Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 53 - Domingo 19 de Diciembre de 1999.

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Celebremos Navidad como cristianos

 

¿Sabía usted que hay dos formas muy diferentes de celebrar la Navidad? Una manera es festejarla como paganos. La otra manera, y bastante diferente, es celebrarla como auténticos cristianos. La forma pagana es, simplemente, dejar a Jesús fuera de la celebración. ¿Cómo puede ser ésto posible? Aunque nadie se embriague, y ninguno cometa excesos, y no se llegue a discusiones de familia, podemos caer en este grave error. Basta con usar a Jesús como pretexto, sin dejarlo reinar en esta noche tan especial que le pertenece. Y la manera cristiana consiste en dar a Jesús el lugar que a El le corresponde, leer el relato bíblico, entonar alabanzas, orar con gratitud al Dios que nos envió a su Hijo y ser moderados en los festejos. Pero también es permitir que el gesto de reconciliación, de perdón, de paz, de amor, prevalezca en nuestro corazón, tanto con los presentes como con los ausentes. No es lícito acercarnos al pesebre si conservamos raíces de amargura, si sentimos rencores, si no podemos olvidar los agravios. Recordemos que los que estuvieron en el pesebre fueron los humildes pastores de Belén. Allí no llegaron los fariseos, ni los escribas, ni los saduceos, ni otros que vivían obsesionados por juzgar a los demás. Es que para celebrar la Navidad como cristianos, debemos despojarnos de nuestros supuestos derechos como Jesús se despojó de su gloria para venir a visitarnos.(Adaptado del pastor Samuel Libert).

 

LECCION Nº 53 TEMA: LA NAVIDAD.

 

Pasaje Bíblico: Lucas 2:1-40.

Pasaje de Memoria: "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz".

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (Lucas 2:1-40); LUNES (Isaías 42:1-17); MARTES ( Isaías 51:1-16); MIERCOLES (Isaías 54: 1-17), JUEVES (Isaías 55:1-13); VIERNES (Lucas 1:1-56); SABADO (Mateo 1:1-25). Leamos con detenimiento y reflexión durante la semana, vinculando las presentes lecturas con la lección de hoy.

El milagro de la encarnación del Señor.

 

Introducción: Comentar brevemente la lectura "Celebremos Navidad como cristianos" que se publica en la primera parte de esta misma hoja. Todos sabemos que el Dios de nuestra fe cristiana no se encuentra entre los ídolos, ni figura en el panteón de los dioses creados por la imaginación humana. "Dios no es un caso especial entre los dioses" dice un teólogo, con mucha razón, porque Dios es el único Dios. Nada tienen que ver las leyendas paganas acerca de las vírgenes madres de semidioses. Otro teólogo afirma que "Dios es lo fundamentalmente distinto, la liberación definitiva de todo ese mundo de la búsqueda, de la suposición, de la imaginación, de la invención, de la especulación. Porque Dios no fue "encontrado", ni "inventado", ni "descubierto por el hombre". En realidad, agregamos nosotros, es Dios el que quiso visitar al hombre (Salmo 8), es Dios el que se manifestó en carne (1 Timoteo 3:16), en el más estupendo milagro de todos los tiempos. Estos materiales pertenecen a estudios del pastor Samuel Libert.

En este milagro de la Navidad es Dios el que entró - en forma visible y palpable - en el terreno de lo concreto de la historia humana. El "Dios de las alturas" (Lucas 2:14) es Jesucristo, aunque los ojos sorprendidos de los hombres lo hayan visto dormir en un pesebre.

Emanuel, Dios con nosotros: Nuestro Señor Jesucristo fue verdaderamente hombre y verdaderamente Dios. Un antiguo himno alemán, del poeta Geller (1.715-1.769), dice, en el comienzo de su segunda estrofa: "Al querer comprender este misterio, calla mi espíritu con temor y respeto".

 

Estamos ante un milagro que impacta nuestra mente: "Dios verdadero y hombre verdadero".

 

El Señor Jesucristo es hombre, verdadero hombre. No es un "superhombre" pero, aún siendo hombre, es también Dios mismo. "Yo y el Padre uno somos" dijo el Señor (Evangelio de Juan 10:30). Esta verdad suprema nos asombra y nos parece incomprensible. Dios mismo baja para auxiliar al hombre y se hace un sola cosa con el hombre. La teología cristiana afirma: "No es que el Señor se parezca a nosotros los hombres, sino que se hace igual a nosotros". Dios está con nosotros y, al mismo tiempo, es uno de nosotros. En este milagroso hecho de la Encarnación, nuestro Dios se mueve desde arriba hacia abajo. Por medio del Espíritu Santo produce en la virgen María una inmaculada concepción. Jesús viene al mundo, y su vida se inicia como toda vida humana, con la concepción y el nacimiento. ¡Jesús proviene de Dios, pero también proviene de una criatura humana: María virgen! Esto quiere decir que el Señor Jesucristo no es solamente Dios verdadero, sino también hombre verdadero. No es una simple "mezcla", ni un ente intermedio, sino Aquél que "...siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres" (ver Filipenses 2:5-11). Esta es la maravillosa verdad que hoy celebramos en Navidad. Dios ha venido aquí para traernos salvación y reinar sobre nosotros.

Pasaje de memoria para el domingo próximo: Salmo 90:12.

 

 

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