Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 138 - Domingo 5 de Agosto de 2001.

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 542, 2000 Rosario.

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Los Reality Shows o....como envenenar la mente del público

 

En nuestra revista "El Expositor Bautista" del mes de junio de 2.001, encontramos un interesante artículo de una moda que desnuda la decadencia de la TV, quien a su vez es fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos. El artículo pertenece a Eduardo Zóffoli, y deseamos copiar algunos de sus interesantes comentarios, ya que no todos los miembros pueden comprar esta mencionada revista.

Esta nueva moda de los "reality shows", no es de aquí, tiene su origen en otras tierras, precisamente del primer mundo (EEUU y Europa). Lo que estábamos acostumbrados a ver en nuestra televisión, revestía el carácter de pobrísimo, a través de estas innovaciones, todo se volvió deplorable.

El programa que inició esta nueva "moda" fue "Expedición Robinson", que tenía la idea de mostrar las posibilidades de supervivencia de diversas personas, que todos suponían elegidas al azar. Mucha gente siguió este programa, donde se veía la actuación de gente "mala" interesada por el dinero, y otra "altruista" que mostraba desinterés por lo material. Cuando culminó la "expedición", comenzó el peregrinaje de estos "ex-robinsons" por cuanto programa fuese posible. Ellos fueron presentados como verdaderos héroes, por la sola circunstancia de haber tenido que padecer "ciertas dificultades", que por otra parte ellos mismos habían elegido. Algunos confesaron haber actuado asumiendo posiciones ficticias para ganar el apoyo del público.

Pero todo empeoró con "Gran Hermano" (a propósito ¿quién es el Gran Hermano? ¿Será Satanás, como me dijo un cristiano..?) y "El Bar". Ahora no contentos con lo mostrado por el otro ciclo, le agregaron la aparición de figuras "transgresoras" como un transexual y un homosexual, obviamente para subir el rating.

El hermano sigue diciendo, que para poder escribir el artículo mencionado, tuvo que "tragarse" algún tiempo viendo como un conjunto de vagos, insolentes, irrespetuosos, inmorales se insultaban, se manoseaban, tenían relaciones sexuales frente a las cámaras y se la pasaban haciendo alianzas que duraban media hora, para después traicionarse descaradamente, con el objeto de complotar contra los demás y lograr que los expulsaran, y de esta forma ganar el premio de cien mil dólares. El 90% de estas escenas sucedían en el baño o en la cama de donde estaban alojados. Confieso que si bien frente al pecado que inunda nuestra sociedad, ya casi nada me asombra, no pude dejar de shoquearme con las imágenes y diálogos de la pantalla del televisor.

Uno de estos programas era mencionado como "la vida misma", para hacernos creer que esto que viven estos jóvenes es la más absoluta realidad. Digámoslo con todas las letras: así no vive toda la juventud argentina, como se nos pretende engañar. Prácticamente nada positivo puede extraerse al ver estos programas. Solo aflora lo peor del ser humano: la envidia, los celos, la contienda, la mentira, la traición, etc. Estoy convencido que dejarán sus secuelas -como siempre deja el pecado- , no solo en los participantes sino también en muchos de los televidentes.

Sumando a todo lo dicho, los presentadores de estos shows nos quieren envolver con lo que sucede allí, de tal manera que pensemos que las situaciones que están viviendo son serias y preocupantes, cuando la realidad de todos los días nos demuestra que las verdaderas dificultades están en la falta de trabajo, la situación económica, la corrupción, el ateísmo, etc. Mi esposa que es docente, me contaba que hace algunos días en el Colegio estaban buscando a unas niñas de los primeros grados de la primaria, y no las encontraban porque estaban "jugando" a Gran Hermano en el baño...Esto solo sintetiza hasta que punto mirar estos programas deforma la mente de los chicos.

La pregunta que nos surge es: ¿Qué hacer frente a esto que muestra la televisión? Con una medida preventiva, creo que todo padre de hijos pequeños debería prohibirlo en forma absoluta. Si los hijos son adolescentes, sería conveniente tratar de ver juntos, padres e hijos, cinco minutos de programa (no hace falta más) y explicar e indagar sobre los innumerables malos ejemplos que abundan, para que tomen conciencia de la basura que pretenden imponernos.

Gracias a Dios, pude observar como muchos jóvenes cristianos tenían una posición formada sobre estos programas, e instaban a otros a que no participaran de semejante absurdo.

La Biblia es muy clara al respecto: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad".

No caigamos en la trampa de creer que existe algún tipo de justicia cuando eliminan o no algún participante, porque además de estar, a mi entender todo prearmado, Dios no está presente en casi ningún espacio de nuestra televisión.
Debemos por lo tanto dar testimonio de cuál es la verdadera Vida, el Amor y el Camino; mostrar a los demás que la solidaridad es más importante que el dinero, que la honestidad trae más beneficios que la corrupción, que la lealtad es más admirable que la traición. Para ello, nada mejor que presentar el Evangelio, solo así podremos resolver esta trampa diabólica.

Dr Eduardo Zóffoli (nota publicada en "El Expositor Bautista").

 

NUESTRO PROPOSITO: GLORIFICAR A DIOS.

NUESTRO OBJETIVO: AYUDAR A CUMPLIR LA GRAN COMISION.

NUESTRO ENFASIS: EVANGELISMO CONSTANTE,

DISCIPULADO PERMANENTE,

Y VIDAS LLENAS DEL ESPIRITU SANTO.

NUESTRA ACCION: IR, ORAR, CONTRIBUIR.

 


 

Pág 2 - 5-08-2001 - Lección 138 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 542 - Rosario, Santa Fe.

 

LECCION Nº 138 TEMA: "La Autoridad Espiritual"(10º Parte) .

 

Pasaje Bíblico: Efesios 4:1-16.

Pasaje de Memoria: "Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo". Colosenses 1:12-13.

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (Efesios 4:1-16); LUNES (Efesios 4:17-32); MARTES (Colosenses 3:1-17); MIERCOLES (Gálatas 5:13-26); JUEVES (Gálatas 6:1-18); VIERNES (Romanos 12:1-21); SABADO (Romanos 13:1-14). Leamos cada pasaje bíblico aquí indicado con oración, pensando acerca de la iglesia como vanguardia del Reino de Dios.

Orientación: el tema para hoy, incluye materiales de la Iglesia de Arroyito del año 1.992, con aportes de Nee y S. Petrini. En nuestro encuentro anterior, decíamos que en la Iglesia no hay lugar para la carne, aunque siempre quiere estar presente. Sólo causamos problemas si hacemos las cosas a nuestro antojo (ver por ejemplo 3 Juan 9-10). La iglesia no sólo teme que no haya autoridad, sino también a la autoridad ilegítima.

Desarrollo: en la Iglesia, la sumisión a la autoridad debe ser absoluta. ¡Sin sumisión no puede haber Iglesia!. Igualmente, la actitud de temor y temblor en los que ejercen la autoridad delegada debe ser absoluta.

a. Dificultades: hay dos dificultades en la Iglesia: la falta de sumisión absoluta y la presencia de autoridad ilegítima. ¡Tenemos que aprender a no hablar irreflexivamente y a no dar opiniones en forma negligente! El ejemplo de Jesús fue de absoluta sujeción al Padre. Ver Juan 5:19: "No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre". Así mostró un modelo de sujeción que ya hemos visto en otras lecciones (ver Filipenses 2:8, Hebreos 5:8). Cuando en la Iglesia no hay obediencia, la vanguardia del Reino de Dios parece, más bien, el reino del hombre y de sus ambiciones personales.

Cuando hay un Reino debe haber un Rey, y para que el Rey sea Rey, su gobierno debe ser ejercido visiblemente

Solo si la afirmación anterior es cumplimentada, la Iglesia es la "Vanguardia del Reino de Dios". Si el pastor, el maestro o el líder, no se sujeta incondicionalmente a la autoridad divina, por sí mismo no tendrá autoridad genuina. Será una autoridad ilegítima, aunque tenga el aval total -o parcial- de la congregación. Pero si esos siervos se someten debidamente al Señor y a su Palabra, la autoridad delegada que ejercen ha de ser reconocida y obedecida por la congregación y muy especialmente por quienes dependen de ellos. Ver de nuevo los pasajes de Hebreos 13:17, Tito 2:15, 1 Timoteo 5:17, 1 Tesalonicenses 5:12-13. Conversar entre todos.

Una autoridad ilegítima a veces se ejerce de buena fe, por asumir con la mejor buena voluntad una función que no ha sido encomendada por el Señor. Podría ser que los resultados parezcan buenos, pero el requisito de Jesús es "que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca" (ver Juan 15:16). Este ministerio de buena voluntad, de buena fe, con gran empeño y voluntarismo, sin autoridad delegada por Dios, es solamente un esfuerzo en la carne (comparar 2 Corintios 5:16, y 10:3-5). Su aparentes éxitos se esfuman al cabo de los años. Es decir, no todos son como Diótrefes, cuya autoridad ilegítima se ejercía de mala fe. Por otra parte, hasta una persona que ejerce autoridad delegada puede errar y, excepcionalmente, actuar como autoridad ilegítima a raíz de impulsos de su carne (por ejemplo, Moisés en Números 20:7-12). En cambio, la autoridad legítima solo se ejerce bien cuando hay una estrecha sujeción a Cristo (Juan 15:1-17).

El cristiano que realmente se somete a la autoridad de Dios, jamás ambiciona ejercer autoridad sobre otros, y no se complace en dominar, sino en servirlos.

Esto podemos verlo en Marcos 10:42-45. No se siente juez de los demás, sino que actúa con humildad y reconocimiento de sus propias debilidades, y procura sujetarse a la autoridad delegada, en todas las circunstancias.

b. Requisitos: hay tres para ejercer la autoridad delegada, 1) Reconocer que toda autoridad viene del Señor (Romanos 13:1-2) y no de los propios méritos; 2) Negarse a si mismo. Dios nos llama a representar su autoridad; no a sustituirla (recordar Números 20:7-12); 3) Mantenerse en comunión constante con el Señor para entender correctamente la voluntad de Dios y no la nuestra (Juan 5:19,30). Se advierte un gran problema en algunos siervos de Dios: son demasiado audaces, o demasiado estrictos, o demasiado arrogantes. Y así se atreven a decir cosas que no han oído de Dios. En otras palabras, hay líderes que no son verdaderos representantes de la autoridad de Dios, sino voceros de su propia personalidad humana. Dialogar entre todos.

c. Reconocimiento: la autoridad delegada debe ser instituida por Dios y reconocida formalmente por la iglesia. Durante el reinado de Saúl, David fue ungido por el profeta Samuel como sucesor del trono. Dios había elegido a David como nuevo rey, a causa del fracaso de Saúl, pero David no se apresuró. Respetó la autoridad de Saúl, y esperó que se cumpliera el propósito de Dios, sin buscar el trono por si mismo. Cuando murió Saúl, el Señor le dijo a David que fuese a la pequeña e insignificante ciudad de Hebrón (2 Samuel 2), allí fue elegido rey por el pueblo de Dios y permaneció siete años, antes de ir a Jerusalén (idem 5:1-5). Su autoridad delegada tuvo, así, doble confirmación.

d. Conclusión: El centurión mencionado en Mateo 8:9, era un hombre que conocía la autoridad. Aceptaba la autoridad de quienes tenían derecho a darle órdenes; y ejercía autoridad sobre aquellos que debían obedecerle. Toda autoridad delegada debe ejercerse en absoluta sumisión a la autoridad de Dios. Para ser obedecido, hay que obedecer al Señor. El líder obediente a la autoridad de Dios, es el único que posee autoridad delegada. Por otro lado, la autoridad delegada exige una actitud de humildad y servicio. Comentar Juan 13:12-16. Con esta lección concluimos las lecciones sobre autoridad espiritual.

Pasaje de memoria para el domingo próximo: Juan 13:13-15.

 

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