Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 83 - Domingo 16 de Julio del 2000.

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 542, 2000 Rosario.

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Extendiendo nuestro círculo de confianza

 

Uno conocido profesor dijo: "El hombre que nunca da pasos de fe por causa del temor o del fracaso, ya ha fracasado". Estamos frente a un desafío de fe: la adopción espiritual. Algunos hermanos están frente a una experiencia que nunca antes han vivido. Otros enfrentan el recuerdo de una experiencia que no fue tan grata, y otros una vivencia que está entre las más edificantes de la vida cristiana. ¡Animémonos a seguir adelante, aunque para nosotros sea un territorio desconocido! ¡Sigamos adelante aunque no tengamos toda la experiencia! Hay tres respuestas negativas bien diferenciadas: los que dicen que no pueden, los que no quieren y los que no saben.

 

Definiendo el círculo de confianza.

 

 

 

 

Es el círculo de actividades de una persona en el que se siente confortable y en el cual es capaz de confiar en Dios con poco o ningún temor o tensión. Básicamente, la persona se siente segura al hacer las cosas. Para algunos de nosotros, estar dirigiendo o ayudando en un grupo familiar, están en el círculo de confianza. Pero evangelizar y adoptar a un nuevo cristiano, pueden traer temor o inseguridad considerables.

El Señor nunca desea que nuestra fe permanezca estática, El quiere expandir nuestro círculo de confianza, rompiendo nuestras barreras de fe. Con ese propósito, constantemente nos pone frente a situaciones o urgiéndonos a tomar pasos de fe, le permitirá ensanchar nuestro círculo de confianza. El quiere darnos un mayor conocimiento de su fidelidad en nuestra experiencia. En tanto le creemos en áreas fuera de nuestro círculo de confianza, encontramos que nuestra habilidad para confiar en Dios se acrecienta.

 

 


 

Pág 2 - 16-7-2000 - Lección 83 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 542 - Rosario, Santa Fe.

 

LECCION Nº 83 TEMA: "LA ADOPCION ESPIRITUAL" (4º Parte).

 

Pasaje Bíblico: Filipenses 1: 21-24, 2:5-11 y 3: Pasaje de Memoria: "Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!". Romanos 8:15

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (1 Tesalonicenses 1:1-2:16); LUNES (Romanos 8:1-39); MARTES (Gálatas 3:23-4:7); MIERCOLES (Efesios 1:1-23); JUEVES (Hebreos 12:5-21); VIERNES (Juan 1:1-18 ); SABADO (1 Juan 3:1-24). Leamos con atención, reflexión y oración durante la semana, y vinculemos estas lecturas con la lección de este domingo.

 

Orientación: hoy veremos en el libro de Filipenses tres importantes opciones que este libro describe, y haremos las aplicaciones correspondientes a nuestra propia situación. La primera opción está en Filipenses 1:21-24, opción entre la responsabilidad y el descanso. ¿Por qué para Pablo el morir era ganancia? Pablo no se refiere al acto de morir en sí, sino el estado después de la muerte. La muerte produce en el verdadero creyente un cambio de estado. Si vemos 2 Corintios 12:1-9, hay un relato por demás interesante. Esta en tercera persona, pero no caben dudas que se refiere a si mismo, el autor de esta carta. Hay cierta incertidumbre cuando dice " si en el cuerpo, o fuera del cuerpo", pero no hay duda, en cuanto a que fue su propia experiencia, y que fue arrebatado al paraíso, que es el tercer cielo. Claramente se afirma que a Pablo se le concedió una entrada a este bellísimo lugar. Muchos intérpretes bíblicos no dudan en relacionar esta experiencia con la de Listra en Hechos 14:1-23, donde Pablo fue apedreado y dejado por muerto (14:19). Para que nos quede claro la idea, cuando sacaron el cuerpo sin vida fuera de la ciudad (arrastrándolo), se fueron seguros de que estaba muerto. Es muy convincente la prueba de que el apóstol si murió y como todo creyente, entró en la presencia de su Señor. Fue recibido, pero se le solicitó volver a su cuerpo y ministerio terrenal. El sacrificio u opción, bajo tales circunstancias ninguna mente lo puede comprender.

La narración asegura que "se levantó y entró en la ciudad"; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe" (14:20). Como cosa extraña, se le prohibió al apóstol relatar lo que vio y oyó en el cielo (2 Cor 12:4); y para asegurar su adhesión a la prohibición le fue dada una espina en la carne sin esperanza de que fuese quitada, pero le es concedida gracia suficiente para soportarla. Si vemos 2 Corintios 5:6-8, y Fil 1:23, donde dice que entre ambas cosas está puesto en estrecho (por elegir), partir y estar con Cristo, o quedarse. Estas son palabras de un testigo con experiencia de conocer el cielo.

¿Cómo conciliamos que al apóstol se le prohibiera declarar lo que había visto y oído, con la experiencia de Juan a quien Dios le manda publicar la revelación recibida? La diferencia puede explicarse en que la experiencia de Pablo era la de un creyente que pasa de esta esfera, por la muerte, al cielo. Mientras que Juan representa la futura experiencia de aquellos que estarán vivos cuando Jesús regrese a buscarlos en lo que se ha llamado "arrebatamiento". Esta segunda revelación debía publicarse para animación de todos los creyentes, pero la otra debería mantenerse en secreto, para evitar la insoportable tentación de dejar este mundo de sufrimiento y dolor, lleno de pruebas, infligiéndose la muerte.

Filipenses 1:21, nos habla de lo que resulta en beneficio de la obra, y la anterior versión decía fruto de la obra. Son los resultados posibles de la actividad apostólica, en el caso de que su vida en la carne fuese prolongada. En la vacilación de sus pensamientos y deseos, hay algo que resalta con toda nitidez: pensaba mas en los demás que en si mismo. Lo pone de manifiesto en el v. 24, "pero quedar en la carne es mas necesario por causa de vosotros". Puesto en estrecho (v.23), significa retenido. Pablo deseaba estar con Cristo, pero había un lazo que le retiene, el ser útil a la iglesia, sabiendo que su presencia es necesaria en esta. ¿ Pensamos mas en otros o en nosotros mismos? Dialogar.

¿Y nosotros cómo estamos? ¿No nos debatimos entre la responsabilidad y el descanso? Utilizar los conceptos los gráficos de la parte de atrás de esta misma hoja.

La segunda opción está en Filipenses 2:5-11, opción entre el servicio y el sacrificio, y la gloria del Señor. Deducimos de este pasaje que: a) Jesús estaba dispuesto a IR a donde quiera que lo enviase su Padre (v.6) b) Jesús estaba dispuesto a SER lo que su Padre le indicase (v.7) y c) Jesús estaba dispuesto a HACER lo que su Padre le mandase (v.8).

La expresión "en forma de Dios", no tiene el significado de una mera apariencia externa. Esta expresión afirma que Cristo fue esencial y naturalmente Dios. Todos los pasajes que afirman su Deidad después de su encarnación, establecen el hecho de que la Deidad no fue abandonada por parte de Cristo, ni ninguno de los atributos que le corresponden, cuando El se hizo carne. Si implica un cambio de posición y de relación. Toda la plenitud reside en El. (Colosenses 1:19). La visita de Jesús a la tierra, no fue algo sin preparación. El prefirió venir y someterse a la voluntad de Otro, a El le agradó hacer la voluntad de su Padre.

"Forma de Dios", significa originalmente que El era todo aquello que hace que Dios sea Dios. "Forma de siervo", es todo aquello que hace que un siervo sea siervo. "Se despojó a sí mismo", ¿de qué se despojó? La deidad es inmutable, así que a ello no se refiere, tiene que ver con Fil 2:4 , no miró lo suyo propio, sino que tuvo en cuenta a los otros (nosotros). La subordinación de uno mismo en favor de otros, no requiere que uno se descarte a sí mismo. Cristo se despojó de todo interés propio, no aferrándose a su estado de exaltación, aunque era su estado legítimo, para favorecer a otros.

El cambió su modo de existencia eterna, por el modo de existencia relacionado con el tiempo, la forma de Dios, por la forma de siervo o esclavo. La exaltación suprema (ya está hecha, aunque nosotros cantemos que lo exaltamos), ha sido la recompensa de su abnegación, es la restitución de la gloria eterna de la cual voluntariamente se había despojado. Muchos doblarán sus rodillas voluntariamente y por amor, mientras otros lo harán por el temor de su Omnipotencia y por la proclamación de su Justicia.

¿Estamos dispuestos a ir, ser y hacer lo que Jesús indique? ¿Optaremos por el sacrificio y el servicio? Buscar la gloria humana no nos sirve de nada.

La tercera opción está en Filipenses 3:12-14, opción entre quedarnos detenidos por las contingencias pasadas o proseguir el llamamiento. Es luchar con la tendencia natural al estancamiento. En la vida cristiana o avanzamos o retrocedemos, no hay otra cosa en el medio. El apóstol Pablo, representa el combate de la fe, bajo la figura de una carrera, tal cual tenía lugar entre los antiguos. En especial en las ciudades de Grecia, que eran deportistas acabados, recordemos que los juegos olímpicos nacieron en Grecia. Allí el premio era una corona que tenía que llevar el vencedor. Esta ilustración es usada en otras partes de la Escritura: 2 Timoteo 2:5, 4:8, 1 Cor 9:24. En este último pasaje, hace notar que el que recibe el premio es uno solo (muchos llamados pero pocos los escogidos, Mt 7:13). De ahí la necesidad de imitar a esos combatientes que se abstenían de todo lo que podía hacer su cuerpo pesado o débil y retardar su carrera. En la carrera, el atleta tiene una meta clara delante de él, por la que sacrifica todo.

Pablo confiesa humildemente que para él la vida cristiana es aún un combate, y lo será hasta el fin. Por eso señala en el v. 14 la meta y el premio, por lo que entiende la perfección (v.12). El verso 12, declara que no es perfecto, y el 15 dice todos los perfectos. ¿Cómo lo entendemos? Veamos un ejemplo. Un bebé al nacer es perfecto, pero no lo es porque le falta hablar, caminar escribir, etc, pero de alguna manera avanza a la perfección, si no se queda bebe. ¿Qué es lo perfecto? Es lo imperfecto que avanza a la perfección, y avanzan continuamente porque se someten a la ley de Dios.

El punto de partida de esta carrera que pone por ejemplo Pablo, es ser escogido o asido por Cristo. Es necesario, que quien ordena la carrera, llame a los que van a participar en ella, le asigne un lugar, de donde se lanzará a la meta. En el caso de Pablo, el punto inicial había sido sorprendente, por su conversión extraordinaria. Lo que se plantea aquí, es la opción de mirar para atrás para ver el espacio recorrido ya, o mirar hacia adelante, al espacio que le separa de la meta. Según esta figura, lo que está detrás y que el cristiano debe olvidar, no es solo el pecado y el mundo, sino sus propias virtudes, su progresos reales, que podría estar tentado a contemplar con complacencia en sí mismo, mientras que olvidaría sus faltas y sus miserias. Dios tiene delante de él, en el final de esta carrera el premio glorioso de la vocación en Cristo Jesús. Llegar a él, tomarle, debe ser nuestro único pensamiento, su único asunto.

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