Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 44 - Domingo 17 de Octubre de 1999.

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 542, 2000 Rosario.

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Hospital de matrimonios ( 7º parte)

 

En nuestro encuentro anterior, decíamos que el certificado de nacimiento no hace nacer a un niño. Sin embargo, es algo más que un trozo de papel, porque protege legalmente la vida humana. Y lo mismo se puede decir del certificado matrimonial que protege legalmente al mismo. Hemos visto que el aspecto legal es tan esencial para el despliegue del juego de fuerzas dentro del triángulo del matrimonio como el aspecto físico y personal.

Las parejas comprometidas que quieren seguir el camino verdadero y empezar su matrimonio antes de la boda descuidan un hecho: el papel que juega lo imprevisto en la vida humana. ¿Cómo pueden estar seguros que se casarán?

¿Y si uno de ellos muere antes de la boda? ¿Un accidente de coche? ¿Un ataque al corazón? El que queda ¿es viudo o no? ¿Pueden heredar uno de otro? La chica, ¿es una señorita o una señora? Y en caso de que ella quede embarazada, ¿qué apellido llevará el niño? Estas preguntas simples, demuestran que un certificado de matrimonio es algo más que un trozo de papel. Mientras la pareja no esté preparada para dar un paso legal, no está preparada para tomar una responsabilidad plena.

 

La responsabilidad exige la legalidad.

 

¿Quiere esto decir que han de suprimir todos los signos de afecto? ¿Ir primero al altar para esperar después la gran revelación? No, sin duda que no. Esto bloquearía el despliegue del juego de fuerzas y causaría el desprecio del aspecto legal. El secreto está en que los que se aman crezcan y hagan progresos en ambas direcciones al mismo tiempo, sin saltarse ninguno de los pasos que hay que dar. Veamos el siguiente dibujo.

 

Cada paso en dirección de la fidelidad y del matrimonio debería ir acompasado con una mayor profundización en la ternura y en la intimidad, hasta que, finalmente, partiendo de la entrada del amor, se alcancen al mismo tiempo los otros dos ángulos, el matrimonio y la unión sexual. Sólo se puede contestar esta pregunta desde la perspectiva de la meta. Lo importante es que cada paso que se de hacia la intimidad esté equilibrado por la misma medida de responsabilidad y fidelidad. Lo que suele ocurrir aquí es lo siguiente: el muchacho dice a la chica: "yo te quiero" y con ello no da más que un paso en el terreno de la fidelidad. Pero la chica se siente tan feliz que le permite al chico dar tres pasos en el terreno de la intimidad. El chico piensa: la cosa resultó bien, y entonces da otro paso hacia la fidelidad. La chica responde dejándole dar cuatro pasos más en el terreno de la intimidad.

Antes que se den cuenta, terminan en el ángulo del sexo, sin ser capaces de asumir la plena responsabilidad de este paso. En vez de líneas paralelas, lo que tenemos son líneas oblicuas.

 

 

Como vemos las líneas oblicuas del triángulo, dejan un espacio vacío. Representan la vivencia de muchas parejas comprometidas, que piensan que se aman y por eso han ido demasiado lejos. En sus relaciones se crea un vacío y cada vez se sienten menos seguros de su amor. Por eso intensifican sus intimidades con la esperanza de intensificar también su amor. Pero cuantas veces lo hacen, menos seguros están de su amor. Por otra parte, no se atreven a romper su compromiso porque ya han ido demasiado lejos. Entonces se casan, pero llevan al matrimonio este vacío que poco a poco se convierte en la causa de muchos problemas que irremediablemente vendrán más tarde. Conseguir que las líneas paralelas no se hagan oblicuas es una tarea que resulta difícil. No, ni mucho menos, un juego de niños. Supone algo más que fuerza y sabiduría humanas. Requiere la fuerza y la sabiduría del maestro artista del matrimonio, que es el mismo Dios. El sabe por que relaciona los tres elementos del matrimonio, dejar, unirse, una sola carne, tan estrechamente que resulten inseparables. Tenemos que confiar en El, y saber que no pretende quitarnos algo que nos pertenece, sino darnos una realidad nueva, ayudarnos a hacer una obra de arte. Esta confianza en él nos dará fuerza para obedecer su voluntad.: "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán una sola carne".

 


 

 

Pág 2 - 17-10-1999 - Lección 44 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 542 - Rosario, Santa Fe.

 

LECCION Nº 44 TEMA: ETICA CRISTIANA DE LA PAREJA (10º Parte)

 

Pasaje Bíblico: Deuteronomio 6:1-9 y 17-25.

Pasaje de Memoria: "Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quien sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová". Josué 24:15.

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (Deuteronomio 6:1-9 y 17-25); LUNES (Exodo 12:1-28 ); MARTES (2 Timoteo 1:1-18); MIERCOLES (Deuteronomio 16:1-17); JUEVES (Deuteronomio 29:1-29); VIERNES (Hechos 10:24-33); SABADO (Efesios 6:1-24). Leamos y reflexionemos durante la semana, y vinculemos estas lecturas con la lección de hoy.

 

LA VIDA DEVOCIONAL EN EL HOGAR.

 

a. ¿Qué es la vida devocional en el hogar?.... Es una actividad que abarca, por lo menos, cinco importantes aspectos: 1) El tiempo de devoción privada (oración y lectura de la Biblia) de cada miembro de la familia por separado, como un encuentro muy personal, muy íntimo, con Dios. Por supuesto, hay niñitos que, por su corta edad, no pueden tener este período de devoción privada, pero tienen que aprender a hacerlo lo más temprano posible, tal vez alrededor de los seis o de los siete años de edad.

2) El tiempo de devoción conjunta (lectura y sencillo comentario de un pasaje bíblico, con un período de oración y a veces una canción o himno cristiano adicional), con asistencia de toda la familia. Este período se adaptará a las características de la familia, buscando la ocasión más conveniente, y su duración variará según las circunstancias.

3) El tiempo de compartir vivencias y experiencias espirituales entre los esposos, o entre éstos y sus hijos mayores que residen en la misma casa, estudiando quizás algún pasaje de la Biblia y orando juntos.

4) El buen testimonio recíproco, observando permanentemente una sana y edificante conducta cristiana en el hogar, que sirva de buen ejemplo a propios y extraños.

5) Cuando hay hijos pequeños, se puede usar el momento antes de acostarlos, para contar atractivas historias bíblicas a los más pequeños.

b. Todos los aspectos detallados en el párrafo anterior deben practicarse todos los días. Cuando por razones de trabajo, horarios, etc., sea imposible reunir a toda la familia, el tiempo de devoción conjunta tendrá que cumplirse igual, con el mayor número que se pueda reunir. Esto hay que hacerlo aún a riesgo de perder un programa de televisión. No es indispensable que estos períodos sean largos, pero -aunque sean breves- deben ser intensos y muy auténticos.

c. ¿Quién es el responsable de la vida devocional en el hogar?... Idealmente, como surge de la Sagrada Escritura, el responsable del hogar es el padre, el esposo, siempre que sea un verdadero cristiano. Algunas obligaciones del hombre, como "sacerdote del hogar", son las siguientes:

1) enseñar o explicar la doctrina a sus esposas (por ejemplo leer el pasaje de 1 Corintios 14:35). Naturalmente, ningún hombre puede cumplir esa tarea si es ignorante de la doctrina. Es necesario que el varón se prepare seriamente (por ejemplo, asistiendo fielmente a la Escuela Bíblica Dominical, a nuestros núcleos hogareños, a los grupos de discipulado, es decir que sea un creyente comprometido a estudiar seria y metódicamente el Libro de Dios).

2) orientar espiritualmente a sus hijos (consultar, entre otros, el pasaje de Proverbios 4:1-4, etc.). Por supuesto, ¿qué padre puede dar orientación espiritual a sus hijos si él no cuida su propia vida devocional ni tiene una profunda armonía con Dios?...La responsabilidad del padre en cuanto a exhortar a sus hijos es citada como ilustración por Pablo en 1 Tesalonicenses 1:11.

3) vivir una vida ejemplar en el auténtico amor hacia la esposa, "así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a si mismo por ella" (ver Efesios 5:25-29), sustentándola y cuidándola. De esa manera ayudará al sano desarrollo mental y espiritual de su propios hijos y a la vigorosa madurez cristiana del hogar.

4) como lo hizo Josué, tomar la firme decisión de dedicar definitivamente su familia al Señor: "Yo y mi casa serviremos a Jehová" (ver Josué 24:15).

5) comentar el ejemplo de Abraham, leyendo lo que Dios dijo acerca de él en las primeras líneas de Génesis 18:19. "Yo se que mandará a sus hijos y a su casa después de si, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio".

d. La responsabilidad de la vida devocional en el hogar también la tienen las madres (comparar 2 Timoteo 1:5 y 3:15). Si el padre es inconverso, ignorante de la doctrina o cristiano irresponsable, ellas tienen el deber de sustituirlo en esa importante misión. Comparar Proverbios 1:8-9 y 31:1 (ver todo el capítulo 31).

e. La primera responsabilidad asignada por Dios al hombre fue la de desempeñarse como jefe de su familia. En Efesios 5:23, establece claramente: "Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador". Esto está en sintonía con Génesis 3:16 y 1 Corintios 11:3. O sea que sobre el hombre descansa la responsabilidad de la vida espiritual del matrimonio y la familia. Al llevar adelante esta gran tarea, el "jefe de familia", debe evitar cometer alguno de los siguientes excesos:

1) el "marido dictador": es el que exige obediencia bajo amenazas. Todo lo comunica en forma de orden, así asegura que se den cuenta de su autoridad. La familia se asemeja a un ejército. Acusa de rebelión a cualquiera que se atreva a hacer un comentario o sugerencia. Cree que su esposa debe ser su esclava, que todo debe operar para su beneficio. Así que, hace lo que se le da la gana, sin importarle la inconveniencia o aún el sacrificio de otros.

2) el "marido ángel": cree ser el depósito de benignidad y sabiduría. No considera seriamente las contribuciones de su esposa. Nunca admite errores, ni pide perdón, ya que cree que ésto le restaría respeto.

3) el "marido decímelo todo": cree que el ser jefe de familia, quiere decir que nadie se mueva sin su previa autorización. No permite que su esposa e hijos crezcan al delegarles responsabilidades y autoridad.

 

Pasaje de memoria para el domingo próximo: Mateo 6:33.

 

 

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