Iglesia Evangélica Bautista del Centro
¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 42 - Domingo 3 de Octubre de 1999.
Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 542, 2000 Rosario
Teléfono 4380824 - Registro de Cultos Nº 672, Secretaría de Culto de la Presidencia de la Nación Argentina
Internet: www.rdigital.com.ar/ieb - E-mail: iebcentro@oocities.com
Hospital de matrimonios ( 5º parte)
Estamos siguiendo las ideas de Walter Trobish en su libro "Yo me casé contigo". Habíamos graficado al matrimonio como un triángulo equilátero, con lados y ángulos iguales. Los tres ángulos representaban tres grandes fuerzas que se influían y potenciaban armónicamente. Si una de ellas funcionaba mal, afectaba inexorablemente a las otras dos. Estos tres ángulos son: a) el amor. b) el matrimonio y c) una sola carne. En nuestro último encuentro respondimos que para entrar en el triángulo del matrimonio, la mejor puerta es la puerta del amor. El amor tiene que preceder al matrimonio y al sexo. No es el matrimonio el que lleva al amor, sino que es el amor el que lleva al matrimonio. No es el sexo el que crea el amor, sino que es el amor el que busca, entre otras cosas, también la expresión física.
La entrada por el ángulo del amor es la más prometedora en lo que se refiere al desarrollo y al despliegue del dinamismo del triángulo. Por eso corresponde a la voluntad de Dios.
Hay otra razón por la que Dios quiere que entremos por la puerta del amor. El acto público y legal de la boda, lo mismo que el acto del sexo, crean hechos irrevocables que no crea el amor.
Puede ocurrir que un chico y una chica comprometidos, comprendan un día que tomaron una decisión demasiado rápida, que no estaba todavía madura y que su compromiso fue una equivocación. Tienen entonces la posibilidad de romper el compromiso sin causar una herida incurable en el compañero. Apoyándose en su amor mutuo, pueden llegar a un acuerdo de separarse.
Mientras no están implicados los otros dos ángulos, el ángulo del amor es como una puerta giratoria, una puerta por la que se puede entrar, pero por la que, en caso de necesidad, se puede también salir.
Pero el acto de la boda ya no es como una puerta giratoria. Es como una puerta que se cierra, sin picaporte por dentro. Por supuesto, se puede abrir forzándola. Pero eso es mucho más difícil y que tiene más consecuencias que el compromiso roto, por muy lamentable que éste pueda ser.
Lo mismo se puede decir del acto sexual. Crea también un hecho irrevocable. De acuerdo con el pensamiento bíblico, un hombre y una mujer que han realizado el acto sexual, en adelante ya nunca son los mismos. Ya no pueden actuar el uno con el otro como si no hubieran tenido esa experiencia. Los que la han llevado a cabo constituyen ya una pareja, en la que uno está obligado para con el otro. Aquel acto crea un vínculo de una sola carne con todas sus consecuencias. Y esto lo afirma la Biblia sin tener en cuenta si la pareja es formal o no, si piensan casarse o no; el apóstol Pablo dice que esto es verdad hasta en el caso de prostitución. En 1 Corintios 6:16, leemos: "¿No sabéis que quien se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne". Después del acto sexual, son una pareja incluso a pesar de ellos mismos. Roberto Grimm dice: "La carne queda marcada con un sello indeleble. Yo no puedo divorciarme de mi propio cuerpo".
Repetimos: podemos tener éxito si entramos por una de las otras dos puertas, pero es muy arriesgado. Si querés volver atrás, dañarás a tu compañero y a vos mismo.
Esto nos lleva a una cuestión muy práctica. Conozco muchas parejas jóvenes que dicen: "Quisiéramos entrar por la puerta del amor. Pero ¿cómo podemos nosotros saber que nuestro amor es lo suficientemente profundo para llevarnos a una unión de toda la vida, a una fidelidad completa? ¿Cómo podremos nosotros estar seguros de que nuestro amor es lo suficientemente maduro como para asumir en la boda la promesa y el compromiso de estar juntos toda nuestra vida hasta que la muerte nos separe? Si el sexo no es el test del amor, ¿cuál es, entonces?"
Veamos una respuesta con los seis tests del amor.
Primero: El test del compartir. El amor real quiere compartir, dar, prolongarse. Piensa en el otro, no en sí mismo. Cuando lees algo, ¿se te ocurre que lo podrías discutir o comentar con tu compañero? Cuando haces algún plan ¿piensas en lo que te gustaría hacer o en lo que el otro disfrutaría?
Esta es pues la pregunta del primer test: ¿Somos capaces de compartir juntos? ¿Busco mi propia felicidad, o me esfuerzo por hacer feliz al otro?
Segundo: El test de la fortaleza. ¿Nos infunde nuestro amor nueva fortaleza y nos llena de energía creadora, o nos priva de nuestra fuerza y de nuestra energía?
Tercero: El test del respeto. No hay amor real sin respeto, sin ser capaces de valorar al otro. Una muchacha puede admirar a un chico cuando le ve jugar al fútbol y hacer goles. Pero si se hace la pregunta: "¿quiero que sea el padre de mis hijos?", muchas veces la respuesta será negativa. Un muchacho puede admirar a una chica cuando la ve elegantemente vestida. Pero si se hace la pregunta: "¿quiero yo que esta muchacha sea la madre de mis hijos?", puede ser que ella le parezca muy distinta. ¿Sentimos en realidad verdadero respeto el uno por el otro? ¿Estoy orgulloso de mi compañera?
Cuarto: El test de la costumbre. Cierta vez una chica fue a conversar con sus pastor, y le dijo: "quiero mucho a mi novio, pero no puedo soportar su manera de comer una manzana". El amor acepta al otro con sus costumbres. No nos casemos con la expectativa de que ciertas cosas van a cambiar más tarde. Lo más probable es que no cambien. Hay que aceptar al otro como es ahora, incluyendo sus costumbres y defectos. ¿Nos amamos o también nos gustamos?
El próximo domingo continuaremos con el hospital, sus pacientes y el test del amor.
Pág 2 - 3-10-1999 - Lección 42 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 542 - Rosario, Santa Fe.
LECCION Nº 42 TEMA: ETICA CRISTIANA DE LA PAREJA (8º Parte)
Pasaje Bíblico: 1 Corintios 13:1-13.
Pasaje de Memoria: "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, y maledicencia, y toda malicia Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo Jesús." Efesios 4:31-32.
Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (1 Corintios 13:1-13); LUNES (1 Pedro 3:1-7 ); MARTES (Colosenses 3:1-25); MIERCOLES (Efesios 4:17-32); JUEVES (Efesios 5:21-33); VIERNES (Tito 2:1-15); SABADO (1 Pedro 3:8-22). Leamos y reflexionemos durante la semana, y vinculemos estas lecturas con la lección de hoy.
LA ARMONIA EN LA VIDA MATRIMONIAL
Hasta hoy ya hemos desarrollado un importante ciclo sobre los fundamentos y la indisolubilidad del matrimonio cristiano. Pero, ¿cómo vivir en armonía? ¿cómo superar todos los conflictos que surgen en una pareja? ¿cómo superar las diferencias de opinión? ¿qué debe hacerse para evitar la ruptura del vínculo matrimonial?...... En la Biblia hay respuestas en abundancia. Nosotros nos limitaremos a considerar algunos principios generales que serán de suma utilidad y nos guiarán en la búsqueda de una mayor orientación en la Palabra de Dios.
Para preparar estas lecciones, hemos seguido un curso sobre el tema del pastor Samuel Libert y otros materiales complementarios. Pero la experiencia nos ha enseñado claramente que las respuestas válidas son las que el Espíritu Santo da a través de la Sagrada Escritura. Tal vez no sean las ideas que nosotros esperábamos, ni los consejos que imaginábamos. Pero, sin duda alguna, son las sabias expresiones del Señor que ejerce la autoridad suprema.
a. David Pawson, del centro Millmead, dice que en el proceso de maduración espiritual hay tres pasos que no deben omitirse: 1) Creer que Dios nos ha aceptado tal como somos. 2) Aceptarnos y reconocernos a nosotros mismos tal como somos; y 3) Aceptar a los demás tal como son. ¿Qué es lo más difícil? Para la mayoría los más difíciles son el segundo y el tercero. ¿Por qué?...
Consideremos, conversando en clase, nuestras actitudes personales. ¿Soy benevolente conmigo mismo y trato de negar mis defectos? ...¿Soy cruel conmigo mismo, negando los dones que he recibido y torturándome con excesivos sentimientos de culpa?....¿Soy honesto conmigo mismo, reconociendo mis fallas igual que mis puntos positivos?...¿Qué quiere decir, para mí, "aceptar a los demás tal como son"?... etcétera. Estudiemos lo motivos de nuestras respuestas y de nuestras actitudes.
Ver y comparar: Salmo 139:23-24, 1 Corintios 11:27-32, Mateo 7:1-5.
b. En el matrimonio cristiano muchos conflictos se deben a que los pasos segundo y tercero no se han cumplido, o no fueron comprendidos a la luz de la Biblia, o tan sólo se han comprendido en forma parcial. Cada cónyuge tiene que reconocer, especialmente, las características de su temperamento y sus propias flaquezas. Y, del mismo modo, cada cónyuge debe aceptar la manera de ser de su pareja, tanto en los defectos como en sus virtudes, sin exagerar sus propias reacciones. Como ejemplo, ver y comparar: Colosenses 3:12-15, Efesios 4:31-32, Gálatas 6:2, 1 Corintios 13:4-7. Este último pasaje se refiere al amor fraternal, ¿cuánto más tendría que aplicarse al amor conyugal?...En el amor matrimonial se deben dar todos los aspectos del amor fraternal y mucho más. ¿Qué opinamos en cuanto al amor conyugal , a la luz de lo dicho en este famoso capítulo 13 de 1 Corintios?...¿Corresponde esperar menos o hay que esperar más? ...
c. Uno de los principales errores en la vida matrimonial cristiana ( y un error muy común, desgraciadamente) es el intento humano de modificar el temperamento del cónyuge, tratando de quitarle sus defectos u otras características que resultan desagradables o molestas. El error consiste en que, para esa empresa se utilizan recursos propios del "hombre natural" o del "hombre carnal" (ambas expresiones se citan aquí en el sentido bíblico, y aluden tanto al varón como a la mujer). Con esa clase de esfuerzos, meramente humanos, se incurre - quizás inconscientemente - en la equivocación de intentar una tarea que le corresponde al Espíritu Santo. Es imposible sustituir al Espíritu Santo, ya que nadie puede actuar como Dios. Tener presente lo que Dios le dijo al príncipe de Tiro, que se creía un dios: "Tu, hombre eres, y no Dios.." Ezequiel 28:9.
Por eso los rezongos, las reprimendas, las quejas, las lágrimas, los gritos, las técnicas sicológicas, las maniobras y toda clase de intrigas puramente humanas culminan invariablemente en el fracaso.
Luego siguen separaciones, divorcios y demás problemas que ya hemos estudiado, incluyendo la falsa convivencia de un matrimonio bajo el mismo techo, aunque ambos estén tar los pasajes bíblicos que se ay tres verdades importantes las relaciones interpersonales (incluido el matrimonio):
esta a la que uno quiere lograr o que se propone.
2. Solamente puedo cambiarme a mi mismo, ya que tengo el Espíritu Santo viviendo en mi vida y por tal razón cuento con todos los recursos de Dios en forma permanente.
3. Cuando yo cambio, otros van a cambiar en respuesta a mi. Estamos dentro de un sistema interrelacionado, y cuando yo hago cambios en mi mismo, los demás lo harán, ajustándose a una nueva situación.
d. ¿Puede ocupar un cargo de liderazgo cristiano una persona que está en serio conflicto permanente con su cónyuge?...Por ejemplo, hay hombres que no saben gobernar bien su casa y ejercen una dictadura en su hogar, tratando a sus esposas como a esclavas , etc. ¡O viceversa! ...Ver 1 Timoteo 3:5
Pasaje de memoria para el domingo próximo: Colosenses 3:12-14.
Escuela Dominical - Página principal