Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 40 - Domingo 19 de Setiembre de 1999.

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 542, 2000 Rosario.

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Hospital de matrimonios ( 3º parte)

 

Siguiendo las ideas de Walter Trobish en su libro "Yo me casé contigo", estamos viendo como en el matrimonio, las fuerzas recíprocas interactúan potenciándose unas a otras. Las tres más gravitantes son: los aspectos físicos (una sola carne), los personales (amor) y los legales (matrimonio). Están graficadas a través de los ángulos del triángulo que vemos en la parte superior de esta hoja.

Estamos viendo cuando los distintos ángulos de este triángulo funcionan inadecuadamente. No sólo se afecta a sí mismo, sino que altera a los otros dos. Por eso hablamos acerca del hospital de matrimonios. Cuando falla el ángulo izquierdo o del amor, estamos frente a la enfermedad llamada el matrimonio vacío. Cuando lo que falla es el ángulo superior o del matrimonio, estamos frente a la enfermedad llamada el matrimonio robado. Cuando lo que falla es el ángulo de la derecha o de una sola carne, estamos frente a la enfermedad llamada el matrimonio incumplido. En este último caso habíamos dejado el domingo pasado, cuando interrumpimos dejando una pregunta sin contestar: ¿De dónde se deriva esta enfermedad llamada el matrimonio incumplido? En muchos casos el matrimonio incumplido es fruto directo o indirecto del matrimonio robado.

El matrimonio robado produce con mucha frecuencia un matrimonio incumplido.

Es el modo tan superficial de hacer el acto sexual entre sujetos que son más o menos indiferentes el uno para el otro, bajo la presión del tiempo y clandestinamente, implicando tan sólo el cuerpo y no el corazón ni toda la persona.

Cuando la unión física se convierte en tortura, porque termina con la decepción de uno o ambos protagonistas, siempre el uno o el otro reprochará a su compañero la falta de amor. Nace la monotonía. La relación personal, se convierte en mecanismo impersonal. Se enfría el amor. Y tan pronto como ocurre esto es muy grande la tentación de satisfacer el deseo sexual fuera del matrimonio con otra parte más considerada y de mejor respuesta. Esto constituye una amenaza para el aspecto legal del matrimonio. El adulterio y luego el divorcio son sus consecuencias. También esta enfermedad puede conducir a la muerte del matrimonio si no se cura a tiempo.

Para aquellos que se están preparando para el matrimonio, la cuestión práctica es ésta:

¿Por qué ángulo entraré en el triángulo del matrimonio?

 

Hay tres respuestas posibles a esta interesante pregunta: la tradicional, la moderna y la bíblica. Veamos una por una.

La respuesta tradicional propone entrar en el triángulo por el ángulo de arriba. Podríamos llamarla la puerta de la boda. Hasta tiempos recientes ésta fue la entrada normal, no sólo en Africa y Asia, sino en algunos lugares de occidente. Se concierta la boda por los padres y no por la pareja. A veces la pareja se ve por primera vez el día de la boda o como máximo un poco antes. El propósito de esta entrada es muy claro: la procreación, el hijo. Después de todo, ¿por qué otra razón debería uno entrar en el triángulo, si no fuera por la posteridad? La entrada de la boda pertenece al concepto-huerto del matrimonio (ver Lección Nº 36). Se entra por el ángulo de la boda y se va directamente al ángulo del sexo, porque se considera el fin de la unión sexual en el sentido estrecho de producir hijos.

Se olvida o se desprecia el ángulo del amor. Y esto podría desembocar en un conflicto entre la pareja y la familia. ¿Qué ocurriría si la joven pareja hiciera una elección distinta de la propuesta por la familia? Es un gran riesgo, convenir una boda sin el consentimiento de los novios.

La respuesta moderna propone entrar en el matrimonio por la puerta del sexo. Muchos empiezan a construir su matrimonio con la experiencia sexual, porque creen que el amor surgirá de ella (¡equivocado!). Creen, como si fuera la cosa mas natural del mundo, que este amor se convertirá en fidelidad y que la fidelidad, casi automáticamente, los conducirá a la boda. Dentro de la misma forma de pensar, otros creen que la entrega sexual obligará al otro a casarse, y que luego, con el certificado matrimonial en mano, el amor vendrá de alguna manera. Ambos criterios son ilusorios.

¿Por qué trata un muchacho de acostarse con una chica a la que apenas conoce y por la que en realidad no se preocupa? Generalmente hay tres motivos: a) Teme que si no tiene relaciones sexuales caerá enfermo o neurótico. b) Piensa que debe aprender experimentando. c) Quiere presumir con su conquista. Ninguno de los tres motivos nace del amor ni del interés del uno por el otro. Un joven que piensa así, no tiene en cuenta más que a sí mismo. No se prepara para el matrimonio.

El próximo domingo continuaremos con nuestro hospital de matrimonios, averiguando acerca de las tres puertas de acceso al ansiado matrimonio.

 


 

 

Pág 2 - 19-9-1999 - Lección 40 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 542 - Rosario, Santa Fe.

LECCION Nº 40 TEMA: ETICA CRISTIANA DE LA PAREJA (6º Parte)

 

Pasaje Bíblico: Mateo 19:1-9, 1 Corintios 7:10-17 y Romanos 7:1-4.

Pasaje de Memoria: "Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte". Proverbios 14:12.

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (Mateo 19:1-9,1 Corintios 7:10-17 y Romanos 7:1-4); LUNES (Jeremías 3:1-15 ); MARTES (Jeremías 3:16-4:4 ); MIERCOLES (Esdras 10:1-15); JUEVES (Esdras 10: 16-44); VIERNES (Malaquías 2:1-9); SABADO (Malaquías 2:10-17). Leamos y reflexionemos durante la semana, y vinculemos estas lecturas con la lección de hoy.

 

El Divorcio

Nuestro acercamiento a las soluciones de Dios. (adaptado de Los Temas).

 

Es necesario estudiar la Biblia con honestidad, sin preconceptos. Muchos cristianos sólo estudian los versículos que sostienen sus posiciones y cambian el sentido básico para transmitir lo que ellos quieren. Tenemos que buscar el significado de las palabras y expresiones en la época en que se escribió el texto. Por otro lado debemos entender con claridad que en las Escrituras se encuentran lo ideal, lo perfecto, lo que realmente agrada a Dios y es su plan eterno. Dios nunca puede decir que algo es bueno si no es perfecto; nunca puede recomendar algo que esté fuera de su perfecta voluntad. Jesús les enseñó a sus discípulos que debían ser perfectos, así como Dios es perfecto. No podía decirles que era aceptable que fueran "un poco" imperfectos. Dios denuncia el pecado y exige que sea considerado un "mal", que no sea blanqueado. Lo que sí ocurre es que Dios, teniendo en cuenta esa realidad pecaminosa, provee soluciones. Y sus soluciones tienen el propósito de resolver el pecado, enfrentar la realidad. No es que sean en sí mismas lo ideal (y nunca lo van a ser), sino que son remiendos para el problema del pecado.

Muchas veces, estas mismas soluciones parecerían quebrantar la voluntad perfecta de Dios, pero son soluciones que El mismo proveyó para el pecado. Por ejemplo, según la ley, cuando alguien mataba a otro deliberadamente, había que matar al asesino. Nunca fue lo ideal, la voluntad perfecta de Dios, pero debido a la realidad del pecado, fue necesario ordenar esa solución. Hay cientos de casos en los que vemos a Dios proveyendo, y aún bendiciendo, una solución para el pecado. El pueblo de Dios deseó tener un rey ( 1 Sam 8). No era la voluntad perfecta de Dios, pero les dio un rey que El mismo escogió. Jesús vino por medio del linaje de David, y a través de Betsabé, una relación que había comenzado incorrectamente, pero que Dios bendijo cuando hubo arrepentimiento. Jesús también desciende de Judá a través de Tamar (Fares, Gén 38).En la misma forma, nuestra redención tiene su base en algo que nunca fue lo ideal, ni lo perfecto: Que Jesús, el Hijo de Dios, muriera por nuestra culpa. Pero Dios, en su amor, buscó una solución para nuestro problema. Todo lo enumerado anteriormente son "soluciones".

Necesitamos estudiar las Escrituras a la luz de estos tres conceptos: 1) Lo ideal y perfecto, 2) La realidad pecaminosa y 3) Las soluciones de Dios. Nunca debemos aceptar como perfecto lo que no responda al ideal de Dios. Tenemos que enseñar en forma clara lo que Dios requiere del hombre. Aunque Dios odia el pecado, ha provisto soluciones para remediarlo. Debemos odiar el pecado, pero también ayudar al hombre en sus realidades, en vez de condenar. No soy fiel a El, si no presento su condenación al mal, acompañada de sus soluciones para ese mal. Muchos se han quedado en las condenaciones, actuando igual que los fariseos contra la mujer de Juan 8, sin proveer la gracia y misericordia de Jesús, que es parte de su misma naturaleza. En las grandes soluciones provistas por Dios hay una verdad que sobresale y es que su gracia y misericordia prevalecen sobre la ley. No es que anulen la ley, sino que la superan. La gloria de la redención en Cristo es que somos perdonados en forma plena, completa y para siempre. Ese perdón implica dos elementos fundamentales: que no tenemos más culpa y que la pena (el castigo) ha sido quitada completa y eternamente en Cristo. ¡Que notable! ¡Predicamos esta verdad en todas las áreas, excepto el divorcio! Nunca encontramos que fracasar en el matrimonio sea el pecado imperdonable. Pero si Dios no da razones para que el cristiano divorciado sienta culpa, lo más probable es que la iglesia si se las de. En la mayoría de los casos, cuando Dios no exige una pena (castigo), la iglesia la impone. Alguien pudo haber sido asesino, ladrón, drogadicto, violador, mientras más grandes hayan sido sus pecados, más lo mencionaremos como testimonio del perdón y la gracia de Dios. Pero si fracasó en su matrimonio es diferente: lo rechazamos. ¿Cuál es nuestra base para hacer tal distinción de pecados? Y peor todavía, aún la propia víctima del divorcio será tratada como culpable del pecado imperdonable. Necesitamos volver a considerar las implicancias de la obra perfecta y completa del Señor en el área del divorcio y predicarlas.

Dialogar entre todos sobre los tres conceptos: 1) Lo ideal y lo perfecto. 2) La realidad pecaminosa y 3) Las soluciones de Dios. Importante: el tema es álgido y no lleguemos a conclusiones precipitadas hasta que podamos analizar cuidadosamente todos los pasajes bíblicos que arrojen suficiente luz sobre el asunto.

Estamos siguiendo para hoy las ideas de Randall Wittig sobre el tema. En esencia, las Escrituras enseñan que el matrimonio es mucho más que tener relaciones sexuales con alguien: Es un pacto con Dios y con la otra persona (Mal 2:14; Pr 2:17); es una institución fundamental y esencial en la sociedad y debe conformarse al modelo de Cristo y su iglesia. Es un pacto de responsabilidad, y el romperlo es símbolo de tragedia.

* El divorcio nunca es deseable. En ocasiones puede ser necesario, a causa del pecado; pero en muchas ocasiones es un pecado en si mismo (Jer 3, Esd 10, Mal 2, Mt 19:8).

* Entre cristianos nunca es "inevitable". Por la gracia de Dios, las personas pueden cambiar y resolver los problemas que enfrentan - no importan cuales hayan sido sus pasados y personalidades - si ambos están dispuestos a buscar al Señor y la ayuda necesaria.

* Entre cristianos está permitido, siempre bajo ciertas condiciones y procedimientos (ver lección 39). Sin embargo Dios nunca lo ordena, ni exige (1 Cor 7:10-16, Mt 19:1-12).

Nuestra comprensión de la verdad sobre el matrimonio y el divorcio es vital, porque afecta la forma en que ministramos - o dejamos de hacerlo - a otros. El simplista contesta estas preguntas con facilidad, recurriendo a sus propios preconceptos, pero si queremos atender bien la realidad del ministerio, deberemos estudiar la Biblia con sumo cuidado para entender cual es el consejo de Dios. Seguimos el domingo que viene.

Pasaje de memoria para el domingo próximo: Mateo 19:8.

 

 

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