Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 18 - Domingo 11 de Abril de 1999.

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 1036, 2000 Rosario.

Teléfono 4380824 - Registro de Cultos Nº 672, Secretaría de Culto de la Presidencia de la Nación Argentina

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El Sida:... un problema de todos.....no de los otros.

 

 

La problemática del sida está instalada en nuestra sociedad aunque a nosotros no nos guste. La iglesia de Jesucristo no debe quedar ajena a este flagelo que nos azota a nivel mundial, para socorrer humanitaria y espiritualmente a sus víctimas y familiares, pero debemos hacerlo con madurez y equilibrio.

Llamada la "enfermedad del siglo", el sida es uno de los temas del que más se habla en la actualidad, y del cual más información se está proporcionando a nivel general, pero la gran dificultad, está dada en que no estamos "formados" para enfrentar la problemática y buscar el camino hacia una prevención humanizante que apunte a la búsqueda de nuestro mejor aporte ante semejante desafío.

Lo sepamos o no, todos somos "portadores" de concepciones o creencias que nos serán necesarias clarificar, para saber que "mirada" ejercer y que papel asumir frente a aquella persona que se le hace presente el sida. Por lo tanto, como cuerpo social y como iglesia, nos corresponde descubrir cuales son esas concepciones para que podamos hacernos cargo del papel que nuestro Señor Jesucristo espera que asumamos. No podemos ocultarnos de las víctimas del pecado, ni pretender que el mundo pare y que nosotros nos bajemos como cantaba en otro tiempo un famoso conjunto de música.

¿Bajo que concepción nos estamos manejando cuando hablamos del H.I.V./Sida? ¿No será desde el prejuicio? Desde muchos lugares de nuestra sociedad, la idea instalada, es que el Sida tiene sus raíces en grupos marginales, produciendo las más variadas ecuaciones: H.I.V./ Sida = Drogadicción = Prostitución = Promiscuidad = Marginalidad. Hay una insistencia en mostrarnos lo oscuro de este padecimiento, lo que nos traerá como consecuencia temor. Este temor, que a simple vista estaría en relación al H.I.V./ Sida, pero que viendo más de cerca esos enmascaramientos, se esfuman y se ponen en juego otras "enfermedades" que muy poco tienen que ver con el H.I.V./ Sida, como por ejemplo: la angustia, la inhibición, la marginación, la discriminación.

¿Qué entendemos cuando hablamos de discriminación? Es la acción que cristaliza el prejuicio. Es una actitud que prejuzga a las personas y les quita oportunidades.

Cuando Jesús inicia su ministerio, en la sinagoga de Nazaret, les recuerda a sus contemporáneos que en una época de hambre el profeta Elías fue socorrido por una viuda extranjera en Sarepta de Sidón, y que en tiempos del profeta Eliseo, había muchos leprosos en Israel, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. Estas palabras de Lucas 4 :24-30, calaron hondo en los oyentes, que respondieron enceguecidos por el grave pecado del prejuicio contra antiguos enemigos y extranjeros. Jesús sufrió la discriminación, ya que todos pensaban que de Nazaret, lugar donde se crió, no podía venir nada bueno al mundo. Fue también discriminado por ser amigo de prostitutas y pecadores y hasta fue acusado de ser hijo de fornicación. Santiago en su capítulo 2, verso 9 nos dice: "pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley por transgresores".

Habitualmente discriminamos, es decir, rechazamos aquello que es diferente o tenemos mala información, por lo tanto, reaccionamos con acciones no solidarias. Pero es necesario aclarar, que todos los que hemos sido víctima del pecado, cuando entramos a la iglesia, debimos aceptar la autoridad de Dios sobre nuestras vidas, ya que Santiago 4:7 nos dice: "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo y huirá de vosotros". Es decir que todos aquellos que se incorporan a una congregación cristiana, deben acatar el consejo de aquellos hermanos maduros en la fe, cuyo único propósito es auxiliar a aquellos que cayeron heridos por las consecuencias de su propio pecado. Por eso es responsabilidad de la iglesia, acompañar a estos heridos en su etapa de restauración, y como en nuestro país el Estado asume el tratamiento de varias enfermedades (entre ellas el Sida), debemos ayudar a los enfermos, a que mejoren su calidad de vida, alentarlos en la etapa del diagnóstico, prestandoles ayuda sicológica para enfrentar las crisis derivadas de esta triste enfermedad, etc.

El Sida, se asoció al comienzo, como una enfermedad que sólo se transmitía a ciertos grupos de riesgo y si uno no pertenecía a esos grupos, no se percibía el riesgo de infección. Esto llevó a decir: "a mi no me va a pasar".... "ese es un problema de otros". Si el Sida es un problema de todos...¿que herramientas tiene la iglesia para dar respuesta a este desafío?

La decisión de como ver a nuestro prójimo, implica tener la capacidad como iglesia de aceptarlo, independiente de su etiqueta, rótulo o identificación. Dios reveló a su pueblo en la antigüedad que: "No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová" Levítico 19:18.

Si damos aceptación, estaremos contribuyendo a que esta persona inicie su camino de reconciliación con Cristo. La verdadera fe que tengamos en Dios y la manera en que vivamos su Reino, moldearán la forma que tomará nuestra relación con nuestro prójimo y nuestras propias actitudes frente a este delicado problema, ya que hablar de H.I.V. / Sida, es un problema de todos .....no de los otros.

Este artículo fue preparado en forma conjunta por Débora Jappert y nuestro pastor.

 

 

 


 

 

 

Pág 2 - 11-4-1999 - Lección 18 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 1036 - 2.000 - Rosario, Santa Fe.

LECCION EXTRA Nº 18: ANTE EL DESAFIO DEL NUEVO TEMPLO.

 

Pasaje Bíblico: l Crónicas 29:1-25 y Salmo 84:1-12. Este salmo se refiere al templo de Jerusalén. Generalmente, era cantado por los peregrinos que llegaban al templo para las festividades religiosas.

Pasaje de Memoria: "Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas."

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY ( 1 Crónicas 29:1-25 y Salmo 84:1-12); LUNES ( Salmos 134 y 150); MARTES (2 Crónicas 7:11-22); MIERCOLES ( Salmos 42 y 43); JUEVES ( 1 Reyes 9:1-9); VIERNES ( 1Crónicas 17:1-12); SABADO (1 Crónicas 28:1-21). Algunos de estos pasajes se vinculan a la construcción del primer templo judío y otros se refieren a la importancia de la adoración en el templo. Oremos y reflexionemos detenidamente sobre estas lecturas.

 

Hoy no podremos desarrollar como de costumbre la lección en la hora de nuestra Escuela Bíblica, así que toda la tarea quedará para estudiar durante la semana.

Estamos frente a un desafío histórico para la Iglesia Bautista del Centro de Rosario, la oportunidad de contar con un edificio propio. Para ser fortalecidos durante esta santa expectativa, frente a las horas que se avecinan, podemos recordar los episodios referidos a la construcción del primer templo judío y los hechos que se vinculan con su historia.

Antes de la construcción del templo, el lugar de culto del pueblo hebreo era el arca de Jehová ("el tabernáculo"). Un día el rey David, conversando con el profeta Natán, le dijo que estaba preocupado porque él vivía en un palacio de cedro, mientras Dios estaba entre cortinas, o sea en una carpa. Dios no le permitió a David el privilegio de levantar el templo porque él había derramado mucha sangre en grandes guerras. Pero David, tuvo el privilegio de reunir muchas cosas de gran valor para la construcción (1 Crónicas 29:1-5), y pidió que el pueblo también diese ofrendas voluntarias (idem vs 5-14), al margen de los diezmos y primicias, esto nos da a entender que lo que la gente dio era algo adicional a lo que establecía la ley. El mismo David ofrendó generosamente. ¿Qué enseñanza recibimos hoy de este hecho histórico, en cuanto a nosotros mismos? David dijo: "Yo se, Dios mío, que tu escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente". Este principio de la rectitud, se mantiene a pesar del paso del tiempo, ya que la ofrenda vana le es abominación a nuestro Dios. En la época del profeta Isaías, los descendientes de aquellos que contribuyeron para la construcción del primer templo, se estaban portando mal y todos sus esfuerzos y sacrificios habían hastiado a Dios y El estaba cansado de soportarlos (ver Isaías capítulo 1).

Todos los que deseamos ofrendar para el nuevo templo, debemos vivir vidas limpias, para que nuestra ofrenda sea agradable a Dios.

Tareas de Salomón: veamos 2 Crónicas 2:1-6 y resaltemos el profundo respeto y sentido espiritual que asigna a la construcción. El lugar elegido era el Monte Moriah, donde Abraham había ido para sacrificar a su hijo Isaac. (Gén 22:1-2). Allí hay una enorme roca que todavía puede verse en la actualidad, sólo que puede mirarse a través de una reja y debajo de la cúpula de la llamada "mezquita de Omar". Sobre esa enorme roca se construyó probablemente, el altar que hizo David en la era de Ornán Jebuseo.

Cuando el rey David murió (1 Crónicas 29:26-30), su hijo Salomón ascendió al trono y decidió construir dos grandes edificios: una casa (templo) para Jehová y otra casa (palacio) para la residencia del monarca. Pero el rey Salomón tenía un serio problema: en el país faltaban algunos materiales indispensables y tampoco tenía un número suficiente de artesanos y técnicos. Necesitó de ciertos especialistas que no había en todo Palestina. Esto nos marca claramente, que aunque sabían con certeza que la voluntad de Dios era permitir la construcción de un templo para El, esto no significó que para concretar tan hermoso proyecto no existieran dificultades. Dios suplió con creces todas las dificultades que se presentaron.

En nuestro camino hacia un templo propio, no significará la ausencia de dificultades. A través de las dificultades nuestro Dios será glorificado. Tener nuestro templo representará un ejercicio de fe mayúsculo, pero si estamos seguros que Dios va dirigiendo este proyecto podremos aplicar lo que dice Romanos 8:31-32: " ¿Qué pues diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?.... ¿cómo no nos dará también con El todas las cosas?"

Salomón tuvo que hacer pacto con Hiram, rey de Tiro, para conseguir los materiales faltantes y toda la ayuda técnica requerida ( ver 1 Reyes 5:1-18). Uno de los materiales críticos requeridos más importantes era la madera: cedro y ciprés, que Hiram proveyó con toda generosidad (ver verso 12).

El Salmo 84:1 nos dice " ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!". Amables quiere decir amadas. Es un sentir muy agradable el apego que el creyente tiene por el lugar donde rendimos cada semana nuestro culto a Dios, porque esa es la Casa de Dios. El salmista anhelaba ardientemente estar en los atrios de la Casa de Dios. Su deseo lo consumía, lo agotaba (84:2).

Aún la estructura de aquel antiguo edificio permitía que ciertos pájaros pudieran encontrar lugar para instalar sus nidos (84:3).

"Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques" (84:6). Estos valles eran las tierras áridas que los peregrinos atravesaban viniendo de zonas muy distantes para adorar a la Casa de Dios. Participar del culto a Dios, refrescaba sus almas y reavivaba el corazón del pueblo santo, y allí eran olvidadas las penurias. Cuan parecido a lo que nos sucede en los tiempos que vivimos, somos peregrinos (expresión repetida con insistencia en los escritos de Pedro), y llegar a la Casa de Dios, es refrescar nuestras almas con el agua de vida, dejando atrás nuestros valles áridos y secos que afectan a diario nuestro caminar sobre esta tierra. Cada siete días hay un oasis celestial, gozar de la compañía divina y la asistencia de otros peregrinos que desean llegar al mismo lugar que nosotros.

Pasaje de memoria para el próximo domingo: Juan 15:8

 

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