Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 51 - Domingo 5 de Diciembre de 1999.

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 542, 2000 Rosario

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Matrimonio: ¡el único juego en que ambos participantes pueden ganar! (de Norman Wright)

 

¿Tiene futuro la institución llamada "matrimonio"? Algunos expertos dicen que el matrimonio, tal como nosotros lo conocemos, está de capa caída. Como la proporción del divorcio sigue aumentando o, cuando menos, permanece en unos niveles muy altos, mucha gente, dentro y fuera de la iglesia, se vuelve cada vez más pesimista sobre el matrimonio. Incluso para las parejas "perfectamente avenidas" en apariencia, el matrimonio es más y más un juego de azar.

Tres cambios importantes están teniendo lugar en la institución matrimonial de hoy:

1) Decrece la comprensión entre los cónyuges y se incrementa la falta de comunicación.

2) Hay una falta evidente de la determinación de permanecer casados.

3) Demasiadas parejas jóvenes van al matrimonio cegados por esperanzas irreales.

Veamos el primero. A muchos matrimonios le falta "habilidad en el arte de la comunicación". Este es un ingrediente necesario para que la pareja se mantenga unida. Comprensión en un matrimonio, no significa que no haya diferencias. Significa que usted y su compañera pueden hablar sobre las diferencias y llegar a comprender el uno los puntos de vista del otro. Usted puede aceptar el hecho de que su cónyuge fue educado de una manera distinta y que por consiguiente, reaccionará de forma distinta a como lo hace usted. El hecho de que algo se llevara a cabo de cierta manera en el hogar donde usted se crió, no significa que ello tenga que hacerse del mismo modo en su nuevo hogar.

Dos personas que se aman, pero que son incapaces de comprenderse, sufren un dolor profundo y continuo en sus relaciones. La comprensión es algo que no viene fácilmente, pero una inclinación a compartir puntos de vista, a considerar el "otro lado de la cuestión", a discutir las cosas, puede ayudar a marido y mujer a ajustarse y adaptarse a sus honestas diferencias de opinión.

Alguien ha comparado este "ajuste" a dos puerco espines que vivían en Alaska. Cuando llegaban las espesas nevadas, sentían frío y se acercaban el uno al otro. Sin embargo, cuando estaban juntos empezaban a incomodarse mutuamente con sus púas córneas. Cuando se separaban volvían a tener frío. Y a fin de mantenerse calientes, tuvieron que aprender a ajustarse y adaptarse el uno al otro.

Vamos al segundo punto. En nuestro tiempo presente, el hecho de haber tenido más de un marido, o más de una mujer, no se considerara raro en absoluto. En los formularios para solicitar empleo, muchos podrían escribir sin sonrojarse ante la pregunta de : ¿soltero o casado?, "entre matrimonios".

Muchos van al matrimonio, con la disposición de que si la cosa no les sale bien, pueden romper el pacto y empezar de nuevo. Otros son demasiado impacientes en su matrimonio, no desean vivir felizmente "después". Quieren vivir felizmente "ya", y cuando esto no ocurre fracasan.

Vamos al tercer punto. Muchas parejas jóvenes llegan al matrimonio con esperanzas irreales. Creen que sus relaciones se caracterizarán por un alto nivel de continuo amor romántico. Un joven antes de casarse expresó: "Yo quería casarme para ver cumplidos todos mis deseos. Yo necesitaba seguridad, alguien que cuidara de mí, estímulo intelectual e inmediata seguridad económica...., ¡pero no ha sido así!"

Una descripción un tanto cínica del matrimonio, es la que dice que es el "único juego de azar en el que ambos jugadores pueden perder", ¡yo prefiero verlo como el único juego en que ambos participantes pueden ganar!

Richard Lessor dice: "No existe un caso de matrimonio que haya sido sometido a prueba y hallado defectuoso. En el siglo XX, el verdadero matrimonio, es profundamente deseado, pero raramente sometido a prueba". Y ¿cómo se podría probar el "verdadero matrimonio"? De poco serviría buscar ayuda en la sociedad. La sociedad lucha con la crisis, pero continúa desalentadamente enmarañada en su propia red de ideas y valores conflictivos. La sociedad busca respuesta y sólo proporciona más y más preguntas.

¿Se trata de un mal incurable? En absoluto.

La sociedad no ha encontrado el camino hacia el matrimonio feliz, pero Dios sí.

 

Dios ha dado una pauta definida para el matrimonio, y si el hombre y la mujer siguen esta pauta, hallarán la felicidad y la armonía que buscan.

Carlos Shedd, cuenta la historia de dos ríos que corren quieta y mansamente, hasta que se juntan en un punto determinado. Cuando esto sucede, los dos ríos chocan entre sí con violencia y ruido. Sin embargo, cuando el nuevo río se forma cauce abajo, se aquieta gradualmente y vuelve a correr manso y suave. Pero ahora es mucho más ancho, más majestuoso y con mayor poderío. Este autor sugiere que: "un buen matrimonio es a menudo así. Cuando dos corrientes de existencia se unen, es probable el choque de una vida con otra en el punto de confluencia. Las personalidades se entrechocan en una disputa de preferencias. Las ideas luchan por ejercer su dominio y las costumbres rivalizan para adoptar posiciones. Algunas veces, como las olas, levantan un rocío que nos dejan sin aliento y que nos hacen preguntarnos a donde se ha ido a parar la amabilidad. Pero esto no tiene importancia. Como en el caso de los dos ríos, lo que resulta de esta lucha puede ser algo más profundo y poderoso de lo que ambas partes eran por sí solas"

Dos cristianos tienen las mejores posibilidades de formar un matrimonio feliz, porque cuentan con una tercera persona: el Señor Jesucristo, que trabaja con ellos y los fortalece. Pero debe existir comunicación entre ellos y el Señor y entre ellos mismos.

 

La comunicación - con Cristo y entre sí - es la clave de su matrimonio

 


Pág 2 - 5-12-1999 - Lección 51 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 542 - Rosario, Santa Fe

 

LECCION Nº 51 TEMA: ETICA CRISTIANA DE LA PAREJA (17º Parte)

 

Pasaje Bíblico: Efesios 4: 17-32.

Pasaje de Memoria: "Por tanto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;" Santiago 1:19.

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (Efesios 4:17-32 ); LUNES (Salmo 116:1-19); MARTES (Salmo 133:1-3); MIERCOLES (Proverbios 18:1-24); JUEVES (Proverbios 10:1-32); VIERNES (Proverbios 21:1-31); SABADO (Salmo 5:1-12). Leamos y reflexionemos durante la semana, y vinculemos estas lecturas con la lección de hoy.

 

EL MATRIMONIO Y LA COMUNICACION.

 

El versículo de Santiago 1:19, lo podemos dividir en tres partes, que nos ayudarán a comunicarnos mejor en el matrimonio, aunque su aplicación incluye a todas las personas sin excepción. Estas tres partes son: a) pronto para oír. b) tardo para hablar y c) tardo para airarse. Veamos una por una:

PRONTO PARA OIR: nuestro Dios tiene la capacidad inigualable de oírnos a todos y todo el tiempo. El Salmo 116:1-2, dice: "Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas; porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en todos mis días". Es una realidad que Dios nos conoce más que nosotros a nosotros mismos, ya que por ejemplo, nuestros cabellos están todos contados (Mt 10:30). Si conoce este detalle, que para la mayoría de las personas no es significativo, podemos deducir entonces, que le preocupa y le interesa escucharnos. A todos los creyentes nos cautiva la lectura de los salmos, porque en ellos el hombre, se quita todas las máscaras y se "desnuda espiritual y emocionalmente" porque sabe que hay alguien que le está escuchando. Dios no necesita escuchar para entendernos, ni siquiera para saber nuestra opinión. Dios nos escucha porque nos ama y el escuchar es responder a nuestra necesidad, afirmando así nuestro valor. Lo doloroso de la soledad, no es tan sólo estar físicamente apartado, sino emocionalmente aislado sin que nadie nos escuche. El no sentirse escuchado es una manera de saber que no somos de valor. En un antiguo libro, se describen los sentimientos de un matrimonio, cuyos integrantes no se sienten escuchados. El le comenta a su esposa: "una de las cosas que me da rabia de ti, es la completa seguridad que sientes de haberme entendido mejor de lo que yo mismo me entiendo". Ella responde: " y la cosa que me da a mí aún más rabia de ti, es tu plácida suposición de que no vale la pena tratar de entender" ¿Qué nos parece esta introducción? ¿Consideramos de valor el hecho de escuchar al otro (cónyuge, hermano, padre, madre, hijo, etc)? ¿Somos propensos a oír? Dialogar.

El propósito al escuchar es entender y afirmar, y así profundizar la unidad e intimidad.

 

El escuchar es una arte, el arte de animar al otro a seguirse comunicando; es activo. Necesitamos proveer una atmósfera de aceptación, ya que nadie va a querer seguir revelándose y tratando de comunicarse si lo que encuentra es rechazo. Se deben usar palabras que animen. No es sólo entender intelectualmente al "otro", como piensa o siente, sino también identificarse con la otra persona en sus sentimientos. No en vano Dios nos pide: "Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran" (Romanos 12:15). ¿hacemos ésto? ¿lo intentamos? ¿lo logramos? ¿es fácil? Dialogar.

Técnicas del arte de escuchar:

a) Aclarar: "Explícame de nuevo....."

b) Observar: al otro, su manera de comunicarse, su cuerpo, sus gestos, las señas, entonación de su voz, etc.

c) Reflejar: "Lo que estás diciendo es...." "Lo que me querés decir es..." "Tu pedido es ..."

d) Hacer preguntas sabias: ¿Qué hiciste hoy? ¿Qué fue lo mejor que te pasó en este día? ¿Por qué?

 

Problemas en el escuchar.

1) Estamos bombardeados a través de todo el día por los medios, como la radio, la televisión, el cable, internet, el periódico, revistas, cruzacalles, campañas políticas, publicidad comercial agresiva, todo tipo de propaganda, que hemos aprendido a "apagar" nuestro receptor. Por tal razón nos hemos acostumbrado a oír, pero no escuchamos, vemos pero no prestamos atención. La dificultad se agrava cuando seguimos en la misma sintonía cuando estamos frente a nuestros seres queridos. Nuestra esposa/o, padres, hermanos, etc, caen víctimas de nuestros malos hábitos en el terreno del oír. ¿Esto es cierto o es una exageración del pastor? ¿Actuamos así regularmente o no se refiere a nosotros? ¿Nos damos cuenta del daño que podemos causar a nuestros seres amados? Dialogar.

Si no activamos conscientemente nuestro receptor para escuchar como corresponde, vamos a limitar la unidad e intimidad matrimonial o familiar (según quien intervenga en la comunicación). La consecuencia de no actuar adecuadamente, es que la intimidad que lograremos es la que podemos tener con un mero conocido.

2) La mente trabaja aproximadamente 500 palabras por minuto. La persona promedio habla unas 100 palabras al minuto. Esto deja bastante para que la mente se vaya por la "tangente" y se ocupe tratando de preparar la respuesta para la defensa, y así pierde el hilo de la verdadera comunicación. ¿Obramos así? ¿Podremos cambiar?

3) En numerosas ocasiones (¡más de las que usted supone!), la persona piensa que ha identificado un "patrón conocido" (esta película ya la vi). Así que ya sabe lo que se va a decir y la mente cambia de canal. Ocurre entre personas que tienen un trato muy íntimo y constante, como ser: esposos, padres e hijos, jefe y empleado, etc.

4) Existe un problema muy especial en la comunicación entre esposo y esposa. El hombre pasa la mayor parte del tiempo fuera de su casa por el trabajo. La mujer pasa la mayor parte de su tiempo dentro de la casa con los niños. Algunos investigadores han descubierto que la mujer habla 33.000 palabras promedio por día, y el hombre 29.000, pero 25.000 de ellas las gasta antes de llegar al hogar. La mujer usa 7.000 palabras antes de que llegue el marido. La mujer con muchas ganas de hablar y el hombre con pocas. El hombre busca la soledad y la oportunidad de descansar su mente, mientras la mujer está llena de deseos de tener una conversación más inteligente que la que puede sostener con el perro y los bebés. ¿Qué solución podemos aportar a ésto? Que todos participen dando opiniones sobre esta cuestión. Seguiremos tratando de dar respuestas el domingo que viene. Estamos siguiendo el manual "Dinámica Matrimonial", escrito por Dean y Janet Beal ("Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo").

Pasaje de memoria para el domingo próximo: Proverbios 18:13

 

 

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