Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 36 - Domingo 22 de Agosto de 1999.

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 542, 2000 Rosario

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El concepto-huerto del matrimonio

 

El conocido autor Walter Trobish, en su libro "Yo me casé contigo" recoge "otro concepto" sobre el matrimonio basado en un escrito de David y Vera Mace, asesores americanos de matrimonio que dirigieron un seminario sobre el tema, en el año 1958 en Tailandia.

Este concepto-huerto del matrimonio, fue importado de China y se basa en una biología errónea. Concibe al hombre como el sembrador de la semilla y a la mujer como la tierra, como el huerto. El hombre siembra su semilla en la mujer. El cuerpo de la mujer nutre la semilla, lo mismo que el suelo nutre el grano de arroz. Así como la planta crece del grano, así el niño crece de la semilla del hombre. El niño es el hijo del hombre, su espíritu que fluye, su vida que se prolonga.

Este concepto está fundado naturalmente en una biología errónea. Las consecuencias de esta forma de concebir el matrimonio como un huerto son tremendas. Veamos algunas de ellas:

 

Primero: los hombres son más importantes que las mujeres. La mujer nunca puede ser tan importante como el hombre, lo mismo que el suelo no puede ser tan importante como la semilla. Por su misma naturaleza, la mujer es secundaria, auxiliar. Esto explica mejor que ninguna otra cosa la discriminación entre el hombre y la mujer, no sólo en Asia, sino también en América, Africa y en Europa.

 

Segundo: los hijos son más importantes que las hijas. La línea de la familia se continúa a través de los hijos. Una familia que no tiene hijos varones y cuya línea muere es como un árbol cortado de raíz. Sus antepasados se avergüenzan y no tienen paz.

 

Tercero: la relación entre el marido y la mujer es la misma que hay entre el poseedor y su posesión, así como el sembrador de la semilla posee el suelo en el que siembra. El deber principal de la mujer es obedecer. Es también privilegio del hombre el escoger. El escoge el huerto que va a comprar. El huerto no tiene nada que decir. El nivel de elección es la fertilidad potencial del huerto.

 

Cuarto: un matrimonio sin hijos es inútil y sin sentido, como un campo baldío. Si la mujer fracasa en dar hijos, fracasa en su destino, ya que según esta opinión, el único sentido del matrimonio son los hijos.

 

Quinto: explica la práctica del divorcio y de la poligamia. Si el huerto de un hombre no da fruto, o devuelve el huerto a su antiguo poseedor y pide al padre de la muchacha que le devuelva el precio que pagó por ella, o retiene el huerto y adquiere uno o dos más que le produzca fruto. La poligamia sólo es comprensible en el concepto-huerto. Es más, el hombre puede tener varios huertos, pero un huerto sólo puede tener un poseedor. La mujer siempre se halla en desventaja.

 

Sexto: en ciertos lugares del mundo se paga por la novia. Esta costumbre está estrechamente relacionada con el concepto-huerto. En realidad no es el precio del huerto, sino de los frutos que el huerto va a producir. No es el precio de la novia, sino de los hijos que ella tiene que dar. Esta es la razón por la que algunas veces no se paga del todo hasta que no haya dado a luz el primer hijo, y sólo si el nacido es varón. Una viuda pierde los hijos, si se casa fuera del clan de su marido difunto, que pagó por estos hijos. Ellos en realidad no pertenecen a la madre viuda. A propósito, esa viuda es la criatura más digna de lástima según el concepto-huerto. Es una posesión que ha perdido su poseedor.

Séptimo: el concepto-huerto explica también por qué la mujer es más censurada que el hombre por el adulterio. Ambos son culpables, pero por motivos diferentes. Si el hombre comete adulterio, siembra su semilla en un huerto que no le pertenece. Perjudica al poseedor del otro huerto y ha de compensarle, pagándole una multa. Pero no se considera que hace mal a su propia esposa ni que viola su propio matrimonio. Por el contrario, si una esposa comete adulterio, hace lo peor que puede hacer a su esposo. Ella permite que se siembre simiente extraña en el huerto de su esposo. Pone en peligro la integridad de la línea familiar del mismo. Viola su propio matrimonio. Su culpa es mucho mayor.

Finalmente: según el concepto-huerto, no existe lugar alguno para la persona que no está casada. Una muchacha no casada es un huerto que podría producir fruto, pero que no tiene sembrador. Y esto no tiene sentido. Pero lo más tonto que se pueda pensar es un solterón. Es un sembrador de semilla que no compra un huerto en el que sembrar su semilla. ¡Incomprensible!

El concepto bíblico de matrimonio contradice el concepto-huerto en cada punto de los expuestos.

En primer lugar la Biblia prescinde del concepto erróneo de reproducción.

El niño no nace de la semilla del hombre, sino que, de acuerdo con la Biblia y según lo ha demostrado la ciencia moderna, el marido y la esposa contribuyen por igual a la creación de una nueva vida.

El niño no es sólo hijo del hombre, sino que pertenece al marido y a la esposa. Lo mismo que ambos tienen que dejar a sus padres y ambos tienen que hacerse una sola carne, así también el niño pertenece a los dos, al esposo y a la mujer.

El concepto-huerto discrimina la mujer. La Biblia, concibe a la mujer no como ser inferior, sino como compañera igual a su marido, no como un objeto, sino como persona con sus propios derechos. La Biblia orienta a la monogamia, no a los múltiples casamientos, donde la mujer no es una propiedad que se puede aumentar en número, a discreción. El hombre moderno, muchas veces practica la poligamia simultánea (más de una mujer al mismo tiempo) y la sucesiva (más de una mujer en distintos momentos).¿Nuestra esposa es huerto o compañera para toda la vida?...................

 


 

 

Pág 2 - 22-8-1999 - Lección 36 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 542 - Rosario, Santa Fe.

 

LECCION Nº 36 TEMA: ETICA CRISTIANA DE LA PAREJA (2º Parte)

 

Pasaje Bíblico: Efesios 5:21-33.

Pasaje de Memoria: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?" 2 Corintios 6:14.

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (Efesios 5:21-33); LUNES ( Mateo 19:1-12); MARTES (Marcos 10:1-12 ); MIERCOLES (Proverbios 5:1-23); JUEVES (Proverbios 6:20-35); VIERNES (Proverbios 7:1-27); SABADO (Eclesiastés 4: 7-16). Leamos y reflexionemos durante la semana, y vinculemos estas lecturas con la lección de hoy.

 

Lectura Inicial: Un matrimonio es mucho más que una sociedad.

 

Al leer el conocido pasaje de 2 Corintios 6:14-16, encontramos la expresión que dice "no os unáis en yugo desigual con los incrédulos". Se refiere como lo demuestra el contexto, a cualquier tipo de sociedad en la que el cristiano comprometa su vida espiritual. Ver el versículo 15-b: "¿qué parte el creyente con el incrédulo?". Por eso se aplica también y muy principalmente al matrimonio, que es la sociedad de mayor importancia - ¡Y mucho más que una sociedad! - y que, por ello, es de hecho el contrato que mayores compromisos engendra.

Hay sociedades que pueden no comprometer la vida espiritual. Pero es obvio que el matrimonio siempre lo hace. A diferencia de otras sociedades humanas, el matrimonio es una institución específicamente creada por Dios. Por ello se rige por principios más estrictos, como aquél que dice: "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" (Marcos 10:9). Por eso, como ya hemos dicho, las violaciones de estas normas pueden destruirnos poco a poco, o llevarnos repentinamente al caos total. ¡Cuidado con las conclusiones equivocadas!....... S. O. Libert.

 

La Formación de la pareja cristiana.

a. El domingo pasado nuestro estudio fue sobre la elección de la pareja. Hoy continuaremos con ese tema, siguiendo los estudios preparados por el pastor Libert. Hoy vamos agregar algunas bases bíblicas para la formación de la pareja cristiana, con los conceptos doctrinales más necesarios. En cierto modo, esta lección también completará los materiales referentes a la elección de la pareja, quedando así ambas lecciones fuertemente vinculadas entre sí. Por eso recomendamos repasar previamente la lección anterior.

b. En Génesis 2:22 leemos que Dios "hizo una mujer, y la trajo al hombre". No es el hombre que toma una esposa, sino Dios que le trae una esposa, para que él la reciba de su mano. Tampoco es la mujer la que por cuenta propia elige a su marido, sino que ella es llevada por Dios. Podría decirse que en el Edén había tan sólo una pareja y no quedaba otra alternativa. Pero, ¿cómo podía saber Eva que debía convivir con Adán, si Dios no le hubiera dado su función femenina ni la hubiera guiado hacia el hombre?....¿y cómo podía saber Adán que debía formar pareja con Eva, si Dios no hubiera creado a su esposa ni se la hubiera llevado a él?...Más allá del hecho histórico, aquí también se enseña un principio. En el matrimonio, el que toma la iniciativa es Dios. En todo matrimonio verdadero, Dios conduce a la mujer hacia el hombre que El ha preparado para ella, y también Dios pone por delante del hombre a la mujer que El ha designado para ese propósito. En toda la Biblia descubrimos que, en relación con su pueblo (en el Antiguo o en el Nuevo Testamento), Dios jamás deja librada la elección de la pareja al errante impulso o el precipitado capricho de sus hijos.

c. El pasaje de Efesios 5:22-33 contiene elementos doctrinales y teológicos que hoy vamos a considerar, al menos en parte. En líneas generales es fácil observar que el matrimonio, como dijo San Agustín, es símbolo del Cristo entero: la cabeza y su cuerpo. El hombre representa a Cristo y la mujer a la iglesia. Juntos forman una sola carne (v.31), un solo ser, donde el hombre es la cabeza (v. 23) y la mujer el cuerpo (v. 28, comparar vs 29-30).

d. El v. 25 enseña que, del mismo modo que la unión de Cristo y su Iglesia comienza solamente después de la cruz (donde se entregó a sí mismo por ella), el verdadero matrimonio sólo se constituye cuando el hombre renuncia a sí mismo en favor de su mujer. Adquiere a su esposa al precio de su propia entrega, renunciando también a su padre y a su madre (v. 31, comparar Génesis 2:24). Si no existe tal entrega, tal renunciamiento, el matrimonio es incompleto e infeliz, perdiendo su más profundo significado. Génesis 2:24 dice: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne". Es el acta fundacional del matrimonio, y tiene tres elementos claves: 1) Dejar. 2) Unirse. 3) Hacerse una sola carne.

dejar: es el comienzo de una nueva vida, independientes de sus familias. Hay que evitar la "interferencia" de los parientes que pueden sabotear la felicidad y el futuro de la pareja. El problema de la "suegra", es tan viejo como la primera

suegra: Eva. Ambos integrantes de la pareja tienen que dejar.

unirse: tiene que ver con lo público y lo legal de un matrimonio. Es "adherirse a, pegarse a,". Uno no puede unirse si no ha dejado. Es como unir con cola dos pedazos de papel, es indisoluble su unión, despegarlos es romperlos. Dice "se unirá a su mujer", no habla en plural, descalificando así a la poligamia.

hacerse una sola carne: se refiere a la intimidad física, compartiendo todo lo que tienen, su pensar, su sentir, el gozo y el sufrimiento, vaciándose del egoísmo, pensando en el bien del otro. Son dos que se hacen uno (cuerpo-alma-espíritu).

e. El v. 23b, enfatiza que "Cristo es cabeza de la Iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador". Notemos que estas expresiones se utilizan para describir paralelamente las relaciones entre el esposo y la esposa. Entonces, ¿en qué sentido el marido es "salvador" de la mujer? ....Cuando se trata de un auténtico matrimonio cristiano, el esposo cumple una misión que podríamos llamar "sacerdotal", salvando o protegiendo a su esposa del poder de los ángeles caídos o demonios (comparar 1 Cor 11:8-12, en especial el v. 10) y la lleva a cumplir, sin interferencias satánicas, su verdadero papel en el orden creado. Si el matrimonio es realmente un legítimo símbolo de Cristo y su Iglesia, el diablo no tendrá lugar (comparar Efesios 4:27). Y ello también depende de la madurez del marido, que solo llega a ser hombre, en ese aspecto, cuando se produce el renunciamiento previsto en Efesios 5:31. El v. 33 donde dice que "la mujer respete a su marido", prohibe la "actitud masculina" de la mujer, que se niegue a aceptar a su esposo como cabeza o pretenda llevar una vida independiente.

Pasaje de memoria para el próximo domingo: 1 Corintios 11:11-12.

 

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