Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 82 - Domingo 9 de Julio del 2000.

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 542, 2000 Rosario

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Sanidad Divina. (2º Parte)

 

Estamos viendo los medios que la Biblia menciona por los cuales es posible recibir sanidad. Vimos en primer lugar los dones de sanidades y el don de hacer milagros. Hoy veremos la oración de fe.

Muchos hermanos confunden la oración de fe, con dones de sanidades. Si un pastor o evangelista predica en una iglesia o un estadio, y dice que los enfermos pasen adelante que se va a orar por ellos, muy posiblemente se está practicando la oración de fe, no solo la del predicador, sino la de todo el pueblo de Dios que está en dicho lugar. El hecho de orar por los enfermos es una posibilidad abierta a todo cristiano, tenga o no el don de hacer milagros o sea instrumento para los dones de sanidades. También es posible, aunque a nosotros nos parezca raro, que un enfermo reciba un don de sanidad, sin intervención de instrumento humano alguno. Supongamos un enfermo que esté aislado de todo auxilio (por ejemplo en la Antártida, o en la selva). Esta persona necesitada del auxilio de Dios, puede recibir sanidad de parte de El y podría estar aún inconsciente o en coma, o simplemente grave, y ser sanado sin que nadie se acerque a él.

Cuando no se respeta el ordenamiento de la Palabra de Dios, podemos ocasionar serios problemas emocionales en los enfermos, y algunos de ellos pueden llegar a sentirse culpables de no haber tenido suficiente fe. Recordemos que Jesús sanó a los 10 leprosos, sin que ninguno de ellos tuviera fe, al final uno y que era samaritano llegó a tener fe, pero posterior a su sanidad.

Como parte de la oración de fe por los enfermos, tenemos la unción con aceite de acuerdo con lo revelado en el libro de Santiago 5:13-16. Aquí dice claramente que el enfermo debe llamar a los ancianos de la iglesia (viene del griego = presbíteros), y no se refiere a los ancianos por la edad. Son las personas que han evolucionado en el conocimiento y el desarrollo de la Palabra de Dios. Los ancianos deben ser llamados por el enfermo. Si se trata de un bebé deben intervenir en el pedido sus propios padres, y si se trata de alguien que no está consciente, del familiar responsable. El pasaje dice: "..y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor". ¿Por qué el aceite? Porque el aceite es símbolo del Espíritu Santo, y el don de sanidad, es una expresión de la obra del Espíritu Santo. No es tomar una aceitera y derramarla sobre el enfermo, sino un dedo mojado con ella, y tocando la frente, podamos decir: "esto es hermano, para que recuerdes, que yo no te sano, y los que están alrededor mío tampoco, sino que la sanidad es obra del Espíritu Santo, y este aceite es para que lo recuerdes, ya que nunca te vas a olvidar de este momento en que has sido ungido y no es que el aceite tenga un poder milagroso".

Debemos tener muy en cuenta que en este pasaje de Santiago, hay una condición, que aunque está después es previa: "confesaos vuestras ofensas unos a otros...". Ofensas se refiere a pecados. O sea, que no podemos orar por los enfermos sin confesar previamente nuestros pecados, pero no en silencio, sino unos a otros. Es un acto de humillación el hecho de reconocer nuestras imperfecciones y debilidades ante quien nos conoce de cerca. A veces nosotros, queremos obrar milagros sin seguir el camino de Dios y no nos va bien. Dios ha dicho explícitamente que para orar por el enfermo, debemos confesar nuestros pecados. ¿Cuál es la razón? Porque la Biblia dice en 1 Juan 1:9 que debemos confesar nuestros pecados para ser limpios. En el caso de la unción de los enfermos, esta confesión debe ser dirigida al pequeño grupo que ha de realizar esta tarea (4 o 5). Todos tienen que hacer confesión de sus faltas, sino la oración va a ser inútil. Entonces se transforma lo sencillo en complicado, ya que a veces, alguno no está dispuesto a descubrir sus faltas.

El Salmo 24:3-5 dice: "¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño. El recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salvación". La razón por la cual no hay más milagros en las iglesias es porque esto es difícil de hacer. Si no hay humildad, quebrantamiento, sujeción y obediencia a la Palabra de Dios, El no podrá obrar. Dios nos exige una vida santa para producir sanidades. No es siempre el propósito de Dios sanar a todos los enfermos, El obra de acuerdo a su soberanía.

La oración de fe, es una expresión que puede interpretarse de varias maneras. A veces la palabra fe quiere decir solamente confianza. La palabra fe tiene dos acepciones: a) se refiere a la confianza que depositamos en Dios y b) se refiere al conocimiento de la Palabra de Dios. Judas 3 dice "....que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos". Allí fe es la doctrina. Jesús nos dijo: "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho" (Juan 15:7). En numerosas ocasiones usamos un bastón al orar, y es la expresión "si es tu voluntad". La oración de fe no tiene esta "muletilla", la cual usamos como una elegante forma de decir: "bueno si no se sana, ya dijimos si es tu voluntad". Debemos reconocer que muchas veces nos falta fe, nos falta audacia. Cuando Jesús oraba lo hacía con fe. Cuando un cristiano le dice a otro cristiano que ore porque está más cerca de Dios, esto es un disparate, porque la oración siempre es elevada a Dios en el nombre de Jesús. No oramos en nuestro nombre, no podemos invocar nuestra trayectoria, ni nuestra antigüedad en la fe, sino que lo hacemos en el nombre de Jesús.

La Biblia dice que tenemos dos mediadores, uno es el Espíritu Santo que intercede por nosotros con gemidos indecibles, y otro es el Señor Jesucristo, que está a la diestra de Dios. ¿Qué mérito humano podría invocarse? ¿Estamos acaso más cerca que el Espíritu Santo? ¿O más cerca que Jesús mismo? La Biblia pone a todos los creyentes la misma condición, y además el Señor no negó a nadie su poder, ni al más sencillo y modesto de sus hijos.

En el momento de la unción con aceite, si el enfermo está consciente, él también debe confesar sus pecados. Si ha defraudado en los impuestos, si ha librado cheques sin fondos, si ha maltratado a su mujer o hijos u otros familiares, etc. La confesión no es suficiente, se debe ir más allá y corregir nuestra vida, de manera que "eso" no continúe. La sanidad milagrosa, está relacionada con la vida espiritual.

En la medida que la vida espiritual sea profunda, la posibilidad de la sanidad milagrosa es mayor. A veces se da y a veces no se da por dicha causa, es decir que los méritos humanos no cuentan.

 


 

Pág 2 - 9-7-2000 - Lección 82 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 542 - Rosario, Santa Fe.

 

LECCION Nº 82 TEMA: "LA ADOPCION ESPIRITUAL" (3º Parte).

 

Pasaje Bíblico: 1 Tesalonicenses 1:1-2:16 y 2 Corintios 3:1-6. Pasaje de Memoria: "En amor habiéndonos predestinados para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad". Efesios 1:5.

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (1 Tesalonicenses 1:1-2:16 y 2 Corintios 3:1-6); LUNES (Salmos 63:1-11); MARTES (Mateo 14:22-33); MIERCOLES (Romanos 7:1-25); JUEVES (Filipenses 2:1-18); VIERNES (Mateo 14:13-21); SABADO (Juan 12:36-43). Leamos con atención, reflexión y oración durante la semana, y vinculemos estas lecturas con la lección de este domingo.

Orientación: Ya vimos el domingo pasado que la adopción es una palabra de origen latino, y significa (ad = tendencia o proximidad, y optare = desear o querer). Adoptar es querer la presencia de algo o alguien cerca. Hay una íntima conexión entre la redención y la adopción, y que podemos verlo en Gálatas 4:5: "Para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos". Una de las grandes razones que fundamentan la adopción, es la vulnerabilidad del nuevo cristiano, ya que puede ser engañado por Satanás, con mayor facilidad, que en cualquier otro momento de su vida.

También tenemos el potencial para el cambio del nuevo cristiano. Por primera vez en su vida, la persona tiene la potencia para un cambio real en su estilo de vida. La adopción provee esa posibilidad. La adopción, a través de la dirección y guía que ofrece, aumenta tanto la posibilidad como la velocidad de esa transformación. La adopción acelerará grandemente el propio crecimiento en Cristo. Un cristiano maduro trabajando de cerca, o codo a codo, puede detectar los aspectos de su vida que necesitan un cambio más urgente. Sin la influencia de la adopción, no se puede sacar toda la ventaja de este período crucial de sus vidas y no crecen tan rápido como deberían hacerlo. Los patrones de vida errados, no solo obstaculizan su crecimiento, sino innecesarios problemas de pecado deben ser eliminados, antes de alcanzarse un crecimiento real y duradero. Este proceso se llama en las Escrituras "despojarse" del viejo hombre. (Efesios 4 y Colosenses 3 lo explican).

¿Estamos dispuestos los creyentes a trabajar en la adopción? Habrá resistencia, concentradas en 3 grupos, los que dicen: a) No queremos. b) No sabemos y c) No podemos. El no querer puede ser resuelto con el cambio de actitud (Filipenses 2:5). El no saber, puede ser resuelto teniendo disposición de alumno. Para derribar la barrera de fe, que nos lleva a decir que no podemos lograrlo, veamos las 7 leyes del "no puedo" o de la "insuficiencia" basados 2 Corintios 3:1-6:

1) Nuestra insuficiencia nos empuja hacia Dios. Es cuando llegamos al punto de que no lo podemos hacer, no lo podemos resistir, es porque está más allá de nuestras fuerzas. Las imposibilidades del hombre, son las posibilidades de Dios. Allí debemos clamar: ¡Señor te necesito! ¡Señor, ya no puedo! Todo lo que me acerque o empuje a Dios es bueno. (Salmo 63). Recuerden la historia de Moisés frente al mar, y a sus espaldas el ejército más poderoso de la tierra, pero no pudieron con el brazo de Dios. A Josué se le vino abajo toda la estantería cuando el río Jordán no se podía cruzar. ¿Y Pedro? Después de caminar sobre el agua, el agua caminó sobre Pedro, hasta que la dificultad le llevó a decir: ¡Señor, sálvame!

2) Nos libera de la carga de hacer la voluntad de Dios con nuestras propias fuerzas. Debemos entender que no es responsabilidad nuestra la vida cristiana. En muchas etapas de la misma, nos hemos forzado a vivirla a nuestra manera y no hemos logrado nada más que fracasos. Fallamos y fallamos. Algunas veces hemos sido "ayudados" por cristianos e iglesias legalistas, que han exigido en su propio nombre altos niveles de conducta y testimonio, y nos hemos empeñado en hacerlo a "nuestro modo". Siempre debemos recordar el capítulo 7 de Romanos. Lo que Pablo quería hacer y no hacía, y lo que no quería hacer y terminaba haciendo. ¿Qué significa para vos "andar en el Espíritu"?.

3) Me lleva a vivir mi vida y hacer Su trabajo en el poder del Espíritu Santo. ¿Cómo pude salvarme? ¿Cómo puedo entender las Escrituras? ¿Cómo puedo conocer la verdad? Me obliga permanentemente a depender del Espíritu, rindiendo el control de mi vida al Espíritu Santo, permitiéndole que me capacite, y que me de poder para hacer lo que El me ha ordenado, y que de otra manera no puedo hacer (Filipenses 2:13, Efesios 5:18, Juan 16:8, Hechos 1:8).

4) Brinda a Dios el privilegio de demostrar las grandes cosas que El puede hacer con tan poco. Cuando tuvo lugar la multiplicación de los panes y los peces, se alimentaron milagrosamente 5.000 varones y otro tanto de mujeres y niños. ¡Qué día glorioso de insuficiencia! Había tan sólo 5 panes y 2 peces. ¡Era muy poco! Fue la ocasión donde el Padre pudo demostrar su poder. Lo mucho que pudo hacerse con tan poco. Si recordamos la historia de Moisés, él reconocía toda su insuficiencia, ya que preguntaba ¿quién soy yo?, yo no se hablar, que voy a decir, etc. Pero él fue enviado a la corte del Faraón, la primer potencia mundial de aquel tiempo. Dios busca a hombres y mujeres que estén dispuestos a inclinar su corazón y rodillas. Que digan: "envíame a mi". Cuando Jesús escogió a los doce apóstoles, los sacó de lugares tan diversos que no podríamos esperar mucho de ellos. El está esperando demostrar cuanto podemos hacer, cuando declaramos nuestra insuficiencia. Es ventaja y no riesgo (1 Corintios 1: 26-29). Es admirable la labor de líderes mundiales conocidos, que llegaron bien lejos, cuando desde el punto de vista humano no podían hacerlo (Moody, Billy Graham, etc).

5) Libera a Dios para que nos use al máximo de nuestro potencial. Dios detesta el orgullo y lo resiste. Si vivimos nuestra vida buscando la aceptación, el elogio y la aprobación de los demás, ya Dios no nos puede usar más. Nadie puede decir que es muy competente para vivir la vida cristiana, porque esto es una mentira (Mateo 23:5 y 2 Cor 3:1-6).

6) Permite que Dios reciba toda la gloria por Su trabajo o labor. Cuando Jesús sanó a 10 leprosos, los envió a presentarse al sacerdote, para ser admitidos como parte de la ciudadanía, luego volvió uno solo a Jesús, y por eso El pregunta: "¿no son diez los que fueron limpiados? ¿y los nueve dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?" El samaritano había vuelto a los gritos, glorificando a Dios, y agradecido se postró en tierra.

7) Nos habilita para vivir la vida en contentamiento y quietud de espíritu. Dejá de luchar y viví lo que dice el Salmo 46:10. La insuficiencia es la sensación de ser incompetente y es muy provechosa. La insuficiencia es fantástica.

¿Cómo logramos que lo negativo se transforme en algo positivo?

* Admita su insuficiencia. Soy incapaz de resolver este problema, esta relación quebrada, la educación de mis hijos, esta situación con mi salud, adoptar a un nuevo cristiano, etc.

* Por la fe pida la suficiencia de Dios, y que Cristo lo habilite para hacer el trabajo.

* De el paso y acepte el reto que le ha sido lanzado. Pablo fue un intrépido, se apropió de la fuerza que Dios le proporcionó (Gálatas 2:20). Soy amado, protegido y puedo enfrentar toda dificultad (Fil 4:13).

 

Pasaje de memoria para el domingo próximo: Romanos 8::15

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