Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 85 - Domingo 30 de Julio del 2000.

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 542, 2000 Rosario.

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¿Perfección o perfeccionismo?: Los perfeccionistas son imperfectos

 

Un escritor contemporáneo dice que el perfeccionismo tendría que llamarse "el síntoma del vampiro". ¿Por qué?.... Porque el vampiro es un animal "chupa sangre", más o menos legendario, que agota a sus víctimas y les causa toda clase de trastornos (por ejemplo, entre otras cosas, depresión, espanto, insomnio). El perfeccionismo produce efectos parecidos. No es que el "perfeccionista" hace las cosas perfectamente, sino que siempre intenta que todo, completamente todo, alcance la más absoluta perfección. Nunca está satisfecho con lo que él hace ni con lo que hacen los demás. Por eso, para una persona "perfeccionista", nada que haga usted o cualquiera está bien hecho. El "perfeccionista" está siempre descontento, no tiene la alegría de vivir, confía neciamente en su propio criterio (Proverbios 28:26), se acusa a si mismo y acusa a los demás. En resumen, el "perfeccionista" es un amargado, con carácter destructivo y exigente. Su "perfeccionismo" le "chupa la sangre", y él no vive ni deja vivir.

¿Cuál es la diferencia entre "perfeccionismo" y "procurar lo mejor"?. ¿No debo esforzarme para lograr lo mejor?. Son buenas preguntas; pero el perfeccionismo tiene muy poco que ver con el logro de "lo mejor". El perfeccionismo implica una autoconfianza carente de la gracia de Dios. Es un intento irreal de vivir por encima de las criticas. En realidad, debemos comprender que el perfeccionismo es lo opuesto a lo mejor. Todo perfeccionista censura a los demás por sus fracasos, sean reales o imaginarios. Cuando una persona normal comete un error mientras procura lo mejor, dicha persona normal dice: "Puedo aprender de este error". Pero el perfeccionista no tolera, no perdona. Le gusta que la gente admire su "perfeccionismo", que la gente oiga sus críticas, que noten su "virtud" de señalar las faltas de los demás, aunque se indigna cuando lo acusan a él.

* La obsesión perfeccionista daña las relaciones afectivas y crea problemas en la familia. En 2 Corintios 12:9 (leer) podemos notar que Dios conoce nuestras imperfecciones físicas o, como lo demuestra el resto del capítulo, nuestras imperfecciones de cualquier naturaleza. Para que Pablo no se exaltase desmedidamente ni se enalteciera indebidamente (imperfección emocional o espiritual), Dios permitió que Pablo sufriese una imperfección física (aguijón en la carne) y le dijo: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad".

* El perfeccionista dice: "Estoy tan seguro que puedo hacer esto bien, que no necesito a nadie más, ni tampoco a Dios". Comparar Proverbios 28:26. El rico necio creía lo mismo (Lucas 12:19). No puso su fe en Dios sino en lo que él había sido capaz de obtener. Logró lo que todos los perfeccionistas ansían: una aparente independencia, sin la gracia de Dios. Esta fue la propuesta que la serpiente del Edén le hizo a Eva: Podrían ser perfectos "como Dios" (Génesis 3:4-5), sin necesidad de Dios.

El perfeccionista es un amargado y, como tal, sus actitudes producen frutos amargos.

Lo cierto es que el propio perfeccionista es un personaje negativo, depresivo, que no puede vivir consigo mismo ni con los demás. Cuando quiere "elogiar" a alguien, siempre incluye alguna expresión típica de su amargura. Por ejemplo dice: "Eso casi lo hiciste bien", de modo que el otro se sienta frustrado. ¡Claro que el perfeccionista lo hace, según piensa, "para que el otro no se enorgullezca"! Solo el perfeccionista cree tener "derecho" a enorgullecerse por su "virtud" de denunciar las imperfecciones ajenas, y a suponer que puede justificar su conducta con forzadas interpretaciones de pasajes bíblicos.

Por supuesto, el "perfeccionismo" es un pecado, aunque a veces nos cueste creerlo.

 

¿Qué tiene que ver esto con la exhortación a ser perfectos?.... Jesús dijo: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto" (Mateo 5:48). Pero la perfección a que se refiere el Señor no es fruto del "perfeccionismo", sino de la gracia de Dios a través de Cristo. Esa perfección no se alcanza por méritos religiosos (Hebreos 7:11), sino que es una posición espiritual - ante los ojos de Dios - lograda para nosotros por el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo (Hebreos 10:12-14).

Según Filipenses 3:12-14 (leer), todavía no tenemos la perfección absoluta, aunque somos "perfectos" en nuestro avance hacia la perfección que Jesús ganó para nosotros en la cruz.

Un niño recién nacido puede ser perfecto como bebé, pero al mismo tiempo avanza hacia la perfección, es decir hacia la madurez. No puede quedar indefinidamente en la condición de bebé. En la vida cristiana, la marcha rumbo a la perfección no se hace con actitudes y esfuerzos perfeccionistas humanos (o carnales), sino por la gracia de Dios.

 

Cuando somos perfeccionistas nos convertimos en nuestros propios enemigos.

 

La madurez tiene estas características:

 

a) Se lo que estoy haciendo bien.

b) Se lo que no estoy haciendo bien.

c) Acepto mis virtudes sin sentirme orgulloso.

d) Acepto mis debilidades sin sentirme avergonzado.

 

¡Ojo! "Debilidades" no es sinónimo de "pecados". ¿Qué características tengo? (Adap. de la Convención Bautista del Sur).

 


 

Pág 2 - 30-7-2000 - Lección 85 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 542 - Rosario, Santa Fe.

 

LECCION Nº 85 TEMA: "LA ADOPCION ESPIRITUAL" (6º Parte).

 

Pasaje Bíblico: Filipenses 1: 21-24, 2:5-11 y 3:12-14. Pasaje de Memoria: "Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo". Romanos 8:23

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (Filipenses 1:21-24, 2:5-11 y 3:12-14); LUNES (Efesios 4:1-16); MARTES (Salmos 138:1-8); MIERCOLES (Col 1:1-16); JUEVES (Hebreos 5:1-14); VIERNES (Romanos 6:1-13 ); SABADO (1 Corintios 9:1-27). Leamos con atención, reflexión y oración durante la semana, y vinculemos estas lecturas con la lección de hoy.

Orientación: hoy continuamos viendo en el libro de Filipenses, tres importantes opciones que allí se nos muestra. Ya vimos la primera opción, entre la responsabilidad y el descanso, y luego la segunda, que está en Filipenses 2:5-11, opción entre el servicio y el sacrificio, y la gloria del Señor. La tercera opción está en Filipenses 3:12-14, opción entre quedarnos detenidos por las contingencias pasadas o proseguir el llamamiento. Es luchar con la tendencia natural al estancamiento. En la vida cristiana o avanzamos o retrocedemos, no hay otra cosa en el medio. El apóstol Pablo, representa el combate de la fe, bajo la figura de una carrera, tal cual tenía lugar entre los antiguos. En especial en las ciudades de Grecia, donde había deportistas acabados, recordemos que los juegos olímpicos nacieron allí. El premio era una corona que tenía que llevar el vencedor. Esta ilustración es usada en otras partes de la Escritura: 2 Timoteo 2:5, 4:8, 1 Cor 9:24. En este último pasaje, hace notar que el que recibe el premio es uno solo (muchos llamados pero pocos los escogidos, Mt 7:13). De ahí la necesidad de imitar a estos combatientes, que se abstenían de todo lo que podía hacer su cuerpo pesado o débil y así retardar su carrera. En ella, el atleta tiene una meta clara delante de él, por la que sacrifica todo.

Desarrollo: Pablo confiesa humildemente que para él la vida cristiana es aún un combate, y lo será hasta el fin. Por eso señala en el v. 14 la meta y el premio, por lo que entiende la perfección (v.12). El verso 12, declara que no es perfecto, y el 15 dice todos los perfectos. ¿Cómo lo entendemos? Veamos un ejemplo. Un bebé al nacer es perfecto, pero no lo es porque le falta hablar, caminar escribir, etc, pero de alguna manera avanza a la perfección, si no se queda bebé. ¿Qué es lo perfecto? Es lo imperfecto que avanza a la perfección, y avanza continuamente porque se somete a la ley de Dios.

El punto de partida de esta carrera que pone por ejemplo Pablo, es ser escogido o asido por Cristo. Es necesario, que quien ordena la carrera, llame a los que van a participar en ella, les asigne un lugar, de donde se lanzarán a la meta. En el caso de Pablo, el punto inicial había sido sorprendente, por su conversión extraordinaria. Lo que se plantea aquí, es la opción de mirar para atrás para ver el espacio recorrido ya, o mirar hacia adelante, al espacio que le separa de la meta. Según esta figura, lo que está detrás (incluye la infancia espiritual) y que el cristiano debe olvidar, no es solo el pecado y el mundo, sino sus propias virtudes, su progresos reales, que podría estar tentado a contemplar con complacencia en sí mismo, mientras que olvidaría sus faltas y sus miserias. Dios tiene delante de él, en el final de esta carrera el premio glorioso de la vocación en Cristo Jesús. Llegar a él, tomarle, debe ser nuestro único pensamiento, nuestro único asunto. El punto de culminación de esta carrera solo se obtiene en el día de nuestra resurrección (lo enfatiza en el verso 11).

Pablo tenía delante la opción de quedarse detenido o proseguir con su llamamiento. El pasado o las cosas que nos sucedieron en él pueden ser un lastre o contrapeso capaz de arruinar nuestra carrera cristiana. Hay un autor cristiano, que refiriéndose a este asunto, lo llama contemplar el futuro con los ojos de la nuca. Contemplar el futuro con los ojos de la nuca es vivir mirando el pasado. Es quedarse absorbido por la gloria o las angustias que en él existió.

Mirar el futuro con la nuca es no evaluar nuestra situación personal, familiar, congregacional y en la sociedad. Mirar el futuro con la nuca, es estar contento o atrapado en el presente por pensar demasiado en el pasado. Quedarse satisfecho en el presente es no tener visión. Sin visión, nadie siente la necesidad de evaluar lo que hace, ni se siente incómodo con sus logros. Sin evaluación no es posible la planificación. Sin planificación es imposible proyectarse y sin proyección usted vivirá sin cumplir el propósito maravilloso por el cual Dios lo dejó en este mundo. Aunque usted anhele con todo su corazón alcanzar grandes metas, es imposible lograrlas sin oración y acción. Aunque todo el mundo le desee lo mejor, y la más grande prosperidad, por si solo esto nunca se realizará.

Filipenses 3:14 nos dice: "prosigo a la meta...". En Pablo había un propósito, como lo debe haber en todo creyente. La voluntad de Dios para los creyentes es que crezcamos, es decir la madurez espiritual. ¿Por qué debemos crecer? Dialogar entre todos y tener en cuenta lo que Dios dice en Efesios 4:14-15. Quedarnos detenidos y satisfechos, en realidad es retroceder y quedar insatisfechos, por eso debemos proseguir con nuestro llamamiento. ¿Por qué hay que crecer? Para parecernos a Cristo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Romanos 8:29). Todos los hijos adoptivos de Dios tenemos un prototipo, un modelo de excelencia hacia el cual vamos, Jesús.

Si optamos por seguir adelante hacia la meta, tenemos que erradicar algunas ideas equivocadas sobre la madurez espiritual, que Rick Warren llama mitos. Veamos algunos de ellos:

 

1) Luego de la conversión, el crecimiento espiritual es automático. En muchos lugares no hay un plan para los creyentes nuevos, es dejado al azar, confiando en que madurarán si asisten a las reuniones. Esto no es verdad. Hay iglesias donde hay personas que asisten por años y son bebés. Una cosa es un miembro estable y otra un miembro maduro.

¿El crecimiento espiritual se produce por el paso del tiempo? ¿Qué nos dice Hebreos 5:12? Dialogar. La verdad es: que el crecimiento espiritual es intencional, requiere compromiso y esfuerzo. Una vida cristiana crece de la misma forma que lo hace una iglesia, comprometiéndose con el Gran Mandamiento (Marcos 12:30) y la Gran Comisión (Mateo 28).

2) El crecimiento espiritual es místico y reservado para unos "pocos". Cuando hablamos de "espiritualidad", algunos imaginan a alguien con una túnica blanca, sentado en posición de yoga, quemando incienso con los ojos cerrados y emitiendo el sonido "ommmmm". ¿Será así? No hay cristianos de primera clase y de segunda clase, todos hemos sido hechos del mismo material, y los recursos de la gracia divina están disponibles para todos.

3) La madurez espiritual puede ser instantánea, si encontramos la "llave" correcta. Muchos hermanos buscan una experiencia, un libro, un casete, una conferencia o un avivamiento que instantáneamente los transformen y conviertan en cristianos maduros. ¿Cuál es la verdad? La madurez es un proceso que lleva tiempo. Cuando Josué conquistó la tierra, fue "poco a poco" (Dt 7:22). Para llegar a la meta, no hay atajos. Algunos libros cristianos de hoy, crean sin querer una falsa ilusión, que siguiendo ciertos pasos, conociendo ciertas claves tendremos la "receta mágica" de la madurez. Seguiremos ....

Pasaje de memoria para el domingo próximo: Salmo 138:8.

 

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