PRIMERA LECTURA: Am 6, 1. 4-7
"¡Ay de aquellos que se sienten seguros en Sión
y de los confiados en la montaña de Samaría,
los notables de la capital de las naciones,
a los que acuda la casa de Israel!
Acostados en camas de marfil,
arrellenados en sus lechos,
comen corderos del rebaño
y becerros sacados del establo,
canturrean al son del arpa,
se inventan, como David, instrumentos de música,
beben vino en anchas copas,
con los mejores aceites se ungen,
mas no se afligen por el desastre de José.
Por eso, ahora van a ir al cautiverio a la cabeza de los cautivos
y cesará la orgía de los sibaritas."
LA HISTORIA
Con haber sido originario de Judá (de Técoa,
unos quince kilómetros al sur de Jerusalén), Amós fue
enviado a predicar al reino de Israel. El libro que lleva su nombre nos
lo presenta tanto en Betel (donde estaba el santuario "cismático",
como en Samaria: Am 3, 9; 4, 1; 6, 1). Profetizó bajo Jeroboam II
(783-743 a. C.), muy cerca ya de la destrucción de Samaria y de la
deportación de los israelitas (el 721 a. C.).
Amó es, con toda certeza, el profeta más terrible del Antiguo
Testamento, fue enviado a anunciar la caída y la destrucción
del reino. En su mensaje no hay prácticamente nada de optimismo,
al grado de que algunos estudiosos se preguntan qué puede ofrecer
un libro así al Antiguo Testamento. Lo único que tiene de
optimismo este libro, fue añadido (Am 9, 11-15), salvo las alusiones
al "Resto", ese pequeño grupo que se salvará de
la aniquilación.
EL CONTEXTO
Los capítulos del 3 al 6, contienen amonestaciones
y amenazas contra Israel; la perícopa anterior a la nuestra, está
destinada contra el culto sin justicia, es decir, el culto que no está
ligado con la vida: "¡Aparta de mi lado la multitud de tus canciones,
no quiero oír la salmodia de tus arpas!" (Am 5, 23), que concluye
con una nueva amenaza: Yo los deportaré más allá de
Damasco, dice Yahvé, cuyo nombre es Dios de los ejércitos"
(Am 5, 27).
Nuestra perícopa omite los versículos 2-3, porque son de difícil
traducción e interpretación; básicamente, comparan
a Israel con otras naciones, para demostrarle que, como ellas, será
destruido. El versículo 8 inicia una nueva amenaza: "voy a entregar
la ciudad con cuanto encierra" (Am 6, 8d).
EL SENTIDO
En el versículo uno se arremete contra Sión
y contra Samaria; en la segunda parte del versículo, se nota claramente
que está dirigida contra Israel, a la que llama "la capital
de las naciones". Debido a que la dirección es, más bien,
la casa de Israel, podemos considerar la primera parte como una relectura
que hizo Judá posteriormente. Es decir, el mensaje que Amós
dirigió contra Israel, también fue válido para Judá.
El periodo de Jeroboam II fue de mucha riqueza material, pero a costa de
la explotación y de la injusticia. Esa riqueza conllevó, para
la mayoría, olvidarse de Yahvé: El versículo 4 ilustra
bien la situación: "acostados en camas de marfil...", comen
de sobra el alimento que tienen en los establos, que es seguro; y en esa
opulencia, cantan salmos e inventan instrumentos, como David. La alusión
a David puede ser peyorativa: también el rey se sentaba tranquilamente
a cantar a su Dios mientras el pueblo padecía hambre. La misma mención
de David nos hace pensar que cantaban y salmodiaban en el culto, y sin embargo,
su corazón estaba muy lejos de Dios.
Ellos beben y se perfuman, sin considerar las amenazas que se han abatido
sobre José, es decir, sobre el pueblo de Israel: Tienen la espada
pendiente en la cabeza y se tiran a disfrutar de la vida. Las invectivas
proféticas no les mueven a justicia y arrepentimiento.
El versículo 7 es lo más típico del mensaje de Amós,
una nueva amenaza ya anunciada en el versículo 6: irán al
destierro, y ellos, los nobles, irán a la cabeza. Esta profecía
se cumplió al pie de la letra pues Sargón II, cuando deportó
a Israel, se llevó primero a los nobles y letrados y dejó
en el país a los pobres e incultos. Solo así, dice, se acabará
la orgía de los sibaritas. La palabra hebrea que aquí se tradujo
como "sibaritas" es serujim, que significa: "que se hunden
en el cieno", aquellos que se dejan caer (en sentido moral). La palabra
sibarita significa: perteneciente a la ciudad de Sibris, que era muy rica
y, por extensión, aquellos que se dan vida de reyes.
EVANGELIO: Lc 16, 19-31
"Era un hombre rico que vestía de púrpura
y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y
uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto
de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico...
pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió,
pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al
seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado.
Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo
lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y gritando dijo: Padre Abraham,
ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje
en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado
en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, recuerda que recibiste tus bienes
durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él
es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre
nosotros y ustedes se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran
pasar de aquí a ustedes, no puedan; ni de ahí puedan pasar
donde nosotros.
Replicó: Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa
de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio,
y no vengan también ellos a este lugar de tormento. Le dijo Abraham:
Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan. Él dijo:
No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos,
se convertirán. Le contestó: Si no oyen a Moisés y
a los profetas, tampoco se convertirán, aunque un muerto resucite".
LA HISTORIA
Para los judíos, el sheol era el lugar al que iban todos los muertos. Ahí, los que murieron , viven como sombras, en estado latente. Hacia el final de la era precristiana, ellos mismos anunciaban que habría una resurrección (Dn 12, 2; II Mac 7) y un juicio posterior. En la época de Jesús, el seno de Abraham era el lugar al que iban los bienaventurados, en tanto que los malos iban al Hades , según esta perícopa. Hades, es la traducción común para Sheol en la Biblia de los LXX. Los judíos creían que antes del juicio, los muertos estaban ya separados en categorías, según sus obras en el mundo. Es difícil asegurar que en esta perícopa dé Jesús una enseñanza sobre el infierno como realidad espacial, puesto que Lucas parece, más bien, usar la tradición solo para poner un ejemplo, sin pronunciarse sobre su oportunidad Jesús habló en muchas ocasiones de la perdición que puede sobrevenir después del juicio.
EL CONTEXTO
Después de la parábola del administrador
infiel y de los dichos de Jesús que Lucas puso al final, sigue una
invectiva contra el afán de riquezas de los fariseos y otros dichos
de Jesús sobre la Ley y luego sobre el matrimonio (Lc 16, 18).
Después de nuestro texto, ha colocado otros dichos de Jesús
sobre diferentes temas: sobre el escándalo (Lc 17, 1-3a); sobre la
corrección fraterna (Lc 17, 3b-4) y sobre el poder de la fe (Lc 17,
5-6).
EL SENTIDO
Lc 16, 19-26 introducen el tema de la conversión,
que se desarrollará en los versículos 27-31. En estos primeros
versículos, las descripciones son comunes a los judíos con
los egipcios: el cambio de situación de este mundo al otro.
Los versículos 19-21 nos presentan a los dos personajes. El rico
no es presentado por su nombre y el pobre sí. El contraste no podía
ser más vivo. Uno celebraba fiestas diariamente y vestía con
fineza. El pobre, Lázaro, estaba "echado", junto a su portal,
enfermo y deseando hartarse con los desperdicios de la mesa de Lázaro.
Hasta los perros se las ganaban y le lamían las llagas.
El versículo 22 nos presenta el cambio de situación: ahora
ambos murieron y están, uno en el seno de Abraham y otro, cuyo nombre
no se dice aún, fue sepultado.
A partir del versículo 23 se nos presenta el diálogo entre
el rico y Abraham. La petición que hace es casi ridícula,
pero da una idea del sufrimiento que debía padecer: que moje la punta
de su dedo con agua y que me refresque. El versículo 25 da la idea
de que existe una posibilidad de gozar la dicha y se ocupa en la vida terrena
o en la vida ultraterrena; Lázaro sufrió en la terrenal, le
toca ahora gozar, en cambio el rico gozó en la terrenal y le toca
ahora sufrir.
Abraham le responde que no es posible puesto que hay un gran abismo entre
ellos y no se puede franquear. Abraham muestra que él no es dueño
de hacer lo que quiera estando "en el seno de Abraham", pues Dios
ha dispuesto las cosas a su manera. Los que han sido premiados y los que
han sido condenados no pueden ir al otro lugar.
En los versículos 27-31 se da el desenlace de la parábola:
el rico quiere que Lázaro vaya a sus familiares para advertirles
lo que puede pasar si no se convierten. Abraham le responde que tienen la
Ley (Moisés) y los profetas, pero eso no basta, dice el rico. Abraham
concluye con la afirmación más crítica de la parábola:
"Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán
aunque un muerto resucite" (Lc 16, 31). Estos versículos finales
se proponen urgir a la conversión.
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2001.