Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 33 - Domingo 1º de Agosto de 1999.

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 1036, 2000 Rosario

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¿Cómo trabajó Jesús?

¿Qué precauciones tenemos que tomar para no tirar la toalla, ni irnos a pescar, para no abandonar?

Nunca debemos tomar decisiones cuando nos encontremos cansados, enojados, enfermos, desechos, resentidos, heridos, "pinchados", o desinflados. La razón es muy simple, corremos serios riesgos de equivocarnos, y hacerlo muy feo. Simplemente descanse, aquiete su mente, no se de manija, saque los pies del acelerador y dese un buen respiro. Posiblemente sean las circunstancias que nos estén ahogando y estén sobre nosotros, cuando el plan de Dios es exactamente al revés que nosotros estemos sobre las circunstancias. Nosotros debemos estar sobre el león, el áspid y el dragón (Salmos 91:13). Dios debe ser siempre tu primer recurso, no tu último recurso. En muchas ocasiones, cuando hay un enfermo muy grave y la medicina hizo todo lo que podía, hay una frase que siempre se repite con insistencia: "ahora lo único que queda es confiar en lo que Dios puede hacer, está en las manos de Dios" Y uno se pregunta, ¿ y antes no estaba igual en la manos de Dios? Dios debe ser siempre nuestro primer y mayor recurso.

El capítulo 20 de Jeremías, presenta la conclusión sobre la parábola de la vasija de barro (Jer 18), y en esta parte de su profecía, hay episodios autobiográficos, donde el profeta manifiesta su lucha interna y la tentación a abandonarlo todo, su gran deseo de tirar la toalla, de abandonar (20:7-18). Pero, la prueba más severa, no destruyó su completa confianza en Dios. Había una gran promesa que alentó al deprimido profeta (es llamado el "profeta llorón"): "Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes" Jer 15:20-21. Nunca dudemos en la oscuridad, de aquello que estuvo claro a plena luz. En la noche más oscura, es cuando más brillan las estrellas.

Por eso: ¡descanse! ¡regule su actividad!, recuerde que el Diablo, si no lo puede parar, lo va a empujar.

Nunca llegue al punto de ebullición antes de tiempo, porque lo va a pasar mal. Hay un refrán gaucho que dice: "hay que desensillar hasta que aclare", no insista en cruzar las tormentas huracanadas hasta que no tenga un panorama claro. NO DECIDA EN MOMENTOS DE CONFUSION.

Muchas cosas ocurren en los momentos más inoportunos, cuando menos los esperamos. Por ejemplo: "justo ahora bajó la venta", "si en este momento no me hubiera enfermado" "¿cómo se vino a enfermar mi viejo?" "¡tengo que ir al médico y no tengo la obra social!" "¡me vinieron todas las cuentas juntas y no voy a poder pagarlas", "se nos rompió la heladera (o el TV o el lavarropas,) en el peor momento" "ahora que estaba todo bien, me quedo sin trabajo", etc. Hay momentos en los que te sientes más débil que nunca. En esos momentos, es cuando hay que confiar en todas las promesas de Dios porque: " Dios no es hombre, para que mienta. Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?" Números 23:19.

¿Te sentís débil, endeble, herido, usado egoístamente por otros? Tienes que recordar que Dios no quiebra la caña cascada, ni apagará al pábilo que humea. Isaías 42:3. Dios está en favor de los indefensos y los que son víctimas de injusticias.

Juan el Bautista fue a parar a la cárcel a consecuencia del contenido de su predicación y por denunciar el pecado de los gobernantes (Herodes). En su celda, fue visitado por la duda: "¿Eres tu aquel que había de venir o esperaremos a otro?". Sin embargo Jesús, no lo condenó, sino que lo encomió como el más grande entre los que nacen de mujer. Lo más grave no es cuantas veces podemos caer al suelo, lo terrible es no levantarnos.

John Robertson, era un ministro fiel del Señor, y se sentía inútil y por dicha razón, decidió abandonar su vocación. Luchó toda la noche en oración, hasta el amanecer. Dijo al fin: "Aquí renuncio a mi comisión". El Padre parecía decirle: "Hijo no tienes que renunciar a tu comisión. Te la volveré a dar." ¿Cuántas veces vos sentiste lo mismo? Tu experiencia no es única, no eres original. Recuerda el episodio que se nos narra de la vida de Jonás. Quiso huir de su llamamiento celestial, pero no hubo lugar seguro donde ocultarse de Dios. Huir no es la solución, escapar tampoco. Jonás debió solucionar su situación frente a Dios.

Para no tirar la toalla ni abandonar, "ni irnos a pescar", debemos recordar que trabajar con la gente, requiere de nosotros mucha, mucha, mucha paciencia.

En Nazaret, Jesús no pudo hacer muchos milagros y se asombró de la incredulidad de aquella gente. (Marcos 6:5-6). En la ocasión previa a la multiplicación de los peces y los panes, Jesús le indica a sus discípulos que le den de comer a toda esa gente. Ellos querían que se fueran todos a comprar pan a otro lado, pero Jesús le dijo: "dadle vosotros de comer" (Marcos 6:36-37). ¡Cuánta paciencia Señor!

Pedro había respondido correctamente (por inspiración divina): "Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente", pero unos segundos después también dijo: "Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca" (se refería al hecho de morir). Pedro estaba opuesto al plan de Dios. Estaba guiado por buenos motivos, pero sin discernimiento. ¡Cuánta paciencia Señor!

A final del evangelio de Marcos (16:14), hay una afirmación acerca del Señor que nos sorprende: "Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado". ¡Cuánta paciencia Señor!

¿Por qué el pecado, y el desaliento o desánimo es más grave en los que cuidan a otros? Porque la confianza en usted, es el mejor utensilio en la comunicación, ¡NO LA DESTRUYA Hacer discípulos es más que hablarles, o ganarlos para Cristo o enseñarles la doctrina cristiana: ES HACER UNA DUPLICACION DE UNO MISMO (1ª Corintios 11:1). ¡Tengamos paciencia con otros, como Dios la tiene con nosotros!

 


 

Pág 2 - 1-8-1999 - Lección 33 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 1036 - Rosario, Santa Fe.

 

LECCION Nº 33 TEMA: LA IGLESIA CELULAR ( 17º Parte)

 

Pasaje Bíblico: Exodo 20:1-17.

Pasaje de Memoria: "Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento". Marcos 12:30.

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (Exodo 20:1-17); LUNES (Marcos 12:28-34 ); MARTES (Hechos 4:1-22 ); MIERCOLES ( Mateo 12:46-50); JUEVES (Deuteronomio 6:1-25); VIERNES (Deuteronomio 4:1-14); SABADO (Mateo 6:1-34). Leamos y reflexionemos durante la semana, y vinculemos estas lecturas con la lección de hoy.

 

Las prioridades en la iglesia celular

Para la lección de hoy, tomaremos algunas ideas del pastor Libert. El delicado tema de las prioridades en la vida cristiana, siempre da origen a interesantes debates doctrinales. Todos estamos de acuerdo que debemos manejarnos en la vida con prioridades, pero las diferencias aparecen cuando intentamos definir que es cada una de esas prioridades. Por ejemplo, ponemos las cosas en este orden: 1º) El Señor. 2º) El hogar. 3º) La iglesia. Pero estos aspectos no están en compartimientos separados o "estancos". La iglesia es el cuerpo del Señor. El hogar es parte de la iglesia. El servicio expresa la vida de la iglesia.

No existe separación hogar-iglesia, ni iglesia-Señor, ni servicio-iglesia. Eso es una división artificial, sin fundamento bíblico, porque todos son elementos de una misma unidad. Aislar arbitrariamente cada elemento es un maligno error práctico y un peligroso error doctrinal, dado que la nueva criatura en Cristo no es un individuo aislado, sino un miembro del cuerpo del Señor. Por eso en la Biblia no se plantea una división formal, o específica. La comunidad cristiana es el Señor, es el hogar, es la iglesia, es el servicio, como se ve en el libro de los Hechos de los Apóstoles.

Los errores tanto en la apreciación como en la aplicación de las prioridades, tarde o temprano conducen a lagunas en el auténtico servicio cristiano. Generalmente, una de las principales equivocaciones consiste establecer subjetivamente (según el criterio personal), la diferencia entre "Señor", "iglesia", "servicio" y "actividades", con definiciones arbitrarias, peregrinas y anecdóticas. Como consecuencia, la familia y sus integrantes quedan aislados de la verdadera vida del Cuerpo. Aunque pertenecen a la iglesia, son extraños a sus manifestaciones vitales. Pertenecen más a la epidermis de la iglesia que a las manifestaciones vitales, aunque ingenuamente crean lo contrario. Flotan en una indefinida dualidad: presencia-ausencia, con un evidente conflicto entre la teoría y la práctica. Hacen usufructo de los "mecanismos", pero se desentienden de ellos. Y esto es una deformación del pensamiento bíblico, que también establece las prioridades en función de cada ministerio (ver por ej. Mateo 12:46-50, Marcos 3:31-35, Lucas 8:19-21). ¿Cómo estoy funcionando yo respecto a las prioridades? ¿Qué modelo les presento a mi familia, en especial a mis hijos? ¿Hago una separación férrea entre Dios-familia-trabajo-iglesia, o son todos elementos de la misma unidad? Dialogar y dar opiniones entre todos.

Hay etapas en la vida, en que tenemos mayor peligro o predisposición en hacer férreas divisiones entre las prioridades, y es en la etapa de recién casados, o cuando tenemos niños pequeños. ¡Ojo, guardemos un sano equilibrio! Ni un extremo, ni otro. Hay oportunidades en que cualquier acontecimiento familiar es pretexto para dejar de congregarnos (cumpleaños de papá, de mamá, de la abuelita, etc). El día del Señor no se puede reemplazar por nada ni nadie. Otras veces la excusas de un trabajo absorbente dentro de casa (amas de casa), o fuera de ella, (especialmente los esposos ), son los pretextos que usamos para decirle a nuestro Dios, que no podemos tener un tiempo especial para El. Lo triste del caso, es que el tiempo pasa, o en realidad la vida se nos va, y vivimos "desconectados" de Dios, y en otras situaciones, cubrimos ese "bache" con tareas del servicio cristiano. Hermanos, ¡primero lo primero! (Marcos 12:30).

Nunca debemos analizar nuestras prioridades separadas del indispensable marco doctrinal. ¿Acaso el Señor no es el esposo de la iglesia? ¿Acaso la iglesia no es el cuerpo de Cristo? (el universal y el local). ¿Acaso nuestra familia no es también la "familia de Dios"? Ver Efesios 2:19, Gálatas 6:10, Mateo 12:46-50. La misión sanadora de la iglesia, se cumple precisamente a través de las actividades que, erróneamente se ponen entre las últimas prioridades.

Una errónea interpretación de la fórmula Señor-Hogar-Trabajo-Iglesia, en cuanto a las prioridades, puede crear en una familia el hábito de la irregularidad y producir frecuentes confusiones e interrupciones en la relación hogar-iglesia, con delicadas consecuencias en la formación de los hijos. En un sector de la política, hay una conocida fórmula de prioridades: Dios-Patria-Hogar, que a veces llega a ser francamente dogmática. Por eso, nos preguntamos, a la luz de la Palabra de Dios, si la fórmula Señor-Hogar-Iglesia no puede transformarse en un dogma que, en cristianos débiles e inmaduros, produzcan como resultado una condescendencia consigo mismos, que los lleve eventualmente a descuidar y aún a abandonar sus responsabilidades cristianas. Así, por ejemplo, los propios padres alejan a sus hijos de la comunión con otros cristianos, los apartan de la comunidad sanadora que es la iglesia, para llevarlos al club o a la quinta, habituándolos a descuidar el debido culto a Dios en la congregación , que ni aún en vacaciones se debe interrumpir (ver Hebreos 10:25). En el niño, pues, surge así la vaga noción de que "no es tan importante" participar de la vida del cuerpo, estar presente en el culto congregacional y vivir en comunión con los demás. Ese es uno de los posibles frutos de la irregularidad, que luego hará del niño, un adolescente inestable en su relación con la iglesia. ¿Qué aplicaciones prácticas podemos extraer de Proverbios 22:6? Leer Mateo 19:13-15 y compartir opiniones entre todos. Notar el ejemplo de José, el padre postizo de Jesús, el cual no aisló a su hijo de las importantes celebraciones espirituales y religiosas de su pueblo. José no dejó la paternidad librada al azar. Nosotros tampoco debemos hacerlo. (Lucas 2:41-42, en este pasaje Jesús era un adolescente de doce años).

Todo intento de transformar la fórmula que dice: Señor-Hogar-Trabajo-Iglesia en un dogmático orden de prioridades faltará al plan de Dios. En tales casos, muchos, con el pretexto de velar por el hogar, pretenden justificar su negligencia y su pereza....o su amor por la vida cómoda. Sacar conclusiones. Continuaremos el domingo que viene.

Pasaje de memoria para el próximo domingo: Deuteronomio 5:7.

 

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