Chile es una ´´isla`` y su gente tiene espíritu insular. Nuestra Geografía se transforma, en su relación con el hombre chileno, en determinadas formas de ser suyas.
Su avidez por conocer mundos distintos; su facilidad para adaptarse a nuevas condiciones de vida, el fuerte vínculo de amar a su tierra natal mantenido a pesar del tiempo y la distancia, su carácter hospitalario y confiado frente al extranjero, su solidaridad con compatriotas azotados por catástrofes a que éste mismo territorio los somete. Todos son rasgos resultantes de la relación con nuestro particular hábitat.
A esta gente, marcada por el influjo de su tierra, va dirigida nuestra invitación para que ponga sus naturales disposiciones de curiosidad, generosidad, tenacidad y espíritu de organización, al servicio de construir el Chile inacabado y vulnerable que es la Región de Campos de Hielo.
El inmenso desafío que significa para los chilenos incorporar ese maravilloso territorio a la vida de la nación, pondrá a prueba todas nuestras virtudes de pueblo amante del suelo natal.
En esa descomunal tarea no puede estar ausente el hombre de otras latitudes. Necesitamos científicos, humanistas y técnicos que nos ayuden generosamente, como ocurrió con tanta fuerza durante la gesta emancipadora y de construcción de la República.
Los esperamos a todos.