Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 90 - Domingo 3 de Setiembre del 2000.

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 542, 2000 Rosario.

Teléfono 4380824 - Registro de Cultos Nº 672, Secretaría de Culto de la Presidencia de la Nación Argentina.

Internet: www.oocities.org/iebcentro - E-mail: iebcentro@oocities.com

 


¿Sabemos escuchar?

 

 

El arte de escuchar es la habilidad más descuidada en la comunicación humana. La gran mayoría de las personas, hemos recibido instrucción en las artes de leer, escribir y hablar, y son pocos los que han recibido instrucción formal en el arte de escuchar. En nuestro trabajo del ministerio cristiano hay que invertir grandes proporciones de nuestro tiempo para escuchar a otros, ¿lo hacemos? Durante las horas en que nos encontramos despiertos, empleamos siete de cada diez minutos en alguna actividad de comunicación. De estos siete minutos (o sea el 70% del tiempo que estamos despiertos), el 10% lo empleamos en escribir, el 15% en leer, el 30% en hablar y el 45% en escuchar.

Mucha gente no sabe o no se da cuenta que su habilidad de escuchar está "averiada", y por eso no ven necesidad alguna de "componerla". En consecuencia, estas personas no dan ni un paso para mejorar.

Los invito a hacer un ejercicio, donde veremos seis cortas aseveraciones y debemos responder cual es correcta y cual es falsa. Al final del ejercicio, daremos las respuestas correctas.

 

Afirmaciones Verdadero Falso

 

1) Escuchar no es mi problema.

 

2) Oír y escuchar no son la misma cosa.

 

3) Los buenos lectores son buenos oyentes.

 

4) Las personas más inteligentes son mejores escuchas.

 

5) La capacidad para escuchar no mejora con la edad.

 

6) La habilidad para escuchar es difícil de aprender.

 

1) Es falso. Por lo general creemos que somos mejores oyentes que los que nos rodean. Creemos que el problema de escuchar no es nuestro, sino de quienes nos rodean, compañeros de trabajo, familiares y amigos. Para probar esto, un especialista en comunicación pide a sus alumnos que se evalúen a sí mismos como oyentes. En una escala donde el 10 es el nivel más alto y el 1 el más bajo. El promedio sale alrededor de 7,5. Luego se le pide a la misma gente que evalúe la capacidad de escuchar de sus compañeros de clase. El resultado ha sido 4,1 como promedio. En otros palabras, creen que hay un problema para escuchar, pero este problema reside en los demás. Las personas a nuestro alrededor creen que nosotros tenemos más problemas que ellos para escuchar con eficacia. Esto nos indica que escuchar es nuestro problema.

2) Es verdadero. Poder oír bien, no hace que una persona escuche bien, ya que muchos poseen un oído muy bueno y no saben escuchar bien. Quien sabe escuchar, no oye simplemente las palabras, sino que se enfoca sobre su significado. Si yo digo algo, y es entendido lo que quiero decir, tenemos una transferencia eficaz de significado. Oír denota la recepción del sonido, escuchar es la adición del significado del sonido. Oír es pasivo, escuchar es algo activo. Entender la diferencia entre oír y escuchar es un importante prerequisito para escuchar con eficacia.

3) Es falso. Se han hecho pruebas con ciertas preguntas que se contestan correctamente con más frecuencia por aquellos que las leyeron en el papel y otras preguntas que fueron contestados correctamente con más frecuencia por aquellos que escucharon la presentación verbal. Algunas personas resultan ser más eficaces en un caso y otros en otro, y esto demuestra que los buenos lectores, no son necesariamente buenos oyentes.

4) Es falso. Es obvio que la inteligencia desempeña un gran papel en la capacidad de las personas para escuchar. Pero no siempre está presente la voluntad de escuchar. Se han hecho pruebas con diversos grupos de estudiantes con distintos grados de cociente intelectual y los resultados indicaron que no necesariamente las personas inteligentes son las mejores escuchas.

5) Es verdadero. En los primeros años de vida la habilidad de escuchar mejora. Pero con el tiempo agregamos nuestros malos hábitos de escuchar. Aprendemos a no escuchar, por ejemplo un padre le dice a un hijo: "andá a la escuela con un abrigo". El chico no quiere ponerse el abrigo y así aprende a no escuchar. Cuando un maestro reitera una tarea, esa conducta refuerza en el alumno el hábito de no escuchar, ya que se les da muchas oportunidades para recibir información. Igual ocurre con los avisos durante los cultos de una iglesia, después que se dan, la mayoría ni se acuerda. Otro ejemplo lo tenemos en la repetición de anuncios en radio y TV, no ponemos atención cuidadosa y entonces no escuchamos. Otras veces al tratar de elaborar una respuesta, dejamos de comprender las palabras de la persona que habla. Hubo un sabio que dijo que por haber sido creados con dos orejas y una boca, debemos escuchar el doble de lo que hablamos.

6) Es falso. La capacidad en realidad no es del todo difícil y el progreso inicial es rápido. Pero para practicar se requiere una labor rigurosa. También se necesita tiempo y práctica toda la vida para realmente ser eficientes en este empeño. Pero el esfuerzo vale la pena hacerlo. (adaptado del Doctor Kline).

 


 

Pág 2 - 3-9-2000 - Lección 90 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 542 - Rosario, Santa Fe.

 

LECCION Nº 90 TEMA: "LOS DIACONOS" (4º Parte).

 

Pasaje Bíblico: Hechos 6:1-7.

Pasaje de Memoria: "Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo". 1 Timoteo 3:11.

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (Hechos 6:1-7); LUNES (Hebreos 13:1-25); MARTES (Santiago 1:1-27); MIERCOLES (Santiago 2:1-26); JUEVES (Santiago 3:1-18 ); VIERNES (Santiago 4:1-17 ); SABADO (Santiago 5:1-20). Leamos con atención y oración durante la semana, y vinculemos estas lecturas con la lección de hoy.

Orientación: hoy continuamos con la serie de lecciones acerca de los diáconos, ya que en pronto tiempo nuestra iglesia deberá elegir a aquellos hermanos que se desempeñarán como tales en nuestro medio.

Es un serio error creer que una persona o grupo de personas puede ejercer el gobierno de una iglesia bautista. El pastor y los pastores asociados (si hubiera), o un equipo pastoral no gobiernan. Los diáconos no gobiernan.

Desarrollo: una de las preguntas que trataremos de resolver hoy es ¿cómo elegiremos a los diáconos? Muchos hermanos provienen de distintas congregaciones y con diferentes maneras de elegir a los diáconos. Veamos algunas maneras y pidamos a Dios sabiduría para escoger la más adecuada para nuestra iglesia. Veamos:

 

1) Dado que los diáconos deben cumplir con los requisitos bíblicos, y considerando que no es conveniente que la congregación proponga nombres en la asamblea, una forma de que todos participen en la propuesta, es repartir a todos los miembros un cupón con espacios para completar hasta el doble de la cantidad de diáconos que quiere tener la iglesia (una idea del pastor es que por ahora haya 4). Al pie del mismo, un lugar destinado a colocar el nombre de cada miembro, troquelado para que los responsables de entregar el cupón corten en el momento de la entrega. De este modo, se asegura que todos o la mayor cantidad de hermanos reciba este formulario, que devolverá una o dos semanas después, según se establezca. Una vez devueltos los cupones, ahora anónimos si se prefiere, la comisión que propondrá los candidatos a la asamblea, confeccionará la lista total de hermanos propuestos y analizando cada uno, resultará una lista reducida (por lo menos el doble de los necesarios) que informará a la asamblea para su elección.

 

2) La utilizada en nuestra iglesia madre. Los mismos diáconos y el pastor, en privado, buscan en oración los posibles candidatos, que luego de analizar cada caso y consultando a los posibles postulantes, son propuestos en la asamblea, siempre llevando una lista que es el doble de los lugares a cubrir. La razón de no hacerlo directamente en la asamblea, es que puede haber razones de testimonio que impiden que alguien pueda ser candidato para diácono y que el pastor esté imposibilitado de mencionarlo en la asamblea donde están todos los miembros.

 

3) La nominación directa. Es la que se realiza en la asamblea. Se proponen los nombres de los candidatos entre los presentes y luego se los elige por medio del voto (preferentemente secreto) y se consagran los más votados hasta completar el número necesario. Ventajas: es directo y rápido y evita los candidatos "recomendados". Desventajas: se pueden designar a quienes no están capacitados, se puede aceptar por emoción, sin reflexión.

 

Requisitos prácticos:

 

a) Edad mínima: si bien la edad física no es sinónimo de madurez espiritual, necesita tener un mínimo de experiencia en el trato personal. Cuando tenga diferencias de opinión con otros hermanos, no debe transformar el hecho en un vicioso combate verbal. Alguien puede tener una edad respetable (biológica), y tener un temperamento irascible, desconsiderado, rudo, o cruel. Estos hechos lo incapacitan para actuar en el diaconado. Una persona madura debe ser capaz de ceder en asuntos no esenciales. El diácono debe evitar entrar en argumentos, disputas, controversias y rivalidades. Cuando se considere a un candidato hay que preguntarse: ¿Trata él o ella de mantener su opinión ante objeciones razonables? ¿La persona que quiero proponer, está tan llena de emociones cuando encuentra oposición, expresándose con rabia o de una manera intimidante? Tampoco reúne las condiciones de madurez, alguien que exhibe un deseo insensible de que las cosas se hagan a su manera a pesar de los hechos, circunstancias, y las necesidades o sentimientos de las personas (1 Cor 13:5).

b) Años de miembro de la iglesia: es imprescindible el conocimiento de los hermanos de la congregación para poder servirles, también conocer las metas de la iglesia y su forma de trabajo. En el caso de nuestra iglesia celular, debe ser de ayuda al pastor y no presentar dificultades para que éste desarrolle su trabajo.

c) Debe ser un sabio mayordomo: el diácono es maestro de vida más que de conceptos. Debe ser generoso en sus ofrendas y a la vez enseñar a otros. Los mejores maestros son aquellos que se ven a sí mismos como comunicadores de la verdad, no los originadores de ella. El diácono debe ser equilibrado en su manera de vivir, sin llegar a extremos destructivos (en cuanto a lo físico, sicológico y espiritual).

d) Participación regular en la vida de la iglesia: esto significa que deseará y se esforzará en participar en las distintas actividades de la iglesia como le sea posible. Primordialmente en cuanto a la oración, evangelismo, discipulado, adoración y estudio de la Biblia (participar de la Escuela Bíblica Dominical, para sí y para dar un sano ejemplo a los demás hermanos), estar en los núcleos semanales (si es que puede hacerlo). En forma directa, el desentendimiento de las actividades colectivas es demostración de desinterés por el bien espiritual propio y el de los demás.

 

Deberes de la iglesia hacia los diáconos: 1) Cada creyente debe estar dispuesto a exigirse a sí mismo, lo que está dispuesto a exigir a los diáconos. 2) Orar siempre por los diáconos que sirven, es demostración de cariño hacia quienes tienen más responsabilidades. 3) En la elección debe mediar mucha dependencia de la voluntad de Dios y evitar hacer diferencias. 4) Definir sus funciones y los límites correspondientes, para evitar malentendidos o intromisiones que generen dificultades. 5) Brindar apoyo y amor, necesarios para que la tarea del diácono sea motivo de que el nombre de Cristo sea glorificado. 6) Es responsabilidad del pastor, preparar y orientar a la congregación sobre el tema, antes de su elección para un mejor desempeño de su función. Cuando más preparados estén, más eficientes serán en su servicio.

 

Pasaje de memoria para el domingo próximo: 1 Pedro 5:6.

 

 

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