Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 20 - Domingo 25 de Abril de 1999.

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 1036, 2000 Rosario.

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La Iglesia Celular

Los problemas contemporáneos que ayuda a superar el sistema de iglesia celular

 

La forma de trabajo de la iglesia celular, ayuda enormemente a superar problemas que frenan el avance de la fe cristiana. El domingo pasado hablamos de derrotar el templismo. Hoy nos ocuparemos de:

 

b) Derrotar el clericalismo: que ocurre cuando el ministerio cristiano está entregado en un grupo minoritario. Es un sistema pastorcéntrico, donde el pastor dirige, enseña, predica, bautiza, visita, ministra en los funerales, en los nacimientos, etc. Es decir que cada vez son mayores las demandas sobre su persona, y es menos lo que puede hacer. Es una rueda de auxilio constante, y se la pasa resolviendo todo tipo de emergencias, las cuales cada día son mayores.

Lo que va de la mano con esto, es la visibilidad de la iglesia, su organización, el programa y la correspondiente publicidad. Estas cosas no son malas, pero no son "la prioridad" del cuerpo de Cristo. El ministerio de reduce tan solo a una posición dentro del esquema de la organización, y lo importante es lograr un título, un puesto o un cargo. Como todos no pueden tener un cargo, como resultado de esto, la tarea de muchos es convertirse en un simple espectador. Es similar a lo que ocurre en un estadio de fútbol, hay 22 corriendo en la cancha para todos lados, necesitando descanso, y miles en las tribunas necesitando ejercicio.

Según J. Cook, en su libro "Amor, aceptación y perdón", se puede dar lugar a una manera equivocada de pensar: podemos llegar a aprovecharnos de la gente, ya que nos acercamos a ellos, no porque estén heridos, sino porque pueden ayudarnos en nuestros esfuerzos por promover la iglesia. Obrando así, puede llegar a desvanecerse la pureza de nuestros motivos, y esto es peligroso.

Este esquema desvirtúa la función del pastor. En algunas iglesias se busca una especie de "maradona", y algunos tienen habilidad para desempeñarse así, pero no es común encontrarlos. La mayoría se resignan a vivir frustrados. Esta forma de actuar hunde a la iglesia en la mediocridad o la convierte en una subcultura, una isla separada de todo lo demás. Jesús dijo: "Vosotros sois la sal de la tierra" (Mateo 5:13). Para que la sal surta efecto, debe mezclarse con la sustancia que necesita sal, por eso no nos podemos transformar en saleros de exhibición. Lo que queremos expresar, es que de acuerdo a la manera en que decidamos trabajar dentro de la familia de la fe, esto determinará la eficacia de nuestra labor. Si tenemos la mentalidad de un "pequeño pueblo muy feliz", indudablemente no seremos así muy efectivos. Alguien dijo que los creyentes tienden a tener mucha religión en la cabeza, poca en el corazón y menos todavía en los pies. El cristianismo que no usa los pies para recorrer el mundo que nos rodea, vale muy poco y es inofensivo. Tenemos que caminar. La función de un pastor es enseñar a los santos a hacer caminar efectivamente su cristianismo.

J.Cook, continúa diciendo que algunos temen que llegue a su fin la distinción entre ministros y laicos, porque el pastor pierde su zona de seguridad y se siente vulnerable, y teme que ya no se lo respete, y que su capacidad de liderazgo quede menoscabada. Pero sucede lo contrario, porque la gente sabe que los pastores son tan falibles y humanos como cualquier otra persona.

La fe cristiana, no es difícil de comunicar. Es sencillo, pero nosotros lo hacemos difícil con nuestros intensos esfuerzos, por ejemplo cuando damos cursos para evangelizar kilométricos, ya que esto comunica a la gente la idea de que es difícil ganar a alguien para Cristo. La consecuencia de todo, es que muchos se mueren del susto al hablarle de Jesús a alguien. Estamos muy preocupados en saber hasta la última respuesta bíblica, pero olvidamos que afuera hay una persona que está herida. Quizá la respuesta correcta no sirva, pues lo que necesita es una taza de café o un oído dispuesto de alguien que lo escuche, y que ponga en práctica el mayor de todos los dones. Para amar, no se necesita un experto de "tiempo completo" en el servicio cristiano.

 

Tener este cuadro ilustrativo siempre presente durante nuestras lecciones acerca de la iglesia celular.

NUESTRO PROPOSITO: GLORIFICAR A DIOS.

NUESTRO OBJETIVO: AYUDAR A CUMPLIR LA GRAN COMISION.

NUESTRO ENFASIS: EVANGELISMO CONSTANTE, DISCIPULADO PERMANENTE,

Y VIDAS LLENAS DEL ESPIRITU SANTO.

NUESTRA ACCION: IR , ORAR, Y CONTRIBUIR

 

 


 

Pág 2 - 25-4-l999 - Lección 20 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 1036 - 2.000 - Rosario, Santa Fe.

 

LECCION Nº 20 TEMA: LA IGLESIA CELULAR ( 5º Parte)

 

Pasaje Bíblico: 2 Crónicas 26: 1-22.

Pasaje de Memoria: "Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas". Isaías 42:8.

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (2 Crónicas 26:1-22); LUNES ( Números 14: 1-38); MARTES ( Efesios 1: 1-23); MIERCOLES ( l Corintios 10:1-33); JUEVES ( Romanos 11: 25-36); VIERNES ( Salmos 29:1-11); SABADO ( Salmos 66:1-20). Reflexionar en todos estos pasajes que nos hablan de la gloria de Dios.

 

¿Para quién es la gloria? Este es el título de un artículo del pastor Charles Swindoll del que sacaremos algunas ideas para la lección de hoy. Nuestra declaración de propósito, que leemos casi cada domingo en esta iglesia, manifiesta que Nuestro Propósito es Glorificar a Dios. Esto significa que no importa cuanto Dios pueda bendecir su vida, su familia o nuestra iglesia, el nombre es del Señor, no de usted, la gloria es para El, no para usted, ni su familia, ni para su iglesia. Podemos tener la ventaja de ser muy conocidos, tener una gran influencia en el medio donde nos movemos, tener la posibilidad de ser respetados por nuestras habilidades, dones o carismas, pero el Señor no dará su gloria a ninguna otra persona en la tierra. Isaías 42:8 dice, "Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas".

La palabra hebrea para gloria es "kabed", cuyo significado es ser loable, ponderable, notable, grandioso.

En 2 Crónicas 26, se nos relata la historia de Uzías, un antiguo rey de Judá, que siendo muy joven (16 años), tuvo que asumir el gobierno del pueblo de Dios, y lo hizo durante 52 años. Hay numerosos indicios en el comienzo de su tarea, que nos revelan cual era el origen de su prosperidad: " E hizo lo recto ante los ojos de Jehová.." " Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías.....y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó". "Dios le dio ayuda..." "....porque se había hecho altamente poderoso" 2 Cr 26:4,5,7,8.

¿Cuál era la razón por la cual todas la cosas le iban bien a este rey? ¿Estos principios que funcionaron con él siguen vigentes? ¿Se aplicarán con el mismo resultado al individuo, la familia, el trabajo y la iglesia? Dar respuestas entre todos.

Uzías edificó torres en Jerusalén con el propósito de defenderla contra los enemigos, también las hizo en el desierto, para vigilancia, defensa y protección del ganado, encabezó una verdadera "revolución productiva", alentó la agricultura, y cavó innumerables pozos. También levantó un fuerte cuerpo de milicia, dividido en compañías o regimientos, que servían por turnos. El ejército consistía en 307.500 hombres selectos, bajo el mando de más de 2.000 valientes oficiales. Todo marchó a las mil maravillas durante un largo tiempo, pero inexplicablemente comenzó la declinación. No comenzó de repente, sino gradualmente. La vida del rey comenzó a mancharse, muy posiblemente con pensamientos pequeños y sutiles, con hechos aparentemente insignificantes, con "pequeñas licencias" que pensó que pasarían desapercibidas. Alguien dijo: "El ser humano es la criatura más extraña de la tierra: cuando uno lo palmea en la espalda, se le hincha el pecho". El siervo de Dios, se volvió menos siervo, olvidó el origen de su prosperidad, no respetó los principios espirituales que lo habían llevado a ser grandemente famoso más allá de las fronteras de su propio país, se interesó cada vez menos en los necesitados, se volvió menos y menos honesto, menos y menos humilde, pero más interesado en la gloria de la cual Dios dice que no dará a ningún otro (Is 42:8). La verdadera grandeza de Uzías se acabó. La Palabra de Dios dice: "Mas cuando era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios" ( 2 Cr 26:16). Este proceso de deterioro, lo puede sufrir un creyente, una familia, y una iglesia también. Cuando el orgullo aprisiona a un ser humano, lo hace olvidar de sus límites, le crea una sensación engañosa de omnipotencia, y lo lleva a aprovecharse de las personas y situaciones. Uzías como los reyes paganos, usurpó las funciones sacerdotales, que en el pueblo de Dios estaba reservada a la tribu de los levitas, ya que entró en el templo de Dios para quemar incienso en el altar. "El éxito expone a un hombre a la presión de la gente y, por lo tanto, lo tienta a aferrarse a lo obtenido mediante métodos y prácticas carnales, y lo tienta a dejarse controlar por las demandas dictatoriales de una expansión incesante. El éxito se me puede ir a la cabeza, y se me irá a menos que yo recuerde que los logros pertenecen a Dios, que El puede continuar sin mi ayuda, y que El podrá valerse de otros medios cuando decida prescindir de mí." (Spurgeon).

Ochenta valientes creyentes junto al sacerdote Azarías le dijeron a Uzías que lo que intentaba hacer no le sería para gloria delante de Jehová Dios. La consecuencia fue el brote repentino de lepra y el aislamiento hasta su muerte. Todo por intentar "robar" la gloria que pertenece a Dios.

Advertencias o señales de peligro:

l) Cuando las batallas más grandes se libran más adentro que afuera. Uzías luchó contra fuertes enemigos exteriores (filisteos, árabes, madianitas), pero cayó derrotado por los enemigos interiores.

2) Cuando un líder está interesado en edificar su propio reino y no el de Dios. En forma lenta, el crédito va pasando de manos, y deja de ser del Señor para ser del hombre.

3) Cuando la ayuda del Señor, ya no se considera esencial. En Uzías hay un antes y un después. El Señor lo ayudó y prosperó, pero cuando se hizo fuerte y se llenó de orgullo, ya no leemos que el Señor lo ayudara.

4) Cuando en lugar de aceptar la reprensión y las advertencias, las resistimos. Faltó poco para que aparecieran escenas de violencia en el recinto sagrado, donde tuvo lugar el atropello del rey y el consejo prudente de los valientes sacerdotes de Dios.

5) Cuando las consecuencias del pecado son minimizadas, no se tienen en cuenta y ya no nos producen temor. Estamos haciendo pie en una ciénaga, y mientras más queremos afirmarnos, más nos vamos a hundir. Hay un epitafio en una tumba enterrada cerca de Jerusalén, que si pudiera ser desenterrada hoy, se podría leer: "Era leproso", y nosotros podríamos explicar que la razón fue que quiso quitarle la gloria a Dios y Dios nunca dará su gloria a nadie.

 

Pasaje de memoria para el próximo domingo: Efesios 1:6.

 

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