"¿Aquí?" Dije, moviéndome varios pasos delante de él mientras que él tomaba un minuto para desactivar un sistema de alarma, logrando algo de distancia entre nosotros. "Es un mugroso almacén. Aquí no hay nada más que cajas. ¡Y hace frío! ¿Pensé que habías dicho que era caliente?" Hubiera querido describir un poco más para mis compañeros pero este tipo no era estúpido.

Detrás de mí, él se rió y el sonido no fue tan placentero como antes.

"Seguramente estarás acostumbrado a... dormitorios austeros."

Di vuelta hacia él luciendo confundido; él no esperaría que entendiera esas palabras. "¿Qué?"

Parecía complacido. "No importa.” sonrió.

"Escucha... uhmmm..." agaché mi cabeza ruborizado, no fue difícil, imaginando a Heero y Quatre sentados en la casa escuchándome. "Tengo… tengo que ir a hacer... por el frío... ¿no tendrás un baño?"

Él rió con fuerza y apuntó en una dirección, "Pasando allí, gorrioncito." Él dio un paso hacia mí. "Estaré esperando."

Le sonreí avergonzado y troté para ir a hacer mis cosas. Maldita mierda; esperaba que pudiera salir de esto en una sola pieza.

Tan pronto como la puerta se cerró detrás de mí, saqué mi navaja y corté la costura en mi camisa donde estaba oculto el transmisor.

"Escuchen," dije cerca de el, manteniendo mi voz tan bajo como me fue posible. "Voy a intentar ponerle esta cosa a él. No se asusten; se va a poner feo por aquí en pocos minutos pero creo que puedo escaparme de esta."

Guardé el cuchillo y fui a hacer pis, por si acaso estuviera escuchando. Después oculté el minúsculo transmisor en mi mano, respiré profundamente y salí del baño.

Él en vedad me estaba esperando, sentando en un cajón con una pierna colgando. Sonreí y me acerqué a él; él seguía actuando 'agradable' y necesitaba ponerle el transmisor antes de que eso cambiara. Fui hasta donde estaba, esperando que pensara que había utilizado mi tiempo en el baño para prepararme para mi trabajo. Deslicé mis brazos alrededor de él, metiendo mis dedos en los bolsillos traseros y frotándome contra él para distraerlo mientras que ponía el transmisor en su bolsillo. Soy un excelente ladrón de bolsillos y funciona igual sea tomar o poner algo; lo principal es crear distracción. El resto es velocidad.

Él se rió y envolvió sus brazos alrededor de mí, inclinándose para besarme pero este vez fue agresivamente y con fuerza. Aquí vamos; él me tenía donde me quería y ahora iba a cambiar las reglas. Las cosas iban a ponerse violentas. El tipo literalmente violó mi boca. Yo le seguí con lo que hacía sin protesta y cuando se separó de mis labios para mirarme, yo le sonreí.

"Oh..." ronroneé, "no me dijiste que te gustaba duro."

No era lo que él esperaba, lo que buscaba. Él quería que me resistiera; quería ver miedo en mis ojos. Él frunció el ceño pero no le di tiempo para hablar. Me puse fuera de su alcance mientras él estaba ocupado reevaluando la situación. Abandoné a Duo por completo y le dejé el control a Helio, inclinando mi cabeza hacia un lado y plantando mis manos en mis caderas.

"Cariño, tienes que decirme que es lo que quieres," suspiré exasperado, "pensé que querías el acto de inocente... ahora me sales con que quieres algo más agresivo. ¿A que estás jugando?"

Estaba enfadándose más, al darse cuenta de que todo mi nerviosismo y vacilación habían sido actuados. Él se levantó del cajón a su altura completa pero no retrocedí una pulgada.

"Puedo hacerte sentir muy bien si tu solo me dices que..." había comenzado y lo vi pasar de enojado a realmente furioso en un instante. Notar esto probablemente me salvó porque pude rodar un poco con el golpe. Aun así el alcanzó a empujarme unos 3 metros y terminé estrellándome en un cajón. Me levanté inmediatamente y saqué la navaja antes de que lograra alcanzarme. Supe entonces que mi supervivencia dependía de no mostrar una gota más de miedo.

Tuve solo tres segundos para darme cuenta de lo que salió del cajón cuando me estrellé con él. Eran componentes electrónicos que parecían sofisticados. Él no atrapó mirándolos.

"¡Ya estuvo!" le grité, "yo no hago eso de M&S... para nada; ¡nunca! ¡Aléjate de mí idiota!" quizás no había necesidad de llamarlo idiota… pero mi boca nunca ha sido muy limpia.

"Yo creo..." frunciendo el ceño y avanzando lentamente,"que tu vas a..."

Lo interrumpí girando mis ojos, "¡Oh termina ya con la pose de villano-malvado!" gruñí, "¡No hay mucho que puedas hacerme que no se haya hecho aun!" logré que la última parte sonara casi aburrido.

Continué retrocediendo lentamente hacia la puerta y él siguió mis pasos. Sexualmente; él había perdido cualquier exitación que hubiera consiguiendo jugando conmigo. Pero todavía estaba furioso y estaba seguro de que lo menos que él tenía en mente era una buena golpiza. Si el lograba su objetivo yo no de aquí vivo.

Eché un vistazo sobre mi hombro, en parte para localizar la puerta y en parte para ver si él haría un movimiento. Lo hizo. Él se lanzó hacia mí pero asumió que yo correría hacia la puerta o me quedaría en mi lugar. Él no esperaba que me moviera hacia él. Corrí hacia él, agachándome en el último momento para pasar debajo de su brazo. No dudé más después de eso atravesé el almacén y corrí directo a un montón de cajones apilados debajo de una ventana.

Hay algo que la gente asume sobre mí que es verdad; soy muy rápido. En las calles aprendes a correr; correr para salvar tu vida. Estaba bastante seguro de que ahora era igual. Podía oírlo detrás de mí, maldiciendo en voz baja y me lancé al primer cajón, escalando la pila como un gato de callejón con un perro guardián detrás de el. Ni siquiera lo dudé llegué a la cima y me lancé contra el cristal sabiendo que iba a tener una caída de 2 metros fuera del edificio. Terminé con mi acto de gato callejero cuando logré aterrizar sin romperme algo y salí de ahí corriendo tan rápido como pude. Nunca lo oí salir del edificio. Creo que finalmente terminé siendo demasiado problemático. De alguna manera había logrado mantener el cuchillo en mis manos pero no me atreví a guardarlo por dos cuadras. Solo esperaba que Quatre no se asustara; había pasado por muchos problemas para colocar el transmisor en el Señor Militar y no quería desperdiciar la oportunidad que esto ofrecía.

No corrí directamente a la casa pero tampoco anduve fuera durante una hora. Entré por la puerta trasera con un suspiro de alivio y caso me derrumbó justo en el piso al lado de la puerta.

Quatre vino corriendo el minuto en que me oyó, sin siquiera detenerse para asegurarse de que era yo. La presencia de Heero no lo disuadió de su carrera y lanzar sus brazos firmemente alrededor de mí.

"¡Duo!" dijo casi llorando, "¡estas bien!"

Detrás de él, podía ver a Heero de pie con sus brazos cruzados y un ceño en su cara.

Abracé a Quatre, quizá un poco más fuerte de lo necesario, "Estoy bien hermanito... todo salió bien."

Algo extraño pasó en el rostro de Heero y el ceño cambió en forma sutil, "¿estás herido?" él preguntó en ese tono de voz clínico. Abrí mi boca para responderle con un sarcasmo pero después la cerré. ¿Qué no ya habíamos puesto esto detrás de nosotros?

"No..." parpadeé pensándolo por un momento, " no lo creo."

Quatre me soltó y se separó de mí, observándome con curiosidad y sus ojos ensancharon un poco. Sus dedos se levantaron hacia mi cara y después vacilaron, "Eso debió dolerte," murmuró finalmente.

Levanté mis propios dedos y los pasé ligeramente alrededor de mi quijada, haciendo una mueca de dolor levemente. "Supongo que sí, eh?" suspiré y repentinamente todo lo que había pasado en las últimas horas me calló encima como balde de agua fría. Lo único en lo que podía pensar era en la sensación de la lengua de ese bastardo en mi boca. Empujé Quatre a un lado y entré corriendo al cuarto de baño, cerrando de golpe la puerta detrás de mí. Si hubiera comido algo ese día hubiera sido más fácil, todo lo que pude hacer fue detenerme sobre la taza del baño intentando vomitar por cinco minutos y escupir lo más que pude. Cuando terminé con eso, me quité la ropa de Helio tan rápido como pude y la lancé a una esquina. Estaba bastante seguro de que sería la última vez que iba a poder personificar a Helio. Esto fue lo más cerca como nunca voy a estar. No pude convencerme de quitarme la funda del cuchillo. Me enjuague la boca y me lavé la cara y casi me volví loco cuando comprendí, sin dudas, que ése había sido mi primer beso. Logré distraerme revisándome en busca de lesiones, encontrando solo un par de cortes por el vidrio de la ventana y unas cuantos golpes en mis manos y rodillas. Y por supuesto la hinchazón en mi cara y mis... labios.

Afuera en el pasillo podía oír los sonidos débiles de la discusión de Heero y Quatre.

"... dije; dale unos minutos." La voz de Heero era totalmente inflexible.

"Heero;" Quatre dijo en un tono enfadado, "él nos necesita..."

"Él necesita que lo dejes solo por un minuto." Estaba sorprendido por la tranquilidad en su voz.

"Acaba de pasar por algo... horrible," Quatre insistió y podría imaginarlos cara a cara en el pasillo. Encontré la ropa que había usado anteriormente y comencé a vestirme tan rápido como pude antes de que las cosas se pusieran feas.

"Y ya se acabó," Heero contestó y luego me sorprendió por completo. "Él no volverá a ser... 'Helio'... otra vez."

Entonces todos guardamos silencio; Quatre parecía no tener contestación para eso. Terminé de vestirme y abrí la puerta. Los dos voltearon al mismo tiempo y creo que salí bastante firme, eso creo, fuera del cuarto de baño.

"Eso es bueno..." confesé, la sorpresa no se me había pasado todavía. "Porque no creo que pueda."

Heero se acercó y levantó mi cara, dándome vuelta hacia la luz. El solo gruñó en voz baja y después preguntó, con voz seria, "¿Ya te revisaste? ¿Tienes otras heridas?"

Negué con mi cabeza y él me dejó ir, volviéndose a Quatre, "Ponle un poco de hielo en eso." Y luego el se dio la vuelta regresando a la sala.

Quatre y yo solo nos quedamos ahí parados y nos miramos fijamente por un minuto.

"Oh Duo..." él suspiró y eso hizo que mis ojos ardieran.

"No," yo susurré y él vio y entendió y simplemente se quedó callado.

En el otro cuarto, oímos repentinamente una voz extraña y ambos saltamos. Entonces los ojos de Quatre se abrieron de par en par. "¡El transmisor!"

Seguimos a Heero a la sala. Quatre me sentó en la segunda silla que tenían allí y el se quedó parado detrás de mí.

"¿Qué está pasando?" pregunté tan pronto como llegamos allí y Heero levantó una mano para silenciarnos mientras que escuchaba.

"¿... diablos te habías metido?" una voz totalmente extraña dijo.

"¡No es asunto tuyo!" fue la respuesta y tuve que resistir un temblor; era Señor Militar.

Quatre puso una mano en mi hombro y se inclinó cerca, "Esto es lo primero que hemos oído en alrededor de media hora." él susurró, "Dijo muchas maldiciones y de cosas estrellándose después de que tu... te escapaste." Él sonrió un poco, "Estaba muy enojado; parecía haber lanzado muchas cosas."

Sonreí, más que contento de haber frustrado a mi pequeño amigo.

Me había perdido de algo relativamente sin importancia pero ahora el extraño decía, "¿No llevaste otra de tus pequeñas 'conquistas’ a la fábrica, verdad?"

Hubo un momento de silencio y luego un débil, "¿Y qué si lo hice?" Podía asegurar que lo habían sorprendido. No sabía que esta persona conocía sus hábitos nocturnos.

"¡Maldito estúpido!" gritó el extraño, "¡Estás comprometiendo la operación!"

"¿Cómo es eso?" Señor Militar murmuró, "No es como siempre pudieran decirle a alguien lo que vieron."

En mi hombro, los dedos de Quatre me apretaron tan fuerte que casi me moví, puse mi mano sobre la suya y la apreté para tranquilizarlo. "Está bien, Qat." Susurré y sentí una mirada. Volteé a ver a Heero para encontrarme con su mirada valorativa. Esta vez, yo volteé primero, mirando hacia abajo.

"¡Eres un enfermo hijo de una perra!" exclamó el tipo-extraño, "¿Cuántos van ya? ¿Cuatro? ¿Cinco?"

Señor-Militar no contestó y me reí de él, "Si no responde no está mintiendo." Sonreí como loco en apreciación de la táctica. Él nunca dijo nada y por lo tanto no tiene que admitir que dejó ir a uno.

"Los Suits estarán listos para embarque el final de semana." Dijo el extraño en un tono de voz peligroso y no pude evitar imaginarme como diablos se veía si no le tenía miedo al ‘Señor Anormalmente Grande’. "Voy a estar más que feliz de alejarme de tí."

Señor Militar se rió y hubo un sonido de una puerta que se cerraba de golpe poco después de eso.

Levanté la vista. "Cuando uno de esos cajón se rompió... pude ver piezas electrónicas… partes de mobile suit; como nunca había visto. No pude tomar ninguna."

"¿Están construyendo un nuevo modelo de mobile suit?" preguntó Quatre y mirándome hacia abajo.

"No sé," admití, volteando mi cara hacia arriba para devolverle la mirada. "Creo que así... el edificio me daba la impresión; como había mucho más de lo pude ver. Creo... creo que podría haber mucho más bajo tierra."

"No había nadie más allí," interrumpió Heero.

Algo me golpeó de pronto y me congelé, viendo más allá de él y sin ver nada en realidad. "Hijo de una perra," murmuré sin querer, uniendo las piezas en mi cabeza.

"¿Qué pasa, Duo?" preguntó Quatre.

"La noche anterior..." dije, una sensación de enfermedad subiendo por mi tráquea. "Cuando pasé por ahí y vi las luces y pensé... pensé que había gente trabajando..."

Ese bastardo había estado en proceso de torturar y matar a esa muchacha que se había ido con él. Había estado dentro a unos metros del lugar. Recordé mi impulso de ir a inspeccionar el edificio. Levanté mis ojos a Quatre y susurré, "La dejé morir..."

No hubo respuesta a eso. Miraba a uno y al otro pero ninguno de ellos parecía poder hablar.

"Estaba justo allí... si solo hubiera ido a ver el lugar..."

Una voz repentina en el receptor nos hizo saltar a los tres. "¿Qué pasa, Jensen?" dijo una nueva voz, llena de diversión, "Luces un poco... frustrado."

"La diversión de esta noche... no fue tan... entretenida como esperaba," dijo Señor Militar... no; Jensen, con voz un poco irritada. Estos dos tenían el mismo espíritu.

La nueva voz se volvió repentinamente seria. "¿No dejaste escapar a alguno verdad?"

Hubo un momento de vacilación y si el tipo nuevo no sabía que Jensen mentía, entonces era un idiota. "¡Por supuesto que no!"

Me sacudí repentinamente; esto no nos estaba llevando a ninguna parte. Ya teníamos la información que necesitábamos, ¿qué diablos teníamos que hacer aquí sentados escuchando a un par de pervertidos?

"Olvídense de esto," exclamé. "Tenemos que hacer estallar esa fábrica y tenemos que hacerlo ahora. Tarde o temprano... Jensen va a encontrar ese transmisor y sabrá que andamos tras ellos."

Estaba viendo a Heero, porque después de todo era su decisión y él asintió.

"Empaquen sus cosas," dijo abruptamente, "No volveremos aquí."

Nos levantamos para hacer justamente eso y estábamos listos para irnos en menos de cinco minutos. Quatre me convenció de que tomara de vuelta mi suéter negro y me sentí agradecido; sentía el frío hasta los huesos por andar vagando toda la noche esencialmente casi desnudo.

"Tenemos que ir a los Gundams," Heero nos dijo, "No traigo explosivos conmigo." Se volvió a mi entonces. "Preferiría no utilizar los Gundams para hacer esto pero estoy seguro si tengo suficientes..."

Sonreí. "No digas más. Tengo bastantes en Deathscythe para destruir un edificio de diez pisos."

Después de eso salimos por la puerta trasera, haciendo doble tiempo en los 3 kilómetros. Heero a la cabeza y yo en la parte trasera. La nieve se estaba apilando, de 6 o 9 centímetros pero el viento soplaba bastante fuerte para cubrir nuestras pisadas casi tan rápido como las hacíamos.

Guardamos nuestras cosas y desempacamos los explosivos, dividiéndolas entre los tres. Entonces hicimos el trayecto de vuelta a la ciudad. Heero había traído el pequeño receptor con él y nos había echo callar mientras que nos hincábamos en la nieve a media cuadra de la fábrica y escuchamos un poco para asegurarnos de que el transmisor no había sido descubierto. Hubo un largo rato de silencio antes de que oyéramos el sonido de una televisión y los murmullos de una conversación mientras nuestros dos pervertidos discutía sobre qué mirar.

Heero lo apagó después de unos minutos y dio la señal con su mano para avanzar.

Jensen solo había hecho un esfuerzo poco creativo para cubrir la ventana a través de la cual había saltado. Quatre vio la altura y me dio una mirada de apreciación. Yo solo sonreí.

Heero tocó ligeramente para llamar mi atención y después hizo una seña para preguntarme por el sistema de alarma. Asentí y después fruncí el ceño; cuando pasé a través de esa ventana debió haberlo dejado sin funcionamiento hasta que la reparan. Me toqué el pecho y apunté hacia arriba; quería echarle una mirada más cercana al daño y a las conexiones. Heero juntó sus manos sin pensarlo dos veces y me alzó hasta que pude agarrar la orilla de la ventana y subir por mi cuenta.

Tuve que sacudir mi cabeza; el engreído ese decidió apagar el sistema de alarma en lugar de repararlo a las dos de la mañana. Su compañero moralista iba a estar muy enfadado. Me di la vuelta y les di la señal de aprobación. Heero alzó Quatre hasta mí, yo lo jalé arriba y lo pasé a través de la ventana y después me agaché para que Heero saltara y tomara mi mano.

Heero me estar a la cabeza, puesto que ya había estado aquí antes, y los conduje directo al cajón que se había roto. Ahora que tenía más tiempo, observé las piezas con más cuidado. Parecían ser parte del sistema de dirección. No podía descubrir más con tan poca revisión; Heero nos indicó que cada uno tomaría una. Sabía que eso era en caso de que no todos lográramos salir.

Entonces nos separamos y comenzamos a buscar algo que estaba seguro que estaba por allí, un nivel inferior. Fui yo quién lo encontró y definitivamente no se suponía que debía encontrarlo. Había una pared falsa y un elevador. Les hice señales a mis compañeros y nos detuvimos a observarla detenidamente, pensando en nuestras opciones.

Heero volteó a verme, preguntando con gestos si yo creía que hubiera un sistema de alarmar secundario. Estaba sorprendido de que me hubiera pedido mi opinión y eso me dio el incentivo para pensar dos veces antes de contestar. Finalmente moví mi cabeza de un lado a otro con una sonrisa torcida que lo dejó saber que no estaba cien por ciento seguro.

Optamos por arriesgarnos y empujamos el botón para abrir las puertas del elevador. Heero encendió el receptor para ver si había algún alboroto en la base de OZ. Parecía que estaba viendo las noticias.

Al final, todo resultó muy fácil puesto que nuestro buen amigo Jensen había sido lo bastante amable y había apagado todo el sistema de alarma por nosotros. Hay que amar a los flojos.

Resulta que había tres pisos bajo tierra, uno de ellos era un enorme almacén donde encontramos varios cientos de mobile dolls diferentes a cualquier cosa que hubiéramos visto antes. Quatre traía una pequeña cámara digital con él y tomó algunas fotografías. Yo entré a su sistema y copie cuanto pude. Heero intentó monitorear el transmisor de Jensen por un momento pero descubrió que el receptor no podía escuchar bajo tierra. Entonces se ocupó de colocar las cargas. Cuando Quatre y yo terminamos lo nuestro, fuimos a ayudarle. Colocamos bastantes explosivos para hundir el edificio en lo profundo de la tierra que con suerte terminaría llegando al infierno.

Nos tomó poco menos de una hora y nos dirigíamos de vuelta hacia arriba sintiéndonos complacidos. Hasta que las puertas del elevador se abrieron y oímos voces.

No hay una señal militar para decir '¡mierda!', pero debería.

Apenas tuve tiempo suficiente para oír, "¡... vete a la mierda; Moore!" y entonces ellos oyeron el elevador. Nosotros nos separamos.

"¿Qué rayos?" El compañero pervertido de Jensen exclamó y entonces ellos también se cubrieron.

Se escuchó un disparo y no estoy seguro de cual lado. No pareció alcanzar a nadie, porque nadie gritó. Avancé a la izquierda, deseando saber donde estaban Quatre y Heero. Esperaba que todas las cajas tuvieran partes de mobile suits; eran un protector muy eficaz.

Le eché un vistazo a mi reloj y tuve que evitar decir una maldición... realmente teníamos que salir de aquí; no teníamos toneladas de tiempo. Se escuchó un par de tiros más pero ninguno parecía dar con el objetivo. Tomé una decisión repentina. Sabía dónde se habían ocultado nuestros tres adversarios y solo podía esperar que todavía estuvieran ahí pero necesitaba saber donde estaban Heero y Quatre. Busqué en mi mochila y saqué una de las cargas restantes. Quité con cuidado dos terceras partes de la carga real, lo preparé y grité, “¡Posiciones!” lo más fuerte que pude. Oí dos silbidos rápidos como respuesta, lo bastante lejos para que estuvieran a salvo. Entonces lancé la cosa al la última posición donde había visto a Jensen y salí corriendo.

Hubo un disparo y oí el gimoteo de la bala, segundos después alguien que gritaba, "¡Oh mierda!" Y entonces todo se volvió confuso. El golpe me lanzó al piso y pasaron solo un par de minutos antes de ponerme de pie y continuar moviéndome. Entre un minuto y el siguiente, el cuarto fue regado con escombros calientes. Corrí hacia la ventana a toda velocidad y en el último momento vi la silueta de Heero allí, mitad dentro y mitad afuera. Ascendí entre los cajones hacia él, él tenía su mano extendida y yo le grité, "¿Dónde está Quatre?"

Él solo negó con su cabeza y yo me congelé. ¿Qué rayos?

'¡Vamos, Duo!' me gritó. '¡Ya casi se termina el tiempo!'

Perdí tres segundos viéndolo boquiabierto. Uno de los dos silbidos había venido de esta área; me di la vuelta y comencé a bajar dirigiéndome hacia donde había escuchado el otro silbido.

"¡Duo!" él me gritó pero estaba demasiado enojado para decidir si era miedo o enfado en su voz.

"¡Nunca se abandona a nadie, bastardo!" le grité pero ni siquiera volteé a ver si me había oído. Iba bajando por los cajones y casi me caigo cerca del maldito fondo. Corrí en dirección general de la puerta y encontré mi camino bloqueado por restos llameantes. Había hecho caer parte del techo con mi explosión. El humo comenzaba a ponerse denso. En mi mente, mi reloj interno me decía cuánto tiempo no tenía. Entonces lo vi; en el suelo y e inmóvil. Había una pila de vigas con fuego del techo entre él y yo. Lo dudé, buscando una manera de rodearlo y mi reloj me dijo que solo nos quedaban un par de minutos. Así las vigas y comencé a tirarlas. El dolor era increíble, lo dejé llegar a mí y le di salida con un grito estremecedor; "¡Lo tengo! Vamos a salir por la puerta!" En la pequeña, minúscula, inverosímil, posibilidad de que Heero nos estuviera esperando.

Justo en cuanto logré llegar a el, vi que Quatre empezó a despertar y yo agradecimos a cualquier Dios que me escuchara por el pequeño favor de no de tener que cargarlo. Hice a un lado los escombros restantes y lo cogí debajo de la axila con el doblado de mis codos y lo hice ponerse de pie.

"¡Corre!" le grité y los dos lo hicimos. No me permitiría ver mis manos.

Quatre no parecía estar lastimado. Estaba desorientado pero moviéndose por su cuenta. Atravesamos la puerta en el último minuto y seguimos corriendo como locos. Me sentí muy aliviado cuando vi a Heero venir corriendo del otro lado del edificio. Se colocó del otro lado de Quatre sin que se lo pidiera y nos concentramos solamente en avanzar. Estábamos casi a media cuadra cuando la explosión nos alcanzó pero aun así nos lanzó al suelo. Dejé que mis manos se hundieran en la nieve y me tragué el grito de dolor que subía por mis brazos.

Heero estaba ayudando a Quatre a ponerse de pie y mi hermanito parecía estar mejor. Luché para ponerme de pie con mis manos llenas de nieve y las guardé en los bolsillos de mi chaqueta mientras que los otros estaban ocupados en otra cosa. Todavía no podía mirar... sabía perfectamente que tenían un daño serio y que tan pronto como las viera el dolor me golpearía como una tonelada de ladrillos. No sé si el frío de la nieve lo mejoraba o empeoraba pero me quitó la sensación de que me estaba cocinando.

Comenzamos a correr otra vez y como yo había teníamos la posición trasera antes, nadie dijo nada de que la tomara de nuevo. De esa manera no notaron que corría con mis manos en los bolsillos. Lo hizo más difícil y me estaba retrasando pero solo me concentré en avanzar. Acababa de ver una demostración de lo que sucedía cuando un soldado caía en este equipo. Heero obviamente no entendía el código de los infantes de marina o de cualquier otro; aparentemente, aquí era cada uno por su cuenta. Yo estaría loco si después de haber pasado por todo eso solo para que Heero me de un tiro solo porque me incapacitaron.

Llegaron al almacén primero y Quatre volteó para buscarme, sus ojos se abrieron de par en par cuando vio cuan lejos estaba. Él intentó regresar pero Heero lo empujó a dentro y pobre de el si no hacía lo mismo.

"¡Ya voy!" le grité, "¡Ustedes adelántense!" No podría permitir que viera mis manos. Ni siquiera yo estaba listo para verlas. Él vaciló, pero luego desapareció dentro.

Cuando finalmente atravesé la puerta, encontré a Deathscythe con su entrada abierta y el cable de subida estaba abajo esperándome, Heero y Quatre estaba ya en su Gundams.

Fui tropezando hacia el santuario de mi Deathscythe e hice algo que no hago a menudo; Cogí el gancho en el extremo del cable con la planta de mis botas pero aun así tenía que sacar las manos de mis bolsillos para engancharme al cable con un codo. Oh Dios... volví la vista rápidamente y ascendí.

Me concentré en los procedimientos de vuelo pero no podía entretener mis ojos por más tiempo y como prometido el dolor vino a mi tan pronto como mis ojos dejaron que mi mente admitiera lo que había pasado al final de mis muñecas. OhDiosohDiosohDiosohDios...

En la distancia, oí que Heero me gritaba y me forcé a responder.

"¿Recibiste las coordenadas?" preguntó y tuve que parpadear para enfocarme en la pantalla.

"S... sí; las tengo," logré decir al fin.

"¿Qué pasa contigo?" me preguntó y mi estómago se volvió líquido.

"¡Nada!" le devolví el grito, "¡Salgamos de aquí!"

Él salió, Quatre detrás de él. Tomé un segundo para poner mi música y subí el volumen para así tener algo que escuchar además de mis propios gritos y después forcé a mis manos que tomaran los controles.

Realmente no recuerdo ese vuelo. Eso me asusta mucho cuando pienso seriamente al respecto. Al parecer cuento con un piloto automático y debe haberse activado entonces. Terminé escuchando 'March of Cambreadth' una y otra vez, dejando que la música agresiva me llenara; alejando cualquier pensamiento racional que tuviera. Eso me mantuvo en movimiento; me mantuvo haciendo lo que tenía que hacer. Mi aterrizaje no fue el mejor pero no pareció llamar mucho la atención. Después descubriría que Nataku y Heavyarms también estaban en el almacén pero entonces estaba tan mal, que ni siquiera los vi. Volví a meter mis manos en los bolsillos tan pronto como toqué tierra. Me sentía extrañamente distante, probablemente en shock. Trowa apareció para guiarnos hasta la casa y Quatre estaba, afortunadamente, muy ocupado, como era costumbre cuando Trowa estaba alrededor. Trowa había entablado rápidamente una conversación con Heero, haciendo preguntas acerca de la misión. Heero estaba actuando muy tranquilo, pero aun es sirvió para mantener su atención lejos de mí. Necesitaba llegar a un lugar donde pudiera arreglar esto en privado. Nadie me prestó atención, mientras caminaba detrás de ellos.

Trowa nos dio una descripción rápida de la casa mientras veníamos entrando por el frente y tuve suficiente memoria para recordar la localización del cuarto de baño. Me alejé de ellos y me dirigí allí tan pronto como estuvimos adentro. Creí haber escuchado mi nombre pero no podría decir quién me llamaba y realmente no me importaba.

Mi corazón latía fuertemente y mi visión seguía poniéndose gris. Me moví deliberadamente lento. No pude cerrar la puerta del baño lo suficientemente rápido. Quería simplemente dejarme caer justo allí en el piso pero sabía que probablemente no podría volver a levantarme. Revolví todo hasta que encontré el botiquín medico, usando mis codos tanto como me fue posible para abrir las puertas y los cajones. Tuve que utilizar una mano para sacar el botiquín cuando finalmente lo encontré y pensé que lloraría de dolor. Casi me caí cuando fui a sentarme en el piso y tuve que recargarme contra la pared por un minuto antes de abra el botiquín y comenzar a trabajar.

Me forcé a mirar realmente el desastre que una vez fueron mis manos. Estaban de color negro y rojo e hinchadas y un líquido salía de ellas y... mi visión se tornó gris otra vez. Solo me quedé ahí sentado hasta que esta volvió, después saqué las tijeras del botiquín y después de respirar profundamente, comencé a cortar los pedazos de piel que colgaban… gris… gris… gris...

Cuando me recuperé las tijeras estaban en el piso entre mis piernas y mi cabeza descansaba sobre mi pecho. Tomé las tijeras otra vez.

Entonces tocaron a la puerta suavemente, "¿Duo?" Quatre llamó. "¿Está allí dentro?"

"Sí," croé y el sonido de mi voz debió haber sido suficiente, porque entró sin más ni más. Yo parpadeé al verlo; pensé que había trabado la puerta. Mi intención era trabar la puerta. Él solo se quedó allí parado y se me quedó viendo por un minuto y luego él... chilló.

No sé de que otra forma llamarlo.

"¡Qat!" gemí, "¡Guarda silencio! ¡Te van a oír!" Dios; ¿en qué estaba pensando?

Él se dejó caer en el piso a mi lado y puso un brazo alrededor de mis hombros para estabilizarme pero después del primer horrible vistazo, mantuvo sus ojos lejos de mis manos.

"Trowa!" gritó y no pude detener las lágrimas que cayeron y lavaron mi cara.

"¡Maldición, Quatre" sollocé, "no los dejes ver... no debo ser una carga... pensarán que no puedo hacer mi trabajo!"

Él gimió a mi lado y oí a la distancia el sonido de pies trotando. Trowa apareció en la puerta.

"¡Quatre! ¿Qué pasa...?" Después me vio y se quedó tieso como roca.

Volteé a verlo "Aun puedo pilotear," le dije con toda la convicción que pude reunir. Una expresión de terror apareció en su cara.

"¿Hiciste esto para salvarme, verdad?" Quatre dijo repentinamente desde su lugar en el piso a mi lado. "Oh Allah... Duo... ¡esto es por mí!" comenzó a lamentarse en voz baja, intentando sostenerme pero estaba temblando demasiado. Oí más pasos acercándose. Maldición; me estaba costando trabaja enfocar otra vez.

Dejé caer las tijeras y puse un brazo alrededor de Quatre, manteniendo mi mano cuidadosamente lejos de él, "Esta bien," lo tranquilicé, frotando su frente con mi mejilla. "¿No podía dejar que mi hermano menor volara hasta el otro mundo, verdad?"

Él comenzó a llorar en silencio y ocultó su cara, "Oh Duo," él siguió diciendo una y otra vez. Detrás de él, Heero y Wufei aparecieron al lado de Trowa.

Fijé la vista directamente a Trowa y tranquilamente le dije, "Saca a Quatre de aquí."

Él asintió, sus ojos entrecerrados y perdidos. Entró a la habitación y tomó a Quatre de los hombros. No lo soltaría hasta que haya terminado de decir, "Llévalo muy lejos... no lo dejes ver."

Él me miró a los ojos y me dijo con firmeza, "Duo. Nadie va a lastimarle."

Levanté la vista para verlo, sintiendo nuevamente que todo se volvía gris y luchando contra eso, "Trowa... tú eras un mercenario... tu entiendes..." batallé para encontrar las palabras, "Semper Fi. ¿Sabes lo que eso significa?" Él me miraba en forma extraña, había algo en sus ojos que no tenía la fuerza para leer pero él asintió una vez. Mis ojos se desplazaron más allá de él y de vuelta, "Ellos... ellos no lo entienden."

Él soltó a Quatre por un momento y su mano se extendió para apretar mi hombro con fuerza, "Maldición, Duo... nadie te hará daño... lo juro." Entonces solté a Quatre y Trowa se lo llevó.

"Aun puedo pilotear," murmuré a nadie en particular y me agaché para levantar las tijeras, aun luchando contra el gris, contra el terrible dolor.

"Duo..." dijo Wufei suavemente y se puso de cuclillas a mi lado.

La delicadeza de su voz me sorprendió y levanté mi cabeza rápidamente para verlo. Fue un error; el gris me envolvió y me sentí caer.

Cuando el gris retrocedió otra vez estaba completamente desorientado y confundido; podía ver a Wufei frente a mí y sabía que Trowa y Quatre se habían ido pero había un cuerpo cálido detrás de mí, brazos firmemente a mi alrededor. ¿Qué diablos?

Wufei vio algo en mi cara que le dijo había vuelto de aquel lugar gris, "Duo... déjanos ayudarte," dijo suavemente. Debí dejar caer las tijeras otra vez porque ahora estaban en su mano.

"Estoy... bien..." murmuré e intenté levantarme pero los brazos no me lo permitieron.

Wufei hizo un gruñido de incredulidad y era un sonido tan raro que me hizo voltear a verlo, él me sonreía con gentileza. "Oh si te ves muy bien."

Quizás aun tenía una oportunidad; si los demás pensaban que aun podía hacer mi trabajo...

"No soy una carga. Aun puedo pilotear,” le dije con tanta intensidad como pude.

Los brazos alrededor de mí me apretaron y Wufei frunció el ceño.

"¿Que está pasando aquí, Yuy?" él estaba mirando más allá de mí. "¿Qué diablos le hiciste?"

Hubo un sonido de sorpresa de una voz que reconocí y finalmente tuve que levantar el rostro a quién me sostenía. No ocurrió nada más por un largo rato mientras que una competencia de miradas ocurría sobre mi cabeza.

"Yo... tomé una mala decisión durante la misión," Heero dijo finalmente, su voz muy suave. "Hice una suposición que... resultó incorrecta."

"Abandonaste a Quatre," traduje y me tomó por sorpresa el brillo de coraje que pasó por el rostro de Wufei.

Heero suspiró, "Yo... abandoné a Quatre," admitió y finalmente me dejé creer que eso de que tal vez si intentarían ayudarme.

"Discutiremos esto después," dijo Wufei algo enfadado y entonces se acercó para examinar mis manos. Se volvió hacia el botiquín y lo vi sacar de allí una botella de morfina y una jeringa.

"No," dije, sintiendo un ataque de pánico nuevamente, "eso me incapacitará totalmente."

Cuando sus ojos vieron los míos parecían tener un poco de tristeza, "Tienes mi palabra de que no te dejaremos. No te haremos daño."

Parpadeé al verlo; una promesa de Wufei significa más para él que su vida, creo.

Él no esperó mi consentimiento para ponerme la inyección con una mirada atenta y repentinamente yo estaba demasiado cansado para que me importara. Si decidían terminar con mi sufrimiento; al menos no lo sentiría.

Wufei le dio un minuto a la inyección para que tuviera efecto y después empezó a trabajar. Una mano áspera vino de detrás de mi y tocó mi frente. Heero suave pero firmemente puso mi cabeza en su hombro y volteó mi cara a su cuello, “No veas,” dijo casi amablemente y eso es lo último que recuerdo antes de que la morfina se mezclara con el gris y toda se volviera oscuro.

Tuve un sueño muy extraño después de eso; realmente odio la morfina. Le hace cosas extrañas a mi cabeza. No recuerdo mucho; solo sonidos por un tiempo. Mi propia voz gimiendo; resonando de forma extraña. Quatre llorando suavemente.

Quise nadar hacia la luz del día una vez, apenas lo suficiente para saber que estaba en una cama dentro de un cuarto oscuro.

Soñé algunas cosas muy extrañas. No sobre Relena/spandex otra vez, gracias a dios. Pero cosas más terribles; una vez luché en los brazos de Jensen, sintiendo que mordía mis labios. Creo que abrí los ojos para ver a Solo sentado al pie de mi cama pero él solo me saludó. Me pareció oír a Trowa susurrando suavemente en la oscuridad, “Gracias, Duo. Por traerlo de vuelta a salvo.”

Más de una vez creí despertar para encontrar a Heero sentado a mi lado pero eso solo me hacía saber que aun debía estar soñado.

Sentí como si hubiera pasado mucho tiempo. La morfina simplemente me arruina; realmente odio esa cosa pero ni siquiera podía llegar a orientarme lo suficiente para decirles que no la quería. Me sentí aliviado y consternado cuando comenzaron a reducir la dosis.

En mi corta pero agitada vida, me han disparado, apuñalado y golpeado a más no poder. He tenido huesos fracturados y rotos. Me han hecho un par de cirugías. Ésta era mi primera experiencia con quemaduras severas. Creo que con toda seguridad puedo hacer la declaración de que las quemaduras apestan. Duele como nada de lo que hubiera experimentado antes o haya experimentado desde entonces. No hay forma de aliviarlo. No hay forma en que te olvides de ello a menos que estés inconsciente. Es un dolor que tiene tu completa atención. Así que mientras me alegraba dejar atrás el estado semi-conciente por el narcótico en el que estaba antes, no me complacía despertar y sentir un dolor intenso.

Abrí los ojos a la suave luz de la mañana y sabía que en verdad estaba despierto por primera vez... en mucho tiempo. Levanté mis manos y descubrí que estaban envueltas como las manos de Boris Karloff en la ‘Momia'. Me habría reído si no me dolieran tanto. Cuidadosamente las volví a poner sobre la cama y me quejé del dolor que me causó el pequeño contacto.

"¿Necesitas algo para el dolor?" preguntó una voz suavemente y me volteé de inmediato sorprendido al encontrar a Heero sentado en una silla al lado de la cama. ¿Cómo es que lograba pasar inadvertido en mi radar?

"No," dije y mi voz vino sonó seca y grave. "Por favor... no más. No quiero sentirme adormecido..."

Él gruñó en lo que sonaba como entendimiento y sin decir nada, sacó un vaso de agua de alguna parte y sostuvo la pajilla para que pudiera beber.

Eso alivió mi garganta reseca y levanté la vista hacia él para preguntarle, "¿Qué haces aquí?"

Algo extraño sucedido en sus ojos y volvió la vista a otra parte. "Hemos estado tomando turnos para sentarnos contigo," murmuró, luciendo extrañamente avergonzado.

"¿Nani?" se me salió decir y la transformación más extraña le ocurrió a su cara y me sonrió. De verdad.

"Ahora empiezas a hablar en japonés," dijo él divertido.

Me sorprendió la fuerte risa que salió de mí y le sonreí, olvidándome de quién era esta persona que estaba sentada a mi lado.

Entonces su rostro se oscureció mientras veía mis manos. "Pudiste haber muerto," dijo él simplemente y parpadeé ante la repentina transformación. Intenté poner a funcionar mis engranes mentales pero parecía no estar funcionando.

"También le pudo pasar a Quatre," le respondí.

"Dejaste que tus sentimientos por el afectaran tus decisiones." Su ceño había profundizado y todavía había ese extraño montón de ideas pasando por sus ojos.

Yo suspiré y lo observé; probablemente aun estaba un poco drogado porque repentinamente no me importó si él se enfadaba conmigo. "¿Aun no lo entiendes verdad?" Le dije con tristeza y me di cuenta por primera vez que era el de quien debía compadecerme; de que él no pudiera entender la esencia de estas cosas. "Hubiera vuelto por ti también. No porque fuera Quatre... sino porque... es parte del equipo. Nunca se abandona a un compañero."

"Nunca se abandona a nadie," él susurró, casi para si mismo y entonces supe que me había escuchado aquella noche.

Asentí. "De eso se trata todo, Heero." Y no me escondí de su mirada, "Hubiera vuelto por cualquiera de ustedes... sin importarme si me quedaban cinco minutos o cinco segundos. Nunca abandonas a nadie."

"Maxwell," vino la voz suave de Wufei desde el umbral de la puerta, "Nos pones en vergüenza a todos."

Me sorprendí y volví la vista hacia él; no lo había oído entrar. Traía el botiquín en su mano, obviamente venía a cambiar mi vendaje. Me sonrojé y entonces si evité verlos a ambos.

"¿Está despierto?" Oí el susurro de Quatre y Wufei se rió de él.

"Así parece." Se hizo a un lado para dejar entrar a nuestro compañero árabe acceso a la habitación... acceso a mí.

Él corrió hacia mi cama rápidamente solo parar detenerse de pronto y mirarme fijamente con enormes ojos. "¿Duo?"

El estar acostado en un cuarto lleno de gente comenzaba a hacerme sentir... extraño e intenté alzarme con los codos.

Un brazo fuerte se deslizó detrás de mí y me ayudó a levantarme, mientras Quatre se apresuró a poner almohadas adicionales en mi espalda.

Murmuré, "Gracias." a ambos y e intenté ocultar mi enrojecimiento.

Entonces Quatre exigió toda mi atención, "Duo... lo lamento mucho... todo esto es por mi culpa."

Hice una mueca. "Recuerdo que fui yo quien lanzó esa bomba, Qat."

Sus mejillas se colorearon levemente pero él continuó. "Eso logró sacarnos de allí. Eventualmente le habrían disparado a uno de nosotros si no hubieras pensado tan rápido."

Solo moví mi cabeza de un lado a otro. "Si hubiera estado pensando, hubiera escuchado el maldito transmisor antes de que las puertas del elevador se abrieran."

Ambos lucieron sorprendidos y tuve que sonreírles. "¿Te hace sentir algo estúpido… no crees?"

Quatre en realidad se rió pero Heero parecía no poder sacudir la expresión de sorpresa de su cara. “Ya deja de pensar en eso, Yuy.” Le dije sonriendo, de pronto ya no me preocupaba tanto su enfado. "Los tres nos olvidamos de eso por completo."

Él no parecía tranquilizado, sólo se sentó y frunció el ceño.

"Bueno, ahora no importa," dijo Trowa desde el umbral y volteé a verlo de pie junto a Wufei. "Ya llegaron los reportes; la fábrica fue destruida completamente. Todavía están analizando las muestras que trajeron con ustedes pero los resultados preliminares indican que fue un hallazgo importante. Lo hicieron muy bien."

Quatre le dio una mirada extraña y luego dijo, "Duo lo hizo muy bien. Lo único que nosotros hicimos fue sentarnos y escuchar..."

Lo interrumpí con una carcajada. "Quatre... detente por favor. Fue una misión y todos hicimos nuestra parte. No fue su culpa que esta vez su función fuera de refuerzos."

Él lanzó una mirada de irritación que me dijo que él se estaba preparando para discutir conmigo, así que decidí cambiar por completo el tema de conversación, ' "Te prometo que... la próxima vez que necesitemos que alguien actué como prostituta... te cedo el lugar."

"¿Qué?!" exclamó Wufei e imaginé que Quatre y yo moriríamos de risa al ver la expresión en su cara.

Esto como había planeado, por supuesto, nos llevó a repetir la saga de Helio y yo lo maquillé por completo hasta que logré que todos se estuvieran riendo. Claro... todos menos Heero.

Lo atrapé observándome con una extraña mirada de apreciación y creo que Señor Estoico podría haber descubierto algo acerca de la mascara del idiota sonriente de Duo Maxwell en ese momento. Nunca lo sabré, volteé a otro lado para escuchar a Quatre que le decía a Trowa sobre cuan diferente lucía con mi pelo suelto y lo siguiente que supe, fue que Heero se había ido.

Wufei finalmente logró cambiar mis vendajes y me las arreglé para hacer suficiente contacto visual con Trowa para que suave pero firmemente hiciera que Quatre saliera del cuarto.

Wufei se percató de eso y arqueó una ceja hacia mí.

"Él ya se siente bastante culpable," gruñí, actuando a la defensiva. "él cree que esto es su culpa."

"¿Y lo es?" él preguntó simplemente.

"¡Por supuesto que no!" le grité, mirándolo con sorpresa y encontrandome con una extraña sonrisa en su cara.

"Mientras tu no lo creas así," dijo en forma críptica.

Gruñí y miré mientras él desenrollaba la última parte de la gasa; él se detuvo. "Tal vez prefieras no mirar."

Yo le lancé una mirada amenazadora y él me sonrió otra vez. "Solo una sugerencia."

Él me dio un minuto para voltearlas de arriba abajo, examinándolas con cuidado. Las palmas eran la peor parte pero sorprendentemente no me dolían tanto. Todo el dolor venía del dorso de mis manos y mis muñecas. Fruncí el ceño mientras las miraba; había hecho un buen trabajo limpiándolas.

"El daño principal está en la palma de tus manos," explicó. "No te duelen tanto ya que... el nervio se dañó. Deberías considerar hacerte algunos injertos de piel." Él se encogió de hombros y me sonrió apaciblemente. "Pero yo solamente soy un médico de campo inadecuado."

"Hiciste un mejor trabajo de lo que yo estaba haciendo," murmuré sin pensar realmente lo que decía. Mi cerebro estaba algo ocupado intentando procesar el hecho de que ésas eran mis manos las que hacían una buena imitación de...... de hamburguesas. Hamburguesas chamuscadas.

"Ya fue suficiente," me advirtió y yo volví la vista a otra parte antes de que la inquietante sensación en mi estómago se convirtiera en algo más.

Entonces su cara se volvió... extraña y me clavó esos intensos ojos oscuros suyos. "Nunca debes ocultarnos una lesión otra vez, ¿me escuchaste?"

Agaché mi cabeza y me sonrojé. De alguna forma, después de los últimos días, mi razonamiento no parecía estar funcionando muy bien. "Lo siento... yo pensé... "

"Sé lo que pensaste," me dijo suavemente, "Y lo entiendo. Pero ahora te diste cuenta de que las cosas no son como creías que eran, ¿verdad?"

Asentí, aun sin levantar la vista, aun avergonzado. Él puso una mano bajo mi barbilla y me forzó a verlo. Sus ojos se encontraron con los míos con una intensidad que me hizo sentir como si me hubieran volteado de adentro hacia afuera.

"Heero cometió un error," me dijo firmemente, sus labios curvándose un poco. "A pesar de lo que el quiera creer; le pasa al mejor de nosotros. Eso no significa que nosotros... te abandonaríamos solo porque estás herido. ¿Te quedó claro?"

Él no me dejaría en paz si con tan solo asentir otra vez y tuve que sonreírle. "Sí... creo que por fin logró entrar en mi dura cabeza."

Él me dejó entonces y se puso a trabajar en mis manos. Él es sorprendentemente gentil; tiene el espíritu de algo más detrás de ese escudo de guerrero feroz que muestra a todos.

Gimoteé hasta que el me dejó salir de mi cama por un momento pero él permaneció cerca de mi, ayudándome hasta que estaba seguro de que estaba lo suficientemente estable para sostenerme en mis dos pies sin caerme.

"Las quemaduras son muy susceptibles a infecciones" me advirtió, sosteniendo mi codo mientras daba mis primeros pasos tambaleando a través del cuarto. "Debes tener mucho cuidado de mantener las manos limpias."

Me admiré de él; probablemente el me había hablado con más civilidad en la última hora que el resto del tiempo que llevo de conocerlo. De alguna manera esta misión me había ganado... algo de Chang Wufei. ¿Respecto quizá? Realmente no estaba seguro.

Caminamos juntos a través del pasillo y aunque no se lo hubiera dejado saber ni por un millón de pesos, estaba empezando a sentir la presión antes de que hubiéramos llegado muy lejos.

"Tan pronto como hayamos dejado este lugar," él me decía, "Quiero que vayas a ver a un doctor de verdad. Tus manos van a necesitar mucho trabajo."

Me estaba esforzando por escuchar pero me encontraba luchando contra el Gris otra vez. Dejé de caminar y esperé que la luz volviera a mi vista.

"¿Duo?" preguntó Wufei, con un tono de preocupación en su voz.

El gris me estaba alcanzando un sentido a la vez; ya tenía mi vista y ahora mi oído se estaba debilitando. "Y... yo estoy bien..." intenté e incluso mi voz sonaba distante.

"¡No es cierto!" él me gruñó y sus brazos rodearon mi cintura con fuerza. ¡Soy más alto que Wufei y probablemente peso más que él, él me estaba sosteniendo pero no podía hacer más que eso, "¡Yuy! ¡Barton!" él estaba gritando e intenté callarlo pero el gris ahora mordisqueaba mi equilibrio y ahora colgaba en sus brazos.

"¡Qué esta pasando!" Oí a Heero muy cerca y sonaba enfadado.

"Ayúdeme a ponerlo de nuevo en su cama;" Wufei decía. "Él se va a desmayar..."

"¡Estoy bien!" le interrumpí gritando pero terminó sonando muy débil.

"¡Déjame cargarlo!" Heero dijo abruptamente y simplemente me levantó en sus brazos. El repentino movimiento hizo que mi cabeza diera vueltas y aunque quería luchar contra él, todo lo que pude hacer fue presionar mi cara contra el hombro de Heero y luchar contra los vértigos.

Creo que si me desmayé por completo por un momento, porque no recuerdo cuando me recostaron. No recuerdo cuando me cubrieron con las mantas. Pero fue solo por un momento, porque de pronto estaba consiente de los dos mientras discutían sobre mi cabeza.

"¿Para empezar por qué lo dejaste ponerse de pie?"

"¡Él oculta lo que siente muy bien! ¡Parecía estar bien!"

"No puedes confiar en lo que dice; ¡ya deberías saber eso a este punto!"

"Él no miente..."

"No necesita hacerlo... trabaja con medias verdades y evasiones... ¡no podrías convencerlo de admitir que sentía dolor!"

Eso fue seguido por un gesto de ironía y entonces un gruñido enfadado. Heero salió del cuarto.

"Lo siento, Wufei," le dije suavemente. "No tuve ninguna advertencia; solo vino a mí de pronto."

"Mi culpa." Me sonrió, "Has permanecido drogado y acostado durante las últimas treinta horas; debí haberlo imaginado."

Él puso sus dedos al lado de mi cuello para tomar mi pulso y me miró a los ojos por un largo tiempo. "Necesitas descansar; voy a darte algo para el dolor y quiero que te duermas."

"¿No más morfina, por favor?" le rogué. "No me gusta la sensación de estar 'fuera de mi'”.

Él solo se rió de mí y me dio un par de píldoras. Me alegré cuando él abandonó el cuarto después de que las tomé. Realmente no me gustaba la idea de que habían estado turnándose para sentarse allí a verme dormir.

Las píldoras podían no ser morfina pero aun así seguían siendo muy fuertes y pude sentir como el cansancio me venció, a pesar del dolor.

Jensen se inclinaba sobre mí y sostenía mis manos vendadas, apretándolas hasta hacerme llorar.

"Creíste que podías escaparte de mí, mi gorrioncito?" Él se rió con maldad y yo gemí cuando torció mis muñecas repentinamente.

"No he terminado contigo, mi pequeña mascota..." dijo en voz baja y estaba inclinándose para besarme otra vez. Luché para escapar de su apretón pero no podía hacer nada y entonces sus labios aplastaron los míos, sus dientes me cortaban, su respiración me llenaba...

"¡Duo! ¡Despierta! Todo está bien... solo despierta..."

Mis ojos se abrieron de pronto y encontré a Heero sentado a un lado de mi cama, sus manos en mis hombros. Mi respiración era entrecortada y estaba temblando como una hoja.

Nuestros ojos se encontraron y él se inclinó y me susurró, "Él esta muerto. No podrá tocarme otra vez... No se lo permitiré. Nunca más; ¿me oíste?"

Logré asentir, mi cerebro dando vueltas por el repentino cambio de realidad. ¿Qué diablos? Las drogas hacían difícil pensar, no podía procesar esto. Entonces lo entendí y le sonreí, "¿Sigo soñando verdad? Tu eres el Heero de mis sueños."

Él solo se sentó y me miró confundido pero luego su mano se movió para acariciar una parte de cabello empapado de sudor en mi cara que me decía que estaba en lo cierto. Me relajé en sus manos y le sonreí alegremente.

"No había soñado contigo en mucho tiempo," suspiré, "Te extrañé."

Su cara se volvió extrañamente seria y mi sonrisa perdió fuerza. "Heero... ¿qué tienes?"

Él solo me miró fijamente por un largo rato, el tiempo suficiente para que comenzara a dudarme mi suposición... tal vez el era el otro Heero; el que gritaba y maldecía.

Pero al fin él levantó sus dedos lentamente y los movió suavemente a través de mi mejilla ilesa, "N... nada."

Sonreí con fuerza otra vez, cerrando mis ojos y moviendo mi rostro a su tacto, "Me gusta soñar," murmuré en la palma de su mano.

"Lo lamento..." dijo él y abrí los ojos para verlo, desconcertado.

"¿Por qué?"

"Todo ese desastre... la misión... Quatre." Sus ojos parecían tristes y algo comenzó a preocuparme otra vez.

"N... No entiendo," le dije y sabía que fruncía el ceño. "Ese no eras tu... ese fue el verdadero Heero."

Él permaneció callado por un minuto. "Da igual." dijo al fin, "Lamento... lo qué él hizo. Yo... él dejó que su preocupación por ti lo asustara."

Sus dedos acariciaban mi rostro con mayor intensidad y sonreí otra vez, haciendo a un lado las preguntas. Me olvidé de las cosas extrañas que decía.

"Abrásame... ¿por favor?" suspiré; al Heero de mis sueños le encantaba abrazarme.

"Por... por supuesto... mí... amor," dijo y su voz era extrañamente vacilante. Sus brazos se deslizaron alrededor de mí, cuidadosa y cálidamente y me estrechó contra su pecho. Fue mejor que cualquier otro sueño que hubiera tenido antes. “No me permitas que te lastime,” él susurró en mi frente.

"Tu nunca podrías lastimarme," le dije y sentí un temblor corriendo a través de él.

Volví abandonar ese sueño y nuevamente caí en un sueño profundo protegido en un calor imaginario y una sonrisa en mi rostro.

Fue el sueño más dulce que haya tenido sobre él y la cruel realidad en la mañana al despertar solo en mi cama casi me hizo llorar.

Me enteré después que él había abandonado la casa en algún momento durante la noche; yendo contra las órdenes. Bajo estas circunstancias, las órdenes se olvidaron y Wufei y Quatre me llevaron al hospital base de inmediato. Deathscythe fue empacado y enviado a Howard para que cuidara de él.

Permanecí fuera de acción por varias semanas; Wufei había estado en lo cierto sobre los injertos de piel y había otras cosas que no me había dicho, todo eso acumulándose para un dolor mayor. También volví a enlistarme al servicio activo antes de lo que el doctor hubiera querido, pero estaba aprendiendo a trabajar con el dolor y los muchachos me necesitaban.

Cuando Heero envió un mensaje a la base, me envió una copia. Tuve que pensar al respecto por mucho tiempo y realmente nunca entendí su significado. Una vez casi se lo mostré a Quatre, pero decidí que era una mala idea y nunca se lo dije a nadie. Todavía no estoy seguro de que pensar.

"Aunque el piloto 02 ha demostrado ser un agente muy competente, las diferencia entre sus métodos y los del piloto 01 hace que su trabajo juntos sea imposible. Por lo tanto el piloto 01 quisiera solicitar que no sean asignados en ninguna otra misión juntos. Esta petición de ninguna manera se refleja en las capacidades o el trabajo del piloto 02."

Justo como Heero; breve y al grano. Nos cruzamos en el camino después de eso pero solo en las misiones que requerían que todos nosotros estuviéramos juntos. Raramente nos hablamos. Nunca reuní el valor para preguntarle porqué y nunca volví a soñar con él otra vez.

 

* * Fin capítulo 2 * *

Darla: a pesar de que disfruté el traducir este capítulo y en ningún momento me aburrí o me enfadé del trabajo – sino todo lo contrario, ahora estoy más obsesionada con el fic – el lenguaje tan florido de Duo me hizo pasar malos ratos porque en verdad no encuentro palabras... lo suficientemente comunes y a la vez no tan vulgares para reemplazar las que el usa ^_^

 


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