PRIMERA LECTURA: Eclo 3, 19-21. 30-31
"Muchos son los hombres altivos y jactanciosos, pero él a los mansos revela sus secretos. Pues grande es el poderío del Señor, y por los humildes es glorificado. No busques lo que te sobrepasa, ni lo que excede tus fuerzas trates de escrutar. El agua apaga el fuego llameante, la limosna perdona los pecados. Quien con favor responde, prepara el porvenir, el día de su caída encontrará apoyo".
LA HISTORIA
El libro del Eclesiástico o Sirácide,
que tenemos en la actualidad, es la traducción de un original hebreo.
Esta traducción fue realizada por el nieto del autor el año
38 del rey Evergetes, como él mismo dice en el prólogo, versículo
27; lo cual nos lleva al año 132 a. C. Si quien escribió en
hebreo el libro fue su abuelo, debemos pensar que este libro vio la luz
hacia el 190-180 a. C.
En 198 a. C., Palestina pasó a formar parte de la dominación
seléucida (siria), quienes se impusieron militarmente a los egipcios
(tolomeos), bajo cuya dominación estaban los judíos desde
la muerte de Alejandro Magno. La finalidad del libro es, pues, que los lectores
judíos aprendan a aquilatar el valor de su tradición y su
sabiduría, y no acepten acríticamente lo que les ofrece la
cultura griega. Por eso identifica la sabiduría con la Ley.
EL CONTEXTO
En el libro solo se pueden distinguir de los desarrollos
proverbiales de algunos temas, el himno a la grandeza de Dios en la naturaleza:
Eclo 42, 15-43, 33 y el elogio de los hombres ilustres: Eclo 44, 1-50, 29.
Fuera de estas dos secciones, el libro, como dije, se compone de pequeños
desarrollos temáticos en forma de proverbios. Estos desarrollos no
tienen una secuencia, de modo que pudieran estar en otro orden, sin que
se echara de menos una lógica, además de que hay temas que
se repiten con cierta insistencia.
La Biblia de Jerusalén agrupa nuestra perícopa en dos diferentes:
Eclo 3, 17-24: la humildad; y Eclo 3, 30-4, 10: caridad para con los pobres.
Entre estas dos perícopas, la Biblia de Jerusalén pone Eclo
3, 26-29 bajo el título : el orgullo.
EL SENTIDO
Eclo 3, 19 no está en el "texto recibido",
sino en un manuscrito menos importante y en la traducción siriaca.
Este verso es una sentencia que afirma lo que pasa según la experiencia:
Dios se resiste a los soberbios, pero se revela a los humildes (casi igual
en Mt 11, 25 y I Pe 5, 5, que cita Prov 3, 34 de los LXX). El resto de los
versículos de esa perícopa (Eclo 3, 17-24), afirman que el
hombre no debe buscar entender lo que no se le ha dado, lo que está
por encima de sus capacidades y de su naturaleza. Esta puesta en guardia
contra inquisiciones que están por encima de lo que le es dado al
hombre, recuerdan a Job y al joven Qohélet y parecen dirigirse en
sentido de que no debe el hombre preguntar a Dios cómo, por dónde
y por qué lleva el mundo o determinada situación como la lleva,
ya que eso no encontrará respuesta. El hombre debe conformarse con
lo que Dios le ha dado (la Ley), y ser humilde ante Dios; así, tal
vez, recibirá revelación de lo que busca. La invectiva, empero,
está directamente dirigida contra la excesivamente curiosa filosofía
griega, que ponía en riesgo la fe judía.
Los dos últimos versos de nuestra lectura dominical, tratan de la
limosna, el primero dice lo que hace la limosna en el ánimo de Dios:
perdona pecados. El segundo dice lo que hace en el ánimo de los hombres:
provoca una respuesta de apoyo cuando uno está en desgracia.
EVANGELIO: Lc 14, 1. 7-14
"Y sucedió que, habiendo ido en sábado
a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban
observando.
Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les
dijo una parábola: Cuando seas convidado por alguien a una boda,
no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él
otro más distinguido que tú, y viendo el que les convidó
a ti y a él, te diga: Deja el sitio a este, y entonces vayas a ocupar
avergonzado el último puesto. Al contrario, cuando seas convidado,
vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga
el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba. Y esto
será un honor para ti delante de todos los que estén contigo
a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que
se humille, será ensalzado.
Dijo también al que le había invitado: Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos".
LA HISTORIA
"Fariseo" quiere decir separado. Ese nombre les puedo haber sido dado por sus enemigos. Se consideraban los puros y los santos y tenían cierto desprecio por "el pueblo del país". En tiempos de Jesús, evitaban el trato con Herodes e inmiscuirse en cuestiones políticas. Eran el modelo de piedad y de religiosidad de su época. Doctrinalmente eran muy puntillosos, al punto de cuestionar a Jesús por curar en sábado, sin detenerse a mirar el beneficio que había realizado con su curación que, en este caso, pudo ser de uno de su misma secta, pues estaba invitado con otros escribas y fariseos. Tenían un interés muy marcado por el respeto del descanso sabático, por la pureza según la ley y por la satisfacción de los censos sagrados.
EL CONTEXTO
Los primeros verso del capítulo 14 nos ubican en la situación en que se dio el acontecimiento que narran los versos 7-14. Jesús fue invitado a casa de un fariseo a comer un sábado y era observado por ellos. Hizo entonces una curación haciendo la reflexión de que, aunque fuera sábado, era necesario hacerla. Siguen tres desarrollos de Jesús sobre las comidas: Lc 14, 7-11; 12-14 y 15-21. Los tres dichos de Jesús sobre el comer están agrupados por tener ese tema en común, sin que haya mayor relación con el hecho de haber sido invitado por un fariseo y que en su casa se desarrolle la escena.
EL SENTIDO
La introducción de las perícopas, en Lc
14, 1, es similar a la comida que le ofreció Simón, el fariseo,
en Lc 7, 36.
Nuestro texto contiene, dos enseñanzas de Jesús. La primera
(Lc 14, 7-11) es presentada como parábola, pero en realidad es una
exhortación, igual que la segunda (Lc 14, 12-14).
La primera tiene un nexo muy tenue con la situación que dan los versículos
1-6. Después de la curación del hidrópico, dice Lucas
que Jesús notaba cómo los invitados elegían los primeros
puestos, sin tomar en cuenta que Jesús ya tenía largo rato
en la casa del fariseo, que había curado a escribas y fariseos y
que había curado a un hombre. Dice también que Jesús
propuso una "parábola", sin que Jesús hiciese más
que una enseñanza (dice una parábola en los versículos
15-24, y no la anuncia como tal). La enseñanza de Jesús parece
muy pragmática, sin contenido espiritual, como los consejos de muchos
proverbios, como por ejemplo Prov 25, 6-7. Sin embargo, el verso 11 da un
sentido más profundo: quien se humille será ensalzado, haciendo
referencia al juicio final y a que Dios es quien ensalza y ante él
es ante quien uno debe humillarse. Esta última sentencia está
basada en Ez 21, 31 y es una llamada de atención muy fuerte contra
la espiritualidad farisaica.
La segunda enseñanza tiene un sentido más espiritual que la
primera: debemos invitar a los que no nos puedan pagar, para tener así
la recompensa en la resurrección. Esta segunda enseñanza de
Jesús, me hace pensar que también la primera tiene carácter
escatológico. Algunos han pensado, basados en la afirmación
del versículo 14, que Lucas no creía en la resurrección
de los pecadores, sin embargo en Hch 24, 15 la afirma; aquí se trata,
más bien, de asegurar que solo los justos resucitarán a la
vida eterna.
A pesar de que las dos enseñanzas tienen su fundamento en el interés
(de ser prudente en el sentido humano, la primera; y de ganar premios en
la resurrección, la segunda), no se puede concluir que las obras
buenas deban hacerse "para" ganar el cielo. Eso sería,
de todas formas, una religión infantil. No, las obras se hacen por
amor, y luego, por añadidura, se nos entrega el Reino.
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2001.