Iglesia Evangélica Bautista del Centro
¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 7 - Domingo 24 de Enero de 1999.
Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 1036, 2000 Rosario
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LO QUE ALIMENTA LA UNIDAD DE LA IGLESIA (2º Parte)
Uno de los factores que más ayudan a preservar la unidad de la Iglesia es la ausencia de "internas". En 1 Cor 1: 10-17, en especial el versículo 12 nos da cuenta del grave conflicto que afrontaba esa congregación del primer siglo. "Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos, y yo de Cefas; y yo de Cristo." Parece ser que siglos de historia han corrido desde aquel entonces, y hoy, los protagonistas pueden ser otros, y la tentación de formar grupos que atenten contra la unidad del cuerpo de creyentes es siempre un peligro latente, del cual todos somos responsables de impedir que ocurra.
Los que guían a otros en el camino de la fe, a veces se rodean de admiradores muy propensos a dejarse influir y dominar. Cuando siglos atrás se decía "los de Pablo", muy probablemente eran los fundadores de la iglesia de Corinto. Ellos eran lo pioneros que plantaron la semilla de la fe en un mundo pagano y hostil al evangelio. Pablo había estado con estos valientes por espacio de un año y medio. Siempre hay un recuerdo de los antiguos tiempos, tiempos que fueron seguramente muy difíciles. La vieja tradición, la hora de los pioneros. Pero ¡Cuidado! No se pueden poner líderes por antigüedad, dejando de lado la capacidad y los dones. Una persona puede hacer 10 años que conoce al Señor, pero bien puede haber repetido 10 veces primer año. Pablo había ganado a muchos para Cristo, y no se acordaba de todos, ni a todos había bautizado. Es decir, tuvo sumo cuidado y evitó ser el centro. El centro de todo, le corresponde a nuestro Salvador.
Otro grupo fue mencionado como " los de Apolo". La mención de este creyente por primera vez, ocurre en Hc 18:24-27, donde fue discipulado por un matrimonio en la ciudad de Efeso. Quiere decir que cuando fue a Corinto, fue conociendo bien la doctrina. Era un gran orador. Según la tradición, Pablo era gordo y de voz aflautada, y 2 Cor 10:10 dice que la presencia corporal era débil y la palabra menospreciable. Muy posiblemente las cualidades de Apolo le prodigó muchos seguidores.
Otro grupo llamativo era "los de Cefas" (Pedro). En Corinto había judíos ortodoxos que admiraban a Pedro, que a veces asumía posiciones cerradas (Gal 2:11-14). Apolos también era judío de raza, pero por sus convicciones era visto como un gentil (no judío). Pedro no estuvo nunca en Corinto, pero muchos conocían de él y le seguían a la distancia. En Corinto la "interna" era salvaje.
Cuando recordamos a "los de Cristo", diríamos que éstos eran los mejores, pero no, eran orgullosos espirituales, se creían los únicos, los verdaderos seguidores del Maestro. Los demás eran de segunda categoría. Era la "seudosúperespiritualidad". Pablo les pregunta a todos ¿ Acaso está dividido Cristo ? Gál 5:20 dice que la contienda es un fruto de la carne.
Viendo este espejo de la antigüedad, debemos trabajar por la unidad, la Palabra de Dios dice: "Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (Ef 4:3). No demos en este terreno ningún tipo de ventaja al enemigo, ya que él no sabe sumar, solo resta y divide.
El próximo domingo continuamos.
LA TV ATACA
Es evidente que la televisión tiende a hacer perezosas a las personas. Este "sonajero" está en medio de nuestro living o en un lugar preferencial de nuestra habitación como un "anestésico" para el dulce sueño. Este "monstruo de un solo ojo", en ocasiones condiciona a sus devotos seguidores a perder los beneficios de la comunión con otros creyentes (grupos de encuentro, discipulado o el culto dominical).
Nos despoja de la mente crítica o el filtro adecuado, ya que las imágenes son tan fuertes que derriban si pueden, (y lo hacen con frecuencia) los principios. Las figuras se transforman en elementos más poderosos que los argumentos.
Nos hace emocionalmente insensibles. Ya que tenemos frente a nuestros ojos: guerras, hambre, pobreza, temblores, diluvios y huracanes, pero todos poseemos un límite para el volumen de pena y tragedia, que nuestras emociones pueden resistir. Hay momentos que tenemos que decidir entre apagar el televisor o continuar mirando sin emociones.
Puede convertir a la persona en desordenada moral, aunque esto no significa que repentinamente imite lo sensual o violento. Estudios serios revelan que la violencia en la televisión lleva a los televidentes a comportarse en forma diferente. Nuestra comprensión de lo que es normal, empieza a modificarse: aceptamos la violencia cuando somos provocados, la promiscuidad sexual cuando somos tentados, y las compras extravagantes cuando nos son ofrecidas en propagandas u ofertas especiales ("llame ya").
INDUDABLEMENTE LA TV NOS ATACA, PUES, A DEFENDERNOS!
Adaptado de "Apuntes Pastorales".
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Para pensar
1. Lo que Dios demanda, yo lo cedo.
2. Lo que yo cedo, Dios lo acepta.
3. Lo que Dios acepta, El lo llena.
4. Lo que Dios llena, El lo usa.
Recorramos estos pasos con gozo.
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